VIERNES, 20MAYO1988 LAVANGUARDIA 35 HIsToRIA El díaquela Exposición Universal hizo entrara Barcelona enelsigloXX. La tardede aque’20 de mayode 1888era primaveral y de lø más apacible. La expectaciónera grande, porqueaquel día había repre sentado durante mucho tiempola fecha fatídicaen la que todo debía estar listo y a punto. Parecía que quizá no se podría conseguir,pero Barcelona demostrabaque había hecho frente a tamaño desafíó y entraba ya en el sigloXX. El acto solemne iba a tener lu— gar en el Palaciode BellasArtes. En la entrada, hormigueante de invitados que se dirigíanpresuro sos a ocupar los puestos reservados, departíanlos alcaldesde Barcelona, Madrid y París. El presi dente del Consejode Ministros, Práxedes Mateo Sagasta,que vestía gran uniformey lucía la banda de una prestigiadaordenextranje— ra, presidía un grupo de ilustres barbas indígenasa él arracimados. Se palpaba una cierta inquie tud, y es que Sus Majestadestar daban másen llegar —lahora fijada era a las430—de lo que al parecer era considerado como un retraso regionormal. Por fin, la Reina Regente,Alfonso XIII —unniño de dosaños y medio, en brazos de la nodriza—. la princesade Asturiasy la infanta María Teresallegaronen carruajes a la Gran D’Aumont,al tiempo que los clarines de la caballería desgranaban con estridencia los compasesde la MarchaReal.Desde el salóna la escalinata,una an cha y gruesa alfombra aparacía pespunteada dé estirados alabarderosque montabanguardia. , . . . “Me ordenadecir” Los muros del palacioestaban forrados de terciopelode vivoscolores. Las galeríastenían balaus trada y estaban llenas de pú blico.Y presidiendoaquel palacio alfombrado de ilustres—unascmco mil personas—el trono, un sohe-sencillísimo con fondo esmaltado de doradas floresblanco de lis yribeteado de tiras de peluche rojo. Al hacer su entrada la Reina Regente, el Rey yla familiareal, la banda y la orquesta,situadasen la tribuna de honor,junto con el ór gano, tocaronla Marcha Real. Viva el Rey! ¡Vivala Reina!” , I r 1 . fueronlos gritosunánimes. En 1901fue inaugurado el monumentoqueBarcelona dedicó al alcalde Rius i Tanlet.Proyectode Manuel Fuxa, la estatuaria corresponde a Pere Falqués La ExposiciónUniversalde 1888representópara Barcelonano sólo un triunfo circunstancial,sinosobretodo un cambiocualitativo de cara al futuro. Contribuyóa que losbarcelonesesrecqbraran la confianzaperdidaen lasposibilidadesde su propia ciudad y tambiénpara que en el extranjerose formaranuna imagen distinta bajoel signode la modernidad “Himno a la Exposición”,letra de Melchor de Palau y compuesto por el maestro Rodoreda,director de la Banda Municipal.El coro y los músicoshabían sido instalados en una graderíasituadafrente a los balcones. En cuanto María Cristina oyó las primerasestrofas, manifestó su deseode escucharlo entero y al punto te acercaronun sillón. ‘Una vezconcluidoel ‘Himno”, estallaron las salvasde rigor y la Corte montó en los carruajes El testimonio gráfico que nos ha llegadoprocede del fotógrafo Adouard, el mismo que tenía el estudio en el paseo de Grácia, donde hoy se halla la tienda LoeWc, quien disponía del monopo lío; inclusose establecióen un pabollón propio. Tambiénse conser van losdibujosque aquel día trazó el lápiz hábil y sensiblede Josep Lluís Pellicer. • • Desfiledeescuadras La jornadahistóricahabíater— pero sueco no hacíamás Hoy hacecien añosse minado, que principiar.Al día siguiente,la de todoel mundodabanoinauguróel certamen prensa ticia de la brillantezy de la impor— tancia alcanzada por aquellaExposición Universal.BarcelonaesAlfonso XIII,queteníados taba a la altura que merecía. el puertoestabanfondeados años, presidióla apertura68 Enbuques de guerra,pertenecien a las escuadrasmás poderosas junto a la ReinaRegente tes del mundo, que rendirían una reLa Reina Regente,que vestíade negro, rehusócolocarseen primer término y dejó a sushijos lossitios preferentes. El Rey se instalóen el trono. A sus piesy sentadasen almohadones, la pricesade Asturias y la infantaMaría Teresa.A la iz quierda de la augustadama, la du quesa de Edimburgoy el duque de Génova: a la derecha del Rey, el duque de Edimburgo,el príncipe Jorge y el príncipede Baviera.Sagasta, los ministros,autoridadesy el comisarioregio,a la derecha;los embajadores,jefes de escuadrasy comisionesde la Marinaespañola, a la izquierda. El alcalde Rius i Taulet se le vantó. Elsilenciose impuso. Llevado de su proverbialsenci llez y porque no quiso erigirseen protagonista, pronunció un dis curso muy breve,del que importa destacar este párrafo: “Barcelona, la ciudad del trabajo, aspiraba a ocupar un puesto de honor, siquiera fuese modesto,en las manifestacionesubiversalesde la ac tividad y del progresohumano”. Manuel Girona, comisario regio, con voz queda, que muchos de los asistentesno alcanzaron a oír, pronunciósu discurso. Y a renglón seguido, el presi-. dente del Consejo de Ministros, Sagasta, se puso en pie, se dirigió hasta la Reina Regente,tomó su venia, regresóa su sitio y con voz clara y sonora pronunció la frase ritual, pero no por ellomenosso-. lemne: “S.M.la Reina Regente,en nombre de su augusto hijo el rey . don Alfonso XIII, me ordena de- regalaron a María Cristina dos cir que queda inauguradaoficial- pinturas que representabanel pamente la ExposiciónUniversalde lacio austríacoen el que ella había Barcelonaen el año 1888”. nacido. Para corresponder a tan Una vez terminado este acto delicado gesto, la Reina Regente, protocolario, los príncipes aban que departióen alemáncon losallí donaron el palacio, mientras que presentes, adquirió una sillería la Reina Regente y la comitiva Luis XV, primorosamentetallada que se fornió tras ella se dirigieron por la vienesa casa Kowy und hacia el Gran Palaciode la indus— Iwinger. A renglón seguidoreco tria y del Comercio. La prensa rrió las secciones consagradasa aseguró que en el.recinto ferial se Hungría, Italia, Turquía, Rusia, habían congregado unas sesenta Estados Unidos. mil personas.Una vezllegadosal En el PabellónReal —elhistóri edificio más importantede todo el co pabellóndel Gobernadorde la certamen, visitaronvariasseccio Çiutadella, así habilitado para la nes extranjeras. ocasión—fue servido un iunch”. En el pabellón de Francia les Al término,la Reina Regentey los obsequiaron con una pieza de ministros salierona losbalcones,y Chopin. Pasó luegopor losde Bél fueron aclamadoscon insistencia gica, Japón y de Austria; en éste por la multitud. Escucharon el vista en honor de la Reina Regen te. Los paísespresentesen la Exposición eran, ademásde España: Alemania, Austria, Bélgica,Bouvia, Chile, China, Ecuador, Estados Unidos, Holanda, Honduras, Inglaterra, Italia, Japón, Paraguay, Portugal, Rusia, Suiza,Terranova, Uruguay.El recintoocu paba 450.000metros cuadrados y los edificios, 100.000;los exposi tores eran 12.223. Hasta el-final del certamen,se celebrarontoda suerte de festejosy de celebracio nes. La clausuratuvoefectoel 9 de diciembre de aquel mismo año; fue la Exposición Universal de más larga duración, pues la celebrada en París en 1867duró 210 días. Fue visitada por 2.240.000 personas. LLUIS PERMANYER La ciudadde losprodigios Cualquier comentario, más o la Península.Y se dio, también, timulantes de las Feriasy Expo menos ftndado, acerca del papel el fenómeno adverso de que la siciones: constituían un modo de Barcelonaque, como núcleo capital del Estado noestuvieraen práctico de sefialar“urbi et orbi” industrializado, ha venido ejer las zonas desarrolladas;unas re- una realidadindustrial.Tal fueel ciendo, desde los primerostiem laciones hostiles y una ausencia signo de la ExposiciónUniversal pos de la industriay el desarrollo de comprensión esmaltaban el de 1888.Por aquel entonces se en España,le atribuye a “la ciu diálogo, muchas veces bronco, habían realizado ya las grandes dad de losprodigios”segúnel su- entre la capital del Estado y las obras de infraestructuracomolo gerente título de la obra de capitales de las escasaszonasde- supuso la red ferroviaria, que, Eduardo Mendoza,un papel re- sarrolladas. desde un principio, supuso una lçvante; un papel propio de un ruptura con la red europeade fenúcleo con capacidad de atrac rmcarnles; en Barcelona había Efectos estimulantes ción y de culminaciónque lleva dado ya todos sus frutos el conconsigo el reconocimientode la Barcelona había sido la avan junto de edificacionespúblicasy capital catalana en su decisivo zadilla de la modernizacióneco- privadas que dieron vida al Enpapel de motorde iniciativaspú nómica y de lá definitiva lucha sanche, la granobra del genialIIblicasperosobre todo de iniciati contra el feudalismo,y fue, tam defonso Cerdá: se habían derri vas privadas.El desarrolloeco- bién, la pioneraen apoyarsu mo- bado definitivamentelas mura nómico de España.en la segunda delo de crecimientobajo unoses- llas que asfixiabana la urbe en mitaddel sigloXIX, fue un desa— quemas comprensiblespor pro— expansión. En 1888,y bajo la carrpllodesigual,obedeciendoa las píos y extraños. En frecuentes pitanía de Rius y Taulet,tuvo lu pautas teóricasque, en su día, es ocasiones la célebrepolémicaen- gar la Gran ExposiciónUniver tablecieraAlbert O. Hirschman. tre el proteccionismoy el libre— sal, que veníaa aplicaren Catalu Un desarrollodesigual y dese cambio absorbía el conjunto, ña el proceso rupturista ya quilibrado. En España se dio el menos visible,de toda una suerte ensayado por París y Londres. ienómeno del proceso de desa de malentendidos.La burguesía En todos los casos de lasexposi catalana confió en los ectos es- ciones universalespuede obser Lfbhlo enzonasmuy concretasde • • varse lacoincidenciade la capital del Estadoy la de la zona desa rrollada. ‘Fábrica deEspaña” El sector privado estuvo a su altura y el lema de “Cataluña,fá brica de España”se plasmóen el auge de los progresosmateriales dotada por su mismocarácter de iniciativa de repercusion amplias que modificaronel balance material de Cataluña. Y, desde luego, para las denals zonas, de— terminando flujos migratorios que se reproduciríanentre el Sur y el Norte. Como un símbolo más de la eficaciade las exposi ciones universalesbastarácitarla de 1929. Los hombres de 1888 soñaron despiertoSpor la visión de un futuro dignode la posición delantera que Barcelona venía ocupando desdehacía siglos FABIÁN ESTAPÉ Vista parcialdel interiordelPalaciode la Industria