U na oración no necesita ninguna disertación filosófica o arreglo elaborado. Uno sólo necesita una fe amorosa para expresar su impulso interno en las palabras más sencillas posibles. Una oración verdadera no necesita ninguna hora y lugar particulares. Tenemos que sentarnos en silencio en el templo del cuerpo, en el asiento del alma, mirar fijamente en medio de las dos cejas y repetir mentalmente las palabras cargadas que nos han sido dadas por el Maestro. En una oración eso es más que suficiente.” Kirpal Singh C uando alcanzamos el estado en el cual el Creador se convierte en nuestra pasión predominante por encima de Su creación, estamos listos para la oración en su forma más elevada. La oración se transforma en meditación, la cual es el único medio por el cual el alma pueda tener la comunión directa con Dios” Darshan Singh C uando las oraciones finalizan en una anhelante devoción silenciosa por la unión, sin palabras, sin pensamientos, habremos alcanzado la forma más alta de la oración, que es la meditación.” Rajinder Singh www.sos.org/spanish La Oración es la esencia de la espiritualidad. Cuando oramos, estamos admitiendo nuestra propia impotencia. En esos momentos, como un mendigo ante un hombre rico, buscamos ayuda del Supremo. Sant Rajinder Singh Ji Maharaj La paz y la unidad a través de la oración y la meditación E n la oración, nosotros expresamos un deseo o anhelo para que Dios intervenga. Miramos al Creador para que satisfaga nuestras demandas. Por alguna razón, no pudimos obtener lo que deseábamos por nuestros propios esfuerzos ni con la ayuda de otros. Como resultado, acudimos a Dios como ultimo recurso para el cumplimiento de nuestros deseos. Las oraciones son de muchos tipos. Muchas personas oran a Dios por logros materiales. Muchas personas oran por un trabajo bueno. Algunos reciben una posición buena y entonces oran para una promoción. Satsang Semanal, Semana # 21 Algunas personas oran por riqueza financiera y valiosas posesiones. Luego aparecen aquellos que experimentan alguna enfermedad o calamidad. Ellos oran a Dios para ser sanados. Ellos desean recuperar su estado de buena salud. Si alguien que nosotros amamos está en su lecho de muerte, nosotros oramos a Dios para que por un milagro extienda su vida. Muchos oran para que Dios los proteja de los peligros. Si emprendemos un viaje largo, o caminamos en una calle oscura, nuestros pensamientos acuden a Dios para que esté con nosotros y nos salve de cualquier peligro. He oído inclusive a personas que se montan en la Montaña rusa o en una atracción del Mundo de Disney pidiendo a gritos la ayuda de Dios a medida que descienden vertiginosamente al vacío. Otro grupo de gente ora para obte- ner logros intelectuales. Quieren que Dios les ayude a pasar un examen y a ganar un título. Pedimos que Dios nos ayude a alcanzar premios y becas o el reconocimiento por nuestros logros intelectuales. Vemos a las personas orar a Dios por alguna relación. Algunos oran por un esposo o esposa buenos. Otros oran por un niño saludable. Oramos para que nuestros hijos sean también inteligentes y crezcan para tener una carrera exitosa. Cuándo nuestros niños han crecido, oramos para que ellos encuentren un esposo o una esposa buenos. Luego continuamos aún orando por nuestros nietos. Si pudiéramos sintonizarnos con todas las oraciones del mundo, encontraríamos que la mayoría de ellas caen en una de las categorías anteriormente mencionadas. En conexión con esto, hay una historia en la vida de uno de los grandes Presidentes americanos, Abraham Lincoln. Una vez, durante la Guerra Civil en que los estados del norte, o de “la Unión”, luchaban contra los estados sureños, o de la “Confederación”, una delegación visitó al Presidente Lincoln en la Casa Blanca. Ellos dijeron al Presidente que la Unión debía ganar porque Dios estaba a su lado. Ellos pensaron que como el Presidente dirigía la Unión esta declaración lo haría feliz. Pero Lincoln los sorprendió con su respuesta. En su sabiduría, Lincoln dijo: “Caballeros, la cuestión no es si Dios está de nuestro lado. La cuestión es si estamos de Su lado”. Nosotros a menudo pensamos que Dios Pag. 2 debería estar de “nuestro lado” y contestar nuestras oraciones. ¿Pero cuántos de nosotros pensamos en si estamos del lado del Señor, llevando una vida digna de Su gracia y amor? Con frecuencia queremos que Dios esté de acuerdo con nuestros deseos. ¿Pero nos acomodamos a los deseos de Dios para nosotros? Nuestras oraciones provienen de los deseos por obtener ayuda de Dios y lograr la clase de vida que queremos. ¿Oramos alguna vez para vivir nuestra vida de acuerdo con la voluntad de Dios? Esta es una de las razones que me llevan a definir la oración como hablar con Dios. Es una conversación interminable con Dios acerca de lo que queremos que Él nos dé o que haga por nosotros. Nosotros somos los que hablamos. Al otro lado del espectro, están los que sienten que Dios es el que debería hablar y nosotros aceptar cualquier cosa que envíe en nuestra dirección. Un ejemplo de un alma así es el de Rabia Basri una santa Sufí del siglo VII. Ella sobresale como una de las amantes brillantes de Dios porque se sometió completamente a la voluntad del Señor. Una vez, un hombre vino a visitarla con una venda en la cabeza. “¿Por qué llevas esta venda y te quejas tan fuerte?” le preguntó ella. Él le dijo que la cabeza le dolía enormemente. Después ella indagó: “¿Por cuanto tiempo has padecido de este dolor?” “Un día”, contestó. En tono agudo ella exclamó: “Por cuarenta años has vivido sin tener dolor de cabeza, y por un día de dolor, ¿te vendas la cabeza y Volumen 11 Dos historias Las siguientes historias son tomadas del libro “Flores de Gracia: Vidas tocadas por el amor y la compasión de Sant Rajinder Singh Ji Maharaj” Historia #39: Durante mi estadía en el Kirpal Ashram, necesité ir a Delhi para confirmar mi boleto de avión. Como era un día de fiesta nacional, las motonetas y las bicicletas con cochecillo no se permitían en el centro de la ciudad. Finalmente encontré la manera de llegar a la ciudad, y después de que el boleto fue confirmado, comencé a buscar el camino de regreso al Ashram. Para mi consternación, no pude encontrar un taxi, mucho menos una motoneta. Todos los conductores de taxi con los que conversé, se rehusaron a llevarme. Después de dos horas y media me di cuenta que era inútil. Comencé a buscar un autobús que fuera en la dirección de Vijay Nagar, que es el barrio en el que queda el ashram. Cada persona a la que le preguntaba me daba un número diferente de autobús. Finalmente una persona amable me llevó a la estación de policía donde me dijeron que el autobús que debía tomar pasaría pronto por una parada cercana. El autobús nunca llegó. Supe que estaba en apuros a medida que la noche caía. Entonces oré al Maestro para que me ayudara. Muchas personas alrededor de mí esperaban autobuses diferentes. De pronto un conductor en una motoneta nueva se dirigió directamente a donde yo me encontraba. Le Pregunté si me podía llevar a Vijay Nagar. Él dijo: “Sí”. Pregunté cuánto. “Cuarenta y cinco rupias”. ¡No había sido capaz Satsang Semanal, Semana # 21 de conseguir que alguien me llevara ni por doscientas rupias! Entré en la motoneta, y la siguiente cosa que supe, fue que él había parado en la entrada del ashram. Sóo entonces caí en la cuenta de que nunca le dije al conductor la dirección del ashram—yo sólo mencioné Vijay Nagar. (Luda Arbuzova) Historia # 101: Por años, anhelé estar en la presencia física del Maestro Sant Rajinder Singh Ji. Tuve finalmente la oportunidad de estar con él cuando vino a Ecuador en 1998. Era maravilloso— las charlas espirituales y meditaciones fueron hermosas. ¡El único problema era que miles de personas vinieron a escuchar sus discursos—y todos ellos amaban al Maestro, también! Después de las reuniones, todos se apresuraban para reunirse alrededor de Maharaj Ji. En mi corazón, suplicaba por la oportunidad de recibir individualmente sus bendiciones. La muchedumbre aumentaba de tamaño durante cada día de su visita, y mis esperanzas se disipaban. Pero mi deseo seguía siendo el mismo. No podía soportar la idea que él pronto se marcharía. Cerca del fin de su viaje, Maharaj Ji contestó mi oración, pero él fue más allá del plano físico para hacerlo. Vino a mí en una visión vívida, lleno de luz y alegría. Con una sonrisa grande, él me dio un gentil, caluroso, y amoroso abrazo. Sus Pag. 7 dinero, los amigos, las posesiones, y a todo lo que hay en el mundo, y sólo ores para obtener el amor de Dios, entonces habrás encontrado la salvación”. Sant Kirpal Singh Ji, en su propia manera inimitable, dijo: “Dios está solo. No tiene padre, hermano, hermana, ningún amigo. Desea que todos vengan a Él solos. ¿Quién eres tú? Eres una entidad consciente y no el cuerpo. Él no aprecia que lleves tu cuerpo junto contigo. Eso significa, que ni siquiera pienses en el cuerpo que usas; que estés a solas con Él.” Cuando nos sentamos a meditar, debemos quemar nuestras conexiones con el mundo. Si queremos que nuestra meditación sea regular y fructífera al mismo tiempo, entonces sólo hay una manera: Domina el arte de olvidar el mundo cuando nos acomodemos en nuestra estera de oración. ¿Cómo podemos estar verdaderamente solos con el Señor? Esto no puede venir por el esfuerzo intelectual. Nuestra mente es un potente y poderoso agente, y no la podemos acallar a fuerza de nuestra propia voluntad. Nosotros no la podemos persuadir de apagar su comentario material constante simplemente porque intelectualmente sepamos que debemos dejar todo atrás cuando nos sentamos en oración. No importa que tan duro tratemos, no podremos acallar la mente a través del esfuerzo intelectual. A menos que seamos colmados con una pasión y amor profundos por Dios, no seremos capaces de olvidarnos de los amores de este mundo. Es sólo cuando nuestra relación con Dios signifique más que todas las relaciones Pag. 6 del mundo puestas juntas que pensaremos entera y únicamente en Él. Tal amor no se puede enseñar ni puede ser comprado; sólo puede contraído como una infección. Y si contraemos esta infección y comenzamos a sufrir por la misma, entonces sabremos qué es lo que significa estar solo con Dios. Cuando buscamos Su presencia a través de la oración, no sólo dejamos este mundo atrás, sino que nos olvidamos aún de nosotros mismos. Tal absorción total puede parecer una clase de locura para el resto del mundo, pero para el devoto, es su vida misma. Como he dicho en uno de mis versos: OH dile a la oscuridad del intelecto que busque la locura del amor, Porque esta locura es un rayo de Luz, y nada más que Luz. La palabra en Persa para Dios es “Khuda,” que significa literalmente “aquel que viene por su propio cuenta”. Él es el Rey de reyes, y no lo podemos forzar a venir por nuestra propia voluntad, no somos sino mortales que se equivocan, repletos de pecados y limitaciones. ¿Cómo podemos forzarlo a aparecer en nuestra presencia? Si Dios es un Rey, Él es al mismo tiempo un Padre; Él está repleto de amor. Si podemos sentarnos en un estado de devoción y rendición profundas, nos bendecirá con Su presencia. No piensen ni por un momento que porque nos consideramos listos para estar en Su presencia verdaderamente lo estamos. Déjenlo a Él juzgar el momento correcto, porque Él sabe mejor de lo que nosotros lo podemos saber, Volumen 11 Como dice la oración cristiana: “Hágase tu voluntad y no la mía.” Cuando la gente solía preguntar al gran Maestro Sant Darshan Singh Ji Maharaj acerca de la oración, Él contestaba la pregunta diciendo que un buscador pasa por muchas etapas en la oración. En los estados iniciales oramos a Dios por todo. Cuando alcanzamos el estado más alto, la oración cesa y aceptamos cualquier cosa que Dios nos manda. Cada punto de vista tiene razón. Es sólo cuestión de saber en qué estado del viaje espiritual nos encontramos. Orarle a Dios es un paso positivo. Cuando uno le ora a Dios reconoce que hay un poder más grande que nosotros mismos. Es el reconocimiento de que nosotros no somos tan grandes y poderosos como pensamos, sino que una fuerza más alta está allí para venir en nuestra ayuda. Frecuentemente, cuando tenemos todo, no recordamos al Dador. Es sólo cuando encaramos tales desafíos como la pobreza, la ignominia, la enfermedad, y el dolor que levantamos las manos al Señor. Si tal es el caso, estas no son calamidades sino bendiciones disfrazadas. Si ellas pueden despertar nuestra alma a su vercomo la voluntad de Dios, y oró para dadera realidad, ¿no es entonces ganancia el sufrimiento? Si orientan sólo vivir de acuerdo con su volunnuestros pasos en la dirección del tad. Ella se absorbía en la meditación para escuchar a Dios y lo que Él océano de la beatitud y la felicidad quería mandarle. Había alcanzado la eternas, ¿no son de gran valor? Cada nube tiene una capa plateada que la forma más alta de la oración en la cual no oraba por nada excepto para cubre. Y cada noche oscura finaliza en un alba brillante. Dios no quiere que se hiciese la voluntad de Dios. te quejas a Dios? ¿Por qué no te pones la venda de la gratitud al Señor por los otros cuarenta años que has pasado sin tener dolor de cabeza?” Esto es lo que la mayoría de nosotros hacemos. Nos enfocamos en Dios sólo cuando tenemos un dolor o queremos algo. Pero no pensamos en Él cuando las cosas funcionan a nuestra manera. Rabia fue una santa que resolvió vivir su vida de tal manera que aceptó todo lo que le pasó Orarle a Dios es un paso positivo. Cuándo uno le ora a Dios reconoce que hay un poder más grande que nosotros mismos. Satsang Semanal, Semana # 21 Pag. 3 que nosotros permanezcamos en la oscuridad. Él no quiere que pasemos nuestras vidas lejos de la dicha de Su amor. Él quiere que cada alma experimente el éxtasis infinito. Eso sólo se puede alcanzar cuando nuestra alma se reúne con su verdadero Amado. Esa reunión ocurre cuando nos sentamos en la quietud y escuchamos con todo nuestro ser los susurros del Señor llamándonos de regreso a nuestro Hogar. Pero tenemos que parar de escuchar el incesante parloteo del mundo y a nuestra mente. Tenemos que parar nuestras interminables quejas y quejas en la forma de oraciones al Señor para que nos conceda el cumplimiento de nuestros deseos continuos. Mientras oramos estamos tan ocupados con lo que pedimos que nunca lo escuchamos. Cuando las oraciones finalizan en una anhelante devoción silenciosa por la unión, sin palabras, sin pensamientos, habremos alcanzado la forma más alta de la oración, que es la meditación. Cuando nos sentamos tranquilos y mantenemos nuestra mente tranquila, descubrimos la llave de la meditación. En el estado de la meditación, todas las oraciones se contestan. ¿Para qué es que, en últimas, oramos? El resultado final de nuestras oraciones es la felicidad, la paz, y la bienaventuranza. Podemos pensar que oramos por un coche, por una casa, por un socio, o por la riqueza, pero es la felicidad que ellas traen lo que las hace atrayentes. Podemos pensar que los logros del mundo tienen la respuesta a nuestra búsqueda Pag. 4 de la felicidad, pero ellos son una completa ilusión. La felicidad que buscamos en los logros materiales no es verdadera, pero por la meditación alcanzamos la alegría permanente— nos llenamos con olas de amor divino, de paz, y de alegría. En ese estado, ¿qué puede quedar que nos haga sentir la necesidad de orar? A través de la meditación, la felicidad que buscamos en las posesiones externas es ya nuestra; lo tenemos todo y no requerimos de nada más. *** A medida que progresamos espiritualmente, encontramos que ya no oramos más por obsequios materiales. Comenzamos a desarrollar confianza en Dios y aceptamos todo lo que nos acontece como proveniente del Señor. Aceptamos todo lo que nos pasa como lo mejor para nosotros. Relacionado con esto, hay otra historia en la vida de Rabia Basri. Una vez un amigo vino a visitarla a su sencillo domicilio. La encontró tomando agua en un jarra rota. Además, ella se sentó en una estera vieja hecha de cañas; tenía un ladrillo por almohada. Su amigo se afligió al ver su vida en la pobreza. Tratando de ayudarla, le dijo: “Tengo a algunos amigos que son ricos. Si usted desea, puedo obtener algún dinero de ellos y comprarle una jarra nueva de agua y un lugar cómodo para dormir”. Pero Rabia le contestó: “Usted está en un gran error. ¿No es el Dios que me sostiene a mí, el mismo Dios que los soporta a ellos?” Su amigo contestó: “Sí, es el mismo”. Rabia continuó: Volumen 11 Sant Darshan Singh Ji Maharaj Sant Darshan Singh a menudo describe cinco clases de oración. Ellas son las siguientes: “1) Oraciones de petición o súplica, en la cual le pedimos a Dios por las cosas que necesitamos de este mundo; 2) Oraciones de acción de gracias y reconocimiento por lo que Dios nos ha dado; 3) Oraciones para conocer la forma de alcanzar a Dios; 4) Oraciones de perdón y gracia al reconocer nuestros pecados; y 5) la meditación, el estado en donde comulgamos con el Señor mismo”. En el siguiente extracto Sant Darshan Singh nos dice cómo podemos derivar el máximo beneficio de nuestras oraciones: La Oración refleja tan bien nuestra condición interna que podemos saber el punto de desarrollo espiritual de una persona por la manera en que él o ella oran. En últimas, la oración es una clase de eslabón entre el ser humano, que es limitado, y el Señor, que es ilimitado. Comenzamos nuestra infancia espiritual orando por cosas del mundo. Pero lo que es permisible en las etapas elementales de la espiritualidad puede llegar a ser un sacrilegio en las etapas más altas. A medida que crecemos, el propósito de nuestra oración cambia en un deseo por una directa y entera comunión con el Creador mismo. Por fin, para nosotros, el Dador llega a ser más importante que Sus obsequios. *** ¿Cuáles son las condiciones para el éxito en la meditación? ¿Cómo puede dar un mejor resultado? Hay dos re- quisitos previos para el éxito. Primero, debemos acercarnos al Señor a solas, y segundo, debemos aprender el secreto del esfuerzo sin esfuerzo. No es probable estar a solas con el Señor si vivimos distraídos por los ruidos, zumbidos, y bulla del mundo. Pero si estamos determinados, podemos encontrar la calma y la paz que necesitamos, aún en el corazón de la ciudad más agitada. Como Sant Kirpal Singh Ji solía decir: “Haz de tus noches una selva en la que buscas al Señor cuando el resto del mundo está dormido”. La Calma y el silencio por sí mismos no son suficientes. El hombre puede aún llevar el mundo con él al corazón del bosque más denso. De una manera u otra, todos los sabios y santos han enfatizado que debemos ir a Dios en soledad. Swami Vivekananda declaró: “Cuando renuncies a tus apegos al La oración T odos los Maestros espirituales en la tradición de Sant Mat convienen en que la forma más alta de oración es la meditación. Satsang Semanal, Semana # 21 Pag. 5