Cafés M adrid fue una de las primeras ciudades españolas que tuvo cafés. Estos establecimientos, creados a semejanza de los establecimientos europeos de su género, tardaron poco en arraigar en la capital y se convirtieron a inicios del siglo XIX en los substitutos de las tradicionales botillerías. Éstas eran lugares de paso, mal alumbradas en las que servían bebidas alcohólicas y licores. También se servía chocolate con bizcochos, leche merengada, naranjada, etc. Las "verdaderas" damas no entraban en estos establecimientos sino que se hacían servir la bebida en su vehículo, mientras que en el interior de las botillerías había parejas de "majos" y "manolas". Las instalaciones de los primeros cafés madrileños eran rudimentarias. Tenían espejos que deformaban la imagen, quinqués adosados a las columnas a modo de iluminación, mesas de madera, y banquillos. En el interior solía haber un mostrador y tras él unos estantes repletos de botellas de licores, como el aguardiente dulce. Estas bebidas eran servidas por camareros vestidos de negro con largos delantales blancos. Los cafés jugaron un papel fundamental en la vida social del Madrid del último tercio del siglo XIX, pero trajeron consigo algunos tabúes, como el de la prohibición del paso a mujeres, aunque pasado un tiempo nadie les negaría el derecho a entrar. de M Los cafés más antiguos eran los de la calle Santo Domingo, como el café de San Antonio o el de San Luís. En la calle Carretas existía el Café y Botillería de Pombo, fundado en el siglo XVIII. Consta que allí se reunieron políticos de la talla de Prim, Sagasta u O'Donnell pero, sin duda alguna, la tertulia más importante fue la de Ramón Gómez de la Serna. Para Bonet Correa la Edad de oro del Café en Madrid, fue de 1875 a 1910, es decir, durante la Restauración borbónica. Ya en la segunda mitad del siglo XIX surgieron en la capital los cafés que no sólo ofrecían tertulias sino que, además, brindaban a sus concurrentes alguna representación teatral. Eran los cafés-teatros. El primero fue el de Capellane en el que se podía asistir al espectáculo y a los ensayos por el precio de la consumición: dos reales. La idea gustó y nacieron otros similares como el del Carmen o el de los Artistas. Sin embargo, tras la novedad, estos establecimientos tuvieron poco éxito. Muchos desaparecieron u optaron por suprimir las actuaciones teatrales que cambiaron, en la mayoría de los casos, por actuaciones musicales. El Café Fornos, en opinión de muchos, era uno de los símbolos de la vida de Madrid de fines del siglo XIX y principios del XX. Estaba ubicado en la calle Alcalá y su fundador fue Manolo Fornos, propietario también del Café Europeo. Era un café montado a todo lujo, decorado con pinturas y tapices, alfombras y cómodos sofás, que contaba en la parte Forum 23 pag 34-66PDF.indd 52 15/02/2006, 12:02 e Madrid superior con un amplio corredor y en el entresuelo con unos cuantos reservados para las tertulias de hombres de negocios o para las parejas que no querían ser vistas. En la calle Alcalá se encontraba el Café Suizo, ubicado donde está hoy el Banco de Bilbao. En este café pasaron algunas de sus tardes Salmerón, Carlos Rubio y Ramón y Cajal, que presidía allí una tertulia de médicos. Lo que lo diferenciaba del resto de los cafés era que contaba con un salón exclusivamente para mujeres, el salón blanco, donde sólo se servía chocolate y cremas, que acompañaban de unos bollos que luego se conocieron como bollos "suizos". Con el paso del tiempo se fueron inaugurando nuevos cafés. Estos sustituyeron a los salones, los casinos y los clubes, dentro de la vida literaria de la capital. Forum 23 pag 34-66PDF.indd 53 Desde la década de los veinte hasta la Guerra Civil hubo cafés para todo tipo de gentes y oficios: toreros, cómicos, pintores, escritores..., y dentro de cada barrio, como el Café del Príncipe conocido como el Parnasillo, el Café Nuevo, el Café de la Iberia, el Café del Prado, etc. En ellos se encontraban los literatos y todos los bohemios así como los políticos, como por ejemplo Manuel Azaña que era uno de los asiduos, al igual que Jacinto Benavente o Jardiel Poncela, entre otros muchos. Extracto del trabajo sobre "Historia de Madrid en la edad contemporánea" de María Isabel Lucas Pizarro, Yolanda Rodríguez Casares y Ana Rodríguez García, estudiantes de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid Angela d’Areny 15/02/2006, 12:02