EL ENFOQUE SISTÉMICO DEL DESARROLLO LOCAL Extraído del manual “Enfoque sistémico y Desarrollo Local”, Escuela de Planificadores Sociales, SUR Libero van Hemelryck SUR El enfoque sistémico considera la totalidad de los elementos del sistema, sus interacciones e interdependencias. G¡Error! Marcador no definido.eneralmente se asocia "lo local" directa y exclusivamente con un territorio físico y reducido en su superficie. En este caso, la definición del sistema considerado está dado por sus límites geográficos. Esta definición se origina en el carácter predominantemente sedentario de los hombres. Aun cuando se adopta esta entrada a "lo local", no se debe olvidar que puedan existir otras entradas para definir "sistemas locales", entre otras, el grupo humano en el caso de nómadas o en el caso de grupos históricos como los kurdos, que comparten diferentes territorios. En ambas entradas se trata claramente de sistemas y de local. En la primera entrada, lo local es un espacio fijo y definido como tal. En la segunda, lo local es un espacio móvil y es "el grupo en movimiento" que es definido como local. Tomando en cuenta estas consideraciones, podemos definir lo local de la siguiente manera en términos de sistema: "Una localidad o un sistema localizado es un conjunto de elementos en interacción dinámica, localizado dentro de los límites de un espacio físico determinado, organizados en función de un fin". El punto de partida es entonces la determinación de los límites del espacio físico que se quiere estudiar. Puede ser un barrio, un villorrio, una comuna, una ciudad, una provincia, una microrregión. Una vez determinado el espacio físico, el segundo paso es la definición del conjunto de elementos que se quiere estudiar. Aquí también existen múltiples entradas. Una de las entradas más utilizadas es la definición de elementos en tanto personas que viven en el territorio considerado. Generalmente se refiere a las personas que "viven habitualmente" en el territorio, que es la forma como son definidas en los censos poblacionales. Es decir, la entrada es la residencia habitual de las personas. Cabe observar que esta entrada excluye a las personas provenientes de otras localidades que trabajan en unidades productivas, establecidas en el territorio. Esta definición suele utilizarse más desde una perspectiva administrativa, política y social. Con el objetivo de incluir a las personas que trabajan pero no viven habitualmente en el territorio, se utilizan muchas veces dos entradas alternativas. Una se refiere a las personas en tanto individuos separados, y plantea como elementos que definen el sistema local todas aquellas personas que viven y/o trabajan habitualmente en el territorio. Una variante de esta entrada es la definición de elementos a partir de las "unidades económicas" habitualmente establecidas en el territorio, entendiendo por unidades económicas tanto las unidades de producción y distribución de bienes y servicios como las unidades de consumo —entre ellas los hogares y los habitantes— localizadas en el territorio. Esta última definición se utiliza más particularmente cuando se trata de analizar el sistema local desde la perspectiva del desarrollo económico local. La primera definición —las personas que viven habitualmente en una localidad— se asocia muchas veces a sistemas semi -cerrados, en el sentido de que se considera la localidad como semiautónoma en cuanto al desarrollo de sus actividades económicas, entendiendo que las personas que comparten un mismo espacio, también trabajan allí. Esto es válido todavía para ciertos sectores rurales relativamente aislados, pero es cada vez menos el caso cuando se consideran grandes ciudades, ciudades intermedias y localidades rurales con altas tasas de migración estacionaria. La creciente globalización de las economías tiende a abrir cada vez más los sistemas locales. Muchas veces existen grandes flujos de personas entre localidades y las decisiones de localización ya no dependen directamente de las personas que viven en una determinada localidad. Lo anterior plantea la necesidad de trabajar con "sistemas abiertos". La segunda definición —las personas que viven y/o trabajan habitualmente en una localidad— incorpora la dimensión económica de las actividades del ser humano, tal como ésta ha sido definida por L. Robbins i, en tanto relaciones entre fines y medios escasos. Cualquiera de las dos entradas nos lleva a plantear que los elementos —sean éstos las personas que residen habitualmente en la localidad o las unidades socioeconómicas localizadas— constituyen a su vez sistemas, es decir, subsistemas del sistema local. Esto nos lleva a considerar el último elemento de la definición sistémica: "organizados en función de un fin". Existe un consenso creciente —aun cuando existen discusiones metafísicas al respecto— en cuanto a que el fin último de la organización de sistemas humanos es la obtención del bienestar. Se puede definir el bienestar como la satisfacción de un conjunto de necesidades. Este consenso está expresado —en parte— en las declaraciones de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos y sobre los derechos de los niños. Sin embargo, cabe destacar aquí que los sistemas, en la realidad y en el corto y mediano plazo, tienen objetivos concretos y que estos objetivos concretos suelen ser muy diferentes según las necesidades y los intereses propios de cada uno de los subsistemas considerados. La organización de los sistemas en función de la satisfacción de necesidades —directa o indirectamente— requiere de la transformación de insumos relativamente escasos en productos y servicios. En otras palabras, se trata de sistemas de transformación que implican la organización de trabajo y medios de trabajo. Cabe observar aquí que la creciente globalización incide también en una apertura cada vez mayor de los sistemas y en la predominancia de sistemas de satisfacción indirecta de necesidades, es decir, sistemas que generan ingresos para la compra de productos y servicios que satisfacen las necesidades. Finalmente, cabe recordar que estamos en presencia de sistemas abiertos que interactúan con otros sistemas y con su medio ambiente. Esto implica, en primer lugar, una serie de entradas y salidas, que se componen de materia, información y/o energía. Estos flujos de intercambio entre sistemas suponen una serie de soportes o infraestructura para el traslado de estos flujos de materia, información y/o energía, lo que Vázquez1 llama el "hardware" de los sistemas locales. En segundo lugar, hay que considerar el medio ambiente o el entorno en el cual se desarrollan estos sistemas. Un primer tipo de medio ambiente es el ambiente ecológico de la localidad, con sus características propias; en él está inserto el sistema local y con él mantiene determinadas relaciones, y es lo que Vázquez llama el "ecoware" de todo 1 Antonio Vázquez Barquero, Política económica local: la respuesta de las ciudades a los desafíos del ajuste productivo (Madrid: Ed. Pirámide, 1993). sistema local. Un segundo tipo de medio ambiente se refiere al ambiente social, económico y político de la localidad; es el macrosistema de referencia en el cual está inserto y que define determinadas normas de funcionamiento y relacionamiento, externas al sistema local. En los términos de Vázquez, podríamos hablar de un conjunto externo de "software", "finware" y "orgware", refiriéndose aquí a las capacidades instaladas (software), los recursos financieros (finware) y las formas de organización (orgware). Dado la anterior, podemos proponer como definición: El espacio local, en tanto sistema, se compone de un conjunto de subsistemas en interacción dinámica entre sí y con su medio ambiente, cuya finalidad es la satisfacción de necesidades. Cabe observar aquí que no se trata necesariamente de la satisfacción de las necesidades de las personas que viven y/o trabajan en esta localidad, sino de las necesidades e intereses de los diferentes subsistemas que forman parte del sistema local. Sólo una parte de los subsistemas allí localizados tienen esa finalidad referida a las personas. En este sentido el desarrollo local como un proceso complejo, que se genera en un ámbito territorial, donde interviene una sociedad local, pero también, hay un espacio humano, de un ser con intereses y vivencias particulares, en un ámbito de relación más inmediato, con creencias y valores que van a retroalimentar lo colectivo desde sus propios aprendizajes. Se entiende el desarrollo local como un proceso basado en alianzas entre actores, que se genera en un ámbito territorial inmediato, con el fin de impulsar procesos de cambios para el mejoramiento de su bienestar colectivo. En la medida que los actores en tanto subsistemas logran configurar un patrón de organización que se mantiene a lo largo del tiempo en virtud de haber adquirido ciertas características que le confieren capacidades autogenerativas y capacidades de mejorar las condiciones ambientales, podemos hablar de desarrollo sostenible. Si un sistema es sostenible será también durable, ya que es capaz de autoorganizarse, de reproducirse y de autogenerar las condiciones para su continuidad.