La Historia de un Asesinato Cometido por un Tutor Pariente

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La Historia de un Asesinato
Cometido por un Tutor Pariente
En 1993, un día domingo por la mañana en Saskatchewan, Canadá, mientras el resto de la familia estaba en la
iglesia, Robert Latimer tomó a su hija de 12 años, Tracy, y la colocó en el asiento delantero de su camioneta.
Conectó un extremo de una manguera al tubo de escape y puso el otro extremo en la apertura de la ventana
trasera de la camioneta. Arrancó el motor y observó a su hija morir envenenada por el monóxido de carbono.
Luego el señor Latimer tomó el cuerpo de Tracy y lo colocó otra vez en su cama. Llamó a la policía y les dijo
que su hija se había muerto mientras dormía. Cuando la autopsia demostró que ella había muerto envenenada
por monóxido de carbono, él confesó haber matado a su hija.
El Sr. Latimer sostuvo que era un “acto de eutanasia”. Tracy Latimer tenía parálisis cerebral severa. Podía
comunicarse sonriendo, riéndose y llorando. No podía caminar, hablar o alimentarse. Sufría de dolor
intermitente y situacional causado por una cadera dislocada, por la cual iba a tener otra serie de cirugías para
ayudar a aliviar el dolor. Su padre pensaba que las cirugías no le iban a ayudar. Creía que sólo le esperaba más
sufrimiento y dolor y, por lo tanto, la mató motivado por amor y compasión.
El público y los medios de comunicación creían en la sinceridad de sus acciones. Algunos grupos que abogan a
favor de la eutanasia apoyaron su caso.
Se levantaron cargos en contra del Sr. Latimer y, en noviembre de 1994, fue encontrado culpable de homicidio
de segundo grado y le fue impuesta una sentencia de 25 años hasta cadena perpetua, con posibilidades de
libertad condicional después de 10 años. Muchos canadienses opinaron que la sentencia fue demasiada dura.
Surgió un movimiento popular que buscaba que se redujera su sentencia por razones humanitarias.
En 1995, el Sr. Latimer apeló su caso ante el Tribunal de Apelaciones de Saskatchewan. De acuerdo con los
fundamentos de la apelación: ‘el juez a cargo del juicio cometió un error de ley, al no instruir a los jurados
acerca de que él tenía el derecho legal de tomar la decisión de cometer suicidio en representación de su
hija, por virtud de la ausencia total de sus habilidades físicas e intelectuales’ (Consejo de canadienses con
discapacidades, “Cronología del caso Latimer”). El tribunal confirmó la condena y la sentencia en un voto de
2 a 1. Después se reveló que el fiscal había preguntado a los posibles jurados acerca de sus creencias acerca del
aborto, la eutanasia y la religión, poniendo de esta forma en tela de juicio si el Sr. Latimer había recibido o no
un juicio imparcial.
En 1996, la Corte Suprema de Canadá anunció que iba a acoger la apelación del señor Latimer. En 1997, la
Corte Suprema de Canadá anuló la condena del Sr. Latimer, a causa de los problemas en la selección de los
jurados. El tribunal sostuvo su confesión. Más adelante en 1997, comenzó el segundo juicio del Sr. Latimer
por el cargo de homicidio de segundo grado. El segundo jurado también le encontró culpable de los cargos. El
jurado recomendó que fuera elegible para salir en libertad condicional después de un año. El Sr. Latimer fue
puesto en libertad bajo fianza. Su abogado presentó una solicitud, pidiendo una exención constitucional a la
sentencia tradicional de un mínimo de 25 años con un mínimo de 10 años cumplidos antes de ser elegible para
salir en libertad condicional. Alegaba que la sentencia mínima fue una infracción del derecho constitucional
del Sr. Latimer de que no le impusiera un castigo cruel o poco común. En diciembre de 1997, se concedió la
exención. Se redujo la sentencia del Sr. Latimer a un año en la cárcel y un año bajo arresto domiciliario en su
granja. Su abogado presentó otra solicitud, apelando a la condena y la sentencia.
Se concede permiso para duplicar estos materiales con fines educativos con el debido reconocimiento de los
Servicios de discapacidad ASAP de SafePlace en Austin, Texas.
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La Historia de un Asesinato Cometido
por un Tutor Pariente
En 1998, un conjunto de grupos a favor de los derechos de los discapacitados en Canadá acordó participar
conjuntamente como interventores en la segunda apelación del Sr. Latimer ante el Tribunal de Apelaciones
de Saskatchewan. El tribunal les concedió el estado de interventor y les permitió presentar alegatos verbales
durante 20 minutos ante el juez. El Tribunal de Apelaciones anuló la exención que se le había concedido al Sr.
Latimer. Su abogado presentó otra apelación ante la Corte Suprema de Canadá.
El 18 de enero de 2001, la Corte Suprema de Canadá emitió su fallo sobre la segunda apelación del Sr. Latimer.
La Corte sostuvo la condena por homicidio de segundo grado y también el fallo de la corte de primera instancia
de que el Sr. Latimer tenía que cumplir la cadena perpetua en la prisión, sin posibilidades de salir en libertad
condicional durante los primeros diez años. La Corte sugirió efectivamente que pidiera un indulto del gobierno
por clemencia. Éste debería ser el último fallo en el caso.
Desde el asesinato de Tracy, se han presentado otros casos de niños canadienses discapacitados que fueron
asesinados por sus padres. Ninguno de éstos fue sentenciado a la cárcel. Traci Walters, la directora nacional
de la Asociación Canadiense de Centros para la Vida Independiente, dijo después de que se le impuso una
sentencia leve a una madre que intentó asesinar a su hija que tenía una discapacidad: “Es una tendencia tan
perturbadora en las condenas. Los tribunales envían el mensaje de que está bien hacer esto y que el delito es
menor porque una persona discapacitada cuenta menos como persona”. (The Toronto Star, 1 de diciembre de
1999).
Como resultado del asesinato de Tracy Latimer, Norman Kunc y Emma Van der Klift produjeron un video
titulado “Un credo de apoyo”, el cual define una filosofía de cómo atender y apoyar a la persona discapacitada.
Se puede conseguir el video en Axis Consultation and Training Limited, llamando al 250.754.9939.
Tracy Latimer
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