Orar en tiempos de crisis

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Orar en tiempos de crisis
Cuando el corazón siente demasiada pereza para levantarse y dirigir mi palabra, dejo a la mente
que desatasque mi voz. Delante de Ti no siempre puedo poner en orden mis palabras y necesito acudir a
fórmulas aprendidas, recuerdos agradecidos y deseos de nuevas promesas cumplidas. Rebusco en lo
más profundo de mi ser para encontrar lo que todavía consigue atraerme y moverme, lo que no dejaría
escapar por nada del mundo al desván del olvido, lo que sigue siendo irrenunciable y no le puedo poner
precio.
Entonces pienso en el amor…
… de quien nos dio la vida y nos soñó, adelantándose incluso a nuestra necesidad de ser amados.
… de quienes creyeron en nosotros y en nuestras posibilidades, despertando en nosotros el deseo
de amar.
… de quienes amamos ayer y hoy, que nos han enseñado que existen otras maneras de amar
distintas, e incluso mejores.
… de quienes por sus circunstancias no tienen razones para buscar el amor, detectarlo y acogerlo
como un derecho, convenciéndonos de que el amor todo lo perdona y todo lo espera.
El amor ha de traducirse en hechos,
es mucho más que palabras, mucho más que sentimientos
obras son amores y no buenas razones,
el amor no falla nunca.
El amor busca ser correspondido
es la comunicación del amante y el amado,
es donarse enteramente, entregarse mutuamente,
el amor no falla nunca.
EL
EL
EL
EL
AMOR
AMOR
AMOR
AMOR
ES EL SENTIDO DE LA VIDA
ES UN DERROCHE DE ALEGRÍA
ES LA CRUZ DE CADA DÍA
ES DARLO TODO SIN MEDIDA (bis)
El amor es vivir comprometido,
el amor no es egoísta, el amor no es orgulloso,
el amor todo lo cree, el amor todo lo espera,
el amor no falla nunca.
Una forma de amar es hacer memoria,
mirar la realidad otra vez pero con ojos
nuevos, desde Dios.
¿Qué me estás diciendo a través de los
acontecimientos?
¿En qué detalles puedo reconocer en
los demás tu manera de amarme?
Mirad qué grande es el amor que nos ha dado el
Padre para que seamos llamados hijos de Dios.
¡Pues lo somos! Por esto el mundo no nos conoce,
porque no le conoció a él. Ahora somos hijos de
Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos.
Pero sabemos que cuando él se manifieste,
seremos semejantes a él, porque le veremos tal
como él es (Jn 3, 1-2).
No quiero alejarme de Ti,
donde tu vayas yo iré,
donde Tú habites yo quiero habitar
Porque Tú me amaste primero
Por todas esas veces que estuviste para mí,
por todas las verdades que me hiciste ver,
por toda la alegría que trajiste a mi vida,
por todos los errores que me hiciste corregir,
por cada sueño que hiciste realidad,
por todo el amor que encontré en ti.
Fuiste mi fuerza cuando estaba débil,
fuiste mi voz cuando no podía hablar,
fuiste mis ojos cuando no podía ver.
Tú decías que lo mejor estaba en mí.
Me ayudaste a avanzar cuando no podía llegar.
Me diste fe, pues tú creías
en todo lo que yo era.
Porque tú me amaste primero.
A veces necesito mucha fe para creer que lo que
conecta mi mente con mi corazón es la causa de Jesús.
Para ser honesto, tu radicalidad me desborda y tan sólo
me siento con fuerzas para pedirte que mis búsquedas se
conviertan en tus deseos. Déjame echar una mirada
alrededor, a ver si encuentro los pilares con que he ido
déjame recordar…
construyendo
evangelio hasta ahora;
… los mejores momentos de mi pasado, que me
han enseñado a confiar, a querer, a soñar.
… la fuerza con que latía mi corazón cuando ardía
por alcanzar metas que ya he logrado.
… la salvación de haber encontrado ayuda o
apoyo en momentos realmente difíciles.
… las experiencias sanadoras de perdonar o ser
perdonado
… las intuiciones, indescriptibles pero ciertas, del
amor incondicional de Dios por los pobres y
excluidos de la sociedad.
… las actitudes que siempre me han funcionado a
la hora de resaltar las mejores cualidades de
otros y transparentar la acción de Dios en ellos.
Me diste alas y me hiciste volar,
tocaste mis manos y pude tocar el cielo.
Perdí mi fe y tú me la entregaste.
Tú dijiste que no había estrella que no pudiera
alcanzar.
Estuviste por mí y ya estoy de pie.
Tengo tu amor y lo tengo todo.
Estoy agradecido por cada día que me diste,
quizás no sepa cuanto
pero sé que en verdad es mucho.
Porque tú me amaste primero.
Fuiste mi fuerza cuando estaba débil,
fuiste mi voz cuando no podía hablar,
fuiste mis ojos cuando no podía ver.
Tú decías que lo mejor estaba en mí.
Me ayudaste a avanzar cuando no podía llegar.
Me diste fe, pues tú creías
en todo lo que yo era.
Porque tú me amaste primero.
Ven hermano y cántale a Cristo,
a ese Cristo joven que un día nos
redimió.
Haz de tu amor una plegaria,
un simple canto alegre
que el Señor escuchará.
VEN AQUÍ, CANTA YA,
NO TE OLVIDES TÚ DE CRISTO;
PIENSA QUE, EN LA CRUZ
POR NOSOTROS ÉL SE DIO.
No te alejes del camino marcado,
que Cristo ha señalado
para acercarnos a Él.
Devuélvele con fe inquebrantable,
ese amor incuestionable
que nos ha ofrecido Él.
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