Confesando a Jesús como Señor y glorificando a Dios

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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez
Confesando a Jesús como Señor y glorificando a Dios
Escritura: Escrituras Seleccionadas
Código: 1386
John MacArthur
Estamos estudiando el gran tema de crecimiento espiritual y realmente estamos estudiando
las claves para el crecimiento espiritual. ¿Cuáles son los ingredientes vitales en el proceso de
maduración espiritual? En nuestra primera lección la última vez, nos enfocamos en el
concepto de la gloria de Dios basado en nuestro estudio de 2 Corintios 3:18, en donde vemos
que conforme el creyente enfoca su vida y atención en la gloria de Dios, conforme hace eso,
será cambiado a la imagen misma del Señor de un nivel de gloria al siguiente por el Espíritu
Santo.
Ahora, el Espíritu Santo, entonces, es la energía en el crecimiento espiritual. El crecimiento
espiritual es volverse más y más como Cristo. Y lo que nos motiva, lo que nos empuja, lo da el
Espíritu de Dios conforme vemos la gloria del Señor, conforme enfocamos nuestra atención
en darle gloria a Dios; entonces somos llevados, impulsados en el proceso de la madurez
espiritual.
Y concluimos nuestro último estudio diciendo que queríamos compartir maneras muy
prácticas en las que podemos glorificar a Dios. Si glorificar a Dios es la clave maestra para el
crecimiento espiritual, ¿cuáles son las otras claves que constituyen a esa clave maestra?
En primer lugar, glorificamos a Dios al confesar a Jesús como Señor. Ahí es donde todo
comienza. Si mi vida debe enfocarse en glorificar a Dios, eso significa que inicialmente debo
enfocar mi atención el Señorío de Cristo. Ahora, ¿qué quiero decir con esto? Bueno,
Filipenses, capítulo 2 nos da la respuesta en los versículos 9 al 11. Después del gran pasaje
de la kenosis o la humillación de Cristo, hablando acerca de cómo Él se volvió hombre y tomó
forma de siervo y “estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
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obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Después, la Palabra de Dios dice esto: “Por lo
cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para
que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y
debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor.”
Ahora escuche, la humillación de Jesucristo fue un acto de obediencia al Padre. En respuesta
a esto, el Padre glorificó a Jesucristo y lo exaltó. Y después Él llama que todo en el universo
confiese que Jesucristo es Señor. Y después, da esta declaración de conclusión: “Para gloria
de Dios Padre.”
La razón, entonces, por la que debemos confesar a Jesús como Señor es porque glorifica a
Dios el Padre.
Ése es el principio básico de la salvación. Debemos confesar a Cristo como Señor, eso es
salvación, para la gloria de Dios. Creo que la mayoría de la gente cree que debemos ser
salvos por razones diferentes a la de la gloria de Dios. Si usted le preguntara a la persona
promedio por qué comparte a Jesucristo, por qué comunica su fe, probablemente le dirían que
no quieren que la gente vaya al infierno. Que quieren que eviten el castigo eterno. Esa es una
razón válida, pero no es la principal. La razón principal por la que la gente debe ser salva no
es para evitar el infierno.
Alguien más podría decir que presenta a Cristo por amor. ‘Porque el amor de Cristo me
constriñe. Porque Dios me ama y porque yo los amo y les hablo de Cristo.’ Y esa es una
razón válida, pero no es la principal. Y alguien podría decir que habla del Evangelio porque se
le manda a hacer eso. Se le manda a ir a todo el mundo y predicar el Evangelio, a hacer
discípulos, a enseñarles todas las cosas que Cristo les ha mandado.
Se me manda, o yo amo o yo quiero evitar que la gente se vaya al infierno. Y todas esas son
válidas y todas son razones bíblicas para el evangelismo. Pero no llegan al ápice. La razón
principal por la que debemos predicar el Evangelio, la razón principal por la que alguien debe
volverse un creyente es para la gloria de Dios. Y se reduce a esto. Vivir sin la salvación es
negar a Cristo; y negar a Cristo es la afrenta más grande que podemos cometer contra Dios.
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Es el pecado que es imperdonable. Si una persona continúa en incredulidad, ése es un
pecado imperdonable.
De hecho, ése es el principal pecado del hombre. Jesús dijo en Juan 16 que Él enviaría al
Espíritu Santo para convencer al mundo de pecado. ¿Qué pecado? “Porque no creen en Mí.”
El pecado más grande que un hombre puede cometer es el rehusarse a creer en Jesucristo.
¿Por qué? Porque eso quiere decir que Él no es Dios, que Él no es el Salvador, que Él no
debe ser adorado, que Él no debe ser Señor. Y decir eso es deshonrar al Padre.
En Juan capítulo 5, versículo 23, por ejemplo, Jesús dice de una manera tan incisiva en el
versículo 23: “Para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no
honra al Padre que le envió.” Usted no puede dar gloria a Dios a menos de que de gloria a Su
Hijo, quien es la plenitud de Su gloria. Entonces escuche, comenzamos entonces a dar gloria
a Dios cuando damos gloria a Cristo. ¿Y cómo hace usted eso? Al confesarlo como Señor y
eso simplemente significa salvación. Él no está hablando acerca de algún segundo acto.
Usted no dice que lo ha recibido como Salvador y después lo hará Señor. No, esas no son
dos cosas distintas. Cuando usted es salvo, usted confiesa a Cristo como Señor. Eso es
salvación. En Romanos 10:9 y 10 dice: “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el
corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”
En otras palabras, la salvación es cuestión de confesar el Señorío de Cristo: que Él es Dios,
que Él es soberano, que Él es Señor; y esa es una aplicación personal de esa realidad.
Alguien me preguntó no hace mucho tiempo atrás si era un salvacionista por Señorío. Y no
estaba seguro de lo que eso era. Pensé que supuestamente debías estar en una esquina y
tocar una trompeta o tocar un tambor si eras uno de esos. Pero es eso no es realmente lo que
él quiso decir. Salvacionista por Señorío, él quiso decir, es alguien que cree que usted debe
creer en Jesús como Señor para ser salvo. Él me preguntó si creía de esa manera. Yo le dije
que no conocía otra manera de aceptar a Cristo. Él es Señor y le acepto en Sus términos y no
en los míos. Y no redefino a Jesús como alguien menos de lo que es y lo tomo así. ‘¿Es el
señor?’ le dije a esa persona; y él dijo ‘sí’. Y yo dije entonces, ¿cómo lo toma usted? Usted
debe tomarlo como Él es. Si usted confiesa a Jesús como Señor es para la gloria de Dios.
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Ahora, dicho de una manera simple, nadie tiene la capacidad de ir más allá de eso en la
madurez espiritual. Nadie puede glorificar a Dios hasta que comience allí. Esa es la piedra
angular. Ahí comienza todo. Permítame dar un paso más hacia adelante para aquellos de
nosotros que somos cristianos. Yo creo que si Cristo es Señor en nuestras vidas, si lo hemos
recibido, si hemos nacido de nuevo y Él gobierna -y Él gobierna, por cierto, todas nuestras
vidas. Es sólo cuestión de si le obedecemos, no de si Él gobierna; y conforme Él gobierna en
nuestras vidas, debemos mantener en mente que la predicación del Evangelio es
primordialmente para que Él pueda gobernar en otras vidas para Su propia gloria. En otras
palabras, el gran pecado del hombre es vivir y no glorificar a Dios.
En Romanos, capítulo 1, Pablo dice que predicamos obediencia a las naciones por causa del
nombre. Él dice no predicamos el Evangelio por su causa, predicamos el Evangelio por Su
causa. En 3 Juan 7, él dice: salimos predicando por causa del nombre. Mismo pensamiento.
No por causa de ellos sino por causa de Él. Para que Él sea reconocido como Señor; ahí es
donde todo comienza.
Si usted no es cristiano, nunca ha confesado Cristo como Señor, no tiene capacidad dentro de
usted de vivir para Su gloria. Es una imposibilidad absoluta. No puede ser hecho porque ahí
comienza todo. Usted no puede decir ‘niego a Cristo, Él no es mi Salvador, Él no es mi Señor’
y después procede a tratar de crecer espiritualmente o procede a tratar de los de glorificar a
Dios de otra manera. Usted está dando una bofetada a Dios en el punto más vital. Si usted
deshonra al Hijo, deshonra el Padre.
Entonces, glorificar a Dios comienza como Pablo dijo en Filipenses 2, confesando a Jesús
como Señor para la gloria del Padre. Y entonces, decimos que la salvación es un comienzo
necesario para el crecimiento espiritual. El hecho es que usted no puede crecer hasta que
nace.
Ahora, segunda verdad. La segunda cosa que quiero compartir con usted en línea con este
pensamiento es ésta. Nosotros glorificamos a Dios en primer lugar al confesar a Jesús como
Señor y en segundo lugar al apuntar nuestras vidas para obedecer Su Señorío. En segundo
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lugar, al apuntar nuestras vidas para obedecer Su Señorío. Cuando permitimos que Dios nos
vista con la túnica púrpura de Su justicia, Él es glorificado. Cuando abrimos nuestros
corazones y recibimos al Hijo, Él es glorificado. Cuando Su Espíritu establece Su residencia
en nuestras vidas, Él es glorificado. Cuando llamamos a Jesús Señor, Él es glorificado. Pero
entonces, hay un segundo corolario. Habiendo recibido al Señor, debemos responder a Su
Señorío.
El versículo clave que quiero que entienda -y esto es 1 Corintios 10:31- es este: “Si, pues,
coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.” Ahora, usted ha
confesado a Jesús como Señor para la gloria de Dios. Ahora todo lo que haga, coma o beba y por cierto comer y beber es simplemente simbólico de las funciones más insignificantes,
mundanas de la vida. Inclusive algo tan mínimo, tan rutinario, tan común, tan constante como
comer y beber debe tener como enfoque la gloria de Dios. Y entonces, eso realmente nos da
la plataforma para retroceder y hacer unos cuantos mensajes en cómo comer para la gloria de
Dios y cómo beber para la gloria de Dios, porque comienza inclusive al nivel más
insignificante, más elemental de la vida, las cosas rutinarias y asciende a partir de ahí. No
importa lo que usted haga, hágalo todo para la gloria de Dios. La idea, entonces, es que eso
se convierte en una actitud que abarca todo, sin importar lo que yo haga es para la gloria de
Dios donde debe estar mi enfoque.
Ahora ciertamente éste es el modo en el que Jesús vivió. En Juan capítulo 8, versículo 50,
Jesús dice esto: “Pero Yo no busco Mi gloria; hay quien la busca, y juzga.” De regreso en el
versículo 49: “Honro a Mi Padre.” Jesús dice que está ahí por una razón, ‘no para Mi gloria
sino para Su gloria’. Y eso realmente es lo que estamos diciendo. Usted va a crecer
espiritualmente. Usted va a enfocarse en Su gloria cuando eso se convierta en el elemento
que absorbe su vida.
Ahora, ¿qué busca hacer un hipócrita? ¿Que buscan hacer los hombres? Oh, ellos buscan
robar la gloria de Dios y en lugar de eso, sustituirla por la suya. A modo de ilustración, en
Mateo capítulo 6, encontramos en el versículo 1 que el Señor dice: “Guardaos de hacer
vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis
recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.” En otras palabras, si usted está
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tratando de presentar una producción para que todos piensen que usted es espiritual, usted
no va a ser recompensado. “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de
ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los
hombres.”
Lo que siempre estorba el glorificar a Dios es que busquemos gloria de los hombres. Eso es lo
que acabamos de leer, ¿no es cierto? En el Antiguo Testamento, donde Jeremías dice “no
sean orgullosos, den gloria Dios.” Entonces, si voy a apuntar mi vida hacia esto, si voy a
someterme en obediencia al Señorío de Cristo, va a haber una actitud de humildad. Habrá
muerte del orgullo. Debemos estar conscientes de la adoración personal. Siempre debemos
de manera única apuntar a la gloria de Dios.
Ahora, ¿qué significa eso? Decir que me someto en obediencia a Su Señorío, decir que
apunto mi vida a eso, decir que coma o beba o lo que haga, hago todo para la gloria de Dios,
¿qué significa exactamente eso? Bueno, permítame decirlo de este modo; y simplemente le
daré algunos puntos aquí. En primer lugar, significa que le dará la gloria a Dios sin importar el
costo; sin importar el costo. No importa cuál sea el costo. Ahora esa es una declaración
bastante pesada, pero eso es en esencia lo que significa someterse a Su Señorío, apuntar su
vida a Su gloria. Usted lo va a glorificar sin importar lo que cueste.
En Juan capítulo 12, versículo 27, Jesús dice esto: “Ahora está turbada Mi alma; ¿y qué diré?
¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora.” ¿Cuál debe ser mi
oración conforme pero la Cruz? ¿Padre, líbrame? Para esta hora es que vine. “Padre, glorifica
Tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: ‘Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez’.” Él
humanamente dice que le gustaría salir de eso. Que es un precio increíble que pagar: dolor,
angustia, cargar el pecado. Pero Padre, glorifica Tu nombre sin importar lo que me cueste.
¿Lo ve? Eso es lo que significa.
Conforme usted vive su vida satisfecho con hacer la voluntad de Dios sin importar el costo,
satisfecho con glorificarlo sin importar el precio, usted estará cumpliendo ese segundo gran
principio del crecimiento espiritual, esa segunda gran clave. Usted estará abriéndo esa área
de obediencia a Su Señorío.
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Permítame darle otra ilustración al pedirle que pase al libro de Juan, Juan capítulo 21. Y aquí
encontramos esta situación con el apóstol Pedro. Regresaremos a este mismo incidente en
nuestra historia porque ilustra varias grandes verdades de crecimiento espiritual. Pedro ha
sido marcado por Dios desde antes de la fundación del mundo para cumplir funciones muy
importantes. Pedro será la clave para los primeros 12 capítulos del libro de Hechos. Él es la
clave de la predicación apostólica de la cruz conforme la Iglesia nace en Jerusalén y se
extiende al mundo. Entonces, él será un líder móvil, dinámico y dotado. Y entonces, es muy
importante que él sea arraigado, establecido, colocado en el lugar que debe estar para la
tarea para la cual Dios lo ha llamado.
Pero desafortunadamente, Pedro es un poco inestable, diciéndolo de una manera
contemporánea, y es muy difícil para Pedro hacer ese compromiso. Él tiene todo tipo de
palabras. Simplemente no cumple. Cada vez que se le dio una prueba, reprobó. Si hubiera
sido un alumno del seminario, ya habría sido dado de baja. Sin embargo, el Señor sabe que él
es un hombre muy necesario. Y entonces, aunque Él ha ayudado a Pedro en el pasado, ha
tomado el tiempo para mostrarle Su poder, caminar sobre agua, él lo alimentó al punto de
alimentar a los 5000, estuvo ahí en la transfiguración, escuchó su gran confesión y realmente
salió de su propia boca, pero del corazón de Dios “Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente.”
Pedro estado en algunas aventuras tremendas con Cristo, en donde ha visto destellos de
poder, inclusive en el huerto conforme vinieron los soldados; y cuando Jesús habló, todos se
cayeron hacia atrás como fichas de dominó. Digo, Pedro ha visto algunas cosas grandes. Y lo
que es sorprendente es que hasta ha visto a Cristo resucitado en el aposento alto. Y ya para
este momento en Juan 21, él tuvo una audiencia personal con el Cristo resucitado.
Y sin embargo, a pesar de todo eso, él todavía es inestable. Creo que todavía se sentía
inadecuado. Que no podía. Y creo que se veía a sí mismo y decía Pedro, cada vez que has
tomado una prueba, has fallado. ¿Quién dice que ahora podrás pasar una? Y Jesús dice que
valga a Galilea y que vaya a un monte y espere.
Bueno, Pedro está ahí en el capítulo 21 pero está un poco inquieto, no va a poder sentarse y
esperar por mucho tiempo más. Para comenzar era un hombre hiperactivo, por lo cual era
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algo difícil para él sentarse y esperar. Y él estaba esperando y esperando y esperando y
Cristo no había aparecido y entonces, finalmente dice en el versículo 3 que va a ir a pescar.
Que va a volver a hacer lo que solía hacer. Que nunca creyó en sí mismo para este ministerio
de todos modos. Que de todos modos ha fallado en toda oportunidad de ministerio que se le
ha otorgado. Que hay algo que puede hacer; y eso es pescar. Y regresará. Y era un líder y,
por supuesto, entonces los otros seis hombres, como un grupo de patos de hule, que también
vinieron por el mismo monte dijeron que iban con él. Y todo se metieron en una barca y Pedro
era el líder. Ése es el punto. Dios quería usarlo.
Y lo que sucedió en el versículo 3 es que “entraron en una barca”, dice en el griego, lo cual
puede indicar que regresaron y tomaran la misma barca de Pedro. Él estaba regresando a su
antigua profesión y ellos iban con él. Eran todos sus compañeros de pesca. Pero si había algo
que no podían hacer era pescar, porque el Señor había cambiado la ruta de todo pez en el
mar de Galilea para que no pudieran atraparlos; y así entendieran lo que Él les quería
enseñar.
Entonces, ellos pescaron toda la noche y no pescaron nada. El Señor apareció en la mañana.
Él tuvo una confrontación con Pedro, revisó su amor, entraremos a ese texto más adelante. Y
entonces después, cuando Pedro le dijo a Él tres veces que lo amaba, Él regresa con esto en
el versículo 18: “De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde
querías.” Ahora detengámonos.
Pedro, tú hiciste lo que quisiste. Has determinado lo que ibas a hacer, te ceñiste a ti mismo y
fuiste donde querías ir. “Ceñirte a ti mismo” era una descripción de preparación para un viaje.
Cuando tú querías hacer lo que tú querías hacer, lo hiciste. “Mas cuando ya seas viejo,
extenderás tus manos,” y esa misma frase es utilizada en la literatura extra bíblica para hablar
de una crucifixión. “Extenderás tus manos y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.”
Versículo 19, ahora observe esto: “Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de
glorificar a Dios.”
Ahora observe esto. Pedro llegaría al punto en su vida en el que glorificaría a Dios al morir.
¿Cómo? Porque él estaría dispuesto a pagar cualquier precio antes de negar la voluntad de
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Dios, inclusive la muerte. Ahora, esas eran noticias para Pedro, porque casi cada vez que
enfrentaba la muerte, él negaba su testimonio. En una ocasión, cuando lo confrontaron con el
hecho de que él era un seguidor de Jesucristo, él maldijo y tomó el nombre de Dios en vano y
juró que no era e hizo un juramento que nunca guardó. Entonces, estas son noticias para
Pedro. Pero lo que el Señor está diciendo es esto: ‘Pedro, vendrá un día en el que morirás por
mí y al morir, me glorificarás. ¿Por qué? Porque esa será Mi voluntad y estarás satisfecho con
morir por Mi causa.’
Y ese es el modo que fue con Pablo, “porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.
Si vivo, vivo para el Señor y si muero, muero para el Señor. Entonces, viva o muera estoy en
el Señor. Soy del Señor. ¿Y cuál es la diferencia? Soy del Señor.” Como puede ver, apuntar
mi vida para la gloria de Dios ahora que soy cristiano, enfocarme en hacer lo que hago, sea
comer o beber para la gloria de Dios, significa que si tiene que ser muerte por Su causa, que
así sea, que así sea.
Pienso en la historia tremenda de los misioneros a lo largo de historia de las misiones
cristianas, historia, tras historia, tras historia volviéndose en una historia compuesta de
personas dispuestas a morir por Cristo. Pienso en Hebreos, capítulo 11, los héroes de la fe
que son enlistados ahí que murieron esperando la gloria y la resurrección de la cual este
mundo no era digno. No hubo un precio demasiado alto para ellos. Pienso en Latimer and
Ridley quienes ardieron en la estaca por su fe, cantando alabanzas a Jesucristo. Pienso en
Savonarola, el gran predicador en Italia, quien había predicado el Evangelio de Jesucristo y el
sistema lo tomó y lo quemó en la estaca. Una y otra vez a lo largo de la historia ha habido
aquellos que estaban dispuestos a hacer lo que sea por causa de Cristo.
Y siempre regreso a la historia de John Paton, el gran misionero que fue a las Nuevas
Hébridas. Él se graduó y fue enviado a las Nuevas Hébridas junto con tu esposa. Y allí sólo
había caníbales que comían hombres. Y ellos llegaron a ese pequeño lugar, tuvieron que
remar llegando con una pequeña balsa inflable. El barco ni siquiera se acercaba a la costa. Y
remaron hasta la costa, no hablaban el idioma, no conocían a nadie. Lo único que sabían es
que los que habían ido ahí, nunca habían regresado. Se habían convertido en la comida de
alguien. Y llegaron a la costa. Bastante difícil, llegar a la costa de un lugar visitado por
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caníbales cuyo idioma usted no habla y tratar de pensar cómo comenzar. Digo, usted no
coloca un letrero que dice ‘Escuela dominical, clase los domingos a las 9:30. Todos son
bienvenidos.’ Eso no es lo que usted hace.
¿Qué hace usted? Usted no conoce el idioma, no conoce a las personas y su vida está en
juego. Me acuerdo leer en un libro en particular algo de la historia de eso. Y más adelante, el
jefe de la tribu en esa área fue salvo; y se acercó al señor John Paton y le dijo que quería
hacerle una pregunta. “En esos primeros meses en los cuales usted estaba aquí, ¿quién era
ese ejército que cuidaba su lugar de morada cada noche y lo protegía? Aparentemente, los
santos ángeles de Dios inclusive se volvieron manifiestos al protegerlos en ese momento.
Pero Paton se quedó allí. Después de unas pocas semanas, su esposa dio a luz a un bebé. El
bebé murió. Unos pocos días después, ella murió. Él durmió en su tumba durante tres o
cuatro noches para evitar que los nativos escarbaran y sacaran sus cuerpos y se los
comieran. Él se quedó allí solo; y se quedó durante 35 años. Él dice en su biografía que al
final de esos 35 años, no supo de un nativo que no hubiera hecho al menos una profesión de
fe en Jesucristo. Él fue allí con grandes esperanzas. Lo único que él realmente amó en el
mundo era su esposa y después, ese bebé. Él tuvo que dormir sobre sus tumbas y se quedó
solo, pero Dios lo usó porque estaba satisfecho con hacer la voluntad de Dios sin importar el
costo. Y eso es lo que significa apuntar tu vida para cumplir Sus propósitos.
Si usted está trazando su propio curso, su propia ruta y está diciendo ‘Señor esto es lo que
voy hacer y esto es lo que no voy a hacer’; si usted está diciendo ‘Señor, lo tengo todo
bosquejado aquí, lo tengo todo planeado’; si usted no está dispuesto a pagar el precio con un
poco de vergüenza, si no está dispuesto a pagar el precio en humildad, por ser difamado o
deshonrado por el mundo, si no está dispuesto a pagar el precio de tener menos posesiones
en esta vida, entonces usted quizás nunca conozca lo que es estar satisfecho con Su voluntad
a cualquier precio. Y quizás usted realmente nunca conozca lo que es crecer espiritualmente,
porque usted no estará apuntando a Su gloria. Es cuando usted está consumido con Su gloria
y no con su comodidad, no con lo que es cómodo para usted y no con sus propios planes y su
propia voluntad.
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Y entonces, si voy apuntar mi vida hacia Su gloria, sin importar lo que sea, desde comer y
beber hasta morir, significa que debo estar satisfecho con Su voluntad, sin importar lo que me
cueste. En segundo lugar, si yo apunto mi vida hacia Su gloria, significa que Su gloria se
vuelve algo que me consume de tal manera que me duele cuando Él es deshonrado. Y éste
es un concepto muy importante.
Normalmente, puedo saber cuándo alguien está apuntando su vida para la gloria de Dios por
cómo reaccionan cuando Dios está haciendo deshonrado. Por ejemplo, David en el Salmo 69,
versículo 9, vio el templo y vio la adoración de Israel; y su corazón fue despedazado. Dijo
esto: “Porque me consumió el celo de Tu casa.” En otras palabras, David dijo “tengo un amor
tan tremendo por Ti y un odio tan tremendo por lo que te deshonra que me preocupo por Tu
templo y Tu presencia y Tu adoración de tal manera que literalmente me despedaza. Y
después, en el resto del versículo, él dijo lo siguiente: “Y los denuestos de los que Te
vituperaban cayeron sobre mí.” En otras palabras, cuando Tú eres deshonrado, me duele.
Ahora le voy a decir algo, yo entiendo es un poco como padre. Ustedes lastima a mi hijo y me
lastima a mí. Usted lastima a mi esposa y usted me lastima mí. Usted lastima alguien a quien
yo amo; y a mí me duele. He llorado más en mi vida por cosas que le han pasado a otras
personas que me preocupan de lo que jamás he llorado por cosas que me han pasado a mí.
De hecho, es bastante difícil para mí llorar por cosas que me pasan a mí. Es mucho más fácil
para mí llorar por alguien cuyo corazón está despedazado y quien me preocupa. Y eso es
porque me identifico con ellos en amor. Y cuando usted se ha identificado con Dios, las cosas
que rompen su corazón no son las cosas que le suceden a usted, sino las cosas que
deshonran a Dios. Y ése es el tipo de mentalidad que realmente está diciendo ‘estoy tan
enfocado en la gloria de Dios que lo que rompe el corazón de Él, rompe mi corazón’. ¿Usted
vive su vida de ese modo? Eso es apuntar hacia la gloria de Dios. Eso es enfocarse en la
gloria de Dios.
Número uno, a usted no le importa lo que cuesta y número dos, usted está consumido con
cómo las cosas le afectan a Él. Una de las declaraciones más grandes hechas en el libro de
Apocalipsis es pasada por alto fácilmente. Está hecha en el capítulo 2, en referencia a la
Iglesia en Éfeso. Es una palabra muy pequeña, pero es una palabra muy, muy importante
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para mí. De la Iglesia de Éfeso se dijo que no puede tolerar a los que son malos. Esa fue una
de las grandes características de esta Iglesia. No podían tolerar a la gente que era mala. ¿Por
qué? Porque ellos sabían que la maldad atentaba contra la santidad de Dios y Su voluntad.
Me impresiona cuán pocos cristianos entienden esto. Me asombra cuantos cristianos están
consumidos con su propia voluntad, tan consumidos con su propia comodidad, tan inmersos
en sus propios problemas que realmente no sienten el dolor cuando Dios es deshonrado. Lo
sienten primordialmente cuando ellos son deshonrados; y ése es el enfoque equivocado. Pero
de vez en cuando, alguien entiende el mensaje y, ¡hombre!, es emocionante.
Me acuerdo de una joven que vino a California unos años atrás. Ella vino aquí para vivir con
un hombre en UCLA, donde él era estudiante. Ella no era cristiana. Él no era cristiano,
obviamente. Simplemente estaban viviendo juntos. Era una niña de preparatoria. Después de
un tiempo, él decidió expulsarla. Ella había venido de una pequeña ciudad en la parte oeste
de Virginia. Y él estaba cansado de ella y entonces, como un trapo usado, viejo, simplemente
se deshizo de ella. Ella estuvo dando vueltas un poco y trató de quitarse la vida, se había
tratado de cortar las venas en muchos lugares, en sus manos y sus brazos con navajas, y
sangró. Y siempre había sido liberada de la muerte de una u otra manera. Y nos encontramos
con esta niña, tuvimos la oportunidad de guiarla a Cristo.
Nunca olvidaré esa ocasión, mi hermana y yo hablando con ella. Y ella abrió su corazón a
Cristo. Y esa dijo que su vida había sido cambiada y quería regresar a su ciudad natal y
contarle a su mamá cerca de Cristo y contarle a sus amigos acerca de Cristo y que todo fuera
corregido en su vida. Y yo le pregunté si había una iglesia donde podía ir. Si había alguien
que la podía discipular. Y ella contestó que no, que no conocía una iglesia en su pequeña
ciudad excepto una iglesia católica. Y ella dijo que realmente no conocía a ningún otro
cristiano allí, pero iba a regresar.
Y le di la Biblia como usted sabe, con gran temor de dejársela al Espíritu Santo, ¿verdad?
Asegurarme de que Él pudiera hacer el trabajo sin mí. De cualquier manera, se fue. Y lloré por
ella. Y decidió asistir a la preparatoria católica porque sabía que si regresaba a su antigua
preparatoria, tenía una reputación tan terrible que probablemente caería en los mismos
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modelos. Entonces, ella quería conocer a nuevas personas. Y bueno, se había ido; y tres o
cuatro meses después, me escribió una carta. Conforme vi la carta me preocupé mucho por lo
que podría decir, temeroso de que ella probablemente se hubiera desviado y estaba
escribiendo para pedir consejo en medio de una situación terrible.
Pero esto es lo que leí. “Espero que todo esté bien. Realmente, he comenzado a entender las
cosas en la Biblia. Al leer el Antiguo Testamento, he podido ver cómo Dios merece mucho
más reconocimiento del que está recibiendo. Puedo ver cómo le dio a la gente tantas
oportunidades y cómo continuaron rompiendo Su corazón al adorar ídolos y al pecar. Dios
quería que el mundo le perteneciera a Él. Dios también quería que Israel sacrifique corderos y
bueyes y cosas así como expiación a Él por los pecados. Él es Dios, después de todo; y Él
tenía que recibir algún pago por los terribles pecados de los hombres.”
Permítame mencionar en este punto que ella no tuvo ningún tipo de cinta o libros de estudio que yo sepa. Esto simplemente fue algo que ella llegó a ver a partir de su lectura de las
Escrituras. Ella continuó diciendo: “Pensar que de hecho Dios habló y estuvo en la presencia
visible de estas personas y sin embargo siguieron quejándose y pecando. Escuche, casi
puedo sentir la tristeza intolerable que Dios siente cuando alguien lo rechaza y no lo glorifica.”
¡Qué asombroso principio para una creyente tan joven! Él es Dios, dijo ella. “Él nos hizo. Él
nos dio todo. Continuamos dudando y rechazándolo. Es horrible. Cuando pienso en cómo lo
lastimo, espero que pueda compensar lo que he hecho.”
Y al final, ella prosigue diciendo “Ahora tengo una debilidad en mi corazón por Dios. Puedo
sentir Su celo cuando veo a la gente adorando ídolos y a otros dioses. Todo es tan claro para
mí. Dios debe ser glorificado. Dios debe ser adorado. Él lo merece. Desde hace mucho
tiempo. Y no puedo esperar simplemente decirle a Jesús y decirle a Dios indirectamente que
lo amo; y besar el piso donde Él camina, porque Él debe ser adorado. Y quiero que Dios sea
Dios y tome Su lugar apropiado y estoy cansada de la manera en la que la gente continúa
menospreciándolo.”
Es sorprendente, ¿no es cierto?, que alguien tan nuevo la fe comprenda el panorama
completo de vivir para la gloria de Dios de tal manera que usted se duele cuando Dios es
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deshonrado. Ahora escuche, yo glorifico a Dios confesando a Jesús como Señor y luego
glorifico a Dios sometiendo mi voluntad a ese Señorío sin importar lo que me cueste y
después, de tal manera que yo siento el dolor que Dios siente.
Hay un tercer elemento en este segundo punto y es éste: usted apunta su vida hacia la gloria
de Dios, escuche este, cuando está satisfecho en que otros estén por encima de usted.
Escuche eso. Usted siempre puede identificar quién es el que realmente está viviendo para la
gloria de Dios porque están satisfechos con estar por debajo de alguien que hace
exactamente lo que ellos hacen, nada más que lo hacen mejor. Esto es difícil.
¿Usted sabe que alguien dijo? Que cuando Satanás aterrizó, lo hizo en el coro. Ahora,
realmente no sé si eso es verdad; pero usted sabe que de vez en cuando, entra al coro y todo
el mundo quiere ser solista. Y cuando alguien no es el solista, todos comienzan a quejarse,
¿se da cuenta? No están tan preocupados con que Dios sea glorificado. Ellos están
preocupados con ser oídos. Conozco a un pastor que tiene tantas personas que lo molestan
por ser solistas y cantar solos, que una vez al año, en un domingo por la noche, tiene una
noche de solistas. Y todos los que quieren cantar tienen una estrofa y desfilan por la
plataforma, cantan su estrofa y viene el que sigue, y el siguiente. Y así cubre todo en una
noche.
Ahora, eso no es solo verdadero en el coro, no es solo verdad acerca de las personas en la
banca, sino también de las personas en el púlpito. Recuerdo dos pastores que tuvieron un
concurso para ver quién podía tener más personas en la escuela dominical y el que perdió se
enfermó y vómito. Él no quería perder ante otro pastor.
El celo es un factor en la vida cristiana. ¿Y sabe por qué? Porque estamos más preocupados
por quién recibe el crédito que con que Dios sea glorificado. Cuando usted se puede regocijar
porque alguien hace mejor que usted para el Señor, entonces usted está apuntando a Su
gloria. Cuando puede regocijarse cuando alguien puede predicar mejor, cuando alguien puede
enseñar mejor, cuando alguien puede hacer mejor lo que usted hace y hacerlo con una mayor
bendición, mayor respuesta, entonces usted está apuntando a Su gloria.
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Permítame darle una expresión de esto que creo que es muy, muy maravillosa. Está en
Filipenses, capítulo 1. Filipenses, capítulo 1. Y ésta es una verdad tremenda, ilustrada en la
vida de un hombre maravilloso que todos conocemos y amamos, el apóstol Pablo.
Ahora, para que usted entre un poco a la escena aquí, permítame recordarle esto. Conforme
Pablo escribe Filipenses, lo más probable es que fuera prisionero. Pero fue en ese tipo de
contexto que el apóstol Pablo estaba llegando a su fin. Él había vivido todos esos años de
gloria, las grandes aventuras a lo largo de la expansión de la Iglesia en Asia Menor y en
Grecia y la maravilla de predicar en Atenas en el Areópago, los grandes logros en Corinto y la
bendición de Tesalónica, el gozo tremendo de los de Berea, quienes indagaban las Escrituras,
todas las aventuras de regresar a Jerusalén y viajar de nuevo por el Mediterráneo, el
naufragio, las victorias y todas las cosas que vinieron a su vida. Este hombre vivió una gran
vida pero ya está en la repisa aquí. Digo, tuvo una influencia tremenda como ningún otro
hombre que vivió en ese entonces en el mundo gentil. Era el héroe de todos.
De hecho, cuando iba a predicar un sermón, podía predicar toda la noche; y la gente lo
amaba. Un hombre podía caerse de la ventana y morir. Y ellos tan sólo bajaban las escaleras,
lo resucitaba de los muertos, regresaba donde estaban y predicaba el resto del sermón. Me
recuerda de una ocasión, usted sabe, que Pablo predicó toda la noche aun cuando las
personas como usted sabe, morían, él seguía predicando. Y me dijeron: “Bueno, cuando
usted puede resucitarlos de los muertos también puede seguir predicando.”
Pero bueno, Pablo era tan amado por todo el mundo que ellos escuchaban. Y cuando Pablo
llegaba la ciudad, ellos lo abrazaban. Cuando él se iba, Hechos 20, los ancianos efesios lo
abrazaban, caían sobre su cuello y lo besaban y lloraban sobre él porque ya no verían su
rostro. Y lo amaban tanto.
Ahora, le voy a decir algo. Usted sabe que al vivir en el mundo con ese tipo de aceptación y
vivir en el mundo con ese tipo de afecto, al vivir con ese tipo de amor, sería una experiencia
tremenda, ¿no es cierto? Tremenda. Ser tan amado, tan aceptado, que todo el mundo esté
ahí buscándolo y enviándole regalo de amor así como los filipenses le enviaron. ¡Oh, él era
amado! ¿Pero sabe lo que está pasando? Él ahora estaba siendo dejado en la repisa y un
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grupo de jóvenes predicadores venía detrás de él. Y hombre, ellos estaban cautivando a la
gente; y lo hacían de nuevas maneras. Ellos habían aprendido de lo mejor de lo que Pablo
tenía y quizás habían mejorado un poco la técnica. Y usted sabe, eran buenos en la nueva
época; y estaban siguiendo a Pablo.
Y ahora, Pablo está prisionero. No puede moverse. Perdió su movilidad. Y estos hombres
están atrayendo la atención de las multitudes y la gente está comenzando a oírlos. Y ellos han
olvidado a estos hombres de la antigüedad, los apóstoles y Pablo. Esos son recuerdos.
Usted sabe, yo con frecuencia me encuentro con un hombre así. Recuerdo conocer a un
querido nombre de Dios ya de edad, en la parte oeste de Estados Unidos de Norteamérica. Él
tenía 96 años de edad. Él no había podido predicar durante unos 15 años, pero había
predicado desde que tenía 20 años hasta que tuvo 81. Y se sentó en la congregación y me
escuchó predicar con su Biblia ya vieja. Y en cierta manera, temblaba un poco y sus dientes
no funcionaban muy bien. Se golpeaban entre sí, no sé si podía masticar muy bien. Y nunca
nadie supo quién era; él tenía un viejo traje negro y una corbata, y tenía que preguntarse
acerca de los días de gloria y todos los grandes años cuando era una espada refulgente en
uso del Señor.
Bueno, en cierta manera, Pablo ya estaba en esa etapa de su vida en la que ya estaba en la
repisa. Y no tardaría mucho tiempo antes de que colocara su cabeza sobre un bloque y un
hacha cayera y la separara de su cuerpo. Y así terminaría su vida en este mundo. Y detrás de
él, vinieron estos jóvenes; y como los jóvenes tienden a hacer, para encontrar su propio lugar
en el sol invariablemente, critican a la generación que vino antes de ellos. Bueno, usted sabe,
estos niños grandes no lo entendían y decían cosas como que Pablo estaba prisionero porque
el Señor de manera gentil ya lo había aislado. Digo, él no era contemporáneo. Él pudo haber
fallado en su vida. No sabemos todas las cosas que podían haber estado pasando. Y hay un
motivo por el cual el Señor lo guardó como lo hizo.
Y entonces, Pablo dice acerca de ellos en el versículo 14: “Y la mayoría de los hermanos,
cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin
temor.” Algunas personas, como ustedes saben, ahora que estoy prisionero, se han vuelto
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más valientes. Están diciendo que si Pablo puede ser prisionero para Cristo, también
nosotros. Él es nuestro modelo. Él es nuestro ejemplo. En otras palabras, algunos todavía me
están siguiendo. Algunos todavía creen en mí. Y hombre, se están volviendo valientes aunque
soy un prisionero.
Pero, versículo 15: “Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros
de buena voluntad.” ¿Qué quieres decir, Pablo? Bueno, algunos están ahí predicando a
Cristo, pero es por envidia. En otras palabras, tienen envidia de lo que Dios ha hecho en mi
vida. Tienen envidia de mi reputación. Tienen envidia de mi lugar en la Iglesia. Tienen envidia
del amor que yo tengo. Y entonces están creando contienda en el cuerpo por su envidia.
Versículo 16: “Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir
aflicción a mis prisiones.”
No es suficiente que sea prisionero sino que están atacándome y entonces me están
lastimando doblemente. ¿Se puede imaginar eso? ¿Puede imaginar a jóvenes que vengan y
ataquen el apóstol Pablo? Yo sí. Es fácil para un joven. Es fácil pensar que el sol sale y se
oculta en base lo que usted hace y que la generación de antes ya desapareció, ¿qué saben
ellos? Ese es el motivo por el cual Dios exalta a las cabezas canosas. Ése es el motivo por el
que Dios habla acerca de los ancianos, porque hay algo que ellos saben que los jóvenes
necesitan aprender bien. Ellos no tienen todas las respuestas. En cuanto más vivo, tengo
menos respuestas de las cuales estoy seguro y más busco la sabiduría de los que tienen más
edad.
Pero estaban predicando a Cristo y estaban demoliendo a Pablo. ¿Pero cuál es su actitud?
Me encanta esto. Versículo 18: “¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por
pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún.” En otras
palabras, lo que Pablo está diciendo es que si Cristo es predicado, ¿a quién le importa lo que
dicen acerca de mí? ¿No es eso maravilloso?
Le voy a decir algo. Ese es un nivel de madurez espiritual. Cuando usted confiesa a Jesús
como Señor, eso es el comienzo. Cuando usted somete su voluntad a Su Señorío al punto en
el que está satisfecho con darle gloria sin importar lo que cueste, cuando usted comienza a
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sentir las cosas que lo deshonran y cuando no le importa ser deshonrado si Él es honrado,
usted está apuntando su vida hacia Su gloria; y usted está moviéndose hacia la madurez.
Ahora, aquí es donde tiene que comenzar con una vida de obediencia, de sumisión obediente
a Cristo. ¿Puede invitarlo a que me acompañe por un momento a 1 Pedro? Y quizás podemos
resumir esto en 1 Pedro 4, versículo 14. Primera de Pedro 4, versículo 14. Simplemente
escuche esta gran verdad. Y recuerde que Pedro le está escribiendo a creyentes que están
pasando por momentos difíciles. Quiero decir que están siendo perseguidos. Están siendo
probados por su fe. Es difícil soportar lo que ellos están soportando. Están sufriendo. Están
siendo confrontados por personas que quieren conocer las respuestas acerca de lo que ellos
creen.
Versículo 14: “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados.” Ahora
espere un momento. La mayoría de los cristianos no experimentaría esa felicidad. La mayoría
de la gente, si son vituperados, aún por el nombre de Cristo, se enoja, busca reaccionar,
busca vengarse. Usted no me puede hacer eso. He visto a gente en el trabajo ser
menospreciada en el nombre de Cristo. He visto a atletas en equipos profesionales ser
menospreciados por el nombre de Cristo. Ha habido gente que se burla de mí por el nombre
de Cristo. ¿Y puedo decir estoy feliz, estoy feliz?
Esos lo que Pedro dice. Debe estar feliz. Esa es una bendición especial. Eso significa que
Cristo es lo suficientemente visible como para que usted sea menospreciado por Él. Y observe
lo que dice: “Porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros.” En otras palabras, si
usted está viviendo su vida en obediencia a Su voluntad que el mundo no puede tolerar ese
tipo de vida, entonces créalo, el Espíritu de gloria es evidente en su vida. Y obviamente está
viviendo para la gloria de Dios. ¿No es eso maravilloso?
Ahora, si el mundo quiere estar con usted y usted simplemente fluye con el sistema, usted no
está apuntando a Su gloria. Usted no está progresando. Versículo 14: “Ciertamente, de parte
de ellos, Él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.” Usted sabe, él dice que cuando
sean vituperados, ellos pueden hablar mal. Ése es su punto de vista. El punto de vista de él es
que está siendo glorificado.
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¿Y sabe una cosa? Eso en ningún lugar es mejor ilustrado que en la Cruz. Mientras que todo
el infierno estaba teniendo un carnaval y Jesús estaba desangrándose y se estaban burlando
y escupiendo y menospreciando, Dios estaba siendo glorificado. Porque Jesús mismo oró
‘Padre, glorifícame’. Y Él estaba esperando la Cruz como parte de esa gloria. Juan 13, Él dijo:
‘Seré glorificado,’ y Él estaba apuntando a la Cruz.
Pero el versículo 15 dice, y esto es importante, 1 Pedro 4:15: “Así que, ninguno de vosotros
padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno.” ¿Cómo es
posible que se entremeta alguien en lo ajeno y este con un ladrón o un malhechor? Pero lo
que él está diciendo es ‘Miren, van a sufrir’, versículo 16: “Pero si alguno padece como
cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello.” Debe estar contento de sufrir junto
con Él, de llevar el menosprecio de Cristo.
Escuche, así de simple es. Y voy a resumirlo para concluir. Si quiero crecer espiritualmente, y
si no quiero crecer espiritualmente hay una buena razón para dudar de que realmente sea
salvo. Porque creo que una de las características de la vida es que se reproduce, madura,
progresa. Si he confesado a Jesús como Señor y soy redimido, he nacido de nuevo, estoy
vivo espiritualmente, ahora quiero crecer más allá de ese punto. Y entonces, voy apuntar mi
vida hacia ese crecimiento. Me voy enfocar en ese crecimiento no desde el punto de vista de
cómo voy a crecer sino desde cómo va a ser Dios glorificado. Y conforme yo esté satisfecho
con que otros estén por encima de mí, siempre y cuando Él sea glorificado; y conforme estoy
satisfecho por llevar las ansiedades de Él y Su menosprecio, conforme estoy satisfecho con
sufrir sin importar el costo, estaré viviendo para Su gloria.
Y el resumen de lo que eso significa aquí es muy simple. Lo que eso significa es que usted va
a confrontar al sistema. Usted va a chocar contra el sistema. Usted no puede crecer
espiritualmente y estar cómodo en el mundo. Eso no puede suceder. Ahora, con esto yo no
quiero decir que usted tiene que ser alguna persona rara que no puede encajar en ningún
lugar. Con eso no quiero decir que tiene que ser menos que amable. No quiero decir que
usted tiene que ser raro. Pero lo que quiero decir es que si usted vive una vida semejante a la
de Cristo, usted va a llevar el menosprecio de Cristo.
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Ahora escuche, vivimos en un día en el que todo el mundo quiere tener un cristianismo fácil.
La Biblia siempre quiere hacerlo difícil. Vivimos en un día en el que todo el mundo quiere
hacer que los cristianos sean aceptados. Dios quiere que los cristianos sufran. ¿Por qué?
Porque ellos confrontan, porque chocan contra el sistema, porque pelean contra el sistema.
Ellos tienen una manera diferente de pensar y vivir que el sistema. El cristianismo debe ser
tan distinto que señala el pecado antes de que pueda traer un remedio. Esa es la razón por la
que no queremos gracia fácil, esa es una creencia fácil, ‘ama a Jesús y estarás bien’.
Debemos confrontar a un mundo malo y hay un precio que pagar, un menosprecio que llevar.
Un escritor lo dijo de una manera hermosa y concluyo nuestro estudio con esto. Él dijo: “Que
mi vela se apague si en eso el sol de justicia va a levantarse con sanidad en sus rayos.”
Oremos juntos.
Padre nuestro, al haber compartido de nuevo estas grandes verdades de vivir para Tu gloria,
nos hemos dado cuenta de que el enfoque del crecimiento espiritual debe encontrarse en esta
área misma. Padre, que reconozcamos que no hay una fórmula mágica para el crecimiento
espiritual, que no hay un secreto, que no es algo instantáneo. No es ningún tipo de
transformación divina instantánea. Sino que el crecimiento espiritual es un proceso de
enfocarnos en Tu gloria hasta que seamos atraídos, llevados a Tu misma semejanza. Y todo
comienza cuando venimos a Cristo y nos sometemos a Su Señorío en obediencia sin importar
lo que cueste.
Nuestra oración, Padre, es que ponemos podamos comenzar ahí. Y después, muévenos
Señor, conforme tomamos en nuestras manos más de las claves para el crecimiento espiritual
para abrir lo que Tú tienes para nosotros en la madurez en Cristo; y nosotros te alabaremos
en Su bendito nombre. Amén.
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
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