ARTÍCULO DE OPINIÓN Quieren acabar con la universidad pública José Campos/ Secretario general de la FECCOO María José Saura/ Responsable de Universidad de FECCOO La anunciada creación de una Comisión de expertos que, supuestamente, se encargará de la reforma del sistema universitario español, no es más que una cortina de humo tras la cual se esconden los duros recortes que viene sufriendo la universidad española. Además esta comisión no es representativa de la comunidad universitaria. Por si esto fuera poco, alguno de sus miembros ellos pertenece a la Escuela de Chicago, la más sanguinaria en los recortes del planeta. El problema más urgente de la universidad reside en la escasa financiación, acentuada por los agresivos recortes a la que está siendo sometida en los últimos tiempos. Si no se resuelve este problema, de poco servirá cualquier reforma de la universidad que pretenda acometerse y menos aún sin la participación de los representantes legítimos del personal que trabaja en ella. De hecho, es en la enseñanza universitaria donde se produce el mayor recorte absoluto, de casi 250 millones de euros, lo que supone un descenso del 62,5%. Esta reducción debe interpretarse como una advertencia a las comunidades autónomas para que no esperen una financiación pública adecuada de la enseñanza superior en el momento de plena integración en el Espacio Europeo de Educación Superior y de Investigación. Los contratos de ciencia disminuyen en un 43%. La contratación total en los programas de I+D “Ramón y Cajal” y “Juan de la Cierva” no superará este año las 340 plazas, lo que supone una reducción del 43% respecto al 2011, con 250 y 350 respectivamente en estas convocatorias. La cifra global destinada a I+D+i es de 6.397,62 millones de euros, lo que supone un descenso del 25,52% sobre la cifra del presupuesto aprobado en 2011. Se trata del mayor recorte desde que existen los planes de I+D y supera el previsto en los Presupuestos Generales del Estado de este año. Con semejante decisión está claro la I+D no es precisamente una prioridad estratégica para el Gobierno de Mariano Rajoy. Por otro lado, con una dotación de 1.265 millones de euros, el programa de becas y ayudas a estudiantes constituye algo más de la mitad de las inversiones en una competencia básica del Estado para garantizar la equidad más necesaria que nunca en un contexto de crisis y que, precisamente por ello, se había incrementado en todos los últimos presupuestos. Su reducción de más de 166 millones de euros (un 11,6%), es uno de los datos más negativos de los Presupuestos. 1 Además el ministerio ha decidido modificar el criterio de la convocatoria de becas donde la renta de las familias dejará de ser la variable preferente. A pesar de ello, el Ministerio se queja de la escasa movilidad de los estudiantes españoles. No es cierto, como ha dicho el ministro de Educación, que nuestro gasto en educación superior sea similar al de la OCDE. Por el contrario, según los últimos datos de 2008, fue un 25% inferior a su media del 1,5%. Ese año alcanzamos un máximo del 1,2%, porcentaje que desde entonces no ha hecho más que decrecer. El Ministro no habla, por ejemplo, de las diferentes tasas en porcentaje de investigadores; ni de la comparación del PIB dedicado a I+D+i, que son imprescindibles para los objetivos enunciados. Tampoco es cierto el dantesco panorama que dibuja al referirse al abandono o fracaso de los estudiantes universitarios. Los datos de la OCDE no aluden a un 30%, sino de un 24% de personas que acceden a educación terciaria y no obtienen titulación, una cifra que es un 25% inferior a la media de la OCDE (31%) o la U.E. (30%) y la de la que se registra en Estados Unidos o Nueva Zelanda, los dos países OCDE que acumulan unas tasas más altas de fracaso escolar y donde, curiosamente, el gasto privado en la educación superior supera ampliamente el 50% del total. ¿A quién le interesa falsear los datos? ¿Por qué esta manipulación? ¿Por qué interesa engañar a la opinión pública? El objetivo es claro: difamar, desprestigiar y después entrar como elefante en cacharrería para cargarse sin piedad la universidad pública y privatizarla. Pero el ministro Wert debería saber que a los trabajadores de las universidades no se nos engaña tan fácilmente. Como sabemos a dónde quiere llevarnos, pensamos resistirnos. Una reducción del 62% es del todo inviable a no ser que se pretenda colapsar el sistema universitario español. Ciertamente el sistema universitario constituye un instrumento fundamental para la innovación, y que de su éxito depende la competitividad de nuestra economía. Pero estos objetivos no podrán nunca cubrirse si las políticas de Estado no apuestan por seguir invirtiendo en la calidad de nuestra universidad española. Sin embargo, la política de recortes no ha servido para combatir el desempleo ni transformar el modelo productivo, sino en todo caso para desprestigiar un servicio público educativo en el que, por encima de todo, deben primar la calidad y la equidad. La empleabilidad de los universitarios no depende exclusivamente de su capacitación sino de otros factores, como la investigación que no se realiza en nuestro país y en la que no se invierte lo suficiente. El tejido productivo no quiere titulados superiores porque su contratación exige abonar salarios más elevados y, además, el nivel de desempleo juvenil es tan alto que no deja de ser lamentable que unas generaciones tan bien preparadas deban abandonar nuestro país en busca de un puesto de trabajo que no encuentran aquí. 2 La enseñanza superior, como cualquier otra etapa del sistema educativo, no es una empresa sujeta a resultados numéricos, como ha dado a entender el ministro de Educación, sino la mejor política económica y la mejor inversión de un país, por lo que cuanto se invierta en ella será también la mejor política social y el medio más idóneo para impulsar la igualdad de oportunidades. Es preciso frenar esta salvaje política de recortes, que no ha servido para combatir el desempleo ni transformar el modelo productivo, sino en todo caso para desprestigiar un servicio público educativo en el que, por encima de todo, deben primar la calidad y la equidad. En su condición de sindicato mayoritario en el sector, CCOO sigue en lucha para defender, ahora con más intensidad aún, a la universidad pública de todos los ataques que este gobierno pretende iniciar. 3