Anatomía aplicada de la apófisis Neirrreitter Artículo Original Anatomía aplicada de la apófisis clinoides anterior y el foramen carotidoclinoideo. Applied anatomy of the anterior clinoid process and carotidoclinoideo foramen. Neirreitter A.(1), Glumcher D.(1), Di Tomaso S.(1), Dalchielle B.(2), Martínez F. (1,3). RESUMEN: Los aneurismas paraclinoideos son complejos por sus relaciones con la base del cráneo, que hace difícil el control proximal del vaso madre. En su tratamiento, a veces se requiere realizar una clinoidectomía anterior. Se realizó un estudio anatómico sobre la apófisis clinoides anterior a fin de aportar datos que hagan más segura la cirugía. Se utilizaron 41 hemibases de cráneo óseas (21 derechas y 20 izquierdas). Se las midió con cartabón electrónico y uno de ellos se estudió con radiografía simple y tomografía de cráneo. La apófisis clinoides anterior tuvo una longitud de entre 6 y 15mm (promedio 11mm), su ancho fue entre 0.4 y 1,3 mm (promedio 0.8mm). No hubo diferencias significativas entre los lados derecho e izquierdo. En un solo caso el largo y el ancho de la clinoides anterior fueron similares. Se observaron 4 casos de apófisis clinoides media y tres casos de foramen carotidoclinoideo. En uno de estos casos se observó además osificación del ligamento interclinoideo. Se destaca en nuestra serie la presencia de dos casos de foramen carotidoclinoideo, variante mencionada en la literatura. Su importancia radica en que en estos casos la clinoidectomía será más difícil de realizar y entraña riesgos de lesión de la arteria carótida interna. Es fundamental conocer la anatomía de la apófisis clinoides anterior, sus relaciones óseas y sus variaciones en vista a la cirugía de aneurismas paraclinoideos y procesos expansivos de la región selar, supraselar y seno cavernoso. PALABRAS CLAVE: Proceso clinoideo anterior; Aneurismas intracraneanos; Seno cavernoso; Hueso esfenoides. (1) Departamento de Anatomía, Facultad de Medicina CLAEH, Maldonado, Uruguay. (2) Departamento de Imagenología, Sanatorio La Asistencial, Maldonado, Uruguay. (3) Servicio de Neurocirugía, Hospital de Clínicas, Universidad de la República, Montevideo, Uruguay. Revista Latinoamericana de Neurocirugía/Neurocirurgia Vol. 25 Nº 1 -2016 Anatomía aplicada de la apófisis Neirrreitter ABSTRACT Paraclinoid aneurysms are a clinical entity of complex treatment. Due to its intimate relations with the basal endocranium, proximal control of the main artery is often challenging and may require an anterior clinoidectomy. We studied 41 hemicranium, 21 right and 20 left ones. These were measured using a carpenter's square, and in one case measurements were correlated with radiographic and tomographic measurements. The anterior clinoid process had a mean length of 11 mm (6-11 mm), and an average width of 8 mm (4-13 mm). Four cases of a medial clinoid process, and three of a carotidoclinoideum foramen, were o observed. Finally, in one case an ossified interclinoidal ligament was identified. Of note in this study was the presence of three carotido-clinoideum foramina, which increases the complexity of anterior clinoidectomies and the risk of internal carotid lesion. We believe knowing the normal anatomy, variants, and radiographic - tomographic correlates, is essential for the optimal therapeutic approach to paraclinoid aneurysms Key Words: Anterior clinoid process, Intracranial aneurysms, Cavernous sinus, Sphenoidal bone. INTRODUCCIÓN: Las apófisis clinoides anteriores y posteriores se sitúan en el centro de la base del cráneo, a ambos lados de la silla turca. Por su topografía, se relacionan con múltiples lesiones de resolución neuroquirúrgica y en algunas de ellas, es necesario realizar la resección de la apófisis clinoides anterior (clinoidectomía) para mejorar el área de exposición (1-3). Al realizar la clinoidectomía anterior, es imprescindible un acabado conocimiento de su anatomía y relaciones óseas, durales, neurales y vasculares. Esto permite reducir la incidencia de complicaciones debidas a lesiones neurovasculares o incluso, fístulas de líquido cefalorraquídeo (2-5) Los autores han realizado un estudio anatómico sobre la apófisis clinoides anterior y sus relaciones óseas, con Revista Latinoamericana de Neurocirugía/Neurocirurgia Vol. 25 Nº 1 -2016 Anatomía aplicada de la apófisis aplicaciones anterior. a la clinoidectomía MATERIAL Y MÉTODO: Neirrreitter pirámide triangular con una longitud de entre 6 y 15mm (promedio 11mm) y un ancho de entre 4 y 13 mm (promedio 8mm) (Fig. 1). Se estudiaron 41 hemibases de cráneo óseas secas obtenidas de cadáveres humanos adultos. En las mismas se midió con cartabón electrónico el ancho y largo de la apófisis clinoides anterior y se estudiaron además las relaciones topográficas óseas de la misma. La medición del ancho de la apófisis clinoides anterior se realizó en su base y la longitud se midió en su eje mayor (desde el centro de la base hasta el vértice). Se hizo búsqueda sistemática de variaciones anatómicas, en particular el foramen carotidoclinoideo, la apófisis clinoides media y la osificación del ligamento interclinoideo. Uno de los casos que presentó un foramen carotidoclinoideo fue estudiado con radiografía de perfil y tomografía computada (TC). Se realizó en una base de cráneo formolada, una clinoidectomía anterior intradural para exponer las estructuras anatómicas visibles luego de la clinoidectomía quirúrgica. RESULTADOS: De las 41 hemibases estudiadas, 21 fueron derechas y 20 izquierdas. La apófisis clinoides anterior (ACA) se encontró en todas las piezas estudiadas. Su forma fue groseramente la de una Figura 1: Apófisis clinoides anterior y su correlación en imágenes. Arriba a la izquierda, preparado anatómico donde se observa la apófisis clinoides anterior (flecha), el conducto óptico (CO) y el pilar óptico (PO). Arriba a la derecha, angiotomografía, donde se observa la clinoides anterior (flecha) y sus relaciones vasculares y con el CO. Abajo y a la izquierda, TC convencional y con ventana ósea (abajo a la izquierda) donde se puede reconocer claramente la apófisis clinoides anterior. No hubo diferencias significativas en longitud y ancho entre los lados derecho e izquierdo. En un solo caso el largo y ancho de la clinoides anterior eran iguales. Sobre sus relaciones óseas regionales, se pueden reconocer en la apófisis clinoides anterior 4 caras (superior, inferior, medial y lateral), una base y un vértice. Las caras superior y externa se continúan con el ala menor del esfenoides, al igual que su base. La misma también se continúa hacia adelante con el techo orbitario. La cara inferior se relaciona abajo con la fisura Revista Latinoamericana de Neurocirugía/Neurocirurgia Vol. 25 Nº 1 -2016 Anatomía aplicada de la apófisis Neirrreitter orbitaria inferior y algo hacia adentro, con el canal carotídeo. La cara interna tiene relaciones un poco más complejas. Hacia adelante se relaciona con el conducto óptico y algo más atrás con el pilar óptico (optic strut en la literatura anglosajona). De forma inconstante puede haber pequeños puentes óseos que corresponden a osificaciones de ligamentos durales. Los más importantes desde el punto de vista clínico-quirúrgico son la osificación del ligamento interclinoideo (entre las apófisis clinoides anterior y posterior) o un puente óseo entre la apófisis clinoides anterior y una prominencia ósea denominada apófisis clinoides media (6). Figura 3: foramen carotidoclinoideo completo, vista endo-orbitaria. Se observa una órbita derecha y a través de la fisura orbitaria superior (1), un foramen carotidoclinoideo completo (flecha completa). Se observa claramente el puente óseo que lo cierra (flecha discontinua) y su relación con el conducto óptico (2) y el pilar óptico (3). En las piezas estudiadas se observaron 4 casos de apófisis clinoides media (9.8%) y tres casos de foramen carotidoclinoideo (7.3%) (Fig. 2 y 3). A su vez, uno de los casos con foramen carotidoclinoideo presente, tenía osificación del ligamento interclinoideo (Fig. 4). Figura 2: foramen carotidoclinoideo incompleto, vista intracraneana. Se observa en el preparado, a la izquierda del mismo, un puente óseo incompleto entre las apófisis clinoides anterior (1) y media (2), que forma el foramen carotidoclinoideo (flecha larga). Más adelante se observan claramente el conducto óptico (flecha corta) y el pilar óptico (flecha discontinua). Figura 4: osificación del ligamento interclinoideo. Se observa en la presente pieza ósea, lado izquierdo, la osificación del ligamento interclinoideo (flechas). Uno de estos casos fue estudiado con TC y Rx para realizar una correlación de Revista Latinoamericana de Neurocirugía/Neurocirurgia Vol. 25 Nº 1 -2016 Anatomía aplicada de la apófisis anatomía e imagen que permita reconocer de forma segura esta variante anatómica con los citados estudios. Tanto en la Rx como en la TC, el foramen carótidoclinoideo pudo ser identificado de forma clara con el análisis cuidadoso de los estudios de imagen. En la Rx de perfil fue sencillo reconocer el foramen, al igual que en la TC. En la pieza que se realizó la clinoidectomía intradural, se identificaron claramente los anillos durales proximal y distal (Fig. 5). Figura 5: pieza anatómica, lado derecho. Se ha realizado la clinoidectomía intradural, observándose el tejido esponjoso remanente de la apófisis clinoides (TEC). La duramadre de la cara superior de la clinodes anterior se ha reclinado con una pinza (flechas continuas) y se observan los anillos durales proximal y distal (flechas discontinuas corta y larga, respectivamente). ACI: arteria carótida interna, NO: nervio óptico, III: nervio oculomotor. DISCUSIÓN: El conocimiento anatómico de las estructuras óseas de la base del cráneo es fundamental para el diagnóstico y tratamiento de diversas lesiones. Entre ellas, la apófisis clinoides anterior tiene importancia en el tratamiento quirúrgico de tumores de los pisos anterior y medio de base de cráneo y Neirrreitter aneurismas del sector paraclinoideo de la arteria carótida interna (2,5). Anatomía de la apófisis clinoides anterior: La apófisis clinoides anterior (ACA) se sitúa en el hueso esfenoides, por fuera y delante de la silla turca. Surge como continuación del borde interno del ala menor del esfenoides y en su base de implantación, se continúa hacia delante con el techo orbitario. Hacia dentro se relaciona con el conducto óptico, pilar óptico (optic strut en la literatura anglosajona), nervio óptico y arteria carótida interna. Hacia abajo y afuera lo hace con la fisura orbitaría superior y su contenido. En cuanto a sus relaciones meníngeas, la ACA recibe la implantación del borde libre del tentorio de tal forma, que la duramadre “envuelve” a la clinoides anterior. Al resecar la ACA (ver mas adelante) queda un espacio entre las dos hojas durales (superior e inferior) que envuelven a la clinoides, viéndose de esta forma el denominado “espacio clinoideo” (2,5,8-12). Este espacio virtual se hace real al resecar la clinoides anterior y deja al descubierto una porción de unos 5mm extras en la carótida extracavernosa (2,8,10,13). Básicamente la ACA tiene forma de pirámide triangular, con su base mirando hacia delante y su vértice mirando hacia atrás. Esta forma piramidal fue hallada en el 97.3% de los casos analizados. Las medidas de la ACA (largo y ancho) fueron muy variables. En las piezas óseas analizadas su longitud fue entre 6 y 15mm y su ancho entre 4 y 13mm. El promedio de nuestras mediciones fue Revista Latinoamericana de Neurocirugía/Neurocirurgia Vol. 25 Nº 1 -2016 Anatomía aplicada de la apófisis de 11mm para el largo y 8 para el ancho. Estas medidas contrastan con otros autores, en cuyas piezas encuentran que las medidas promedio son 7.7mm de largo y 4mm de ancho (1). Lee y cols. (13) sobre 60 bases de cráneo encuentran que el largo es entre 5,8 y 14mm (promedio 9.26mm a derecha y 9,09 a izquierda) y el ancho entre 6,1 y 14,1 mm (promedio 9,97mm a derecha y 9,29mm a izquierda). Encuentran diferencias entre el lado derecho e izquierdo, pero esta diferencia es menor a 1mm en el promedio y por lo tanto, carece de valor práctico. Gupta (14) sobre 70 hemicraneos secos encuentran que el largo de la clinoides es 10.7mm a derecha y 9.91mm a izquierda, en tanto su ancho es 10.8mm y 11mm a derecha e izquierda, respectivamente. Como se observa, en los casos de Lee (13) y Gupta (14), el ancho fue superior al largo de la ACA. Estas diferencias entre las cifras de Sade (1), Lee (13), Gupta (14) y nuestros hallazgos, pueden deberse a los criterios al tomar las medidas o a diferencias étnicas (13). Por ejemplo, Lee (13) afirma que el largo y el ancho de la ACA es menor en individuos asiáticos comparados con norteamericanos, pero el espesor cefalocaudal es mayor. Por estas variaciones creemos necesario hacer un análisis cuidadoso de los estudios de imagen (TC) en pacientes en los cuales se planifica una clinoidectomía. Además, queremos jerarquizar que a pesar de haber múltiples estudios sobre la anatomía de esta región, los estudios anatómicos realizados en población latinoamericana tienen valor por si mismos dadas las posibles diferencias étnicas ya mencionadas. Neirrreitter Sobre sus relaciones óseas, no encontramos en nuestras piezas nada diferente a lo publicado en la literatura. Pero merece destacarse una estructura a la cual no se le da mucha importancia en los textos anatómicos en cuanto a sus relaciones con la ACA: el pilar óptico. Dicha estructura se dispone de forma oblicua, por debajo y algo adentro de la ACA, separando entre sí el conducto óptico y la fisura orbitaria superior. El pilar óptico es la estructura que “ancla” a la ACA luego de resecar desde el punto de vista quirúrgico su base. Esta estructura queda tendida entre la base de la ACA y el cuerpo del esfenoides y tiene entre 3 y 7 m de diámetro (3,5). Lo más frecuente es que se sitúe en los 2/5 anteriores de la ACA (13). Foramen carótidoclinoideo: Si bien hay autores que describen la apófisis clinoides media (ACM) como constante, se trata en realidad de una pequeña prominencia ósea en la cara lateral del seno esfenoidal (6). Cuando esta prominencia es claramente visible, un pequeño ligamento dural une la ACA a la ACM. La presencia de este ligamento o su osificación, definen un foramen a través del cual pasa la arteria carótida interna en su ingreso al cráneo. Este foramen se denomina foramen carotidoclinoideo y transforma el surco carotídeo en un conducto (6,15). En nuestra serie encontramos en el 9.8% de los casos una ACM visible y en 3 casos extra, la presencia de un foramen carotidoclinoideo osificado (7.3%). Por esto, podemos asumir que en las bases de cráneo analizadas por nuestro equipo de trabajo, hubo un 17.1% de casos donde la ACM fue identificable (asociada o no a foramen carotidoclinoideo). Revista Latinoamericana de Neurocirugía/Neurocirurgia Vol. 25 Nº 1 -2016 Anatomía aplicada de la apófisis Un solo caso presentaba, además de un foramen carotidoclinoideo, la osificación del ligamento interclinoideo (15). Estas dos estructuras se citan en la literatura como las que se osifican con más frecuencia entre los ligamentos asociados a la región selar y por lo tanto, pueden ser identificados en bases de cráneo secas (6,15). Sobre la frecuencia del foramen carotidoclinoideo, se debe destacar que Lee (13) sobre 143 hemicraneos coreanos encuentra un foramen carotidoclinoideo completo en 4.1% de sus casos e incompleto en 11.6% (un puente óseo que no llega a completar un orificio). Este mismo autor hace un análisis de la literatura y basado en trabajos antropológicos se encuentra que la incidencia del mismo es muy variable según el origen étnico de la población. Por ejemplo en hombres japoneses su incidencia es del 3.9% y del 6.1% en mujeres del mismo origen. En esquimales su incidencia es del 17%, en sardos del 23.4% y en población norteamericana del 35% (13). Gupta (14) en 35 cráneos secos de nepaleses encuentra un foramen carotidoclinoideo completo en el 4.3% de los casos e incompleto en el 15.7%. En un estudio realizado en Turquía sobre 50 bases de cráneo frescas, se encontró que el ligamento carotidoclinoidel estaba osificado completamente en el 27% de los casos y parcialmente osificado en el 18% (16). Nuevamente, estas cifras tan dispares pueden deberse a criterios de identificación de las estructuras, al material usado en la investigación (bases de cráneo secas, bases de cráneo frescas, reconstrucciones 3D a partir de tomografía) o claramente a diferencias étnicas. Neirrreitter Se cita que la presencia del conducto carotidoclinoideo puede actuar como punto de estrechez de la arteria carótida interna o incluso, podría facilitar una disección o rotura carotídea en el curso de un traumatismo de cráneo (6,13,17). Además de estas implicancias, este puente óseo actúa como un punto extra de anclaje de la ACA. En condiciones normales no tendría mayor trascendencia, pero es de enorme importancia en individuos a los que se planifica hacer una clinoidectomía anterior. Al existir un puente óseo extra, el cirujano puede lesionar la carótida interna al realizar maniobras bruscas o incluso espículas óseas del ligamento carotidoclinoideo pueden romper la pared de la arteria. En uno de los casos de foramen carotidoclinoideo realizamos TC y radiografías simples. Esto nos parece particularmente importante para la descripción imagenológica de esta variante, ya que hay muy pocos casos de foramen carotidoclinoideo en series anatómicas que se hayan estudiado de esta forma. Al tener la pieza anatómica y los estudios imagenológicos, es mas sencilla la identificación de la variante y su descripción en la TC y Rx. En ambos estudios se pudo identificar el puente óseo que cerraba el foramen carotidoclinoideo, tanto por parte de un radiólogo entrenado (BD) así como por un neurocirujano (FM). Creemos que en los pacientes en que se planifica realizar una clinoidectomía, el estudio de base de cráneo con TC con cortes finos es útil. Sobre la osificación del ligamento interclinoideo, en nuestras piezas se encontró en el 2.4% de los casos. Otros trabajos anatómicos y radiológicos ubican su incidencia entre 6 y 6.9% (18). Revista Latinoamericana de Neurocirugía/Neurocirurgia Vol. 25 Nº 1 -2016 Anatomía aplicada de la apófisis Neirrreitter Su presencia bilateral es relativamente frecuente. Aplicaciones clínicas clinoidectomía anterior: de la La clinoidectomía anterior como técnica quirúrgica fue descrita por Hauser y Gass en la década del `50 y posteriormente usada para cirugía de aneurismas por Drake y luego por Yasargil (1). Dolenc posteriormente describe la técnica de resección extradural y pone a punto la técnica (1). Las complicaciones quirúrgicas que pueden surgir al realizarla son varias, y muchas de ellas se explican por las relaciones anatómicas de la ACA: compromiso del campo visual (lesión de nervio óptico o arteria oftálmica), parálisis oculomotora (III o IV nervios craneanos), infarto carotídeo o fístula de líquidofalorraquídeo (debido a la neumatización de la ACA o el pilar óptico) (9). La resección de la clinoides anterior puede usarse en el abordaje de algunas lesiones intracraneanas seleccionadas, como por ejemplo: aneurismas de la carótida interna intracraneana, aneurismas del tope basilar, tumores del seno cavernoso o de las regiones selar y supraselar (1,2,5,13). La clinoidectomía puede hacerse mediante varias técnicas: intradural, extradural o combinada (1,2,5,8,9,11,12). Cualquiera sea la técnica utilizada, el conocimiento de la anatomía de la apófisis clinoides anterior, sus variaciones y sus relaciones óseas es fundamental para evitar lesiones arteriales y neurales (4,5). Un grupo especial de aneurismas pueden beneficiarse de hacer una clinoidectomía anterior. Este es el caso de los aneurismas paraclinoideos, ubicados en las porciones C5-C6 de la carótida interna (19). Si bien en la literatura anatómica clásica no se le da mucha importancia a algunos detalles anatómicos y de la propia nomenclatura, estos adquieren importancia en neurocirugía. Por ejemplo, Bouthilier y cols (19) proponen dividir la arteria carótida interna (ACI) en 7 segmentos: cervical (Cl) desde el origen del vaso hasta la entrada de la ACI en el canal carotídeo; petroso (C2) hasta el foramen lacerum; segmento lacerum (C3) hasta el inicio del ligamento petrolingual; segmento cavernoso (C4) hasta el anillo proximal; segmento clinoideo (C5) entre los anillos proximal y distal; segmento oftálmico (C6) hasta la salida de la comunicante posterior y el segmento de la comunicante posterior (C7) hasta la bifurcación carotídea. Esta nomen-clatura es importante en neurocirugía dado que introduce el segmento C5 o clinoideo de la ACI que se expone tras la clinoidectomía anterior. Dicho segmento de la ACI se caracteriza porque la arteria esta en una transición entre sus porciones (20). cavernosa y subaracnoidea Las porciones de la ACI de interés para este trabajo son las porciones C5 y C6, que se ubican en relación con la ACA. La porción C5 es la porción de la ACA ubicada en relación directa con la clinoides anterior (porción clinoidea) ubicada entre los anillos durales proximal (salida del seno cavernoso) y distal. Desde el anillo dural proximal hasta el origen de la comunicante posterior se ubica el segmento C6 u oftálmico. Los aneurismas ubicados en estos dos segmentos reciben la denominación de paraclinoideos (7) y son aquellos que claramente se Revista Latinoamericana de Neurocirugía/Neurocirurgia Vol. 25 Nº 1 -2016 Anatomía aplicada de la apófisis benefician de realizar una clinoidectomía durante su tratamiento quirúrgico. En cualquier aneurisma es importante tener control proximal del vaso del cual se origina el mismo y en particular para estos aneurismas, la clinoidectomía anterior puede mejorar el control proximal o incluso, identificar el cuello del mismo si este es bajo. En este sentido, jerarquizamos que habitualmente la clinoides se puede resecar luego de realizar un fresado de su base y posteriormente, resección de la base del pilar óptico. Con estas maniobras la pieza ósea se puede retirar fácilmente. De esta forma, se crea un espacio denominado “espacio clinoideo”, que corresponde al área ocupada por la mencionada estructura ósea (1,7,15,20). González Darder (2) describe dos técnicas de clinoidectomía: la citada anteriormente y el fresado de toda la cortical externa y la esponjosa de la ACA, retirando luego la cortical interna en pequeñas piezas. Pero retirar la clinoides anterior luego del fresado descrito, puede no ser sencillo o incluso riesgoso si existen puentes óseos distales que no sean advertidos en los estudios paraclínicos. Mientras se realiza el fresado es importante tener en cuenta que el ancho de la clinoides anterior a nivel de su base fue en nuestras piezas, entre 4 y 13mm (promedio 8mm). En cada caso en particular se debe estudiar la morfología y medidas de la clinoides en la tomografía de cráneo. Luego de fresar la base de la clinoides, hacia adentro se descubre el nervio óptico. Algo más atrás, se debe fresar la base del pilar óptico para desprender Neirrreitter totalmente la clinoides anterior y liberarla. Sin embargo, se debe tener en cuenta la potencial presencia del foramen carotidoclinoideo, ya no permite liberar el cuerpo de la clinoides anterior luego de fresar el pilar óptico y si el cirujano no está prevenido de su presencia, al querer quitar el fragmento óseo puede realizar maniobras bruscas y por lo tanto, causar lesiones vasculares o neurales (nervio óptico o arteria carótida interna) (13). A estos efectos, las TC con cortes finos y reconstrucción 3D de la base de cráneo son muy útiles para identificar la morfología de las estructuras de base de cráneo, sus relaciones con la carótida en su porción paraclinoidea y sus variaciones (21). Al resecar la ACA se debe tener especial cuidado con las siguientes estructuras que la rodean: hacia adentro el nervio óptico, la arteria carótida interna y la arteria oftálmica; hacia abajo y afuera los nervios craneanos III y IV (8,15). Se describen lesiones transitorias o permanentes de todas estas estructuras en el curso de la clinoidectomía anterior, ya sea por lesión directa o térmica (5). Luego de extraer la ACA, quedan expuestas las siguientes estructuras: el nervio óptico, la carótida interna y las envolturas meningeas de la clinoides. Particularmente destacamos que las envolturas meníngeas de la ACA forman una estructura piramidal (la propia forma de la ACA) denominada espacio clinoideo. Dicho espacio se relaciona con la carótida interna en una región muy compleja, en la cual la arteria es extracavernosa, pero aún no ha ingresado al espacio subaracnoideo (7). En palabras de Alencastro (8), este sector es extracavernoso-presubaracnoideo. Revista Latinoamericana de Neurocirugía/Neurocirurgia Vol. 25 Nº 1 -2016 Anatomía aplicada de la apófisis Esta ausencia de cobertura aracnoidal de la carótida puede explicar la presencia de sangrados exclusivamente subdurales en algunos aneurismas muy bajos de la carótida interna. Exponer quirúrgicamente esta porción de la carótida puede ser beneficioso en algunos aneurismas seleccionados ubicados en esta transición meníngea (aneurismas oftálmicos o hipofisarios inferiores e incluso comunicantes posteriores de cuello muy ancho y bajo). También es importante destacar otro dato no investigado por nosotros pero recogido de la literatura. El origen de la arteria oftálmica es en el 81.7% de os casos supraclinoideo (subaracnoideo), en el 9.7% es medioclinoideo, en el 6.4% supramedioclinoieo (es decir, en relación al espacio clinoideo) y solo en el 3.2% es intracavernoso (infraclinoideo). Por esta causa, este tipo de aneurismas pueden beneficiarse de la clinoidectomía anterior en un alto número de casos y la observación cuidadosa de la topografía del cuello con respecto a la ACA dará la pauta de la ubicación del mismo (8). Para terminar, si bien no fue un foco de investigación en nuestro trabajo, es importante conocer si la ACA esta neumatizada o no en vistas a valorar el riesgo de fístula a través de la misma (23). Normalmente la ACA tiene tejido compacto en su superficie y tejido esponjoso en su interior, pero entre un Neirrreitter 4 y un 29% de los individuos la ACA está neumatizada y en comunicación con el seno esfenoidal (1,3,5,21). En un estudio sobre 648 TC de cráneo, Abuzayed y cols (23) encontraron neumatización de la ACA unilateral o bilateral en 62 casos (9.6% del total de los casos). Al analizar las 124 clinoides anteriores de los 62 casos, hallaron que el 38% tenía neumatización inferior al 50% del volumen total de la ACA, 17.7% tenía neumatización total y 22,6% tenía neumatización superior al 50% pero no total. El resto, 21.7% no presentaba ninguna neumatización. Estas cifras tan variables pueden deberse a diferencias étnicas pero también a las técnicas usadas para identificar la neumatización (angulación y espesor de los cortes) (22). CONCLUSIONES: En el presente estudio, sobre 41 hemibases de cráneo secas de cadáveres adultos, el largo y ancho de la apófisis clinoides anterior fue en promedio 11 y 8 mm respectivamente. Nuestros datos son importantes ya que permiten comparar aspectos de la morfometría craneana en latinoamericanos con respecto a otras poblaciones. Los datos obtenidos son de interés al planificar la clinoidectomía quirúrgica. 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