Silencio “Era silencioso. Oscuro. Un irremediable presentimiento me decía que algo estaba mal. Quería abrir mis ojos pero un nudo en mi estómago me impedía abrirlos, tenía miedo, sentía mi corazón latir y solo escuchaba…” Marianny León Silencio Redacción: Marianny León Diseño: Andrea López Todo era oscuro y silencioso. Un irremediable presentimiento me decía que algo estaba mal. Quería abrir mis ojos pero un nudo en mi estómago me lo impedía, tenía miedo, sentía mi corazón latir y solo escuchaba… - ¡No lo quiero! - ¿Qué haré? ¿Qué pasa? exclamé ¿de dónde viene esa voz? Pero nadie me dio respuesta… Pasaron días y me sentí solo, decidí tocar incesante, era algo duro que chocaba con mi cuerpo, toque varias veces pero nadie me habló, no escuché nada ni una palabra, halé un timbre largo, muy largo, que se encontraba al lado pero nadie me respondía. Me sentí triste, no entendía lo que sucedía pero de algo estaba seguro: este era el fin. Entonces, fue cuando escuché… - ¿Está segura de hacerlo? - Sí, estoy segura. Yo gritaba desesperadamente, pero esa voz que escuchaba desde hace días no me dijo de lo que estaba segura, no parecía una respuesta positiva, me sentí frustrado y comencé a patalear como nunca lo hice, sentía que prácticamente corría, mi corazón se aceleraba y luego sentí algo que me llevaba y me quemaba. Sabía que era mi muerte. Me desesperé, grité y solo escuché cuando ella llorando dijo: - Por favor, termine ya. - En un momento. Y fue esa última palabra que confirmó lo que no quería saber… fue entonces cuando vi una luz que me encandilaba los ojos como si fuera algo errado para el mundo y un ruido muy fuerte que me aturdía, vi unas hojillas enfrente de mí, grité por cada cortada y desmembramiento y ella no hizo nada. Ella solo estaba en silencio. Cuando ya estaba prácticamente sin vida solo pensé ¿Qué hice mal? Nunca hable o dije algo malo solo quería regalar mi amor, mis virtudes y esa sonrisa que tanto me había imaginado que vería en su carita… Y fue cuando me despedí, cerré mis ojitos, dejó de latir mi corazón y dejé de respirar. Solo sentí cuando dejé de existir. Sentí paz, ella nunca vio correr mis lágrimas o cuando le gritaba que la quería, que quería conocer esa voz… abrazarla, decirle mamá.