EL SACRIFICIO DE DIOS He. 13:15­16 INTRODUCCIÓN: En el Antiguo Testamento se ofrecían distintos sacrificios a Dios; en Génesis 4:4 leemos que Abel ofreció sacrificio y agradó a Dios. Vemos en el libro de Levítico que estos sacrificios pueden ser animales, aves, vegetales y minerales, y cada uno de ellos se ofrecía en diferentes partes del tabernáculo con distintos propósito. DESARROLLO: Sacrificio se traduce de las palabras olah­alah que quiere decir: hacer ascender, holocausto; minchah: presente, don, oblación; shelem: estar completo, en paz, en amistad, sacrificio de paz; tenuphah: levantar arriba y bajar, mecer, ofrenda mecida. Sacrificio es todo aquello que, habiendo sido dedicado no puede ser reclamado, ofrenda, holocausto, propiciación, entrega, privación, renunciamiento, consagración; en todo esto hay una idea principal: muerte (Ef. 5:2; He. 9:26); era en el Atrio del tabernáculo donde se ofrecían animales (bueyes, toros, aves, etc.), en el Lugar Santo vegetales (los panes de la proposición , aceite de olivas para el candelero Ex. 27:20), y en el Lugar Santísimo minerales (el incienso que ofrecía el Sumo Sacerdote cuando entraba a ministrar delante de Dios Ex. 30:6­9). El propósito de los sacrificios era el de acercarse a Dios y tener comunión con Él, pero nosotros estamos viviendo un Nuevo Pacto y por ello también debemos ofrecer sacrificios a Dios; veamos según la Biblia cuales debemos presentar delante del Padre: A. SACRIFICIO POR EL PECADO, Lv. 4:1­3; He. 9:22: Los sacrificios que se hacían en el Antiguo Testamento ya no se puede hacer en esta época porque cuando Jesucristo murió en la cruz se ofreció al Padre como sacrificio por el pecado; en Juan 1:29 leemos que Juan el Bautista dijo de Jesús: “He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, también leemos en Hebreos 7:27 y 9:26 que el sacrificio de Jesucristo es único y para siempre, de tal manera que no tenemos necesidad como los del A.T. de ofrecer continuamente sacrificios por el pecado delante de Dios. Es maravilloso saber que sí el pecado nos alcanza, podemos utilizar la sangre de nuestro Señor Jesucristo, porque todavía está fresca, para que podamos llegar delante de Dios y pedirle que nos limpie de todo pecado con la sangre bendita de su Hijo. B. SACRIFICIOS DE PAZ, Lv. 3:1: En Romanos 5:1 leemos que ahora que hemos sido justificados por la fe tenemos paz para con Dios, porque es por el sacrificio de Jesucristo que son limpiados nuestros pecados y luego podemos presentar sacrifico de paz y acción de gracias delante de Él: · ALABANZA, He. 13:15: Alabanza se traduce del griego ainesis que significa: ofrenda de gracias, exaltar, levantar. Alabar es glorificar a Dios, ensalzarlo y bendecirlo con himnos, cánticos, salmos, oraciones, etc. (Neh. 12:46; Sal. 28:7; 40:3; 95:1­2; 149:1­3). Debemos alabar a Dios por lo que El es (Mt. 21:16; Lc. 2:13­14, 20; Hch. 3:2; 8­9), porque es bueno (Sal. 106:1), por su misericordia (1 Cr. 16:41), por sus proezas y por su grandeza (Sal. 150:2), etc. Cuando estamos en la Iglesia y alabamos a Dios le agradamos, porque lo hacemos por medio de su Hijo (He. 13:15), y atraemos su presencia a nosotros; luego en la exposición de la palabra El nos alimenta espiritualmente. Nosotros fuimos creados para la alabanza de la gloria de su Nombre (Ef. 1:4­6; 12). En Hebreos 13:15 leemos que el apóstol dice que es un fruto, porque es el resultado de la obra que Dios hace en nosotros (restauración, Gá. 5:22), luego, de labios porque toda alabanza que salga de nosotros es para confesar su Nombre y a su Hijo (Sal. 51:15; Cnt. 4:3 ­11), y que confiese su Nombre (Sal. 8:1; 34:3; Mt. 6:9; Hch. 4:12; Fil. 2:9). · HACER EL BIEN, He. 13:16: Hacer el bien se traduce de las palabras griegas eupoiia que significa: bien hacer, beneficencia, kalopoieo: (kalos = bueno, poieo = hacer), agathos: bueno, placentero, agradable, feliz (Ro. 2:10); esto nos enseña que otro de los sacrificios que debemos presentar a Dios es hacer el bien con gozo y en gracia (2 Co. 9:8), primero para los de nuestra casa y luego a los demás, veamos unos ejemplos : a. Hermanos, Gá. 6:10: Ayudar a los hermanos que están pasando alguna necesidad (Ef. 4:28). · b. Pobres, Mrc. 14:7: El Señor Jesús nos enseña que siempre habrán pobres y que es necesario que les ayudemos. c. Inconversos, Gá. 6:10: Debemos mostrarles el amor de Dios en nosotros por medio de hacerles el bien. d. Enemigos, Lc. 6:26: Aunque sea difícil hacerle el bien a nuestros enemigos, debemos buscar ser llenos del Espíritu Santo para que entonces en algún momento podamos hacerles el bien, por amor a Dios (Hch. 10:38). En Santiago 2:17 leemos que la fe sin obras es muerta, estéril e imperfecta por lo que debemos de acompañarla de obras (Ef. 2:10; Hch. 20:35), pero también debemos ser cuidadosos porque hay personas que únicamente buscan aprovechares de los demás y mayormente de los cristianos. COMUNIÓN (KOINONIA), He. 13:16: Comunión se traduce de la palabra griega koinonia que significa hacerse común (Hch. 2:42), tener algo en común, participación (2 Co. 8:4), ayuda (2 Co. 8:4), compañerismo (Gá. 2:9), contribución (2 Co. 9:13), etc., y de koinos que quiere decir: común, socio (Lc. 5:10; 2 Co. 8:23; Fil. 17), veamos algunos ejemplos: a. Con el Padre y el Hijo, 1 Jn. 1:3: Primero debemos de tener comunión con El Padre y Jesucristo participando de su palabra, en la alabanza, en la adoración, en la oración, etc. para que luego podamos tener comunión con los demás (Ef. 4:4­6). b. Con el Espíritu Santo, 2 Co. 13:14: Es también importante que al buscar la comunión con el Padre y el Hijo la busquemos con el Espíritu Santo, porque es Dios y es quien nos guiará a toda la verdad. c. Entre hermanos, 1 Jn. 1:7: La comunión con los hermanos también es importantísima porque todos somos un solo cuerpo y tenemos en común a Dios, el Espíritu Santo, el bautismo, la fe, etc. (Hch. 4:32; Ef. 4:4­6) y es con nuestros hermanos con quien debemos tener compañerismo porque de alguna manera dependemos unos de otros (Hch. 2:42­47) y porque sí tenemos comunión unos con otros la sangre de Jesucristo nos limpia de pecados. d. En la Santa Cena, 1 Co. 10:16 Cuando participamos en la Santa Cena estamos participando de la sangre bendita de Jesucristo, la sangre del Nuevo Pacto, por la cual somos limpios delante de Dios. CONCLUSIÓN: Hagamos sacrificio a Dios (Ro. 12:1) y seamos sacrificio para Dios con nuestras vidas (Ro. 12:1), el sacrificio para nosotros es dar lo mejor de nosotros, con nuestra vida y las actitudes para con nuestro prójimo, con nuestra familia, con nuestros hermanos, la familia de Dios para que no nos vean a nosotros sino lo que Dios ha hecho en nosotros.