i86 diga la N a t u r a l e z a , allí^avara , y en otra parte cruel, y en otra inexorable? ¿Por qué siendo la madre universal apenas concede á unos con que satisfacer las primeras necesidades, y á. otros colma de dones y de beneficios? Es sin duda porque á cada uno le ha señalado su propio m a y o r a z g o : porque ha cifrado en distintos bienes la suerte de los Imperios , y prefixádoles , por decirlo así , su exercicio y su profesión. La ciencia pues de la felicidad de u n pueblo , ha de fundarse en el conocimiento de su destino n a t u r a l , para darle el impulso que precisamente le conviene , porque con otro se le sacaría , digámoslo así, de su ó r b i t a , y excluyéndolo del sistema de la Providencia , se le haria perderse en los siglos¡jj como un p l a n e ta separado del sistema solar se perdiera en el espacio. N o es este u n problema difícil de resolver : su p r o pia historia y la naturaleza indican á cada pueblo si h a de cifrar su prosperidad en la industria ó en la Agricult u r a , n o porque todos no necesiten de uno y otro r a mo ; sino porque según su clima y territorio han de fixar principalmente la atención en uno de los dos , y mirarlo como la profesión nacional; Veamos pues si n u e s tros fastos nos muestran la m a y o r prosperidad en las épocas mas dichosas de la Agricultura , ó en las de las fábricas : veamos si la tierra , el cielo, las producciones mismas que d e r r a m a n en nuestro amable suelo , nos c o n vidan al campo y á los huertos ; ó si la esterilidad , la intemperie , el rigor y la duración del invierno nos oblig a n á acogernos casi todo el año á los talleres. Pero si la naturaleza y la historia nos predican la A g r i c u l t u r a , si para ella hemos nacido , y solo por ella podemos p r o s p e r a r , l por qué no reconocemos nuestro destino natural: p o r qué n o abrazamos nuestra gloriosa profesión , y ya que todos no podamos exercitarla, como los héroes de Roma y ios Sacerdotes del antiguo Egypto , ¿ por qué t o dos no la honramos , p o r qué n o Ta exaltamos , y con solemnes premios , con fiestas rurales, con espectáculos y regocijos públicos n o procuramos excitar y mantener «l entusiasmo del Arte tutelar de la Monarquía?