sumario Cada año se detectan en el mundo 700.000 nuevos casos de lepra, de los que un 15 por ciento corresponden a niños. Esta enfermedad aún existe y es muy frecuente en algunos países, como sucede en la India, una nación donde se detectan el 73 por ciento de los nuevos casos y que no cuenta con los recursos humanos y financieros para combatirla. Anualmente se detectan en el mundo 700.000 nuevos casos, el 73% en la India En España hay actualmente 234 enfermos de lepra L 14 A lepra sigue presente en 91 países del mundo y la situación es tan grave que se considera un problema de Salud Pública en 24 de ellos. En España, el número total de enfermos actualmente es de 234 personas, de los que 15 han sido diagnosticados durante el pasado año. Se trata fundamentalmente de personas que han vivido en zonas con una alta incidencia o inmigrantes procedentes de ellas. Otras 763 personas que padecieron la enfermedad en los últimos tiempos se encuentran en vigilancia, mientras del total de personas que la han sufrido 439 padecen algún tipo de discapacidad por ella. Pero hoy por hoy la lepra puede ser curada gracias a un tratamiento que combina tres compuestos. En todo caso, para que la lepra no tenga secuelas importantes en la persona debe ser detectada a tiempo, para lo que también hace falta formar suficientemente al personal sanitario del país en cuestión, de manera que cuando se presente una persona con una afección en la piel sospechosa pueda ser examinada adecuadamente para que, si el resultado es positivo, sea tratada inmediatamente. Según los datos ofrecidos por la Asociación Fontilles –que es miembro de la Federación Internacional de Asociaciones de Lucha contra la Lepra (ILEP)–, el contagio se produce fundamentalmente por el aire, pero sólo si se tiene un contacto estrecho y frecuente con la persona infectada, algo que debe combinarse también con condiciones higiénicas degradadas y una alimentación deficiente, razón por la cual es una enfermedad más propia de los países en vías de desarrollo. La lepra afecta principalmente a la piel y los nervios, y los primeros síntomas consisten en la aparición de manchas con sequedad y falta de sensibilidad al calor, al dolor y al tacto. Si no se trata a tiempo puede provocar daños progresivos y permanentes en la piel, los nervios, los pies, las manos y los ojos, generando parálisis y discapacidades. Tratamientos caros Los medicamentos para curar la enfermedad son caros, a lo que hay que añadir el gasto que supone en los países menos desarrollados el desplazamiento de personal médico a los diversos lugares de mayor incidencia de la enfermedad. Otra de las dificultades a las que se enfrentan los científicos con la lepra es lo variable de su incubación, que puede oscilar entre los seis meses y los 20 años, así como la imposibilidad de diagnosticar la enfermedad antes de que el paciente empiece a mostrar los primeros síntomas y de saber qué posibilidades tiene de recaer. Pero hay una cuestión con la que no pueden luchar los cientí- ficos, y es la marginación social que produce tener lepra, que está fundada en un principio que ni siquiera es cierto: el que esta enfermedad es altamente contagiosa. Este aislamiento dificulta aún más la erradicación de la lepra, dado que en algunos casos, para evitar ser descubiertos, los afectados no toman la medicación hasta que la enfermedad está muy avanzada. A pesar de que se haya demostrado que no es tan fácil contagiarse como siempre se ha creído, la lepra sigue provocando un rechazo irracional entre las personas que se encuentran con un afectado. Para demostrar lo incorrecto del pensamiento de que es de fácil propagación, el presidente de Fontilles, José Luis Soto, asegura que en los 100 años que lleva en funcionamiento el sanatorio que posee la asociación en el Levante español –el único de este tipo en Europa– no se ha producido ningún caso de contagio entre el personal sanitario que atiende a los enfermos, con los que tienen trato diario. La mala prensa de esta enfermedad, causada por una microbacteria, la Micobacterum leprae, llega a tal punto que, según indica la doctora Montserrat Pérez López, asesora científica de la junta de gobierno de Fontilles, “en unos 20 años hemos sido capaces de convivir con el sida, mientras en 4.000 años no hemos podido aceptar la lepra”. sumario JUNIO-2001 Eliminación en 2005 Por todo ello, las personas afectadas por la lepra sufren una fuerte marginación, que en muchos casos les lleva a ser abandonados por familiares y amigos, a pesar de los importantes daños físicos que pueden padecer en algunas ocasiones. Para evitar este problema, las organizaciones que luchan contra la enfermedad han intentado renombrarla con la denominación de enfermedad de Hansen, en recuerdo del médico noruego que en el siglo XIX identificó al microorganismo responsable de la enfermedad, si bien hasta el momento la iniciativa no ha tenido el éxito esperado. La doctora Pérez, una eminente dermatóloga, recuerda que a pesar de los esfuerzos realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), organizaciones que luchan contra la lepra y los gobiernos de los países afectados, esta enfermedad milenaria no pudo eliminarse a nivel global en el año 2000, tal como se había fijado la OMS en 1991, por lo que este organismo se fijó un nuevo plazo, el 2005, para su eliminación, entendiéndose por este concepto la reducción del número de casos en una población por debajo de 1 entre 10.000. Pero la Asociación Fontilles recuerda que la eliminación no supondrá la erradicación de esta enfermedad, que seguirá presentando sus tasas más elevadas a nivel local en regiones de la India, Madagascar o Nepal. Asimismo, organizaciones como Fontilles han advertido ya del peligro de que a partir del 2005, fecha prevista para su eliminación global, la enfermedad vuelva a propagarse por la relajación de los controles. Por todo ello, Fontilles asegura que “todos somos responsables de eternizar la palabra lepra o de contribuir a su desaparición en el futuro”, subrayando que “no podemos seguir bautizando enfermedades, dolencias de cualquier tipo, con la palabra lepra y mantener su estigma social como hace 3.000 años”.