El conflicto político de 1909. El corrido prerrevolucionario en Sinaloa Azalia López González* Antecedentes: el conflicto político A fines del siglo XIX la sociedad en Sinaloa requería de modificaciones que renovaran las ya gastadas relaciones internas. La renovación generacional que se gestaba enfrentó múltiples obstáculos en el camino hacia su transformación. La necesidad de mejorar la relación al interior de la sociedad era un imperativo que ponía en riesgo la imagen que se había delineado durante las pasadas décadas. Los aires renovadores del naciente siglo XX suponían modificaciones en la sociedad sinaloense; vientos que soplaban por todo México y que, claro, incluían al noroeste. Las condiciones sociales y económicas en que se encontraba Sinaloa en la primera década del siglo XX influyeron de manera decisiva en el deseo de un cambio profundo en las relaciones políticas entre gobernantes y gobernados. Durante más de treinta años Francisco Cañedo benefició económica y políticamente a sus partidarios, para mantener controlado al estado. La política de paz para los amigos y represión para los enemigos habían sido exitosa todos esos años. Sin embargo, los grupos emergentes de la sociedad, que poseían diferentes características políticas y económicas, pugnaban por una transformación que a la postre los incluyera en el nuevo pacto social que se gestaba. El otrora equilibrio social vivido por la sociedad sinaloense, esperaba originar los mecanismos para absorber aquellos elementos decadentes y el fortalecimiento que permitiera generar una situación diferente. Con la llegada del nuevo siglo se impusieron nuevas normas sociales, la diferenciación entre la élite y los demás grupos sociales era cada vez más evidente; la primera seguía siendo reducida y exclusiva, mientras la segunda crecía en número y variedad. Los signos de cambio que vislumbraban los grupos emergentes en lo económico y social pugnaban, además, por una mejora en el aspecto político: –––––––––––––– * Profesor e Investigador en la Facultad de Historia. Universidad Autónoma de Sinaloa. Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 las elecciones para gobernador en 1909, fueron una oportunidad para demostrar que aquellos representantes de la élite política sinaloense ya no eran los adecuados para las nuevas relaciones sociales que imponía la configuración económica emergente. La ruptura al interior de la clase gobernante evidenció las desgastadas formas del quehacer político en Sinaloa. Los candidatos que se presentaron a contener por la gubernatura, Diego Redo de la Vega y José Ferrel Félix, representaban a cada uno de los grupos sociales; Ferrel encabezó el cambio, y Redo la continuidad de un modelo que a todas luces ya no encontraba acomodo en el nuevo orden social. Diego Redo De la Vega Su genealogía se sitúa entre la aristocracia colonial de mediados del siglo XIX y la alta burguesía acostumbrada a dominar. Sus padres: Joaquín Redo y Balmaceda1 y Alejandra De la Vega Diez-Martínez,2 provenían de las familias de buen linaje, promotoras del surgimiento económico de la región. Diego Redo De la Vega (1869-1963), al nacer en una de las mejores familias de la región, creció en las comodidades propias de su origen, y con la debida protección paterna. Sus largas estadías fuera del terruño familiar no le permitieron participar directamente en los negocios que encabezaba su padre, quien se distinguió por ser un político fuertemente ligado al primer círculo del poder del gobernador Cañedo y del propio presidente Díaz. La fortuna económica de los Redo De la Vega, provino principalmente de la herencia de la madre, Alejandra que pertenecía a una de las familias más poderosas de Sinaloa, al grado de constituirse en el Clan De la Vega. La atención de sus negocios le obligaban a tener su residencia, casi permanente, en la Ciudad de México, y para ello tejió una fina red de relaciones en torno a los políticos encumbrados, como José Ives Limantour, Rosendo Pineda y el sonorense Ramón Corral. El deseo de llegar a ser gobernador no era nuevo, era una idea que alberga cuando aún vivía su padre, llegando éste a tener por ello fricciones con Cañedo por candidatear a su hijo Diego. –––––––––––––– 1 Diego Redo, el abuelo, fue un rico comerciante español, se casó con Francisca Balmaceda, en Durango, y posteriormente se trasladó a Culiacán para ampliar sus actividades comerciales. 2 Baltazar Ignacio de la Vega fue un comerciante español afincado en tierras sinaloenses desde fines del siglo XVIII. Arturo Carrillo Rojas, Conflictos por el poder, Sinaloa de 1831 a 1880, Culiacán, DIFOCUR, 2000, pp. 94-97. 142 Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 Su esmerada educación y sus aristocráticas maneras le permitieron ser un miembro del círculo de los allegados a los científicos. Las actividades empresariales de la compañía familiar que encabezó a la muerte de su padre, las siguió combinando con sus relaciones sociales en la capital. A menudo era partícipe de sonados eventos sociales de la èlite metropolitana, que lo convertía en asiduo concurrente de las altas esferas políticas y sociales. Las discusiones en torno al candidato que se presentaría en las elecciones para suceder a Cañedo, se dieron de manera real y objetiva en los altos niveles metropolitanos: los diferentes nombres que se bajaron indican que la política de los estados se definía en la capital. Sin embargo, el trabajo realizado por Diego Redo superó a los demás, porque efectivamente contaba con mayores relaciones políticas al interior del círculo de Porfirio Díaz. Sus operadores políticos en la capital fueron Rosendo Pineda y Ramón Corral, quienes convencieron a Limantour, y éste a Díaz, de que Diego Redo era el candidato idóneo a suceder al antiguo y apreciado colaborador porfirista, Francisco Cañedo. La propaganda que se realizo para destacar los meritos de Redo estaba marcada por quienes lo apoyaban, dejando al descubierto su pertenencia social: La fuerte legión que postula al popular Redo: con los comerciantes de más alto empuje y con los comerciantes pobres pero honrados, con el capital que es el resorte y fuerza del progreso, con los dueños de las haciendas implantadas en el estado, con la intelectualidad no sugestionaba por el afán del medio personal, con una formidable liga de la juventud sinaloense, en una palabra con el pueblo, no con el populacho, con el mezclado pueblo que lleva a las naciones a la meta del más bienestar.3 La caracterización hecha por los propios simpatizantes redistas, pone de manifiesto su filiación ideológica: está fuertemente ligado al capital como promotor ineludible del desarrollo económico; Redo sería, entonces, el máximo representante de esa línea de pensamiento. ¿Qué piensa del pueblo? ¿Quién es el pueblo para aquellos que piensan así? ¿Por qué no el populacho? La referencia despectiva hacia el populacho, deja entrever lo más profundo del grupo social al que pertenece Redo y colaboradores. No podía ser de otra manera, acostumbrados a codearse con lo mas granado de la sociedad el pueblo sólo sirve de como medio para alcanzar la meta deseada, es decir, el puesto de gobernador. –––––––––––––– 3 México Nuevo (MN), junio de 1909, Archivo General de la Nación (AGN) Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 143 No hay duda sobre los méritos de Diego Redo para pertenecer a la élite política y económica: sus referencias familiares, su ostentosa riqueza y su origen de abolengo, hacen de Redo digno representante de una clase política acostumbrada a monopolizar el poder. Sin embargo, las condiciones cambiantes hicieron que del populacho, al cual despreciaba, surgieran grupos organizados que, inconformes con el estado de cosas, plantearan sustituciones al interior de la monolítica estructura social. José Ferrel Félix Su padre, Francisco Ferrel, y su madre, Aurelia Félix de Ferrel, provenían de familias con cierto acomodo económico; don Francisco, oriundo de Álamos, Sonora, fue jefe político y comandante militar de esa ciudad; con el grado de coronel luchó en las fuerzas republicanas que combatieron a los franceses, al lado de Antonio Rosales y al lanzarse el Plan de la Noria se une a éste, muriendo en combate en 1872. La madre, originaria de El Rosario, Sinaloa, tenía parentesco con la familia de los Valadés. José Ferrel desde muy joven se ocupó en tareas específicas del periodismo, después de su participación en el periódico de Mazatlán El correo de la Tarde, paso a dirigir El Pacifico. Su abierta oposición política al régimen de Cañedo le valió en esa ocasión la cárcel: estuvo preso un año en el cuartel de Mazatlán. Esto motivo a Ferrel a emigrar a la Ciudad de México y desempeñarse en el reconocido periódico de oposición El Demócrata, que mantenía abierta lucha contra El Monitor Republicano. La trayectoria política de José Ferrel no se comprendería si no se estudia a la familia Valadés, con quienes se encontraba emparentado por la línea materna de un distinguido miembro de ellos: Francisco Valadés Félix. El hijo de Juan Jacobo, Francisco Valadés Félix, siguió los pasos de su tío al comprar en 1905 el semanario El Correo de la Tarde, periódico que por sus alcances se convertiría en promotor de numerosas voces disidentes de la época, y aglutinó a las mejores plumas de la región y de México; por sus paginas desfilaron poetas, escritores y políticos de renombre. El nacimiento del El Correo de la Tarde, en 1885, no se explica sin revisar el entorno en el que surge. Mazatlán era en aquellos años un descollante punto económico al ser un puerto de altura. Su importancia en el aspecto económico se reflejaba en la necesidad de ofrecer un medio donde se expresaran las más diversas plumas, que representarían a una sociedad cosmopolita y ansiosa de mostrar a los demás sus cualidades culturales. 144 Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 La experiencia que adquirió Ferrel en su paso por los periódicos sinaloenses, le forjaron sus credenciales como un periodista recto y honesto, además de interpelar constantemente al gobierno de Díaz. Ferrel se caracterizó por ser un redactor brillante y claridoso, lo cual le acarreó innumerables problemas con las autoridades porfiristas que censuraban y perseguían a los disidentes. Ferrel, como periodista, se había forjado en las adversidades; contemporáneo de los Flores Magón, García granados, Clausell, Mata y otros tantos, contribuyó a formar una opinión independiente entre los lectores mexicanos. Como digno representante de una generación promotora del cambio político, logró colocarse en la línea de los precursores que apoyaron la transformación a favor de una mayoría olvidada y relegada por décadas. La falta de oportunidades para una mayoría inconforme, logró que periodistas disidentes como Ferrel fueran tomados en cuenta para encabezar una empresa mucho más difícil: competir en condiciones desiguales en la elección a gobernador en 1909, cuando Ferrel contaba con cuarenta y tres años de edad, de los cuales mas de la mitad había combatido al régimen de Díaz teniendo como herramienta de lucha tan solo la pluma. Estas cartas de presentación lo convirtieron en el político ideal para ser el candidato de la oposición. Por ello, fue invitado por su primo Francisco Valadés Félix a representar a los sinaloenses que se oponían a la imposición de un candidato oficial, es decir, a Diego Redo. Uno de los grupos participantes: los ferrelistas A partir de la muerte de Cañedo, el 5 de junio, hasta el día de las elecciones, el 8 de agosto del año de 1909, este grupo se distinguió por consolidarse en la medida en que avanzaba la campaña política que se desplegó por todo Sinaloa; desde el norte hasta el sur, la propaganda que realizaron tanto redistas y ferrelistas se caracterizó por mostrar con meridiana claridad los intereses que movían a los grupos sociales que participaban apoyando cada uno a su candidato. Los ferrelistas se mostraron como un grupo interesado en incidir políticamente en el cambio que les ofertaba la elección a gobernador. Pareciera que la larga espera había llegado a su fin, por lo menos eso ansiaban. Para poder participar organizadamente como el momento lo requería, se reunieron alrededor de los políticos que se organizaron ex profeso para realizar labores propias de la campaña. En todo Sinaloa, al calor de la efervescencia política surgieron alrededor de 50 clubes ferrelistas y 75 clubes redistas. Cada uno de ellos realizaba tareas de propaganda hacia la población: manifestaciones, Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 145 paradas, veladas literarias, reuniones, discursos en la vía pública, y en las reuniones para constituir los clubes en apoyo a sus respectivos candidatos. En las actitudes colectivas de los ferrelistas se distinguían dos tipos de personas: “la gente común” y la élite educada formalmente; ambas participaban activamente en la realización de la campaña política del candidato José Ferrel. Fundidos en un solo ideal, los participantes se cohesionaron a través de las mismas creencias: el apoyo a un candidato opositor redundaría en una mejor política en la entidad. La percepción de los obreros, carreteros, cargadores de muelles, locatarios del mercado de Mazatlán, trabajadores del ferrocarril serían aparentemente los mismos que los empleados de gobierno, estudiantes del Colegio Civil Rosales, maestros, periodistas-políticos, comerciantes en pequeño, profesionistas. Todos los participantes aceptaban las mismas ideas y creencias dándole homogeneidad y cohesión. Ello los hacia mantener un orden y la seguridad en ese grupo que se estaba formando. Todos los participantes se distinguieron durante la campaña política que se dio en forma tan intensa que los moldeo fuertemente y produjo grandes líneas divisorias en el ocaso del Régimen Antiguo pasando de sujetos pasivos a una sociedad con ciudadanos activos. Los trabajadores realizaron su empresa, arduamente, en especial los obreros, ya que éstos realizaron en Culiacán alrededor de 32 veladas literarias en donde diferentes voces tomaron la palabra para mostrar el nuevo rostro de un colectivo que se asumía como trabajadores incansables: … los obreros, los humildes obreros que formamos las masas anónimas, populares, las que no poseemos más títulos ni más riqueza que nuestras manos encallecidas y nuestras conciencias limpias y honradas guiadas solamente por el afán de cumplir nuestros deberes de hombres y de ciudadanos…4 Las ideas de quienes representan al obrero nos llevan a revisar sobre lo que manifestaron; por ejemplo, la siguiente estrofa pone en evidencia cómo se ven a sí mismos: ¡Obrero! Símbolo que encierra grandeza de corazón, dignidad y abnegación ¿de dónde procedéis? El dinero representa la corriente, la energía, la vida de toda empresa; el trabajo del obrero, es decir, el pueblo, la columna de éstas. Suprimid al obrero y el caos, la bancarrota, el trastorno social vendrá enseguida el pueblo –––––––––––––– 4 Discurso del obrero Jorge Rangel Valenzuela en una de las veladas literarias en Culiacán, el 12 de julio de 1909, Sección discursos de julio, Fondo José Ferrel Félix (Fondo JFF), Archivo Histórico de la Universidad Autónoma de Sinaloa (AHUAS). 146 Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 humilde es el que produce esa potencia animadora, esa colmena bien hechosa que llaman despectivamente obrero.5 Las ideas sobre su condición de trabajadores respecto a la honestidad pareciera que es una sola: …nosotros no comerciamos con nuestras opiniones, ni vendemos nuestras conciencias, ni obramos imperados por interés alguno. Los obreros representaron la otra parte de la sociedad que se encontraba deseosa de participar, al hacerlo elaborarían lo que se conoce como estructura de la creencias. El cómo piensa la gente incluye para su estudio las metáforas y los símbolos; ello representaría y daría cuerpo a las formas del pensamiento cotidiano.6 Los trabajadores que participaron activamente en la política en estos eventos que transformarían a la entidad, se concebían como un ente cohesionado y homogéneo, ya que al compartir las mismas creencias hacen que se manifiesten dentro de un orden y le dan al mismo tiempo esa seguridad dentro del grupo. La integridad dentro del grupo social en ascenso, por lo menos en numero y al cual pertenecían los obreros, les daría la posibilidad de actuar debidamente en los papeles sociales que le fueron asignados.7 La palabra: herramienta de expresión El lenguaje representa el dominio privilegiado de quienes comparten una misma creencia, de un grupo social en específico y por lo tanto se convierte en la herramienta por la cual dará a conocer sus ideas, símbolos, metáforas, creencias. Quienes participaron en el conflicto político de 1909 dejaron suficiente evidencia escrita para poder realizar un seguimiento de las transformaciones que la sociedad sinaloense estaba sufriendo. El código, en el orden de las ideas que representaría a ese nuevo grupo político en ascenso, se reflejo fielmente en los discursos, poemas, acrósticos, parodias, romanzas y corridos que, desde la perspectiva de que toda cultura es cultura de un grupo. No hay cultura si no es compartida, pues la cultura es la mediación entre los individuos que componen al grupo. Esto establecería entre ellos comunicación y comunidad. Pero la cultura es también mediación entre el individuo y su experiencia: es lo que permite pensar la experiencia, decírsela a sí mismo debiéndosela a los otros; es la representación de un colectivo. –––––––––––––– 5 Discurso de Edith Echeguren dirigido al Club Obreros Galeana, Fondo JFF del AHUAS. Peter Burke, Formas de historia cultural, España, Alianza Editorial, 2000, pp. 207-226. 7 Luis Villoro, El concepto de ideología y otros ensayos, México, FCE, 1985, pp. 148-149. 6 Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 147 Por ello, para reconstruir las representaciones de un grupo social se debe de centrar la atención en la producción simbólica del grupo, en sus discursos. O, más bien, en esos discursos en tanto representaciones simbólicas. Canciones populares Para revisar las canciones populares que se dieron a conocer al calor del conflicto político de 1909, tendríamos que empezar por desentrañar lo que se considera cultura popular. Asimismo, entender que las manifestaciones populares están aparejadas a cultura común y estaría relacionada con la cultura mayoritaria. Ello nos lleva a ver que cultura es el conjunto de actitudes y valores de un grupo determinado y la expresión simbólica de los mismos. Si atendemos el contexto histórico del problema que se ha planteado, tendríamos que todas aquellas manifestaciones en el orden de la cultura popular responden íntegramente al conjunto de respuestas comunes que plantea los problemas de la vida. Esto nos lleva a considerar que las canciones populares, las parodias y los corridos resultados del conflicto político de 1909, representan las maneras de pensar de un colectivo y su sistema de valores. Quienes participaron en la contienda electoral por el cambio de gobernador en 1909 pusieron al descubierto que la mordacidad y la sátira eran parte del juego. Demostrar arrojos, valor a través de los textos que conforman el corpus literario de las canciones populares que surgieron dan cuenta de ello: En el verbo ca…carear Hum…Hum Práctica están demostrando Hum…Hum Sin llegar a gobernar Hum…Hum Se quedarán ca…careando Hum…Hum En la lucha electoral Hum…Hum Con chicanas, ganarán Hum… Hum Mas con “honradez” ¡ni cuando!!! Hum…Hum8 –––––––––––––– 8 Canción popular fechada el 23 de julio de 1909 en Mazatlán, al final del manuscrito aparece la firma del autor, Fondo JFF del AHUAS, (extracto). 148 Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 La siguiente canción popular que se dio a conocer en Cosalá, donde existían clubes políticos conformados por trabajadores que apoyaron entusiastamente al candidato opositor José Ferrel Félix. Leaders del Zurdismo Hum…Hum Arce los esta botando Hum… Hum Con vociferar al abismo Hum…Hum La timba le llenará Hum…Hum Pero los bolsillos ¡cuándo!9 La propaganda y los distintos ferrelistas simbolizaban el deseo de sobresalir: cartelones, retratos, estandartes y una flor roja, como símbolo de protesta contra la imposición. La sátira política no podía faltar. Al son de la popular Mamá Carlota, los ferrelistas componen la marsellesa sinaloense: Ferrel sigue triunfando Y Redo va en derrota ¡Adiós, mamá Carlota Adiós, mi tierno amor!10 Las estrofas complementarias hacen alusión a nobles obreros, vieja aristocracia, pueblo soberano, caciques fieros, marineros, viejos pergaminos, democracia, etc. Todo un caudal de símbolos para expresar su hondo placer de satirizarlos, puesto que es lo único que los desposeídos tienen contra los fraques y los choclos de charol. La imaginación popular los llevó a componer un paso de baile o paso doble, titulado “José Ferrel”. Asimismo, se tiene conocimiento de que en Arizpe, Arizona los músicos residentes en Bisbee formaron una banda de música que llevaría el nombre del candidato opositor José Ferrel, para celebrar el 16 de septiembre.11 –––––––––––––– 9 Canción popular fechada el 29 de julio de 1909, firmada por un ferrelista de apellido Moreno, originario de Cósala, Fondo JFF del AHUAS. Texto completo. 10 El texto completo consta de 22 estrofas, Fondo JFF del AHUAS. 11 México Nuevo (MN), julio de 1909, Archivo General de la Nación (AGN) Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 149 Parodias y romanzas Pareciera que cuando más satírico es el texto literario la pertenencia social se ubica en las clases trabajadoras. Su afán por satirizar al oponente político cundió en las mayorías de origen obrero. La composición parodiando fue elaborada en un campamento de trabajadores: Pues bien: yo necesito, Decirte que aquí sobras; Decirte que te vayas… Al “Jockey”… a gozar ……………………….. Mas ya, que a tales fines, Se aparece el pueblo todo; Del (ilegible),”Sinaloa”. ¡Adiós lo de…. “El Dorado”: Adiós lo de tu “ingenio”. Y, adiós oh, Redo-mado, Los planes que tenias! Se canta desde “Elota”… Adiós…Mamá Carlota Y en todo Sinaloa.12 La inclusión de textos musicalizados y presentados en las reuniones o veladas literarias dan cuenta del inusitado interés mostrado por los ferrelistas de no sólo participar activamente en la política, sino de mostrar su repudio a las formas existentes de gobierno. El siguiente texto titulado “Romanza en la zarzuela del Rey que rabió” muestra que tanto los autores como el público que asistía a estos eventos organizados expresamente, estarían fuertemente ligados alrededor de las mismas ideas. Yo que siempre de los pueblos me burlé, Yo que siempre de los pobres me reí, Yo que nunca sus lamentos escuche En busca de sus votos vengo aquí. ……………………………………….. No esta bien que con engaño y sin rubor Quiera yo representar un gran papel, Por que el pueblo aunque ignorante ve que yo No le doy ni a los talones a Ferrel –––––––––––––– 12 Texto fechado el 16 de agosto en un campamento ferrelista, Fondo JFF del AHUAS. 150 Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 Ay de mi, ay de mí Si acabaré llorando yo que siempre reí.13 Lo que se ha presentado (canciones populares, parodia, romanza) tienen una estructura literaria acorde al nivel de preparación de quienes las escriben; es decir, los autores de tales expresiones literarias necesitarían información adicional al nivel medio. El conocimiento de las reglas gramaticales, prosa, verso, formas y contenidos hacen de los textos un elemento para identificar la pertenencia social de los emisores. Estaríamos hablando de profesionistas, empleados y de obreros con una preparación mínima en el arte de la palabra escrita, convertida en herramienta para expresar sus ideas. Corridos Las múltiples evidencias escritas del conflicto político de 1909 en Sinaloa: poemas, acrósticos, canciones populares, romanza, parodia, y finalmente los corridos demuestran la intensidad del momento político que se vivió. La palabra escrita junto con la musicalizada fueron un componente esencial para dar a conocer los pormenores de la lucha política de libraran sus emisores. La organización alrededor de reuniones políticas o veladas literarias dieron como resultado la extensión de la comunicación. Los emisores y receptores dibujan el mensaje, al estar listos los componentes de la comunicación se hace extensivo a través de la musicalizacion haciéndola popular. El corrido nace de la necesidad de informar/comunicar acerca de algún evento sobresaliente. A Sinaloa en particular, se le adjudican el corrido de Heraclio Bernal (1885) y el de Jesús Malverde (1909). Ambos corridos se ubican en la primera etapa donde se destacan por su esencia épico-lírica, dándose a conocer principalmente por las hazañas de algunos personajes, que podrían ser en este caso bandoleros.14 El personaje Heraclio Bernal, de oficio bandolero, según cuentan algunas crónicas, era más conocido como “El rayo de Sinaloa”, y muere sitiado por el ejército en 1885; la misma suerte corrió Jesús Malverde, otro bandolero muerto en mayo de 1909. La similitud de ambos corridos permite ubicar a los personajes como bandoleros sociales. –––––––––––––– 13 El texto completo consta de siete párrafos, la indicación es que estaría cantada por el mismo Diego redo, fechado en El Fuerte, julio de 1909, firmado por G. González, Fondo JFF del AHUAS. 14 Vicente T. Mendoza, El corrido histórico mexicano, México, FCE, 1962, pp. 7-10. Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 151 En cambio, el siguiente corrido, producto del conflicto político, podría decirse que es inédito. Su descubrimiento fue producto de la indagación de un problema político más que de la investigación musical-literaria. El titulo que ostenta “Un ciudadano ferrelista por convicción y no vendido” muestra que lo político va por delante: Un 27 de junio se comenzó la ensalada la llegada de Diego redo y toda su comida… En la casa de Diego redo se hizo la reunión y El comandante medina parecía Un centurión… A qué chasco se ha pegado El Sr. Don Diego Redo porque El Pueblo Soberano le gritaba con hanelo... Viva don José Ferrel en su Gabinete sobre-dorado por que El es el candidato del Pueblo Soberano… Á don Diego Redo le decían que a Mazatlán no llegara porque aquí se recontaría la Candidatura contraría… Pero Diego Redo con demencia Y ruido de cascabel queriéndole competirle al Lic. Ferrel… A Diego Redo lo proclaman sus puros compatriotas para jugar con el visvol, y quemándoles Sus patotas… eso será muy difícil y no podrá suseder que 152 Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 Diego redo le compita al Lic. Ferrel… José Ferrel es admirado por su talento y energía que viva la democracia que Victoreamos de Día en Día… Que viva Ferrel y viva la Patria, vivan los héroes de gran honor que viva también don Porfirio Díaz Porque es un gran hombre apaciguador… lla con esta me despido con llas flores de un Laurel y lla pueden los Redistas Umillarse a Ferrel.15 La ortografía del texto del corrido está respetado íntegramente; esto para evidenciar que quien escribió tal obra carecía de una preparación completa. Con ello estaría demostrando que los corridos pertenecían más a los estratos bajos de la sociedad. Sin embargo, abría que acotar la representatividad de la memoria colectiva porque estaría reflejada en un aspecto más amplio: abarcaría a quienes participaron de manera activa en este conflicto político. La inclusión de diferentes grupos sociales en la lucha política los convirtió de sujetos pasivos a ciudadanos activos. Pero esta transición fue posible gracias a la comunicación generada al interior de la sociedad, que con elementos como el corrido no sólo mostraron a un colectivo, sino que demostraron la efectividad de la palabra hecha mensaje como iniciador del cambio. –––––––––––––– 15 Texto completo del corrido, firmado por un ciudadano jalisciense, Fondo JFF del AHUAS. Clío, 2004, Nueva Época, vol. 4, núm. 32 153