CAPITULO XXXVII.-LA VALLA, PRIMERA ESCUELA NORMAL EN EL DEPARTAMENTO DE LA LOIRE (1818). En los primeros años de la Restauración, Francia vivía su primera guerra escolar: la de los métodos pedagógicos. Por un lado, los liberales como el ministro Decazes, el duque de Orleans, el de Doudeauville, el de Raguse, el hijo de La Fayette, apoyaban el método mutuo. El ministro de Guerra anunciaba triunfalmente en julio de 1818: "El método de enseñanza mutuo está ya en vigor en todos los regimientos de artillería y en varias legiones de caballería". Ese mismo año la Academia Francesa galardonó con medalla de oro de 1.200 francos al mejor poema que tratara de las ventajas del método mutuo. Un liceísta de 16 años figuró entre los concursantes y obtuvo el 6º lugar: era Víctor Hugo. Más o menos lo cantó en los siguientes términos: "Responda, amiguito, debe gustarle ver que tiene por mentores sólo a niños como usted. Mudo, con los ojos fijos en el dichoso émulo, nunca el miedo a la férula lo distraerá; nunca el látigo vengador lo asustará, ni le hará olvidar lo aprendido ya". Por otra parte, los conservadores y los clericales, encabezados por los dos hermanos La Mennais, el Cardenal de La Luzerne, el Vizconde de Bonald, Monseñor de Boulogne, Dubois-Bergeron, el abate Dubois y otros más, sostenían el método simultáneo de los Hermanos y atacaban un sistema que, según ellos, "...nacido de anglomanía, no tiene entre nosotros ninguna simpatía. Todo está medido a ritmo militar. Los niños en los bancos como máquinas están. "Podemos deducir que muy pronto serán un pueblo autómata sin propia vida, movidos por resortes, callejón sin salida". 1.- EL PERSONAL Y SU ALOJAMIENTO. En La Valla la situación era como sigue, en el verano de 1818: La casa-noviciado, propiedad en común de los presbíteros Marcelino Champagnat y Juan Claudio Courveille, el primero vicario parroquial en La Valla y el segundo en Rive-de-Gier, alojaba a siete jóvenes, de los cuales solamente dos eran mayores de edad. El de más años, Hermano Lorenzo (Juan Claudio Audras),contaba 25 abriles, seguido muy de cerca por el Hermano Juan María (Granjon) que estaba por cumplir los 24.Los otros cinco eran menores de edad: el postulante último llegado, Juan Pedro Martinol, tenía 20 años; el Hermano Antonio (Couturier),18 años; el Hermano Luis (Juan Bautista Audras) 16;el postulante Bartolomé Badard sólo contaba 14;en cuanto a Gabriel Rivat era todavía un niño de 10 años a quien el Fundador iniciaba en el latín. Al frente de esta comunidad se nombró como director al primer miembro de la congregación naciente, Hermano Juan María, quien en votación secreta y escrutinio público resultó designado para esta responsabilidad. Este antiguo granadero de la Joven Guardia Imperial se mostró digno de la confianza de sus cohermanos y desempeñó el cargo con prudencia, celo, bondad y firmeza. El primero en todo, supo dar ejemplo de regularidad, de piedad y de todas las demás virtudes religiosas. Cada semana, después del capítulo de culpas, entretenía a los Hermanos con algún tema espiritual ,ordinariamente en forma sencilla pero animada, de manera que todos lo escuchaban con gran interés. Al principio correspondió la oración y la lectura pública al Director; más tarde comenzaron a turnarse por edad para esos ejercicios de comunidad. En el sótano de la casita había dos bodegas que se habilitaron para cocina y comedor. Cada uno se responsabilizaba de la cocina durante una semana. El trabajo en ella no era mucho, porque la alimentación sencilla y frugal consistía en pan de centeno, sopa, lácteos, ensalada y legumbres del huerto, sazonadas a veces con un poquito de tocino. Por bebida, solamente agua fresca. Se comía siempre en silencio, escuchando alguna lectura piadosa. El lector cambiaba también cada semana. Mesas y bancos los fabricó el Beato Marcelino así como las camas de tablones. El colchón y la almohada los rellenaban de hojas secas o paja. Esto se completaba con sábanas de cáñamo y uno o dos cobertores. Las dos salas del piso quedaron, desde entonces, para dormitorio. Marcelino aderezó y adaptó él mismo un rinconcito con altar y algunos objetos alquilados a la parroquia. Sirvió como oratorio para los rezos de comunidad, lectura espiritual y capítulo de culpas. Este lugar de oración y recogimiento estaba a continuación de la sala de estudios. Finalmente, en la planta baja y próxima a la cocina, el vicario acondicionó una habitación personal, al terminar el año 1818 o principios del 19.El señor cura párroco de La Valla, tartamudo y bebedor, "ávido de bienes y de honores" según las "memorias" de Barge y que había reducido el sueldo del sacristán y del campanero, no aguantaba que lo contradijeran, apoyándose siempre en su autoridad. Enojado al advertir que su vicario bebía sólo agua, como protesta muda, quiso obligarlo a beber vino, por lo cual Marcelino decidió ir, definitivamente, a vivir con los Hermanos. De ese modo quedó bien organizado y utilizado todo el local. 2.- FORMACION EN EL METODO SIMULTANEO. El Padre Champagnat se esmeraba en la formación religiosa y catequística de los felices habitantes del noviciado; dedicaba, además, una lección diariamente a enseñarles lectura de manuscritos y de impresos. Durante ella aprovechaba todas las ocasiones para hablarles del amor de Dios, de la práctica de las virtudes y de la huida del pecado. Pero todo eso no bastaba para formar profesores. El estudio de la escritura y del cálculo reclamaba una técnica apropiada y más tiempo del que disponía el Padre Marcelino. Faltaba el imprescindible conocimiento a fondo del método simultáneo. Se imponía conseguir un maestro hábil en la materia. Ahora bien, como ya hemos dicho el señor Juan Bautista Galley, que era natural de La Valla en donde había nacido el 16 de junio de 1774 y que impartía clases en la aldea de Sardier, tan sólo tenía el diploma de tercer grado, obtenido el 12 de diciembre de 1816,y una autorización rectoral fechada el 11 de febrero de 1817. No conociendo el método de los Hermanos, no podía ser útil en el noviciado. Además, estando casado, buscaba una plaza más lucrativa y la consiguió en 1818,trasladándose a Saint-Julien-en-Jarez. Allí el ayuntamiento le proporcionó alojamiento y una paga de 300 francos, sin contar la mensualidad de 1,50 francos por alumno, siendo 40 escolares en invierno y 35 en el buen tiempo. Según un informe fechado el 30 de julio de 1819 y conservado en los Archivos Nacionales (F 17 10 377),Galley gozaba de la mejor nómina de profesor en todo el distrito de Saint-Etienne. La Providencia envió la solución por medio del señor cura Jourjon, párroco en Saint-Victor-de-Malescours (HauteLoire), parroquia origen de los Champagnat. Ese sacerdote propuso para el curso 1818-1819 a un antiguo Hermano de las Escuelas Cristianas, Claudio Maisonneuve, quien además de su instrucción manejaba perfectamente el método simultáneo. Arreglado el asunto a gusto de ambas partes, Maisonneuve se instaló en la comunidad del vicario Champagnat. La nueva congregación de los Hermanos de María se sentía ya dueña del lugar y de la situación, cuando, ¡lástima!, se encontró con nueva dificultad. El maestro recién llegado, como antiguo Hermano de La Salle que no habían aceptado el diploma oficial, carecía de título y de autorización legales. Así pues, no podía encargarse de la escuela pública. La municipalidad buscó otro y lo encontró en el maestro Juan Montmartin, casado y natural de SaintGenest-Malifaux en donde había nacido el 18 de agosto de 1794.Este señor poseía uno de los tres diplomas de 2º grado existentes en todo el cantón de Saint-Chamond. El municipio de La Valla no le proporcionaba alojamiento, pero sí la paga de 100 francos por año, más la mensualidad de 40 alumnos en invierno y 25 en verano, a la razón de 1,50 francos por alumno. El Padre Marcelino se vio forzado a poblar su escuela libre admitiendo a niños abandonados o huérfanos y a niños internos, procedentes éstos de caseríos alejados de la parroquia. Pedagógicamente, Maisonneuve hizo maravillas. Hermanos y postulantes le ayudaban en la instrucción de los alumnos, formándose al mismo tiempo en el manejo del método simultáneo. En los tiempos libres el maestro seguía formando a la comunidad en escritura y cálculo. O sea que durante todo el invierno de 1818-1819 el noviciado de La Valla funcionó como verdadera escuela normal para maestros, con su anexa de práctica. Nuestro Fundador se adelantó de 15 años a la Escuela Normal oficial que estableció la ley Guizot en 1833. [Présence Mariste. Nº. 152. 1982/3] sur.htmsur.htm