ENTREVISTA A LA MADRE GENERAL S. YVONNE REUNGOAT Un extracto de la misma ha sido publicado en el Boletín Salesiano de España Febrero 2015 1. ¿Cómo resumiría la experiencia del Capítulo General XXIII? El CG XXIII ha sido una experiencia de gran aliento mundial. El Espíritu Santo ha sido el gran protagonista y nos ha conducido a resultados impredecibles que nos llevan a acentuar el carácter evangélico y carismático de nuestras opciones de vida. Hemos vivido la experiencia de una comunidad que reza, escucha, discierne y decide. En el Capítulo ha estado presente toda la realidad del Instituto: los lugares donde se expande y aquellos en los que es conveniente redimensionarse. La calidad de la presencia, a partir de las periferias, ha sido un criterio guía. Hemos podido constatar con alegría la vitalidad y actualidad del carisma en todos los continentes. El tema sobre el que habían reflexionado las comunidades se centró en ''ser hoy con los jóvenes casa que evangeliza". En CG XXIII, antes de hablar del tema, tratamos de crear nosotras mismas una casa, es decir sentirnos una gran familia que vive en comunión porque está radicada en la escucha de la Palabra y en la solidaridad fraterna. Tratamos de liberar el corazón para hacerlo más abierto, acogedor, amable, capaz de cuidar de otros. Evangelizar el corazón es una condición básica para poder evangelizar. Una comunidad que evangeliza con los jóvenes no es autorreferencial, sino que escucha sus preguntas y sus respuestas, lo que tienen que decirnos como protagonistas activos en un ambiente donde hay espacio para todos y se toman en serio sus interrogantes y propuestas de cara a decisiones operativas. 2. Por primera vez han participado como capitulares seglares adultos y jóvenes de todo el mundo. ¿Cómo surgió esta idea y qué han aportado a la reflexión y experiencia capitular? Durante la preparación del CG XXIII nos pareció que era posible abordar este tema sin un diálogo directo con los jóvenes y laicos adultos. La participación de algunos laicos y jóvenes en algunos días del Capítulo General, además de ser una novedad absoluta, ha representado una mediación fundamental para el conocimiento de la realidad en la que trabajamos. En el camino de corresponsabilidad con los laicos iniciado por el Instituto, hacer participar en el Capítulo una representación internacional de ellos nos parecía la realización natural de este camino. No queríamos perder su reflexión preciosa, sino que entendimos compartirla con todo el mundo. Hasta el punto de que son ellos los que hablan al inicio de las Actas del CG XXIII, donde son enucleados los retos y las llamadas actuales. Escuchando directamente la lectura de la situación, también de la vocación salesiana así como ellos la ven encarnada en nosotras FMA, hemos recogido sanas provocaciones que configuran nuevas llamadas para nosotras. Requieren atención a las nuevas exigencias formativas y piden un nuevo estilo de gobierno. Ha sido también bonito sentirnos tranquilizadas por los jóvenes, que nos han invitado a no tener miedo de ellos, sino a caminar juntos, dejándonos alcanzar por su paso juvenil inquieto, pero también lleno de esperanza. Hemos comprendido una vez más que la comunidad educativa es lugar de encuentro y sinergia y que la formación conjunta libera recursos para la misión, especialmente hacia las periferias. educativas y la Familia Salesiana, me ayudarán a crecer y llevar adelante la misión. Hay una circularidad en la relación recíproca que sólo puede enriquecernos, aún en la distinción de roles y tareas. En los días del Capítulo hemos podido experimentar cuánto podemos recibir también de los jóvenes, si estamos disponibles a escuchar sin prejuicios. Me siento apoyada por la profunda comunión que se ha establecido entre nosotras durante el CG XXIII. Además, la colaboración con las hermanas del Consejo General es una gran fuerza y riqueza para mí y para todo el Instituto. 4. Como sucesora de Madre Mazzarello ¿qué rasgos de su persona y su espiritualidad le inspiran en su servicio? 3. La asamblea capitular ha querido que continúe seis años más como Madre General ¿Cómo afronta este nuevo sexenio? Con un doble sentimiento: por un lado hay en mí una mayor conciencia de lo que implica mi tarea de animación y gobierno; por otro me siento más tranquila porque en los seis años anteriores el Señor nunca me ha abandonado y sé que, también ahora, no me pedirá cosas superiores a mis fuerzas. He acogido esta renovada maternidad con la certeza de que María Auxiliadora es la verdadera Superiora del Instituto y que mis hermanas FMA, junto con las comunidades La sencillez, la alegría, la confianza, la capacidad de cuidar a otros, la fidelidad a la consigna recibida. Sobre todo su capacidad para crear familia y, al mismo tiempo, su ardor en el envío de hermanas a otras tierras. El instituto ha tenido desde el principio un gran impulso misionero. ¿El secreto? La relación profunda con Jesús, la certeza de la presencia de María Auxiliadora. Madre Mazzarello era una mujer plenamente realizada. La esperanza se entrevé en estos retos y nos pide ser reforzada. Es importante suscitar en los jóvenes la alegría vocacional en cualquier estado de vida a los que sean llamados, comprendido la vida religiosa salesiana en la que se expresa la alegría de seguir a Jesús con totalidad de don. Estamos convencidas de que solo la esperanza permite generar, por esto creo importante la esperanza en el futuro del carisma. 5. ¿Qué retos y esperanzas tiene el Instituto en estos próximos seis años? Los desafíos están representados por los grandes cambios culturales que nos interpelan. Al mismo tiempo son oportunidades sorprendentes. Hay hambre y sed de Dios y de espiritualidad, un fuerte sentido de trabajar juntos, se está más disponible a actuar como comunidad educativa, en sinergia con todas las fuerzas del territorio interesados en la educación. Sueño con una gran sinergia en la Familia Salesiana y un diálogo más abierto con los diversos carismas en la Iglesia y con los organismos civiles para construir una sociedad más humana y solidaria, a partir de la educación. Se reconoce que los jóvenes son nuestra tierra santa ante los que arrodillarse; personas para servir con alegría y de los que acoger con humildad y gratitud los dones propios de su edad. Una nueva llamada nos viene de tantas periferias, también existenciales, de un mundo empobrecido, herido y desamparado, donde se puede encontrar también la muerte porque no se puede convivir con la paz. Se presentan en el horizonte nuevas necesidades de formación que son para nosotras otras llamadas. Se advierte con mayor urgencia la importancia de vivir el servicio de autoridad con un estilo de animación y gobierno marcado por la comunión. El mundo de la comunicación y de la ecología nos desafía con impostergable necesidad. 6. El documento capitular lleva por título "¡Ampliad la mirada! Con los jóvenes, misioneras de alegría y esperanza". ¿Qué significa para una Hija de María Auxiliadora ampliar la mirada? Ampliar la mirada es la perspectiva desde la que vemos el mundo, escuchamos su grito, nos dejamos interpelar por sus desafíos, por las nuevas y viejas pobrezas que lo amenazan también a nivel cultural. Queremos ampliar la mirada hasta abrazar las periferias porque es desde ahí donde tenemos que recuperar la esperanza. La periferia no es sólo portadora de problemas, sufrimiento, límite, muerte, sino de confianza en la vida y en el futuro. Se puede aprender una sabiduría habitando el dolor, el límite, compartiendo la sencillez y la pobreza. Los pobres, especialmente los jóvenes pobres, nos evangelizan con su propia existencia. Al compartir con los pobres somos cada vez más creativas, alegres y esenciales, capaces de proponer la belleza del evangelio. Si el tema sobre el que habíamos reflexionado en las comunidades era ser hoy con los jóvenes casa que evangeliza, la reflexión del CG XXIII ha confirmado la importancia del encuentro con 7. ¿Qué cree que espera Don Bosco de las Hijas de María Auxiliadora en este bicentenario de su nacimiento? Don Bosco espera de nosotros que seamos: • Mujeres enamoradas de Jesús, capaces de llevarlo a los últimos confines del mundo. • Mujeres de relaciones, que aman con un amor sano, sin miedo. • Mujeres que apasionan a las jóvenes generaciones por las verdaderas causas de la humanidad, que las acompañan con paciencia en su camino de crecimiento hasta encontrar el verdadero sentido de sus vidas. • Mujeres que contagian la fascinación de su propia vocación. • Mujeres que aman a la Iglesia y al Sucesor de Pedro, que trabajan en sinergia y colaboran con todos aquellos que se identifican con la espiritualidad salesiana, con los creyentes de otras religiones y con los hombres y mujeres de buena voluntad interesados en la paz, la salvaguardia de la creación y la defensa de los derechos humanos fundamentales. • Don Bosco espera que seamos comunicadoras de alegría y esperanza, potenciando el ser comunidades abiertas y felices. • Deseo que Don Bosco vea en nosotras FMA ¡el compromiso y la alegría de ser un gracias a María Auxiliadora, prolongado en el tiempo! Jesús, hacer casa con Él para salir después a las periferias, para ser misioneras de alegría y esperanza. Ampliar la mirada significa también darnos cuenta de las pobrezas que a menudo están detrás de la puerta de nuestra casa. El ojo que ve sólo es posible cuando se vive en el amor. El amor es la esencia del carisma salesiano. En una realidad en la que parece dominar el pesimismo y objetivos de conquista fácil, sentimos la exigencia de ofrecer esta nueva perspectiva del amor, sentimos la urgencia de redescubrir la fascinación testimoniando la alegría de seguir a Jesús, la belleza de vivir relaciones auténticas para colaborar en la construcción de una humanidad que redescubre su dignidad y vocación. Paloma Redondo, fma