el cancer que no debe matar

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PUBLICACION TRIMESTRAL DEL PROGRAMA MUJERES Y SALUD DE ISIS INTERNACIONAL
Agenda Salud
PRESENTACION
El cáncer cervicouterino es la principal causa de muerte por cáncer en
mujeres de los países en desarrollo. Para tener una idea de la magnitud
de este mal, basta señalar las cifras entregadas por la Organización
Panamericana de la Salud en febrero de 2002. En todo el mundo, el número
de casos de cáncer del cuello del útero alcanza los 466 mil al año, lo que
representa el 15 por ciento de todas las variedades de cáncer diagnosticados en la mujer y el segundo tipo de cáncer más común en el sexo
femenino. Pues bien, de las 230 mil mujeres que cada año mueren como
consecuencia de este cáncer, a lo menos un 80 por ciento son de países de
América Latina, del Sudeste Asiático y de Africa.
Sin embargo, este cáncer es absolutamente prevenible y su diagnóstico es
simple. En los países desarrollados, por ejemplo, los programas de
detección (prueba de Papanicolau anual a las mujeres activas sexualmente) y de tratamiento llevados a cabo en los últimos 30 años han
reducido la existencia de mujeres con cáncer cervicouterino a menos de
5 casos por 100.000. En cambio, en América Latina y el Caribe la mortalidad por este tipo de cáncer se ha mantenido estable durante el mismo
período. Así, en la región, cada año, más de 30 mil mujeres siguen
muriendo por esa causa.
El hecho de que gran parte de estos casos se den en mujeres de escasos
recursos o que tienen un acceso limitado a los servicios de salud, hace
necesaria la intervención de los gobiernos, particularmente de las autoridades de salud, para implementar programas eficientes de prevención
dirigidos a aquellas mujeres que, por diferentes factores, son más proclives
al cáncer del cuello del útero.
Por la relevancia del tema, Agenda Salud ha decidido dedicar este número
a los antecedentes, prevención y tratamiento de este mal.
CANCER CERVICOUTERINO
25
ENERO-MARZO 2002
EL CANCER QUE NO DEBE MATAR
Valeria Isla
En todo el mundo, el número de casos de
cáncer del cuello del útero (que es lo mismo que cervicouterino) alcanza los 466 mil
al año, lo que representa el 15 por ciento
de todas las variedades de cáncer diagnosticados en la mujer y el segundo tipo
de cáncer más común en el sexo femenino.
De acuerdo a la OPS (2002), en América
Latina y el Caribe, cerca de 30.500 mujeres
mueren anualmente a causa de este mal,
debido, en gran parte, a la ineficiencia de
los programas de control. Esto quiere
decir, por ejemplo, que muchas mujeres
no se hacen la prueba de Papanicolau
(denominado de manera más común como
el Pap), la más conocida para detectar el
cáncer del cuello del útero. Las razones
son variadas: no han sido suficientemente
informadas acerca de sus beneficios; no
tienen acceso a los centros de salud que
SANTIAGO, CHILE
Agenda Salud Nº 25/2002 Isis Internacional 1
lo proporcionan gratuitamente; han tenido
experiencias negativas con el médico/a u
otros profesionales de salud; la educación
y la formación que han recibido no les
permite sopesar la importancia de esta
prueba. Así, la mayoría de las mujeres:
da absoluta prioridad a la salud de su
familia por sobre la propia;
tiene miedo de la opinión o reacción
de su pareja, quien puede prohibirle
que vaya al ginecólogo, o negarse a
pagarle el examen o el transporte hasta
el hospital o clínica.
Por otra parte, en América Latina y el
Caribe esta prueba está estrechamente
ligada a los programas de planificación
familiar. Por ende, el tamizaje –examen
simple y de bajo costo– se hace a las mujeres menores de 30 años de edad. Pero,
puesto que el grupo de mujeres que corre
el riesgo más alto de tener cáncer cervicouterino es de 25 a 60 años, los programas
de prevención y detección no son tan
eficaces como debieran serlo.
¿Quiénes corren más riesgos?
Al analizar las tasas de mortalidad por
cáncer cervical en diferentes países, se
observa que la variación de la mortalidad
es notable, con tasas que llegan a ser ocho
veces más altas en los países de “alto
riesgo”: América Latina, el Sudeste Asiático y Africa, si se le compara con naciones
de Europa, Japón o Australia.
Asimismo, al comparar las tasas de mortalidad de Canadá y EE.UU. con la de los
países de América Latina, cuya información sobre mortalidad es confiable (Colombia, Venezuela, Costa Rica), se hace
evidente que las tasas son más altas en
estos últimos. En efecto, además de la
elevada cifra de defunciones por cáncer
cervicouterino que presentan, ocupan los
primeros lugares de mortalidad por tumores malignos. Inclusive, en las últimas
décadas se ha observado un aumento de la
mortalidad por cáncer del cervix en países
como Chile, Costa Rica y México.
2 Agenda Salud Nº 25/2002 Isis Internacional
¿Por qué en las mujeres de
menores recursos?
Las diferencias socioeconómicas y algunos enfoques mal especificados de los
servicios médicos han dado pie para que
muchas mujeres perciban los exámenes de
diagnóstico más bien como una fase de
prevención. De hecho, en algunos lugares,
el estudio o examen es conocido como
“examen de prevención”. Por lo tanto,
muchas mujeres piensan que basta con
hacerse el Papanicolau. Cerca de un tercio
de ellas ni siquiera vuelve a buscar los
resultados, y aquellas que lo hacen, tienen
grandes dificultades para comprender las
explicaciones (Robles, 2000).
Se les dice que necesitan otra consulta, que
es necesario realizar más exámenes, porque es posible que tengan un cáncer. Esto
provoca una suerte de desesperación entre
las mujeres, especialmente entre las de menores recursos, porque les resulta difícil
acudir a otras consultas por el tiempo y el
costo que esto tiene.
¿Qué es?
El cáncer cervicouterino es una de las diversas formas de manifestación de la enfermedad que se denomina genéricamente
como cáncer.
Un cáncer se manifiesta en una anormalidad en la forma de las células, la unidad
básica del cuerpo. Las células tienen
diversas funciones importantes. Normalmente, crecen y se dividen para formar
nuevas células en forma ordenada. Este
proceso ayuda al cuerpo a mantenerse
sano. Algunas veces, sin embargo, las
células no mueren. Al contrario, siguen
dividiéndose y creando células nuevas que
el cuerpo no necesita. Las células que no
son necesarias forman masas de tejidos
adicionales, lo que se conoce como un
crecimiento o un tumor (National Cancer
Institute, 2000).
No todos los tumores son malignos. Los
hay también benignos. Estos, generalmente, se pueden operar y, en la mayoría
de los casos, no vuelven a aparecer. Lo más
importante, sin embargo, es que las células
de los tumores benignos no invaden otros
Síntomas
Los síntomas más
frecuentes son:
a) Leucorrea (flujo
blanquecino y viscoso con
mal olor).
b) Hemorragia vaginal.
c) Hemorragia postcoito.
d) Anemia ferropénica
(disminución de niveles
de hierro en la sangre y
glóbulos rojos).
e) Metrorragias
(hemorragias uterinas
profusas).
f) Dolor pélvico.
g) Síntomas de
obstrucción urinaria.
Fuente: La prueba Pap como
método diagnóstico del cáncer
de cuello uterino.
Liga Argentina de lucha contra
el cáncer (LALCEC), 2000.
Disponible en: http://
www.lalcec.rs.com.ar/pap.htm
tejidos y, por tanto, no representan un
peligro para la salud.
Prevención
La mejor manera de
prevenir el cáncer
cervicouterino es hacerse
la prueba de Papanicolau
una vez al año desde que
se cumplen 18 años de
edad, o cuando se
empieza a tener actividad
sexual (lo primero que
ocurra).
Las mujeres que han
tenido una histerectomía
por cáncer, deben
realizarse pruebas de Pap
más frecuentemente.
Los tumores malignos son cáncer. Las
células se vuelven atípicas, comienzan a
crecer y a multiplicarse de manera rápida
y desorganizada. Estas células que proliferan en un órgano determinado pueden, con
el tiempo, invadir otras áreas del cuerpo,
a través de la sangre y del sistema linfático.
Es lo que se conoce como localización
secundaria o metástasis.
El cáncer cervicouterino se presenta en el
cuello uterino, que es la parte inferior,
estrecha, del útero. El útero es un órgano
hueco, en forma de pera, que está ubicado
en el abdomen inferior de la mujer, entre
la vejiga y el recto. El cuello del útero
forma un canal que desemboca en la
vagina, la que conduce al exterior del
cuerpo.
no, que son la gran mayoría. Los resultados
de esta prueba suelen clasificarse en cinco
categorías:
1) Normal: ausencia de células con
cambios.
2) Displasia leve: presenta cambios precoces en el tamaño, forma y número
de células que forman la superficie del
cuello uterino. Algunas lesiones desaparecen solas. Sin embargo, otras pueden hacerse más grandes o más anormales, formando una lesión de grado
grave.
3) Displasia grave: significa un gran
número de células precancerosas en las
células de la superficie del cuello
uterino.
4) Carcinoma in situ: presencia de células
cancerosas localizadas en la capa
superior del tejido, sin invadir todavía
los tejidos profundos.
5) Cáncer invasor: presencia de tumor
maligno en el cuello del útero que es capaz
de destruir los tejidos normales vecinos.
Esto ocurre, con mayor frecuencia, en
mujeres mayores de 40 años.
ovarios
útero
cuello uterino
vagina
En las lesiones (esta palabra se refiere aquí
a un área de tejido anormal) que se producen en el cuello cervicouterino, no todas
representan un cáncer. Existen diversas
lesiones y gradaciones del mal, según la
profundidad y extensión del compromiso
celular. Por ejemplo, puede darse inicialmente una simple inflamación, que vuelve
de manera espontánea a la normalidad, luego de un corto tiempo.
Los cambios celulares del cuello del útero
se detectan mediante la prueba de
Papanicolau (el Pap), que no es un examen
de diagnóstico, sino más bien un tamizaje
que separa a las mujeres que pueden tener
lesiones en el cuello del útero de las que
Es necesario tener en cuenta que la displasia no es un cáncer, pero su evolución es
imprevisible: puede volver a la normalidad
o derivar hacia un cáncer. La mayor
frecuencia de displasia se da en las mujeres
de 25 a 35 años de edad.
Tanto el carcinoma in situ como el cáncer
invasor se deben diagnosticar mediante
una biopsia, que consiste en extraer una
muestra de tejido de la zona afectada y
analizarlo en el laboratorio, a fin de determinar el tipo de células que lo integran y
el grado de compromiso.
Síntomas
En su fase inicial, el cáncer cervicouterino
–a pesar de ser ya un cáncer– no causa
dolor y no presenta síntomas, por lo que
no se detecta, a menos que se proceda a
un examen pélvico y a una prueba de Pap
de la mujer. Esta ausencia de dolor y de
síntomas hace que muchas mujeres ni
siquiera sepan que tienen este tipo de
cáncer.
(sigue página 6)
Agenda Salud Nº 25/2002 Isis Internacional 3
LA HISTORIA DE FLORY
Flory tiene cáncer en el cuello del útero, y con cirugía y posiblemente radioterapia,
podrá curarse totalmente. Pero se necesitarán más estudios para saber la
verdadera magnitud del tumor.
A pesar de todas las palabras que procuraban aliviar su angustia, Flory sabía
con certeza que tenía cáncer, y el cáncer mata. No podía contener las lágrimas
y, en ese momento, no sabía si quería estar sola o acompañada, si gritar su ira
o tratar de despertarse de aquella pesadilla.
TUMORES MALIGNOS
Tasas de incidencia y de mortal
(estandarizad
Por regione
Trató de encontrar explicaciones racionales, pero no las había.
No hubo espera ni cita nueva, nada; pero esta vez cuando Flory fue a buscar los
resultados, aparecía la palabra “hemorrágico”.
“¿Y qué significa eso?”: preguntó a la recepcionista.
Región
“No sé”, le respondió, “pero no creo que sea malo. Probablemente no sea nada,
simplemente una de esas cosas raras que dicen los médicos”.
Africa Oriental
Pero ¿a quién más podría preguntarle? Quizás a alguna enfermera. “No, están
todos muy ocupados”, dijo la recepcionista. “Si quiere una cita, le puedo dar una
para dentro de dos meses, pero déjeme decirle que a los médicos no les gusta
que la gente venga por nada”.
Africa Central
Recién, luego de un año, comenzó a notar dolor durante las relaciones sexuales.
No era gran cosa, pero nunca antes le había sucedido. Después de varias
semanas, reunió coraje para preguntarle a los médicos si eso tenía algún
significado.
El Caribe
La noticia de su enfermedad llegó en un momento de su vida en el que todavía
estaba trabajando para educar a sus hijos adolescentes.
Asia Oriental
Diariamente, cerca de 200 mujeres en América Latina y el Caribe, viven
situaciones como ésta.
Asia Meridional
Africa Septentrional
Africa Austral
Africa Occidental
América Central
Sudamérica
América del Norte
Sudeste Asiático
Asia Occidental
Europa del Este
Fuente: Robles, Sylvia. 2000. Rompiendo mitos: cáncer del cuello del útero. Perspectivas de salud,
Europa Septentrional
vol. 5, Nº 2.
Europa Meridional
Disponible en: http://www.paho.org/Spanish/DPI/Numero10_articulo3.htm
Europa Occidental
Australia
Melanesia
Micronesia
Polinesia
LA PRUEBA DE PAPANICOLAU (EL PAP)
En 1941, George Papanicolau descubrió una fórmula de teñir las células que
son despedidas desde el epitelio, o superficie exterior del cérvix, lo que hace
posible detectar las células con transformaciones anormales a través de un
microscopio.
Este procedimiento se basaba en que durante el proceso de desarrollo del cáncer,
las células comienzan a reproducirse de manera desordenada. Por lo tanto, el
núcleo de la célula sufre alteraciones morfológicas que pueden identificarse a
través de un microscopio.
La citología o examen de Papanicolau es simplemente una muestra y es posible
que, al tomarla, se escapen las células con alteraciones morfológicas. El
Papanicolau no es un examen de diagnóstico, es más bien un tamizaje que
separa a las mujeres que pueden tener lesiones en el cuello del útero, de las que
no, que son la gran mayoría.
Fuente: Robles, Sylvia. 2000. Rompiendo mitos: cáncer del cuello del útero. Perspectivas de salud,
vol. 5, Nº 2.
Disponible en: http://www.paho.org/Spanish/DPI/Numero10_articulo3.htm
Fuente: Globocan 2000. International Age
en Pan American Health Organization.
Cervical Cancer in Latin America and the
Disponible en: http://www.paho.org/Engli
DETECCION
a) El Pap es una de las pruebas de detección del cáncer cervicouterino.
DEL CUELLO UTERINO
idad por cada 100.000 personas
das por edad)
es, año 2000
Tasa
de incidencia
Tasa
de mortalidad
44.32
24.24
25.08
14.16
16.77
9.08
30.32
16.45
20.28
10.87
35.78
16.84
40.28
17.03
30.92
11.97
7.88
3.23
6.44
3.19
18.26
9.65
26.47
14.95
4.77
2.50
16.81
6.20
b) Colposcopía: las pacientes con Pap positivos son derivadas a esta segunda
prueba. Con ella se puede detectar hasta un 90 por ciento de las lesiones
displásicas. El colposcopio es un instrumento con una lente de aumento
destinado a visualizar ciertas lesiones. Se toman muestras para biopsia de
las zonas anormales. También puede emplearse rutinariamente la colposcopía
como método complementario al Pap.
c) Inspección visual con ácido acético: permite visibilizar a la inspección ocular
directa las lesiones cervicales anormales, al tornarse blancas las células
anormales. Varios estudios han demostrado que este método tiene una
capacidad de detección similar o mejor que el examen de Papanicolau.
d) Citología en líquido: en este procedimiento se extrae una muestra y se la
somete a un proceso que elimina la mucosidad y otras células, de manera
que la muestra se ve como una capa muy delgada de células aisladas, lo que
permite una mejor visualización del material. Existen máquinas que realizan
este procedimiento de manera exacta, pero también se puede hacer en forma
manual.
e) La biopsia: consiste en la extirpación de un trozo del tejido que se observa
alterado, al que se le hará examen de laboratorio. La biopsia es la que define
el diagnóstico de cáncer uterocervical.
Fuente: La prueba Pap como método diagnóstico del cáncer de cuello uterino. Liga Argentina de
lucha contra el cáncer (LALCEC), 2000.
Disponible en: http://www.lalcec.rs.com.ar/pap.htm
9.84
4.00
10.18
3.25
10.43
3.74
Los tratamientos más comunes para extraer o destruir células cancerosas son:
a) En el consultorio médico:
7.72
2.66
43.81
23.78
12.31
6.16
28.98
15.20
ency for Research on Cancer. Reproducido
2001. A Brief Snapshot of the Situation:
e Caribbean, 2001.
sh/HCP/HCN/CCBriefSnapshot.htm
TRATAMIENTOS
Cauterización: técnica que utiliza una sonda eléctrica para destruir células
anormales.
Criocirugía: es un tratamiento que se lleva a cabo con una sonda que
congela y destruye los tejidos anormales.
Extirpación de la zona comprometida.
b) En el hospital:
Cirugía.
Conización: extirpación conoide del cérvix, la que incluye buena parte
del canal cervical.
Histerectomía: técnica que consiste en la extirpación del útero.
Radiación: uso de rayos X o de implantes de radium cerca de las células
anormales para destruir las células cancerosas.
Terapia combinada: se utiliza la cirugía y los tratamientos de radiación y
quimioterapia.
Fuente: La prueba Pap como método diagnóstico del cáncer de cuello uterino. Liga Argentina de
lucha contra el cáncer (LALCEC), 2000.
Disponible en: http://www.lalcec.rs.com.ar/pap.htm
Los síntomas no aparecen sino hasta que
las células cervicales anormales invaden
el tejido cercano. Cuando eso pasa, el síntoma más común es un sangrado anormal.
Este puede comenzar y detenerse entre
períodos menstruales regulares o puede
ocurrir después de mantener relaciones
sexuales, de un lavado vaginal o de un examen pélvico. El sangrado menstrual puede
durar más tiempo y ser más abundante que
de costumbre. El sangrado después de la
menopausia también puede ser un síntoma
de cáncer cervical. Una mayor secreción
vaginal es otro síntoma de este cáncer. Todos estos síntomas pueden ser causados
por cáncer o por otros problemas de salud.
Lo importante es acudir al médico o médica, con el fin de que determine con mayor seguridad la causa del problema.
cervical es entre los 50 y los 55 años.
El riesgo es muy bajo entre las jóvenes
menores de 15 años y aumenta entre
la adolescencia y mediados de los
treinta. Por ello los programas de
detección precoz, llámense pruebas del
Pap, no parecen razonables de ofrecer
a mujeres sanas menores de 25 años
que no pertenecen a grupos de especial
riesgo.
Raza y origen étnico: las mujeres de
varios grupos étnicos y raciales tienen
índices de mortalidad más altos que el
promedio de las mujeres blancas.
Hábito de fumar: es un componente
que está aún en discusión. No obstante,
algunas investigaciones señalan que
las sustancias químicas del tabaco
dañan el ADN de las células del cuello
uterino, y pueden contribuir al
desarrollo del cáncer cervical.
Infección del virus de inmunodeficiencia humana (VIH): este virus,
causante del SIDA, hace que las
mujeres sean más vulnerables a
infecciones con virus del papiloma
humano. Los científicos opinan que el
sistema inmunológico es importante
para destruir las células cancerosas, así
como para desacelerar su crecimiento
y extensión. En las mujeres infectadas
con el VIH, un cambio precanceroso
del cuello uterino puede transformarse
en un cáncer invasivo con mayor
rapidez que la normal.
Dieta: las dietas deficientes, con poco
contenido de frutas y vegetales, se
asocian a un aumento del riesgo de
cáncer cervical y de otros tipos de
cáncer.
Píldoras anticonceptivas: no hay
evidencia definitiva que relacione el
uso de píldoras anticonceptivas con el
cáncer cervical. Hay alguna evidencia
estadística de que su uso por períodos
prolongados puede aumentar levemente el riesgo de cáncer cervical. Algunos
investigadores sugieren una relación
entre el uso de píldoras anticonceptivas
durante cinco o más años y un ligero
aumento del riesgo de este tipo de
cáncer.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo más importantes
del cáncer cervicouterino, son los siguientes:
Infección con el virus del papiloma
humano (VPH): los VPH son un grupo
de más de 70 tipos de virus llamados
papilomavirus porque pueden causar
verrugas, o papilomas. Diferentes
VPH causan distintos tipos de verrugas
en diversas partes del cuerpo (manos,
pies, labios, lengua, órganos genitales
femeninos y masculinos, área del ano).
Estos tipos de VPH se transmiten de
una persona a otra por contacto sexual.
Actualmente, no existe cura para la
infección con papilomavirus. Algunas
conductas sexuales aumentan el riesgo
de que una mujer pueda contraerla.
Entre éstas, se encuentran las relaciones sexuales a temprana edad, tener
muchas parejas sexuales y realizar el
acto sexual sin protección (de preservativo) a cualquier edad.
Además, la actividad sexual del varón
es importante como factor de riesgo,
pues las mujeres cuyas parejas tienen
múltiples compañeras sexuales, tienen
mayor riesgo de cáncer de cuello del
útero (Rodríguez y Villar, 1999).
Edad: en general, la edad promedio de
las mujeres que presentan cáncer
6 Agenda Salud Nº 25/2002 Isis Internacional
❖ En 1990 murieron
33.535 mujeres en las
Américas por cáncer
cervicouterino; 26.933
de ellas vivían en la
subregión
latinoamericana y
caribeña.
❖ Mantener a cada
mujer al día con sus
exámenes preventivos
por 5 años, cuesta 26
veces menos que tratar
a una mujer a la que ya
se le ha declarado el
cáncer cervicouterino
(US$ 100 contra US$
2.600).
Condición socioeconómica baja:
muchas personas de bajos ingresos no
tienen acceso fácil a servicios adecuados de atención a la salud, incluyendo las pruebas de Papanicolau y el
tratamiento de la enfermedad precancerosa cervical.
El virus del papiloma humano
❖ Estos antecedentes
plantean que la política
más racional es la
prevención mediante
los exámenes
tempranos y periódicos
(tamizaje), así como el
tratamiento precoz y
oportuno.
Fuente: OPS. Hoja
Informativa del Programa
Mujer, Salud y Desarrollo.
Cáncer cervicouterino.
Diciembre 2000/Enero 2001.
El factor más común en la aparición del
cáncer cervicouterino es la exposición a
ciertas variedades del virus del papiloma
humano (VPH), el cual se transmite como
infección sexual, que en muchos casos se
hace imperceptible o asintomático, por lo
que su detección puede ser tardía.
Las mujeres en las que persiste la infección
por el VPH por varios meses, presentan
un mayor riesgo de desarrollar un cáncer
cervical que aquellas en las que la infección desaparece rápidamente.
Inmediatamente después que comienza la
actividad sexual, las tasas de aparición del
virus papiloma humano se elevan drásticamente. En la mayoría de las mujeres el sistema inmunológico limpia rápidamente la
infección, pero en una minoría la infección
persiste.
Los nuevos estudios muestran que preferentemente son las mujeres que tuvieron
la infección por el papiloma durante varios
meses las que desarrollan lesiones cervicales denominadas lesiones intraepiletiales
escamosas.
Investigadores de la Universidad de California, en San Francisco, realizaron un
estudio que señala, entre sus resultados
más destacados, que el 55 por ciento de
las jóvenes sexualmente activas no infectadas por el VPH se contagiarán en un
período de 36 meses (3 años). Sin embargo, por cada nueva pareja, el riesgo
de infección se multiplica por 10. La infección por el virus del herpes simple,
también incrementa el riesgo, así como
la historia de presencia de verrugas vulvares. Otra de las conclusiones interesantes señala que las infecciones por
el VPH no son necesariamente para toda
la vida, ya que en el 90 por ciento de los
casos se elimina antes de los 36 meses,
aunque también son muchas las que se
reinfectan (citado en Jano On-line, 20/06/
2001).
Tamizaje: la gran herramienta
preventiva
El cáncer cervicouterino está considerado
como una de las formas de cáncer más
fáciles de detectar, por lo tanto de prevenir,
debido a que su desarrollo es gradual y
porque mediante el tamizaje periódico
–examen simple y de bajo costo– se puede
detectar antes de que se propague. Es
además un cáncer más visible en los
exámenes que el cáncer de la mama, ya
que es posible raspar el interior del cuello
uterino y mirar las células directamente por
medio de un microscopio; en el de mama,
en cambio, se debe confiar en la capacidad
reveladora de los rayos X.
El tamizaje es el estudio organizado de personas asintomáticas respecto de una enfermedad específica, con el objeto de
reducir la morbilidad y la mortalidad de
esas personas. Un resultado positivo de
esas pruebas indica la posibilidad de que
la mujer tenga la enfermedad en cuestión,
pero se necesitan otros procedimientos
para confirmar el diagnóstico. A menudo
se confunden el examen de tamizaje y el
diagnóstico. Dado que el examen de
tamizaje se practica en mucha gente, debe
ser de bajo costo, aceptable para la población y sencillo de realizar (OPS/OMS,
1996).
Para ayudar a reducir esta incidencia y la
mortalidad a raíz del cáncer del cuello del
útero en las Américas, el programa de
enfermedades crónicas no transmisibles de
la OPS está trabajando con el fin de identificar, desarrollar y hacer disponible
estrategias costo-efectivas para el tamizaje
y tratamiento en áreas de bajos recursos.
En enero del 2002, durante una reunión
de la OPS, miembros de la Alianza (OPS,
Fundación Bill y Melinda Gates y otras
cuatro agencias privadas) discutieron sus
investigaciones y proyectos de demostración sobre la exactitud, aceptación y
factibilidad de diversos exámenes de tamizaje, así como de estrategias de promoción
y disponibilidad de los servicios.
Agenda Salud Nº 25/2002 Isis Internacional 7
Los desafíos
La experiencia de países que han realizado
la tarea de control estricto de pacientes en
edad y condiciones de riesgo demuestra
que la característica más importante del
cáncer cervicouterino es que se puede
prevenir con excelentes resultados. Un segundo elemento es que en los países menos
desarrollados este problema debe ser
asumido con políticas preventivas de los
servicios de salud pública, dadas las
limitaciones económicas, culturales y de
comunicación que enfrentan las mujeres
de estos países. Muchos más recursos
deben ser destinados a esta tarea de
prevención así como a la fase curativa para
atender a aquella población ya dañada o
afectada por el mal. La OPS se encuentra
en campaña para difundir información
básica y muchos estudios de población se
siguen realizando para conocer esta
patología, pero sin duda, será insuficiente
si no se dispone de los equipos humanos y
de recursos para adelantar programas
extensos e intensivos en la población
vulnerable.
Biblioweb
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Agenda Salud
Nº 25
Enero-Marzo 2002
Directora: Ana María Portugal
Representante legal: Ana María Gómez
Editora: Carmen Torres E.
Corrección de textos: María Eugenia
Pavez
Diseño y diagramación: Rosa Varas
Impresión: Andros Ltda.
Isis Internacional
Casilla 2067, Correo Central
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Fax: (56-2) 638 3142
Correo electrónico: isis@isis.cl
Página web: http://www.isis.cl
OPS. 2002. Cáncer del cuello del útero: creciente amenaza en las Américas.
Disponible en: http://www.paho.org/Spanish/DPI/100/100feature06.htm
ISSN: 0717 - 2311
OPS. Hoja Informativa del Programa Mujer, Salud y Desarrollo. Cáncer cervicouterino.
Diciembre 2000/Enero 2001.
Disponible en: http://www.paho.org/spanish/hdp/hdw/cervicalcancersp.PDF
Las opiniones presentadas en esta
publicación no representan necesariamente el punto de vista de Isis
Internacional ni de sus integrantes.
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Los artículos pueden ser reproducidos
por instituciones y grupos sin fines de
lucro, citando la fuente.
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Disponible en: http://www.paho.org/Spanish/DPI/Numero10_articulo3.htm
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http://www.msc.es/salud/epidemiologia/cancer/epidemiprevencion/cervix.pdf
8 Agenda Salud Nº 25/2002 Isis Internacional
Esta publicación ha sido posible gracias al
apoyo de Christian Aid (Inglaterra).
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