libertad de expresión y dignidad

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EDITORIAL
LIBERTAD DE EXPRESIÓN
Y DIGNIDAD
Frente al casi total control de los medios de comunicación
por parte del Gobierno y de quienes lo apoyan, la ciudadanía había empezado a conquistar ciertos espacios de libertad en algunas revistas independientes. En su miedo a que se sepa la verdad de lo que sucede, el Gobierno ha impuesto ahora la censura
previa para éstas, sin tocar, eso si, las revistas o boletines de la
Iglesia, y acentuado el control para toda la información mediante un nuevo decreto. Hasta Canal 11 fue vuelto a poner en fila.
Mensaje expresa su total rechazo a estas medidas, contrarias por lo demás a la propia Constitución que la autoridad se ha
dado, y solidariza con las revistas Hoy, Análisis, Apsi, Cauce,
La Bicicleta, y el periódico Fortín Ma pocho, arbitrariamente
impedidos de circular libremente. Particular solidaridad expresamos al director de Análisis, Juan Pablo Cárdenas, detenido en
la cárcel pública y declarado reo.
Someter a censura previa a estos medios y arrogarse el derecho a decidir sobre lo que la ciudadanía debe o no debe conocer, es un golpe de fuerza propio de los regímenes totalitarios,
que no aceptamos. Así no se avanzará hacia el entendimiento
que el país tanto necesita. Así se está rechazando, en los hechos, lo que con palabras se dice sobre diálogos y aperturas.
Impedir la libre información de la ciudadanía es intentar bloquear su acceso a la verdad y obstaculizar la formación de una
conciencia nacional libre, adulta y digna, en un afán inadmisible
de mantenerla sometida. Acallando a la prensa responsable,
además, a la que se puede enjuiciar en caso de faltar a la verdad,
se invita a hacer más creíbles los rumores, informes y artículos
mimeografiados que circulan con denuncias de escándalos que
estarían tocando a las más altas autoridades del régimen.
Este nuevo acto de fuerza del Gobierno militar no hiere sólo
a los medios afectados. Nos hiere a todos, en nuestro derecho
irrenunciaple a estar informados. El derecho a la verdad es un
derecho básico de todos, que necesitamos ejercer para crecer
como personas y entregar nuestro aporte responsable a la tarea
común que es nuestra sociedad. Gran parte de los males que
hoy sufrimos, como nación, se hubieran evitado si el país hubiera podido informarse oportunamente sobre lo que se estaba haciendo a sus espaldas y que involucraba a todos. La genuina libertad de expresión es, sin duda, garantía de transparencia social, para la real defensa y promoción de los derechos de todos.
No puede dejar de sorprendernos, también, el silencio cómplice con que ciertos medios de comunicación parecen avalar
estas medidas que dañan tan seriamente la convivencia social.
La defensa de la libertad de expresión, para posibilitar una sociedad más justa y más pacífica, debiera estar por sobre las posiciones políticas, ideológicas o económicas. Es cuestión de cierta
dignidad fundamental.
MENSAJE
23 de abril de 1984
MENSAJE N° ,328. MAYO 1984
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