PESSSAH El desierto grita vientos de libertad y

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PESSSAH
El desierto grita vientos de libertad
y en los valles
los campos abren sus senos al germen nuevo
y a las primicias del suelo, hijos de la cosecha primera.
El desierto grita vientos de libertad
y en los valles
sequé mi lágrima y olvidé el desamparo:
-la viudez me dejó
y el Sinaí tronante
se hizo epifanía
y profecía de otros relámpagos…
El desierto grita vientos de libertad
y en los valles
nacen manantiales nuevos
donde mi rostro se refleja,
renovado,
nítido,
hondo,
eco del cielo,
en círculos concéntricos
de nunca acabar.
Los páramos mataron al silencio
en sus arenas movedizas
y, junto al silencio,
llevaron de la mano al canto y su peregrino.
Mientras tanto,
en el valle
las madres enseñan a sus hijos a cantar,
a cantar la alabanza y la bendición,
a cantar las glorias y el elogio.
Enseñan a sus hijos a correr y a olvidar la esclavitud,
como quien anhela alcanzar
rápidas y escurridizas sombras,
tras la identidad perdida
que se desdibuja y escurre entre mis dedos
cual abrazos a los aires transparentes.
Hoy, los siglos han arrugado mi cara.
Leo los cuarenta años del viejo desierto
y sé que llegó el día del triunfo del amanecer:
La noche y sus tinieblas cómplices
huyeron, en atropellada desbandada,
ciegos sus ojos.
El Kyrios me miraba,
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silente custodio de una tumba vacía,
testigo del desierto invadido
por el verde y el amarillo y el rojo;
águila victoriosa en imponente pedestal.
palabra que marca mis labios
con sustantivos y verbos;
pozo de Jacob después de tórrida jornada;
manto cálido después del frío
y el reino de la noche.
¡Corramos a contar lo que hemos visto!
Proclamemos, desde los tejados,
que no pude sujetar mi lengua,
que el miedo quedó atrás
y que mis pies
-¡gacela y galgo!
se lanzan,
pecho al frente,
al fragor de la lucha.
Nuevos pasos fueron trazados,
nuevos pies encuentran el sentido del sendero.
Yo soy el Salmista
y los ecos resonarán hasta la última galaxia,
descubierta por el ojo curioso
de grandes telescopios.
Escuchen
tengo algo que contarles al oído.
¡como un secreto a voces!
“Este es el día que hizo el Señor…”
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