Amedeo Modigliani La sencillez de líneas y la pureza de los rostros en los retratos del pintor italiano Amedeo Modigliani aportaron a sus creaciones una singular inspiración que hizo de él una de las grandes personalidades de la pintura de principios del siglo XX. Modigliani nació el 12 de julio de 1884 en Livorno, Italia, en el seno de una familia judía de pequeños comerciantes. A causa de su salud precaria hubo de renunciar a una educación convencional y fue entonces cuando empezó a estudiar pintura en su ciudad natal, en la escuela de Bellas Artes, con Guglielmo Micheli), y posteriormente en las de Florencia y Venecia. En 1906 se trasladó a París, donde frecuentó los círculos artísticos y literarios (fue amigo de Pablo Picasso) y recibió notables influencias de Henri de Toulouse-Lautrec, Pablo Picasso, Georges Braque y Paul Cézanne. Sus primeras pinturas dejan sentir la influencia de los macchiaioli, pero posteriormente le interesó el movimiento modernista y el de la secesión, además del arte primitivo. En 1908 presentó cinco cuadros en el Salón de los Independientes, entre ellos La judía (colección Alexandre, París). En 1909 conoció al escultor rumano Constantin Brancusi, cuya obra lo impresionó, y se decidió a seguir el camino de la escultura. Las fuentes en las que se inspiró, aparte de Brancusi, fueron las esculturas griegas arcaicas de los kúroi (jóvenes atletas desnudos) y aquellas máscaras africanas en las que los rasgos se alargan con énfasis (en especial, sus Cariátides). En su escultura, Modigliani esculpía la piedra directamente en un intento de preservar en la forma la unidad plástica del bloque. Pronto retornó a la práctica de la pintura, pero su experiencia como escultor tendría consecuencias fundamentales en su estilo, que se plasmarían en la simplificación de la imagen y en el uso del color. Al reducir o, en ocasiones, eliminar el claroscuro, consiguió una solidez en la imagen plana, similar a la escultórica. Aunque fue uno de los maestros del retrato del siglo XX, Modigliani no era un retratista profesional. Tienen sus obras un aire familiar en su elegancia y alargamiento, pero al mismo tiempo reproducen la personalidad del retratado con gran agudeza. Entre sus retratos cabe mencionar los de Kisling, Paul Guillaume, Zborowsky y el de una de su amantes, Beatrice Hastings, titulado Madame Pompadour. En 1917, comenzó una relación con la pintora Jeanne Hébuterne, con la que tuvo una hija. Fue también un período brillante para su pintura, que se hizo cada vez más refinada de líneas y delicada de color. Modigliani murió el 24 de enero de 1920. Madame Pompadour (1915) Desde 1915 hasta 1920, año de su muerte, Modigliani realizó su obra más significativa, constituida mayoritariamente por retratos y desnudos femeninos. Los retratos son a menudo de amigos y personajes conocidos como Max Jacobs (1916) o Jacques Lipchitz y su mujer (1917), pero frecuentemente representan a personajes anónimos como La criadita (1916). En ocasiones se le cita como un expresionista, pero es difícil dar ese calificativo a la finesse típica de Modigliani. El canon alargado de sus figuras evidencia el gusto por el manierismo y enlaza sus personajes femeninos con las imágenes de los cuadros de Parmigianino. La estilizada geometrización de las formas denota el impacto que sobre él ejerció el descubrimiento del arte africano, que realizó gracias a su amigo Brancusi. La influencia del arte primitivo se manifiesta especialmente en sus esculturas. Los numerosos esbozos y dibujos preparatorios de las Cariátides se concretaron en una única escultura que realizó entre 1913 y 1914 y que se conserva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Su práctica escultórica fue determinante para la configuración de su pintura. Entendía que el único modo de hacer escultura era tallando directamente la piedra y en muchas ocasiones se sintió más escultor que pintor. Las estatuas que han sobrevivido (unas veinticinco) no se ajustan a ninguna de las dos tendencias predominantes en la época (cubismo y futurismo); en ellas se encuentra un alto grado de sentido plástico, una solidez en las formas y una tendencia hacia el ritmo y la esquematización que también son características de su pintura.