caduceos y juramentos médicos - Biblioteca Virtual en Salud de Cuba

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CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD
PÚBLICA
DR. RAIMUNDO DE CASTRO Y BACHILLER
CADUCEOS Y JURAMENTOS
MÉDICOS
87
Ciudad de La Habana, Cuba
2000
Publicación de la Oficina del Historiador
del MINSAP
1
Edición: Lic. Lázara Cruz Valdés
Diseño de cubierta: Lic. José Manuel Oubiña González
Diseño interior: Luciano O. Sánchez Núñez y Edda Martínez Aparicio

Dr. Gregorio Delgado García, 2 000

Sobre la presente edición:
Editorial Ciencias Médicas
Ministerio de Salud Pública, 2 000
Dr. Gregorio Delgado García
Facultad de Salud Pública
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Ciudad de La Habana, Cuba
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Editorial Ciencias Médicas
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Fig. 1:
Caduceo de la Medicina
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PRÓLOGO
Desde la aparición del Cuaderno número 6 (1954) de nuestra colección
monográfica, ya se anunciaba entre sus próximas publicaciones la de uno
titulado "Caduceos de las ciencias médicas. (Origen, evolución y estado
actual)" por los doctores Raimundo de Castro y Bachiller, Héctor ZayasBazán Perdomo y Carlos A. Criner García, pues era voluntad de nuestro
predecesor y primer director de los Cuadernos, académico Cesar Rodríguez
Expósito, divulgar lo más posible, entre los trabajadores de la salud pública
cubana y lectores interesados en la historia médica el origen y significado
de los símbolos de la medicina, farmacia y estomatología.
Falleció Rodríguez Expósito en 1972 sin ver satisfecha su voluntad y desde
entonces hemos querido hacerla realidad, pero por una u otra razón,
principalmente por la falta de ilustraciones con adecuada calidad para su
reproducción, se ha venido posponiendo tal empeño hasta estos momentos.
El presente Cuaderno número 87 con el título "Caduceos y Juramentos
Médicos" lo dividimos en dos secciones, una dedicada a estudios sobre
caduceos y otra a juramentos médicos, pues creemos que ambos temas son
poco conocidos entre nuestros graduados y estudiantes de las diferentes
ramas de las ciencias médicas.
La primera sección con el título de "Caduceos de las ciencias médicas"
comprende seis importantes trabajos de profundos conocedores del tema,
principalmente en nuestro medio. Se inicia con "El Caduceo de la Medicina",
trabajo que consideramos clásico en esta materia en Cuba, del profesor
Raimundo de Castro Bachiller, la más alta figura de la historia de la medicina
legal en Cuba; le continúa "El verdadero Caduceo de la Medicina" por el
doctor Arturo Sansores y López Quintana, trabajo de gran erudición en que
se hace un análisis crítico de todos los símbolos médicos; con "El Caduceo
y la Vara de Esculapio" por el doctor Frederick Stenn, antiguo profesor de
la Escuela de Medicina de la Northwestern University se completa la
información general que ofrecemos sobre los símbolos médicos y pasamos
entonces a la descripción particular de los caduceos de la estomatología,
farmacia y medicina veterinaria que se han usado en Cuba, con tres estudios
muy completos sobre dichos temas: "El emblema de la Facultad de
Odontología de la Universidad de La Habana y del Colegio Estomatológico
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Nacional" del doctor Ismael Clark Mascaró, una de las más importantes
personalidades de la historia de la estomatología cubana; "El distintivo de
la Asociación Farmacéutica Nacional" por el doctor Héctor Zayas-Bazán
Perdomo, historiador de la farmacia en Cuba y antiguo profesor de la
Facultad de Farmacia en la Universidad de La Habana y "Nuevo emblema
para médicos veterinarios" del culto veterinario cubano doctor Jaime
Cervera Vila.
La segunda sección con el título "Juramentos Médicos" agrupa una docena
de juramentos universales y nacionales que consideramos de imprescindible
conocimiento para todo graduado y estudiante de las ciencias médicas en
nuestro país. La iniciamos con "Consejos de Esculapio", atribuidos a este
inmortal de la antigua Grecia cuyo prestigio médico lo llevó a ser incluido
entre los dioses de la mitología helénica como hijo de Apolo y como su
supuesto padre, dios de la medicina, la versión que transcribimos es la muy
moderna que circula hoy entre todos los profesionales de las ciencias
médicas en el mundo. Continuamos con "Juramento Hipocrático", atribuido
al Padre de la Medicina, Hipócrates de Kos, que vivió en Grecia entre los
siglos V a IV ANE., según la versión dada por el profesor italiano Arturo
Castiglioni, eminente historiador médico, en su libro Historia de la Medicina,
primera edición española, 1941; "El Juramento Hipocrático" por el profesor
peruano Emilio Fernández M., artículo en que nos da las formulas de su
aplicación en las Universidades de San Marcos de Lima, en la época colonial
y San Francisco Xavier de Chuquisaca, en la época republicana; "El
Juramento Hipocrático" por el tres veces académico cubano (en las Ciencias,
la Historia y las Letras) doctor Horacio Abascal Vera y "Los Juramentos de
Hipócrates y Maimónides", artículo anónimo aparecido en la sección
Anécdota e Historia de la Revista Roche (Julio/1946), en todos ellos, se
recogen diferentes versiones del Juramento Hipocrático y en el último, el del
sabio médico judio Rabbi Moshe ben Maimón, conocido en la historia de la
medicina como Maimónides, que vivió entre los siglos XII y XIII; seguimos con
"Juramento Médico de Maimónides" según la versión distribuida por la
Agrupación Cultural Hebreo-Cubana en el 750 aniversario del fallecimiento
del sabio médico, filósofo, astrónomo y matemático (1954); "Los
Mandamientos de Caraka" atribuidos al médico Caraka, gran figura del
Período Brahmánico de la medicina hindú, los que están contenidos en el
libro Caraka-samhita, escrito en el año 50 a.n.e. y una de las obras más
importantes de la medicina brahmánica; "Nueva versión del Juramento
Hipocrático" o versión moderna de dicho juramento o formula de Ginebra,
adoptado por la II Asamblea General de la Asociación Médica Mundial en
la citada ciudad suiza en 1948; "La Promesa del Médico", también conocida
como "La Declaración de Ginebra", "El Juramento del Médico" y "La
Consagración del Médico a su Profesión", aprobada por la propia asamblea
general de la Asociación Médica Mundial en el mismo año; "Juramento de
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Honor del Colegio Médico Nacional (1958)," publicado en la Gaceta Oficial
de la República de Cuba con fecha 27 de febrero de 1958; "Juramento
Médico del Centenario (1868-1968)", juramento hecho por médicos cubanos
en el Hospital "Lenin" de la ciudad de Holguín como reafirmación patriótica
y revolucionaria al conmemorarse el centenario de nuestra primera guerra
independentista contra España; "Juramento de los médicos graduados en
el curso académico de 1964-1965 o de los primeros profesionales de la
medicina formados íntegramente en el período revolucionario socialista de
nuestra historia y se cierra el Cuaderno con "A mis alumnos del curso
académico de 1949 a 1950" por el doctor Raimundo de Castro Bachiller,
bella y conmovedora versión de la última clase que impartía siempre a sus
alumnos el Maestro de la Medicina Legal Cubana y que por estar su
asignatura en el año final de la carrera, era por lo general la última lección
que escuchaban los futuros médicos en la Universidad de La Habana,
redactada por el propio sabio profesor y publicada en el libro de graduación
del curso académico de 1949-1950.
Como homenaje a la memoria del doctor Castro Bachiller, quien fuera el
más constante divulgador entre nosotros de los caduceos y juramentos
médicos, dentro y fuera de su cátedra, le otorgamos la autoría del Cuaderno,
como era también deseo de nuestro predecesor y Maestro, el académico
Cesar Rodríguez Expósito.
Dr. Gregorio Delgado García
Director Cuadernos de Historia Salud Pública
La Habana, Julio 1 de 1999
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CADUCEO DE LAS CIENCIAS MÉDICAS
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EL CADUCEO DE LA MEDICINA*
por el
Dr. Raimundo de Castro Bachiller*
El Caduceo y la vara poderosa
le infundió sueño.
Gabriel del Corral
In his hand
He took Caduceus, his snakie wand,
With which the damned ghosts he governoth,
And furies rules and Tartare tempereth.
Spenser, Mother Hub.
Tale, 1, 1292.
El nombre Caduceo, es una palabra derivada del término latino Caduceum
que viene de cadere, caer, por la virtud que tenía de apaciguar las discordias, es
decir, hacerlas decaer. A su vez esta palabra Caduceum se deriva por un simple
cambio de letras del griego Kerukión (knipvketov, kapvketov, katov un báculo
heráldico).
Fue aplicado el nombre pues, a una caña o vara divinatoria como insignia de
autoridad, cualidad y oficio, emblema de la paz y la prosperidad, poder mediador
entre los dioses y los hombres, porta-estandarte de todas las negociaciones.
Al evolucionar el tiempo, a través de las edades, como veremos en seguida,
ya que el Caduceo podemos llevarlo en su origen a la más remota antigüedad
desde que hay tradición humana, ha sufrido numerosas transformaciones en sus
motivos de composición; pero al llegar al siglo IX de nuestra era se desprende del
tronco común que sirvió hasta entonces como emblema o símbolo de los dioses,
de la autoridad y del poder, primero, y de la paz y el comercio después, portado
por embajadores y heraldos un nuevo Caduceo símbolo o emblema este último
de la Medicina.
*
**
Vida nueva. Año VII (2a Época) 31(1):45-60. La Habana, Enero 15 de 1933.
Profesor Titular de Medicina Legal y Toxicología de la Universidad deLa
Habana (1902-1954)
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Tenemos pues hoy como vemos dos Caduceos, uno del comercio o tráfico
entre las naciones y otro del ejercicio de la profesión médica o de las relaciones
entre el médico y el paciente, que tuvieron su origen común. Advirtiendo que
este último se ha subdividido en dos.
¿Cuál es el origen del Caduceo?
Por algún tiempo todo el mundo aceptó su origen en la Mitología
griega como atributo del Dios Hermes llamado por los romanos Mercurio;
pero los arqueólogos en sus interesantes y pacientes trabajos fueron
sorprendidos al encontrar símbolos semejantes en pueblos que florecieron
mucho antes que los griegos, así los señores Sarzec y Heuzey describen
cierto vaso usado para libaciones, descubierto en Caldea y que tiene
esculpido en una de sus aristas salientes la maza y dos serpientes
enroscadas en él con una inscripción que dice: "A Nin-Ghih-Zi-Da su
dios por la prolongación de su vida, Goudea, Parisi, de Sirpoula, consagra
esta ofrenda". Este vaso pertenece a tres mil años a.n.e. y que según la
autoridad del Dr. Baudouin tenemos la prueba de que "el Caduceo no es
más que la representación simbólica, estilizada, artificial, de un asta sagrada
erguida Achera o Árbol de la vida caldea, a lo largo del cual trepan las
serpientes fecundantes" y es de notar este vaso consagrado a una
divinidad que tenía un poder de orden médico: "la conservación de la
salud para la prolongación de la vida".
Indagando han encontrado los arqueólogos Caduceos de épocas más
remotas; tres bastones de mando en astas de reno descubiertas en las célebres
excavaciones de las grutas de los Pirineos, algunos tenían esculpido la cabeza
de serpiente y el célebre bastón de mando de San Miguel de Arudy más
antiguo todavía, con cabeza de serpiente esculpida, muy típico. Todavía en
época más prehistórica, en la Magdalena en Dordogne se han encontrado
bastones de reno, no ya esculpidos sino grabados (Edad de la piedra tallada,
treinta mil años a.n.e).
Sí sabemos que en la serpiente han visto sucesivamente los pueblos
primitivos el símbolo de la cola de una de las constelaciones Polares, que
han servido a los sacerdotes para establecer el meridiano celeste, que
tiene por base la estrella Polar y que ha sido al menos en Oriente, al
iniciarse la "edad del fuego", el símbolo del dios Sol, fecundante del
Equinoccio de Primavera, símbolo a su vez de la vida y en Egipto la serpiente
viene a ser el dios Phta-Ophi, que corresponde al Equinoccio de Otoño,
símbolo de muerte.
Además, si con respecto al vástago del Caduceo en su inicio, el bastón de
mando de los jefes y pastores primitivos representaban el meridiano celeste, el
cetro del Equinoccio de Primavera, no puede extrañarnos y debe afirmarse que
el origen del Caduceo médico actual no es más que el símbolo del culto estelosolar prehistórico, el más antiguo que se conoce o sea en la "edad de la piedra
tallada".
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Fig. 2: Prof. Dr. Raimundo de Castro Bachiller (1878-1954) Máximo divulgador en
Cuba de los caduceos y juramentos médicos
Si aceptamos este origen del Caduceo no nos será difícil llegar en su
evolución a través de las edades de la humanidad, desde los tiempos pretéritos
de la prehistoria hasta la época actual y sobre todo si en esta peregrinación
tenemos presentes las sabias y acertadas palabras del señor Legrand, al
interpretar sus variaciones de forma y significado. Hélas aquí: "su forma ha
sufrido el sello que le ha impreso el genio o carácter de los pueblos que se lo
han transmitido, su significado se ha perdido, ha sido aquel que sucesivamente
le han atribuído los pueblos, que ignorantes del origen de estos símbolos, lo
adoptaron y adaptaron a sus creencias y a sus costumbres. Lo que ha debido
hacer la prodigiosa fortuna de esta insignia es el olvido o la ignorancia en que
se estaba de su origen, el misterio de su significación".
Se dice que una rama fuerte que como defensa, ya que su mejor
musculatura le obligaba a protegerse a sí mismo y proteger a su compañera,
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fue en sentido figurado unas de las primeras indumentarias del hombre primitivo
en su vida nómada, como fue una rama más flexible, adornada de hojas o flores
alrededor de su cuello, la que primero llevó la mujer, signo de su deseo de atracción.
Ya esto en sí significaba una superioridad del hombre sobre la mujer, puesto
que la fuerza era la admiración y la grandeza de aquellos momentos, más tarde
cuando el hombre se asoció para vivir reunidos en tribus, alguno tuvo que ser el
jefe que ordenara y dirigiera, siendo por supuesto el más fuerte primero y el más
sapiente después; pero ya hubo que distinguirlo y entonces fue la diferenciación
de esta rama, vástago o tronco (origen del bastón o báculo) el que sirvió para ese
objeto que ya podamos adivinarlo más grueso con un remate más voluminoso o
doblado en forma de cayado apareciendo el primer báculo, como lo encontramos
en los pastores jefes de rebaños, la primera propiedad casi del hombre.
En este camino pues, podemos concebir perfectamente que a medida que
la religión, el arte, y más tarde la ciencia fueron siendo adquisiciones del hombre,
éste fue modificando este signo, emblema o símbolo del poder y de la autoridad,
llevando a él, el jefe, atributos bien religiosos, artísticos o de otra índole, que
impresionando y deslumbrando a sus inferiores hicieran reconocer su superioridad,
su trato con los dioses y el ser un puente entre éstos y ellos para su mejor salud
y dicha.
Así vemos en la edad de la piedra tallada, treinta mil años antes de nuestra
era, los bastones de astas de reno con serpientes grabadas, después en la edad
de la piedra pulida, seis mil quinientos años antes de nuestra era, lo vemos
esculpido para llegar entonces a la época caldea, tres mil años a.n.e., que marca ya
una fecha determinada del Caduceo, puesto que sus líneas generales se
conservarán definitivamente aunque sus motivos cambien, como lo vemos en el
vaso de Goudea, ya descrito, y que será con el tiempo el Caduceo de Mercurio,
y es de notar que en esta misma época era perfectamente conocido en México
este símbolo que se le designaba con el nombre de signo astrológico de la
serpiente, como se pueden ver en figuras de aquella época, culto de la serpiente
todavía conservado por los indios en las orillas del Amazona, llamado Anaconda,
y en Haití entre los negros los adeptos al Voudou y no en Cuba como señala
Lenoury, citando a Livet, pues como dice Fernando Ortiz esta secta nunca vino
a Cuba.
Época Egipcia, en ésta encontramos el mango de un cuchillo tallado en sílice
que presentando de un lado una serie de animales estelares típicos y del otro un
magnífico Caduceo constituido por dos serpientes y que desde el punto de vista
médico representa las relaciones del Caduceo con los Astros y con la Cirugía,
instrumento destinado a practicar la circuncisión ritual.
La época fenicia hace una pequeña distinción hasta ahora no vista y es que
la cabeza de las serpientes desaparecen y un botón o puntas agudas las
sustituyen, es decir, se estilizan las serpientes, y en Batna se encuentra
por primera vez al lado de un Caduceo típico fenicio una maza con una
serpiente enroscada, grabadas en una bandeja de plata. No es todavía la
maza de Esculapio que queda reservada a los griegos para dotar al Dios
de la Medicina.
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Y por fin llegamos a la época greco-romana conocida por todos y de
donde han querido empezar la historia del Caduceo, desconociendo sus etapas
primitivas, sobre todo la caldea, la egipcia y la fenicia, tan importantes y que
esta última gracias al comercio de un pueblo emprendedor y poseedor de
numerosas colonias lo propagaron rápida y extensamente como se han
encontrado en Cartago y Sicilia.
En el período griego la evolución del Caduceo da por resultado el que
aparezcan dos Caduceos de tipo distinto, cada uno evoluciona a su modo en
la forma, uno más acentuado que el otro; pero ambos conservan su significación
y se le dan como atributos a las divinidades paganas de las cuales vienen a ser
un símbolo característico y así los encontramos en las manos de HermesMercurio, de Baco, Ceres, Venus, Hércules, de la Felicidad, la Paz, la Concordia,
etc., etc., significando una síntesis de sus poderes.
El primero que será desde luego el atributo de Hermes-Mercurio que
sigue el tipo caldeo y fenicio, cambiando muy poco, viene a ser el emblema por
excelencia del comercio. Muy rudimentario al principio, ya que los artistas no
reconocen las serpientes estilizadas de los fenicios, y se convierte en un
simple bastón sin ornamentos, donde la cabeza nudosa da nacimiento a dos
ramas que bifurcándose se enroscan para aproximarse en sus extremidades.
Pero poco a poco y a medida que el arte progresa, reaparecen las dos serpientes,
primero la cabeza y luego completas, a las cuales se le agregarán las dos alas
en la parte superior de la vara de laurel o de olivo, característico de la época
greco-romana, exactamente igual a como ha llegado a nuestra época.
Al lado de este Caduceo evoluciona el otro, distinto en su imagen y en su
significación: El Caduceo de Esculapio (aparece en el siglo IX, a.n.e, la época
de Apolo, que no es otro que el dios del Equinoccio de Primavera del culto
estelo-solar), es un tronco o maza de cabeza nudosa donde se enrosca una
serpiente que exterioriza la cabeza y queda separada y erguida.
No es absolutamente nuevo el símbolo, recordemos la bandeja de Batna, la
diferencia es que la serpiente única se exterioriza al salir de la base de la maza y la
extremidad nudosa de ésta está para arriba y por lo tanto para el Dr. Baudouin no
es más que "el Tronco del Arbol de la Vida Caldea" de que hemos hablado ya. Si
unimos esta opinión a la de Maury en su "Historia de las Religiones de la Grecia
Antigua", cuando señala el hecho curioso de que Esculapio es a veces adorado
bajo la figura de una serpiente nutrida en su santuario en Epidauro, a diferencia
de los otros dioses griegos que no han sido representados jamás en forma de
animales, con lazos que unen el Caduceo de Esculapio a los fenicios y caldeos.
Ahora bien, este Caduceo de Esculapio posteriormente se ha ido
transformando al recibir la influencia de las costumbres y las creencias del
hombre, entre ellas la magia y el sortilegio que tanto papel jugó en los primeros
médicos, en su práctica oculta de taumaturgos y que al separarse del estado
sacerdotal tuvieron que valerse de otras insignias distintas; pero al mismo
tiempo necesarias a la mente de los antiguos, y he aquí que el bastón ritual
prehistórico se ha transformado en una fina vara (el Tirso de Baco) rematada
por un seudo espejo que para algunos no es tal, ni tampoco una piña, ni una
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manzana, sino un ramo de uvas estilizado, con la famosa serpiente, fiel
compañera de Esculapio, enroscada en la vara y todo rodeado de dos palmas
cada una de naturaleza diferente, la de la izquierda es una rama de laurel con
seis hojas y cuatro botones de flor y la de la derecha una rama de roble con tres
hojas y tres bellotas. Quedando ya éste como el Caduceo definitivo de la
Medicina en la actualidad.
Veamos ahora la interpretación que se ha dado y se da a cada uno de estos
componentes de los Caduceos de la época greco-romana hasta la actualidad.
En la Mitología, según la fábula de Ovidio, el Caduceo fue una varilla con
incrustaciones de oro, con la cual Apolo exilado de la tierra había guardado los
rebaños del rey Admete de Tesalia, fue regalada por Apolo a Mercurio para
terminar una disputa entre ambos, cuando éste le dio al primero la lira de siete
cuerdas que había inventado, y se dice que al encontrar en Arcadia o en el
monte Citerón, Mercurio, dos serpientes que peleaban, arrojó en medio de
ellas su varilla para separarlas y vió como sin hacerse ningún daño se
enroscaban y entrelazaban alrededor de la vara, de manera que la parte más
alta de sus cuerpos formaba un arco, quedando sus cabezas separadas frente
a frente sin demostrar ninguna señal de enemistad. Para otros estas serpientes
son Rea y Júpiter.
No es de extrañar que después de ésto Mercurio se sirviera de él para sus
funciones, ya que él era el intermediario entre los dioses y los hombres y por
medio de esta vara, con poder maravilloso, adormecía y despertaba a los
mortales, atraía a ellos las almas de los fallecidos o las conducía a la morada de
los muertos o al infierno, abogaba en su favor, sujetaba los vientos y disipaba
las nubes, convertía en oro cuanto tocaba y parece ser un símbolo de la
abundancia y de la riqueza mineral, análoga dice Decharme a la vara mágica de
las leyendas germánicas, en contraposición del cuerno de la abundancia para
la vegetación. Era pues esta vara, en poder de Mercurio, el talismán con que
transformaba las tinieblas en luz, siendo su presencia para el hombre, fuente
de toda prosperidad y beneficio.
Llevada por una matrona simboliza la felicidad, la paz, la concordia, la
seguridad, la fortuna, etc.
Por consecuencia de todo esto los griegos hicieron de este emblema el
sello distintivo de los heraldos y embajadores, asegurando la inviolabilidad de
los encargados de misiones pacíficas y los Suplicantes al atravesar tierras de
sus enemigos la portaban.
En la Edad Media el rey de armas y los heraldos la llevaban en las grandes
ceremonias. Por último el Caduceo entró en el blasón, es uno de los
componentes del escudo.
Podemos decir que los artistas en su fecunda imaginación y los poetas en
sus elucubraciones y fantasías según los tiempos fueron avanzando
compusieron este Caduceo y lo desdoblaron, lo hicieron y lo rehicieron a su
capricho, dándole a cada parte diversos significados. Así en su tipo primitivo
es una vara de olivo que los romanos solían reemplazarla por una simple rama
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de verbena. Otras veces esta rama de laurel o de olivo de cabeza nudosa, se
bifurca en dos, que se encorvan para juntar sus extremos, estas ramas ya más
artísticamente, se cambian por las dos serpientes y en la parte superior se
colocan dos alas, símbolos que Mercurio quiso poner para indicar la actividad,
la diligencia y la rapidez en el ejercicio de sus funciones. Quedó de este modo
formado definitivamente el Caduceo del dios del Comercio, ya que Mercurio
es su dios para los romanos.
Entre los griegos lo encontramos en sentido figurado como báculo
heráldico representado por una caña entrelazada con hilos de lana; en la Edad
Media se le dió la forma de un bastón cubierto de terciopelo flordelisado. Y en
toda probabilidad el cetro de los Reyes, la vara del Alcalde, el báculo de los
Obispos, el bastón de Mariscal, los bastones de caña con puño de oro, en los
cuales aparecían a veces distintos grabados con cordones entrelazados en su
parte superior y dos borlas con los colores de la Facultad respectiva, que se
les daba a los doctores y que los médicos, hasta muy cerca de mediada la
centuria XIX usaron invariablemente, los que de igual forma usaban los
magistrados y jueces coloniales en nuestro país, la vara del director de orquesta
(de marfil o plata) la del prestidigitador y aún el palo mecongo de los ñáñigos
cubierto de piel de chivo y rematado en un gallo plateado y a veces con hilos
entrelazados, deben tener el mismo origen de divinidad, de poder y de mediación.
La diosa Higea, hija de Esculapio, diosa de la salud, se ha representado
junto a un tronco de árbol (bastón) en que se enroscaba una serpiente que
viene a comer o a vomitar un veneno en un plato que la diosa le presenta,
significando el dominio del veneno para fines terapéuticos, o el manejo del
antídoto, y con toda probabilidad de aquí surgió el Caduceo o símbolo de la
farmacia, que lo vemos hoy representado por una serpiente enroscada en el
alto pie de una copa y la cabeza en el recipiente de la misma, en actitud de
beber, habiendo desaparecido la diosa y su bastón.
Para algunos, a nuestro juicio sin base suficiente, según vemos de lo
expuesto y que todavía quieren mantener el Caduceo típico de Mercurio como
emblema de la Medicina, dicen que las alas están presentes porque Mercurio
no es más que Hermes, dios egipcio adoptado por los griegos, el tres veces
grande, inventor fabuloso de la Alquimia, ciencia médica por excelencia, y que
siempre tiene entre sus atribuciones llevar pileus o casco con alas y que
entonces estaría representada la vieja máxima médica "Curare tuto, cito et
jacunde" que significaría:
Curare - curar.
tuto - todo: el bastón - poder
cito - pronto: las alas - celeridad
et jacunde - placenteramente: la serpiente - juicio, tino.
Para otros las alas representan sin duda a los médicos que al dispersarse
el Colegio de Pitágoras en Samos, no escogieron residencia fija y se
trasladaban de un país a otro, eran los periodentos o ambulantes.
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Fig. 3. El Caduceo y la Vara de
Esculapio se originaron en el Árbol
de la Vida, que significaba sabiduría
e inmortalidad. Posteriormente las
serpientes reemplazaron a los frutos
del árbol. La figura representa una
palmera de Egipto, 2 000 años a.n.e.
Ahora, sentado que el Caduceo de Esculapio no es el Caduceo Médico
actual y que aquel ha quedado como símbolo de Esculapio, padre o dios de la
Medicina, hijo de Apolo y padre de Hipócrates, y el actual que pasamos a analizar
es el que hoy representa el ejercicio de la Medicina, adoptado por el ejército
francés entre sus oficiales de Sanidad. Como hecho curioso señalaremos que el
Caduceo de Mercurio típico se vé todavía en el uniforme de los ujieres de la
Facultad de Medicina de París, parece que la Medicina lo ha relegado a esas
funciones.
La Maza de Esculapio o sea su bastón dió nacimiento a todo el Caduceo,
naturalmente derivado del de Mercurio. Estando Esculapio en casa de Glaucus,
que se encontraba peligrosamente enfermo, vió venir una serpiente a enroscarse
en su bastón y la mató; pero entonces aparece otra que con una hierba que traía
en su garganta volvió a la vida a la primera, y entonces él aprendió a conocer la
hierba que resucitaba a los muertos. Símbolo de la muerte vencida por Esculapio.
Para otros la serpiente al cambiar a menudo su piel quiere decir símbolo de
rejuvenecimiento. Animal profético y los encantadores alejaban las enfermedades.
Otros sostienen que la serpiente es símbolo de poder.
Para Baudouin el bastón de Esculapio no es más que el Arbol de la Vida
Caldea como ya hemos visto, donde ha desaparecido una serpiente por atrofia y
es lógico colocar el árbol de la vida en manos del dios de la Medicina. Estas
serpientes indican sabiduría, prudencia, signo divino en las figuras cabalísticas,
augurios, carácter sagrado.
En la edad de hierro toma un significado de Sol de la fecundación por su
semejanza con la verga del hombre y de los animales, símbolo de la vida misma.
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La vara, símbolo del poder, se ha afinado toda para convertirse en el Tirso de
Baco que usaban los gentiles en los sacrificios a Baco, era enramada cubierta de
hojas de parra y hiedra. Emblema del poder mágico, de autoridad de jefe, de
bienes, cetro de Reyes, del centurión romano, atributo de los mariscales, de los
guardas del rebaño. Atributo divino de los encantadores, de las brujas, de las
hadas, de los prestidigitadores, de los descubridores.
Coronada la vara por algo que para unos es una piña otros un racimo de
uvas estilizado.
El vino produciendo la embriaguez, utilizado con fin profético y adivinador
en vaticinios oníricos, en las prácticas misteriosas de los taumaturgos y en
terapéutica como medicamento preciado, y la vid, árbol que procura la vida y el
amor.
La estilización de este remate de la vara para algunos ha llegado parecer un
espejo en óvalo de tipo galo-romano, rodeado de bolas decorativas.
Por el contrario otros admiten que ya hoy el espejo ha sido aceptado
modernamente porque en Egipto el espejo era mágico y al tomar un débil narcótico,
en el espejo se ven rasgos de seres sobrenaturales observando los reflejos
luminosos.
El roble, árbol sagrado en la Galia y en Grecia; las sacerdotisas especializadas
en este oficio interpretaban el ruido del viento al batir las hojas del árbol en el
bosque.
El laurel.- Las propiedades ligeramente narcóticas de sus hojas se empleaba
por la Pitonisa para provocar sus divagaciones.
Podemos concluir diciendo que el Caduceo Médico actual tiene por origen
el culto Estelo-Solar prehistórico, el más antiguo que conocemos, época de la
edad de piedra, del cual es un símbolo, y que sobre esa base se confeccionó, para
responder a la aspiración de los primeros médicos taumaturgos que lo empleaban
para significar al pueblo la ocupación a que se entregaban, evitando por este
medio emplear los emblemas religiosos que estaban reservados a los sacerdotes
de los cuales se habían independizado.
Así estos prácticos decían al pueblo con el Caduceo: "Aquí se emplea la
adivinación por los mismos medios usados en los santuarios, el mago cuyo
Caduceo ven aquí por medios misteriosos con su varilla mágica, desarrolla un
poder oculto, sobrenatural, puede disciplinar y dominar sus antojos, puede
levantar el velo del porvenir y hacer leer en el espejo los acontecimientos que se
cumplirán, puede predecir aún también los augurios de vuestra elección. El roble
de Zeus Durmiente, el laurel de Apolo el Délfico, el vino de Dionisio de Tracia, el
rito secreto de la serpiente y la magia negra le dan las palabras que conjuran la
suerte y los medios para curar las enfermedades".
BIBLIOGRAFÍA
1.
2.
Novísimo Diccionario de la Lengua Castellana (Tomado de la Real Academia).
The Century Dictionary and Cyclopedia.
19
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Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano.
Webster’s Unabridged Dictionary.
Napoleón Landais "Grand Dictionnaire Général et Grammatical des Dictionnaires
Francais".
Bouillet "Dictionnaire des Sciences, Lettres et Arts".
Thèse pour le Doctorat en Médecine. Diplome d’Etat, présentée par Lenoury Louis, Né
à Paris, le 7 Mars 1899 "Le Caducée au cours des Ages. Symbolisme religieux. Types
divers de cet embleme". President M. le Professeur Ménétrier (Histoire de la Médecine
et de la Chirurgie), Paris, 1925.*
ESTA TESIS TIENE LA SIGUIENTE BIBLIOGRAFÍA
a)
b)
c)
d)
*
M. Boigey: On confond le caducée de Mercure et le bâten serpentaire d’Esculape.
(Presse Médicale, 9 Février, 1924).
M. le Dr. Marcel Baudouin: La Préhistoire du caducée. La Médecine internationale,
année 1917, Nos. 9, 11, 12; année 1913, Nos. 3 et 4.
M. le Dr. Louis Livet: Le caducée ésctérique. (Bulletin de la Société d’Histoire de la
Médecine, année 1922, pag. 127, No. Mars-Avril).
M. le Dr. Raymond Neveu. (Bulletin de la Société d/Histoire de la Médecine): Le culte
d’Esculape en Silice, page 284, année 1910; Note sur quelques statues d/Esculape, d’Hygie, qui
sont au Palais des Doges à Venise, page 340, année 1909, et au Musée du Vatican, page 429,
année 1912; Le culte d’Esculape dans les iles de la mer Egée, année 1921, page 189.
La razón que me ha llevado a hacer este trabajo fue mi afición a los estudios mitológicos
e históricos y por entender que si se quieren guardar tradiciones a las cuales soy
también aficionado, deben guardarse siguiéndolas estrictamente y no desfigurándolas
con lo cual pierden su carácter y a mi juicio su objeto todo, como ha sucedido por
ejemplo, con el emblema de los antiguos flebotomianos o sangradores que como se
sabe eran los barberos, y el emblema consistía en tres franjas, roja, azul y blanca;
indicando la roja, la sangre arterial; la azul, la sangre venosa y la blanca indicaba:
"sangrar a blanco" como se decía, aunque para otros se refería a la linfa. Hoy vemos
que los barberos la han seguido usando; pero que rápidamente se va desvirtuando, pues
en la ignorancia de su significado, diariamente vemos que cada cual usa una serie de
franjas en que los colores todos se emplean buscando muchos los más llamativos, el
negro, el verde, etc.
Siquiera el emblema de los empeñistas se ha perdido en muchos lugares sin tergiversarlo,
sólo en ciertos sitios de Europa y algunos de los Estados Unidos hemos visto a la
puerta de sus comercios las tres bolas doradas que significan las tres bolas de oro que
tenía el escudo de los Médicis que fueron los primeros prestamistas que hubo.
El Emblema o Caduceo de la Medicina actual es pues según vemos por el trabajo que
precede: una vara en la cual está enroscada una serpiente, la vara está rematada por un
pseudo espejo en óvalo alargado, adornado con bolas decorativas y el todo rodeado de
dos palmas, cada una de naturaleza diferente, la de la izquierda es una rama de laurel
con seis hojas y cuatro botones de flor y la de la derecha una rama de roble con tres
hojas y tres bellotas; tal cual puede verse en la figura que acompaña y que dice así:
"Caduceo actual de la Medicina".
Calle B No. 150, Vedado.
Habana, 12 de Diciembre de 1932.
20
e)
f)
g)
h)
i)
j)
k)
m)
n)
o)
M. le Dr. Noury: Le culte d’Esculape en Grèce antique. (Bibliothèque Ste. Geneviéve,
H 4. Supp. 198 omnium 48,270).
Maury: Histoire des religions de la Gréce antique (Z Z 80, 3 28 bis Ste. Geneviève
1268-1270).
Jacobi: Dictionnaire mythologique universel. (H 548 supp. Ste. Geneviéve).
Preller: Mythologie romaine. (Ste. Geneviève 1918 supp.).
Chipiez et Perret: Histoire de l/Art. (Z Z 40. Supp. 300, Ste. Geneviève).
Daremberg et Saglie: Dictionnaire de antiquités grecque et romaine. (Ste. Geneviève
40. Z Z 73 supp.)
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L’Encyclopédie.
Les colletions artistiques de la Faculté de Médecine de Paris. (Mason, Editeur).
De Sarzec et Heuzey: Découvertes en Chaldée.
J. de Morgan: Recherches sur les origines de l/Egypte: Age de la Pierre.
21
EL VERDADERO CADUCEO DE LA MEDICINA*
por el
Dr. Arturo Sansores y López de Quintana**
Cumpliendo lo acordado con el Teniente Coronel Dr. Rodolfo García
Navarro, M. M. y con el Comandante Médico Dr. Luis Muñiz Angulo M. M.,
procedí a estudiar detalladamente el actual caduceo de Mercurio o insignia
que se usa por los señores oficiales médicos como distintivo de la clase médica,
desde la creación de la Guardia Rural y el Ejército de nuestra Patria.
Como consecuencia de ese estudio, muy modesto y pobre, ya que por
otros más capacitados y mejor documentados, podrá hacerse mejor, tengo el
honor de informarle lo siguiente:
Este trabajo, en concordancia con lo acordado, lo leí en el Staff Meeting
del Hospital Militar "Dr. Carlos J. Finlay" celebrado el pasado sábado y mereció
la atención y aprobación de los compañeros médicos que allí estaban.
Ese, el que se usa, es el Caduceo de Mercurio, Insignia del Comercio, no
es, el caduceo de la Medicina y Cirugía o Insignia Médica, no revela que
quien lo ostenta, quien lo lleva, es un Médico Cirujano, un Diplomado en
Medicina y Cirugía.
El Reglamento de los uniformes de los Médicos de la Guardia Rural y del
Ejército de la República de Cuba, lo dispuso y esa disposición sigue en vigor
y debe usarse mientras otra cosa no se disponga. Las órdenes militares deben
cumplirse sin excusa ni pretextos, salvo aquellas que constituyan o entrañen
un delito o falta.
A mi modesto entender, es un error que debe y puede subsanarse, ya que
este error pudiera constituir y constituye una infracción penal fijada en los
Códigos vigentes, tanto civil, penal como militar.
Cuando en 1912, se transformó el Servicio de Guarda Costa en la Marina
de Guerra Nacional, se crearon cuatro plazas de Oficiales Médicos, dos de
Capitán y dos de Teniente Médicos. Fui honrado con una de Teniente Médico,
y, se me informó que debía ostentar en el cuello de mi guerrera esa insignia, el
Caduceo de Mercurio, por ser la que usaban los Señores Oficiales Médicos
del Ejército y de la Guardia Rural.
Al que fue nombrado Jefe de Sanidad Naval, Capitán Federico Arias y
Sagrera, le informé que a mi humilde juicio, el procedía del Ejército, esa no era
*
**
22
Revista Vida Nueva. Año XXXI. 2a Época 80(4-5):69-99. Octubre-Noviembre,1957.
Teniente Coronel Médico de la antigua Cruz Roja Nacional Cubana.
la Insignia Médica o Caduceo de la Medicina y Cirugía, que aquello que se
nos ordenaba poner, era la Insignia del Comercio o Caduceo de Mercurio.
Que yo había estudiado en el Código Penal vigente (vigente en aquella época),
Español, en la forma que se hizo extensivo a Cuba, por R. O. de 23 de Mayo de
1879 y al cual se le introdujeron modificaciones y enmiendas que la nueva
situación política del país había hecho prácticamente necesarias y las
directamente producidas por otras leyes de otro orden, con notas aclaratorias
y concordancias con otros cuerpos legales vigentes, que en su Capítulo VII,
decía: "De la usurpación de funciones, calidad y títulos, y uso indebido de
nombres, trajes, insignias y condecoraciones", que en su Art. 344, muy explícito
por cierto, preveía el caso del uso indebido de insignias "que no estuviere
autorizado para llevar" y esto nos amparaba hasta cierto punto (en aquella
época), pero no nos amparaba del ridículo. Hoy, nuestros códigos,
especialmente la Ley Penal Militar y Ley de Procedimientos, y, ya lo veremos
ampliamente, hace constar entre otros detalles, éste: "el que usare públicamente
insignias, o condecoraciones que no le correspondan de acuerdo con su
grado o tenga derecho a usar, será castigado con pena de arresto". Esto está
claro y correcto; a los Oficiales Médicos, NO les corresponde el uso de ese
Caduceo de Mercurio, signo del comercio, el que les corresponde, es el
Caduceo de la Medicina y Cirugía, el que tiene el Bastón de Esculapio, con
la serpiente enroscada y mirándose en un pseudo espejo, colocado entre dos
Ramas, una de roble y de laurel la otra. Desde luego, éste es un criterio muy
personal mío, como también lo es de otros médicos más preparados que yo en
esta materia, pero amparado y robustecido por el estudio que hemos realizado
merced a una amplia documentación médica legal, aceptada por la clase médica
de Cuba y otros países, que la usan y la tienen prescrita, ordenado su uso
después de un amplio y concienzudo estudio.
En aquella época, no fuí entendido, comprendido en mi deseo de tener lo
que nos pertenecía, lo que nos honraba o no se me quiso entender y atender
y por eso insistí, como lo hago ahora. Más tarde, esa insignia del comercio fue
cambiada por una que tenía en el centro de dos ramas, una de roble y otra de
laurel, un ancla en el centro en cuyo eje central o árbol tenía una Cruz de
Malta, las ramas se cruzan por abajo y por arriba, una es de roble como dije, la
de la derecha, con seis hojas y ocho botones de flor, y la otra de laurel, la de la
izquierda, con tres hojas y tres bellotas. Tampoco estuve conforme con esto,
y lo dije, desde luego, cumplí lo dispuesto y la usé.
Merced de las enseñanzas de mi padre, el Dr. Arturo Sansores y García,
médico forense que fue y las lecciones y prédicas del Profesor Raimundo de
Castro y Bachiller, Profesor de Medicina Legal y Secretario de la Academia de
Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, había llegado a la
conclusión de que era necesario ostentar un emblema, una insignia que dijera
lo que éramos, médicos y cirujanos. ¿Somos médicos y cirujanos? NO
comerciantes, profesión muy honorable, pero, que no es la nuestra.
23
Hoy, la Marina de Guerra ostenta (me refiero a los Señores Oficiales
Médicos), una hoja de roble y sobre ella una cruz de plata, plateada. En el
uniforme de invierno están bordadas en hilo de oro y de plata respectivamente.
Estas insignias fueron copiadas de los uniformes de los señores oficiales
médicos de la Armada Americana, con perdón de ellos, de los cuales tengo un
alto concepto, consigno mi opinión en contrario. Allí, tendrá esa insignia el
significado que quieran, pero difiero de ese criterio y será para mi un honor
que me demuestren lo contrario.
En justo honor a la verdad histórica, consigno dos detalles que son a mi
juicio de gran significación. Una mañana, al embarcar en el "Muelle de la
Machina" [se llamaba así porque allí se colocó en tiempos de España, de la
dominación española, una enorme machina (grúa), para levantar objetos de
gran peso y depositarlos en tierra firme], me encontré con el General y Dr.
Hugo Roberts, cosa que ocurría a diario, Jefe de Cuarentenas, hombre valeroso
y de altos valores médicos y personales y le planteé el problema de la insignia
médica, le fijé los conceptos del Dr. R. de Castro y Bachiller y de mi padre y, me
dijo: "Eso, es de comerciantes, es una enormidad, hay que quitar eso, cuente
conmigo, Ud. ya me conoce..." Le prometí trabajar porque la verdad
resplandeciera y no desmayaré hasta conseguir que la verdad resplandezca o
que me prueben que estoy equivocado. Quiero que llevemos el verdadero
Caduceo Médico, el correcto Emblema Médico.
En horas de aquella tarde, me encontré con aquella figura inolvidable y
sugestiva, el Dr. Diego Tamayo y Figueredo, grande de la Medicina Cubana,
que fue Presidente de la Cruz Roja Nacional Cubana, insigne patriota, clínico
excelso, y, hombre ponderado, conocedor de estas materias, que abundó
siempre en estas cuestiones y tesis y me contestó que había que hacer
resplandecer la verdad y dar a conocer a propios y extraños el error en que se
estaba incurriendo, por lo que debido al respeto y a la profunda admiración
que me inspiró siempre el ilustre bayamés, he considerado el problema de
trascendencia e importancia.
El recuerdo de aquellos grandes cubanos y médicos a quienes me dirigí
en busca de amparo y consejos, me da nuevos bríos para volver a tratar de
hacer resplandecer la verdad y triunfar una idea que debe ser sagrada para
todos los verdaderos cubanos que amen su profesión y las tradiciones
magníficas de un pasado glorioso y excelso. Es preciso que los Señores
Oficiales de las Fuerzas Armadas de la República de Cuba, de nuestra Patria,
Ejército, Marina, Cruz Roja (que ya la usa), Policía y Bomberos (que usan
uniforme), ostenten en ellos el verdadero caduceo de la medicina y la cirugía,
cuya heráldica es tan hermosa y cuyo estudio magnífico ha sido hecho por
hombres tan honorables, tan cultos, tan médicos...
La Cruz Roja Nacional Cubana, después del Colegio Médico Nacional
y los Colegios Médicos Municipales, es la única institución médica que ha
dispuesto el uso del verdadero caduceo médico, de la medicina y cirugía,
ello, se debió a un informe que presenté ante la Asamblea Suprema y el Comité
24
Ejecutivo, cuando pertenecí a ellos. Este Acuerdo se le comunicó al Colegio
Médico Nacional y a los Colegios de La Habana. Estos mostraron su beneplácito
a la Cruz Roja y a mí.
Este informe, este estudio tiene dos finalidades: recordar que el uso del
caduceo de Mercurio por los Señores Oficiales Médicos es un error que,
representa y es una transgresión de la leyes vigentes y suplicar que por el
Estado Mayor General del Ejército, se ordene, se disponga el uso del verdadero
caduceo de la medicina y cirugía, ese que revela de manera clara y precisa
que quien lo lleva, es un médico y cirujano diplomado.
Al ideal médico, se agrega el conocimiento que tengo de que son delitos
o faltas, las acciones voluntarias penadas por la ley, y que conforme al Art.
Octavo del Código Civil, comprendido en el mismo Título Preliminar del mismo,
que se refiere a todas las leyes en general, las Penales, de Policía y de Seguridad
Pública, que obligan a todos los ciudadanos, a todos los que habitan en el
territorio nacional cubano a cumplirlas sin excusa ni pretextos.
Este precepto, está de acuerdo con nuestra Constitución vigente, en cuanto
a los nacionales porque uno de sus artículos establece que todos los cubanos
ante la Ley, son iguales, que, la Constitución no reconoce fueros ni privilegios
personales, y en cuanto a los extranjeros, porque, según un inciso de otro
artículo de la misma, los extranjeros, residentes en el territorio nacional de la
República, están equiparados a los cubanos en cuanto a la obligación de
obedecer y cumplir las Leyes, Decretos, Reglamentos y demás disposiciones
que estén en vigor en ella.
Tan explícito como el artículo citado del Código Civil, y como él,
concordando con la Constitución, es el artículo 41 de la Ley de Extranjería del
año de 1870, según creo vigente a la sazón, se previene que "los extranjeros
están sujetos a las Leyes y Tribunales nacionales por los delitos que cometan
en nuestro territorio".
Las acciones y omisiones penadas por la Ley, se reputan siempre
voluntarias, a no ser que conste lo contrario.
En mi sencillo trabajo "La receta médica es fe de vida", traté, de acuerdo
con mis pobres conocimientos de Derecho, las acciones y omisiones de los
preceptos legales y allí se puede encontrar amplia literatura.
Estas y otras razones muy poderosas a más de las que he señalado, son
las que me animan a suplicar, a rogar el cambio de insignias y que se ordene y
disponga el uso del verdadero caduceo de la medicina.
Nuestro Código de Defensa Social, de 1949, Tercera Edición, en su
Capítulo V, dice: "Usurpación de funciones públicas o capacidad legal y
uso indebido de nombres, trajes, insignias o condecoraciones". A nosotros
nos importa su artículo 37, que dice: "El que usare pública e indebidamente,
trajes, insignias, distintivos o uniformes propios de una autoridad o sus
agentes, será sancionado con privación de libertad de un mes y un día, a
seis meses o multa de treinta y una cuotas a ciento ochenta cuotas o
ambas".
25
El inciso B) en su número cinco dice: "Los que con infracción del artículo
primero del Decreto 718 de 15 de enero de 1910, usen indebidamente el uniforme
de las Enfermeras Graduadas (entiendo que en igual caso está el uniforme de los
Enfermeros Graduados) o el de las Alumnas de la Escuela de Enfermeras". En
igualdad de condiciones están los alumnos de enfermeros en las distintas escuelas.
"Los que con infracción del Artículo primero del Decreto 718 de 15 de Agosto
de 1910, usen el nombre, distintivo o emblema de la Cruz Roja Cubana, salvo la
jurisdicción de la Ley Penal Militar en caso de Guerra".
Este precepto punitivo, está revelando que, las insignias de la Cruz Roja,
tienen una eficacia y jerarquía, y, por consiguiente su determinación trasciende a
estas disposiciones de carácter legal, mejor dicho, penal, y, en tal sentido, la
modificación que propugno es de innegable importancia, a los fines no sólo de
verdadera significación, sino también de su indebido uso, erigido entonces en
una infracción penal.
El inciso C), nos dice: "En igual sanción incurrirá el que públicamente usare
otro traje, insignias, uniformes o distintivos de un cargo que no constituya
autoridad, será sancionado con multa de treinta y una cuotas a cien cuotas". Este
inciso C es aplastante, terminante.
La "Ley Penal Militar o Código Penal de las Fuerzas Armadas", y, "Código
de Procedimientos de la Jurisdicción de Guerra", en vigor por la O. G. 19 E. M.
Ciudad Militar 151150, Feb. 1955, "Año del Centenario del General Emilio Núñez".
1.-La Ley-Decreto número 1930 (Copia Corregida) de 18 de Enero último, publicada
en la G. O. núm. 13. Edición Extraordinaria correspondiente al día cuatro, en su
parte dispositiva última, entre otras cosas dice: pág. 47, Capítulo VIII: "Uso
indebido de uniformes, distintivos, insignias o condecoraciones". -Art. 140.- "El
que usare públicamente uniformes, distintivos, insignias o condecoraciones que
no le corresponda de acuerdo con su grado y cargo o tenga derecho a usar, será
castigado con pena de arresto". Nosotros no tenemos derecho a usar el "Caduceo
de Mercurio", signo o emblema del comercio.
Nosotros no somos comerciantes, somos médicos y cirujanos y ese es el
emblema que debemos usar, el caduceo de la medicina y cirugía.
Como vemos, estos párrafos son claros y concluyentes, no deben ni pueden
ofrecer dudas de ninguna clase, de ningún género, por lo menos esta es modesta
opinión nuestra y pensamos y actuamos como médicos.
Claro está que, poseemos un cuerpo jurídico muy capacitado que interpretará
mejor que nosotros esos preceptos legales que estimamos que nos amparan y
compelen a este trabajo, desde luego, modesto, sencillo, pero lleno de buena fe y
de anhelos de superación.
Desde luego: el cuerpo médico, que cuenta con elementos tan valiosos
expresará mejor que yo la verdad real, médica y ética profesional. Somos médicos,
debemos decirlo y ostentar nuestro emblema, ante el cual hay que descubrirse.
No somos comerciantes.
Si la clase médica cubana, se ha agrupado al amparo de preceptos legales
vigentes en este momento y en una Asamblea General Nacional, aceptó el
26
trabajo meritísimo del Dr. Raimundo de Castro y Bachiller, y, en virtud de
él, adoptó y dispuso el uso nacional del caduceo de la medicina por él
estudiado y por otros profesores que le precedieron, como emblema oficial
para sus personas y documentos oficiales, no me parece justo ni legal, ni
moral, que conociendo nosotros que el actual Caduceo de mercurio,
símbolo del comercio, no nos pertenece, no es el que debemos usar,
insistamos en el error y tanto más, cuanto que, otras naciones, entre ellas,
Francia, usan el verdadero caduceo de la medicina y cirugía, ése que
brillantemente estudió y describió el eminente Profesor Louis Lenouty y
cuyos estudios patentizó nuestro Profesor el Dr. Raimundo de Castro y
Bachiller.
El trabajo del Dr. Raimundo de Castro y Bachiller, fue publicado en
"La Tribuna Médica”, que se editó en la Ciudad de la Habana, Octubre 15
y 30 de 1934, págs. 321 a 334. Ese trabajo también se publicó en la
interesante, honora-ble y valiosa revista mensual de medicina y cirugía y
ciencia auxiliares, "Vida Nueva", publicada bajo la Dirección de los Dres.
Octavio Montoro e Israel Castellanos, en La Habana, Enero 15 de 1933,
Año VII (2 a. época) No. 1, Tomo XXXI.
Este trabajo mereció la aprobación de la Asamblea Nacional de la
Federación Médica de Cuba, celebrada en la Ciudad de Sancti Spíritus, en
Diciembre del año 1932. He aquí, lo que escribió y leyó el Dr. Raimundo de
Castro y Bachiller en aquella Sesión:
"El nombre de Caduceum que viene de cadere, caer, por la virtud que
tenía de apaciguar las discordias, es decir, hacerlas decaer. A su vez, esta
palabra caduceum se deriva por un simple cambio de letras del griego
Kerukion (knpvketov, kapvketov, katov un báculo heráldico).
Fué aplicado el nombre pues, a una caña o vara divinatoria como
insignia de autoridad, cualidad y oficio, emblema de la paz y la prosperidad,
poder mediador entre los dioses y los hombres, porta-estandarte de todas
las negociaciones".
Nosotros en el Diccionario de "Selecciones del Reader Digest",
leemos: Vara rodeada de dos culebras, atributo de Mercurio.
En el Novísimo Diccionario de la Lengua Castellana, 1920, leemos:
"Caduceo, M. (Gr. Kerukelos) Vara simbólica delgada, lisa y cilíndrica,
adornada con dos alitas en una de sus extremidades (la superior), ceñida por dos
culebras simétricamente entrelazadas o enroscadas, que es la insignia, distintivo
y atributo principal de Mercurio". Mercurio era un Dios de primer orden.
Esculapio, Dios de la Medicina era también de primer orden.
The American Illustred Medical Dictionary, Twenty-Second Edition,
nos dice: Caduceus (Kah-du´se-us). The wand of Hermes or Mercury, the
messenger of the goods: used as a symbol of the medical profession and as
the Emblem of the Medical Corps, U. S. Army. The medical caduceus is the
27
Ataff os Aesculapius, q. V., Trae el grabado del Caduceo de Mercurio ya
descrito.
No estoy de acuerdo con esta definición, pero no me extraña y la estimo
un error.
En el Larousse, en francés leemos: "Caducee (del Latín Caduceum).
Varilla de laurel o de oliva, con dos alas en su punta superior y rodeada de dos
serpientes entrelazadas".
"El Caduceo es el atributo de Mercurio, y, simboliza la paz o el comercio.
(Las serpientes son el símbolo de la prudencia y la audacia, y, las alas significan
la actividad). La fábula cuenta que Mercurio separó un día con su vara a dos
serpientes que reñían".
El Caduceo formado por la vara y las dos serpientes, se consideró desde
entonces como el emblema de la concordia; el Caduceo es el atributo del
Cuerpo Médico en Francia. Este atributo como podemos verlo en la portada
del "Bulletin International des Services de Sante des Armes de Terre, de Mer
et de L’Air", Revue Mensuelle, nos ofrece: El Bastón de Esculapio, terminado
en un pseudo espejo y la serpiente enroscada a lo largo de él, mirándose en el
espejo; este bastón está rodeado de dos ramas, la de la izquierda es de laurel
con seis hojas y cuatro botones en flor y la de la derecha es una rama de roble
con tres hojas y tres bellotas. Esta vara es el Tirso de Baco, que es el Caduceo
actual, definitivo, es el que usa hoy el Cuerpo Médico de Francia, Alemania,
etc.
En Stedman’s Diccionario Práctico de Medicina, por Stanley Thomas
Garber, Tratado traducido por Gustavo Pitaluga, dice: "Caduceo (L. caduceus,
vara de Mercurio). Una vara con dos serpientes entrelazadas, rematada por
dos alas, que se usa en los Estados Unidos como símbolo de la profesión
médica. La vara de Esculapio (que es el verdadero símbolo de la profesión
médica), tiene sólo una serpiente que la rodea". Aquí tienen ustedes un detalle
de gran significación y de reafirmación de mi opinión.
Al evolucionar el tiempo, a través de las edades, como se verá, ya que el
Caduceo podemos encontrarlo en su origen en la más remota antigüedad
desde que hay tradición humana, ha sufrido muchas transformaciones en sus
motivos de composición; pero, al llegar al siglo IX de nuestra era, se desprende
del tronco común que sirvió hasta entonces como emblema o símbolo de los
dioses, de la autoridad y del poder, primero de la Paz y el Comercio, después
portado por embajadores y heraldos como un nuevo Caduceo, símbolo o
emblema éste último de la Medicina.
Como vemos, hoy, hay dos Caduceos, uno, el del Comercio o tráfico
entre las naciones (Contemplemos la Cúpula de nuestra "Lonja del Comercio"
y nos convenceremos ampliamente), el símbolo del comercio tiene en una de
sus manos el bastón o vara que tiene enroscadas a sus lados dos serpientes y
está rematado por dos alas correctamente colocadas en su extremidad superior.
Este hecho habla por sí solo. El otro, el que deseamos que se disponga su uso,
es el verdadero Caduceo de la Medicina y Cirugía, el de la Profesión Médica
o de las relaciones entre el médico y el paciente, el enfermo o la enferma.
28
Desde luego: ambos tuvieron un origen común, subdividiéndose este último
en dos, después.
El verdadero origen del Caduceo, debemos buscarlo, fijarlo, ya que por
algún tiempo todos los estudiosos y el mundo entero aceptó su origen en la
Mitología Griega, como atributo del Dios Hermes, llamado por los romanos
Mercurio; pero, los Arqueólogos en sus interesantísimos trabajos, muy
pacientes, fueron sorprendidos al encontrar, hallar, símbolos semejantes en
pueblos que florecieron mucho antes que los griegos, así Sarzec y Heusey
describen cierto vaso usado para libaciones, descubierto en Caldea y que
tiene esculpido en una de sus aristas salientes la maza y dos serpientes
enroscadas en él, con una inscripción que dice: "A NIN-GHIH-ZI-DA su dios
por la prolongación de su vida, Goudea, Parisi, de Sirpoula, consagra esta
ofrenda". Este vaso pertenece a tres mil años a.n.e y que según la autoridad
del Dr. Baudouin es la prueba de que "el Caduceo no es más que la
representación simbólica, estilizada, artificial, de un asta sagrada erguida Achera
o árbol de la vida caldea, a lo largo del cual trepan las serpientes fecundantes"
y es de notar este vaso consagrado a una divinidad que tenía un poder de
orden médico: "la conservación de la salud para la prolongación de la vida".
Los arqueólogos en sus constantes trabajos encontraron Caduceos de
épocas más remotas; tres bastones de mando en astas de reno, descubiertos
en las célebres excavaciones de las grutas de los Pirineos, teniendo algunas
esculpida la cabeza de la serpiente y el célebre Bastón de Mando de San
Miguel de Araudy, más antiguo todavía, con cabeza de serpiente esculpida,
muy típico. Todavía en época más prehistórica, en la Magdalena en Dordogne
se han encontrado bastones de reno, no ya esculpidos sino grabados. (Edad
de la Piedra Tallada, treinta mil años a.n.e).
Si recordamos que en la serpiente han visto sucesivamente los pueblos
primitivos el símbolo de la cola de una de las constelaciones polares, que han
servido a los sacerdotes para establecer el meridiano celeste, que tiene por
base la Estrella Polar y que ha sido al menos en Oriente, al iniciarse la Edad de
Fuego, el símbolo del Dios Sol, fecundante del Equinoccio de Primavera, símbolo
a su vez de la vida y en Egipto, la serpiente viene a ser el Dios PHTA-OPHI, que
corresponde al Equinoccio de Otoño, símbolo de la muerte.
Además, si con respecto al vástago del Caduceo en su inicio, el Bastón de
Mando de los Jefes y Pastores primitivos representaban el meridiano celeste,
el centro del Equinoccio de Primavera, no puede extrañarnos y debe afirmarse
que el origen del Caduceo Médico actual, no es más que el símbolo del culto
estelo-solar prehistórico, el más antiguo que se conoce o sea en la Edad de la
Piedra tallada.
Si aceptamos este origen del Caduceo, no nos será difícil llegar en su
evolución a través de las edades de la humanidad, desde los tiempos pretéritos
de la prehistoria hasta la época actual y sobre todo si en esta peregrinación
tenemos presentes las palabras sabias y acertadas de Legrand al interpretar
sus variaciones de forma y significado. El, dijo: su forma y significado han
29
sufrido un sello que le ha impreso el genio o carácter de los pueblos que se lo
han trasmitido, su significado se ha perdido, ha sido aquel que sucesivamente
le han atribuído las generaciones, que ignorando el origen de éstos, los
adaptaron a sus diversas creencias y a sus costumbres. Lo que ha debido
hacer que la prodigiosa fortuna de esta insignia, sea el olvido por la ignorancia
en que se estaba de su origen, por el misterio de su significación.
Se dice que en los tiempos primitivos, y, esto lo conocemos todos, una
rama fuerte de árbol, era la defensa del hombre, cosa que le permitía protegerse
a sí mismo y a su valiosa compañera con más seguridad que confiarse a su
musculatura y destreza; realmente, en un sentido figurado, ésta fue una de las
primitivas indumentarias del ser primitivo en su vida nómada, como fue una
rama flexible, adornada de hojas y de flores, la que la mujer primitiva usó como
adorno colocada alrededor de su cuello, símbolo indudablemente de su
coquetería, de su deseo de atracción, de la incitación al hombre, de su
provocación de amor y de deseo. En su pelo lucía flores silvestres polícromas.
Indudablemente, esto la hacía intensamente atractiva, llamaba la atención del
hombre. He aquí el origen de los collares y diademas actuales. En sus orejas
hacían pender conchitas y caracoles, plumas de aves canoras de policromo
plumaje cazadas a veces por ellas mismas con ese objeto. Hoy, tenemos los
aretes de diferentes formas, tamaños y valores. En este momento, los aretes de
plumas están en voga y por medios artificiales se les dan distintos colores y se
le intercalan perlitas artificiales y piedras de brillo imitando las naturales de
brillantes, rubíes, amatista, granate, etc. Los que hemos pasado algún tiempo
en los campos de Cuba y otros países, hemos contemplado el espectáculo
magnífico de la mujer campesina que lleva en su pelo, orejas y cuello, adornos
florales que aumentan su belleza de manera extraordinaria. Los collares de
peonías, caracoles, conchas, etc., son de todos conocidos y por nuestras
calles no son poco abundantes los vendedores de estas prendas que
verdaderamente asaltan a los turistas que nos honran con su visita. Los
comercios de esta clase de adornos femeniles, son muy abundantes y variados.
La espiritualidad de la mujer se revela perfectamente por el tipo de aretes o
joyas que ostenta, muchas van cantando el tipo de su psicosis.
La psiquiatría tiene en estos instantes un amplio panorama para llenar sus
páginas; las puertas de las clínicas de psiquiatría, están entornadas, si no
abiertas de par en par esperando el nuevo caso.
Como vemos claramente, el tipo de adorno usado por el hombre y la mujer,
revelaba la superioridad del hombre sobre la mujer, superioridad física desde
luego, porque yo soy de los que creo y afirmo que la superioridad mental de la
mujer es muy seria. En los tiempos primitivos, la fuerza física era la que causaba
admiración y daba grandeza, más tarde, cuando los seres humanos se asociaron
para vivir, cuando se reunieron en tribus y defenderse contra las fieras y a
veces contra otros seres humanos, fue un hombre el que asumió el puesto de
jefe para ordenar y dirigir, siendo por supuesto, el más fuerte y valeroso, el más
decidido, el que primitivamente usó esta rama de árbol, que era fuerte, pesada
30
Fig. 4: Insignia hebrea, 1 500 años
a.n.e. Símbolo de terapéutica contra
la mordedura de la serpiente.
y que manejaba fácilmente gracias a su fortaleza física y destreza. Más tarde, el
más sapiente, el más preparado, el más agradable fue el que se designó jefe y
entonces hubo que distinguirlo de los demás y entonces fue la diferenciación
de esta rama, vástago o tronco (y he aquí el origen del bastón o báculo) el que
sirvió para ese objeto, que ya podemos adivinarlo, más fuerte, más grueso,
con un remate más voluminoso o doblado en forma de Cayado, apareciendo
ya, el primer báculo, como lo encontramos en las manos de los pastores jefes
de rebaños. Fue ésta, la primera propiedad casi, del hombre y se le dió esa
forma de cayado pastoral para poder recoger las ovejas del rebaño que caían
en alguna zanja, hoyo o agujero del camino y salvarla de una muerte segura.
Colocados en esta senda, podemos concebir perfectamente que a medida
que la civilización, la religión, la ciencia y las artes fueron avanzando y siendo
adquisiciones del ser humano, se fue modificando este signo, emblema o
símbolo del poder y de la autoridad, llevando a él, los atributos bien religiosos,
artísticos o de otra índole, que impresionando o deslumbrando a los inferiores,
le hicieran reconocer la Autoridad del Jefe, reconociendo su superioridad y su
trato con los dioses y el hecho de ser un puente entre ellos y éstos para
obtener su mejor salud, su dicha, bienestar y felicidad.
Es de esta manera que vemos en la Edad de la Piedra Tallada, treinta mil
años a.n.e, los bastones de asta de reno con serpientes grabadas, pudiendo
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verlos después, en la Edad de la Piedra Pulida, seis mil quinientos años a.n.e,
esculpidos, para entonces en la época Caldea, tres mil años a.n.e, que, marca ya
una época, una fecha determinada del caduceo, puesto que sus líneas generales
se conservarán definitivamente, aunque sus motivos cambien también, como lo
vemos en el vaso de Goudea, ya descrito, y, que será con el tiempo, el Caduceo
de Mercurio, siendo de notar que, en época como ésta, era conocido en México
este símbolo, al que se le designaba con el nombre de signo astrológico de la
serpiente, como se puede ver en las figuras de aquella época, culto que se conserva
todavía por los indios en las orillas del Amazona, llamado Anaconda. Este detalle,
lo conozco personalmente, por haber pasado un largo tiempo de mi infancia en
ese México magnífico, vergel risueño de lindas y fragantes flores, de encantadoras
e inteligentes mujeres y hombres cultos, talentosos, gentiles, enérgicos y patriotas
y, en Haití, entre los naturales adiptos al Voudou. Aquí, en Cuba, en nuestra patria
hermosa, como señala el Prof. Lenury, citando a Livet, no observamos eso, pues
como dice nuestro gran Fernando Ortiz, catedrático de la Universidad de la
Habana, Miembro del American Institute of Criminal Law and Criminology
(Estados Unidos) y de la Société Génerale des Prisions (Francia), que tanto vale
y que ha sabido enseñarnos mucho y más le debemos, ése que ha sabido honrar
siempre a nuestra Cuba, "esta secta, nunca vino a Cuba".
En la época egipcia, encontramos el mango de un cuchillo de sílice tallado,
que presentaba en un lado una serie de animales típicos y del otro, un magnífico
Caduceo constituido por dos serpientes y que desde el punto de vista médico
representa las relaciones del Caduceo con los Astros (ya que las figuras de
animales son típicamente estelares) y con la Cirugía, instrumentos destinados a la
práctica de la Circuncisión de ritual. En nuestros días y desde que conozco los
calendarios, la Iglesia Católica, consigna en los mismos en primero de enero de
cada año la circuncisión del Señor.
La época fenicia hace una pequeña distinción hasta ahora no vista y es que
la cabeza de las serpientes desaparecen y un botón o puntas agudas las
substituyen, es decir, se estilizan las serpientes, y, en Batna se encuentra por
primera vez, al lado de un Caduceo típico fenicio, una maza con una serpiente
enroscada, grabada en una bandeja de plata. No es todavía la maza de Esculapius,
que, queda reservada a los griegos para dotar al Dios de la Medicina.
Ya aquí, llegamos a la época greco-romana que todos conocemos y es donde
todos los estudiosos han podido empezar la Historia del Caduceo de la Medicina
y Cirugía, desconociendo como muy bien señalan los Profesores Raimundo de
Castro y Bachiller y Lenoury, sus etapas primitivas, sobre todo, esas que hemos
señalado, aunque no son señaladas con detalles de lujo; la caldea, egipcia y la
fenicia, tan importantes, y que, ésta última, gracias al comercio de un pueblo
emprendedor de numerosas colonias propias, lo propagaron extensa y
rápidamente, como se han encontrado en Cartago y Sicilia.
En el período griego, la evolución del Caduceo da por resultado que aparezcan
dos Caduceos de tipo distinto, cada uno evoluciona a su modo en la forma,
uno, más acentuado que el otro; pero, ambos conservan su significación y se
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les dan atributos de las dignidades divinas paganas, de las cuales vienen a ser
un símbolo característico y así lo encontramos en las manos de HermesMercurio, de Baco, Ceres, Venus, de la felicidad, la paz, la concordia, etc.,
significando una síntesis de poderes propios.
El primero, que será desde luego el atributo de Hermes-Mercurio, que
sigue el caldeo y fenicio, cambiado muy poco, viene a ser el emblema por
excelencia del Comercio. Muy rudimentario al principio, ya que, los artistas no
reconocen las serpientes estilizadas de los fenicios, y, se convierte en un
simple bastón sin ornamentos, donde la cabeza nudosa da nacimiento a dos
ramas que bifurcándose, se enroscan para acercarse en sus extremidades.
Pero, poco a poco y a medida que el arte progresa, reaparecen las dos serpientes,
primero la cabeza y luego aparecen completas, a las cuales se les agregan las
alas (dos), en la parte más alta de la vara de laurel o de olivo, característico de
la época Greco-romana, exactamente igual a como ha llegado a nuestra época.
He aquí, el por qué cuando estudiamos más intensamente esta materia, nos
encontramos con que esta vara es el Tirso de Baco, que es el Caduceo actual,
definitivo, es el que usa hoy Francia, Alemania, etc.
Al lado del Caduceo de Mercurio, evoluciona otro, distinto en su imagen
y en su significación: éste es el Caduceus de Esculapius que aparece en el
siglo IX a.n.e., la época de Apolo, que no es otro que el Dios del Equinoccio de
Primavera del culto estelo-solar, es un tronco o maza de cabeza nudosa donde
se enrosca a lo largo de ella una serpiente que exterioriza su cabeza y queda
erguida, levantada.
Como vemos, este símbolo, no es absolutamente nuevo, recordemos el
que describimos en la bandeja de Batna; la diferencia está en que la serpiente
es única y se exterioriza al salir de la base de la maza, y, la extremidad nudosa de
ésta, está para arriba y por lo tanto para el Prof. Baudouin, no es más que el
"Tronco del Arbol de la Vida de Caldea," del cual, ya hemos hablado. Si
unificamos esta opinión de Maury en su Historia de las Religiones de la
Grecia Antigua, cuando señala el curioso detalle de que Esculapius es adorado
a veces bajo la figura de una serpiente saludable y nutrida, en su Santuario de
Epidaurio, a diferencia de los otros dioses griegos que, no han representado
jamás en forma de animales, y he aquí, que estos son los lazos que unen al
Caduceo de Esculapio a los fenicios y caldeos.
Tanto el Prof. Lenoury, como el Prof. Raimundo. de Castro y Bachiller, en
sus brillantes trabajos y como ellos otros Profesores, hacen resaltar el detalle
de que este Caduceus de Esculapius posteriormente se ha ido transformando
al recibir las influencias de las costumbres y las creencias de los seres humanos,
especialmente del hombre, entre ellos, la magia y sortilegio que, jugó tanto
papel en los primeros médicos, en sus prácticas ocultas de taumaturgos y que
al separarse del estado sacerdotal tuvieron que valerse de otras insignias
distintas; pero, al mismo tiempo, necesarias a la mente de los antiguos, y, he
aquí, que el basto ritual prehistórico se ha transformado, como dijimos antes,
en una fina vara (el Tirso de Baco), rematada por un pseudo espejo que, para
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algunos, no es tal, ni tampoco una piña, ni una manzana, sino un ramo de uvas
estilizado, con la famosa serpiente, fiel compañera de Esculapius, enroscada
en la varas y rodeada de dos palmas, cada una de naturaleza diferente, la de la
izquierda, como hemos dicho, es una rama de laurel con seis hojas y cuatro
botones de flor y la de la derecha, es una rama de roble con tres hojas y tres
bellotas.
Sinceramente confieso que me encanta estudiar la interpretación que se
ha ido dando a cada uno de estos componentes de los Caduceos desde la
época greco-romana hasta nuestros días. Esta confesión, está respaldada por
la valiosísima opinión de los grandes profesores.
En la mitología griega, según la Fábula de Ovidio, el Caduceus fue una
varilla con incrustaciones de oro, con la cual Apolo, exilado de la Tierra había
cuidado los rebaños del rey Admete de Tesalia, un día, para terminar una
disputa existente entre él y Mercurio, le regaló ésta, y, a su vez, Mercurio, le
regaló a Apolo la lira de siete cuerdas que había inventado, y, se dice que, al
encontrar Mercurio en Arcadia o en el Monte Citarón, a dos enormes
serpientes que se estaban peleando, para separarlas, lanzó en medio de ellas
una varita o bastón y vió con gran sorpresa que sin hacerse ningún daño, se
enroscaron y se entrelazaron alrededor de la vara, de manera que la parte más
alta de sus cuerpos formaron un arco, quedando sus cabezas separadas frente
a frente, sin revelar ninguna señal de enemistad; para otros, estas serpientes
eran Rea y Júpiter.
No es de extrañar que después de esto, Mercurio se sirviera de este
bastón o vara para sus funciones, ya que resultaba un intermediario entre los
dioses y los seres humanos y por medio de esta vara, con poder maravilloso,
adormecía, hipnotizaba y despertaba a los mortales, atraía hacia ellos las almas
de los muertos, de los desaparecidos, de los que estaban en el más allá o, las
conducía a la "morada de la felicidad" o al infierno, abogaba en su favor,
sujetaba, detenía los vientos, disipaba las nubes, convertía en oro cuanto
tocaba y parece que era el símbolo de la abundancia y la riqueza minera,
análoga, dice Decharme, a la vara mágica de las leyendas germánicas, en
contraposición del cuerno de la abundancia para la vegetación. Era pues, esta
vara en poder de Mercurio, el talismán mágico con que transformaba las tinieblas
en luz, en claridad, siendo su presencia fuente magnífica de toda prosperidad,
de todo beneficio, de toda felicidad para los seres humanos.
Cuando esta vara era llevada, portada por una matrona, simbolizaba la
felicidad, la paz, la concordia, la seguridad, la fortuna, la dicha, la
bienaventuranza, la idealidad, etc.
Como consecuencia de todo esto, los griegos hicieron de este emblema el
sello distintivo de los heraldos y embajadores, asegurando la inviolabilidad de
los encargados de las misiones pacíficas y las suplicantes, al atravesar las
tierras de sus enemigos. Los portadores de esta vara o bastón eran respetados
y atendidos, ella o él, eran un "salvo conducto", licencia para poder transitar
sin peligro y con todo respeto.
34
En la edad media, el rey de armas y los heraldos, la llevaban en las grandes
ceremonias dando lugar a respetos y consideraciones, a honores de todo
género. Como consecuencia de todo esto, el Caduceo entró en la composición
del blasón (M. Heráldica. -Escudo de Armas.- Honor o gloria), es uno de sus
componentes, hoy forma parte del escudo.
Sin temor a ser exagerados, podemos afirmar que los artistas en su fecunda
imaginación y los poetas en sus elucubraciones y fantasías, según los tiempos
fueron avanzando, compusieron este Caduceo y lo desdoblaron, lo rehicieron
luego a su capricho, dándole a cada parte diversos significados, así, en su tipo
primitivo en una vara de olivo que los romanos solían reemplazar por una rama
de verbena. Otras veces, éste era simplemente de laurel o de olivo de cabeza
nudosa, se bifurcaba en dos y se encorvaba para juntar, reunir sus extremos;
estas ramas, después, ya más artísticamente confeccionadas, se cambiaban
por las dos serpientes y en la parte superior se le colocaban dos alas, símbolo
que Mercurio quiso poner para indicar la actividad, la diligencia y la rapidez en
el ejercicio de sus funciones.
De este modo, fue en esta forma que quedó formado definitivamente, el
Caduceo del Dios Mercurio, del Dios del Comercio, ya que Mercurio es su
Dios para los romanos. He aquí, las razones de las distintas definiciones que
encontramos en los diccionarios que hemos consultado. Mercurio era ladrón,
por eso lo botaron del Olimpo.
Entre los griegos, lo encontramos en sentido figurado como "báculo
heráldico", representado por una caña o vara, entrelazada con hilos de lana;
en la edad media, se le dió la forma de bastón cubierto, forrado de terciopelo o
flordelisado. Y, con toda probabilidad, fue éste el cetro de los reyes; la vara del
alcalde; el báculo de los obispos y altos dignatarios de la religión, sostén del
caminante, apoyo; bastón del mariscal de las autoridades, con puño de oro,
plata, etcétera, algunos muy artísticos y valiosos.
En NE, estos bastones, eran de caña de India, de ébano, de distintas
maderas preciosas, de carey y el regatón estaba en concordancia con el tipo
de puño con que se le adornaba. Mi padre, tenía un precioso bastón de caña
de India que le regalaron en Yucatán a su padre el Dr. José Matilde Sansores,
médico, en cuyo puño estaban grabadas a mano, las artes, las ciencias, las
letras y las leyes, no faltando el célebre bastón de Esculapius y la serpiente
exquisitamente tallada, muy correcta, por cierto y mirándose en el pseudo
espejo como se supone que fue; los ojos de la serpiente eran de rubí. Además
ese puño ostentaba otras piedras preciosas de gran valor. Esa caña estaba
perforada en su porción superior y con dos preciosas boquillas para pasar por
ellas un cordón de seda que terminaba en dos borlas y entrelazado en el
bastón. Ese cordón estaba entretejido con hilos de oro. Cuando emigramos a
Yucatán, una buena persona nos lo robó de la casa que dejamos puesta en la
calle Suárez número 31, altos. Hoy, conservo algunos bastones valiosísimos
que representan reliquia sagrada y que en este momento contemplo en el
armario de recuerdos. Los cordones eran de color de la Facultad de Medicina,
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cada cual usaba en sus bastones el color de la Facultad a que pertenecían y
fueron usados esos bastones hasta muy cerca de la centuria XIX. Aún me parece
estar mirando a los capitanes generales, los magistrados, jueces, autoridades
militares y los celadores del barrio, muchos de ellos con sus zapatos de chilladera
(ruido especial que producían los zapatos al andar la persona). Las varas, batuta
del director de orquesta, tienen su origen aquí, suelen ser de marfil, carey, oro,
plata, etc.
He aquí, también, el origen de la vara del prestidigitador y aun el palo mecongo
de nuestros ñáñigos, cubierto de piel de chivo y rematado en un gallo plateado
y a veces ostentan estos palos mecongos entrelazados hilos plateados para
darles mayor realce; los jefes de comparsa en los carnavales usan un gran bastón
adornado y que indudablemente tienen el mismo origen de divinidad, de poder
mediador. En muchas obras teatrales el personaje director o principal, se caracteriza
por portar un báculo o largo bastón, a veces adornado con cintas, etc.
La diosa Higea, hija de Esculapius, diosa de la salud, se representa junto a
un tronco de árbol (vara o bastón) en el que está enroscada una serpiente que
viene a vomitar en un plato que le presenta la diosa (medicamento curador que
hoy más que nunca, es innegable), significando el dominio del veneno para fines
terapéuticos o manejo del antídoto, y, permítaseme decir que: he aquí el origen del
Caduceus o símbolo de la farmacia y que, hoy vemos representado por una
serpiente enroscada en lo alto del pie de una copa y la cabeza colocada en el
recipiente de la misma, en actitud de verter el veneno de sus glándulas. En ese
emblema ha desaparecido la diosa y el bastón de Esculapius.
Hemos fijado estos detalles, por entender que debemos agotar al máximo
nuestro tema y ofrecer cuantos datos puedan ser de utilidad en pro o en contra de
nuestro criterio.
No debo dejar de consignar que para unos cuantos, y, según nuestro criterio
sin argumentos sólidos y sin base correcta, el Caduceo de Mercurio típico, es el
de la medicina; ellos dicen que la presencia de las alas, se debe a que Mercurio,
no es más que Hermes, dios egipcio, adoptado por los griegos, el tres veces
grande, inventor fabuloso de la alquimia, ciencia médica por excelencia, y que
siempre tiene entre sus atribuciones el llevar pileus o casco con alas y que
entonces estaría representada la vieja máxima médica Curate tuto, cito et jacunde,
que significa:
Curate - Curar.
Tuto - Todo.
Bastón - poder.
Cito - Pronto. Alas -celebridad, rapidez.
Et Jacunde - placenteramente, agradablemente.
La serpiente - el juicio, el tino, facultad de acertar, destreza para dar en el
blanco, juicio, cordura. Facultad que nos permite distinguir el bien del mal.
Operación del entendimiento que compara dos ideas.
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Para otros, las alas representan sin dudas, a los médicos que al dispersarse
el colegio de Pitágoras en Santos, no escogieron residencia fija y se trasladaron
de un país a otro sin rumbo fijo, era los periodentos o ambulantes.
Como comprenderán, nada de esto nos convence, al contrario, nos permite
sentar definitivamente que el Caduceo de Esculapius, no es el Caduceo de la
Medicina y Cirugía actual y que aquél ha quedado como símbolo de Esculapio,
padre o dios de la medicina, hijo de Apolo y padre de Hipócrates, y el actual
Caduceo que pasamos a estudiar es el que hoy representa el ejercicio de la
Medicina y Cirugía, ése que ha sido adoptado como emblema o símbolo de los
Oficiales de Sanidad del ejército francés y de otros países.
El Prof. Raimundo de Castro y Bachiller, señala en su trabajo el hecho
curioso de que el Caduceo de Mercurio se ve todavía en el Uniforme de los
Ujieres de la Facultad de Medicina de París.
El Caduceo que vamos a describir es según nuestro criterio, el que dice
que el que lo lleva, es un Médico Cirujano Diplomado (si lo lleva con derecho),
es el que estudió en su tesis para su doctorado en París, el Prof. Louis Lenoury,
el siete de marzo de 1899, con el título de Le Caducée au cours des Ages.
Simbolisme Religieux. Tipes divers de cet embleme. President M. le Prof.
Menetrier). Histoire de la Medicine et de la Chirurgie), París, 1925. En ella,
encontramos una amplia Bibliografía. a); M. Boigey: On de caducée de Mercure
et le baten serpentaire d´ Esculape. (Presse Medicale, 9 Février, 1924). b) M.
le Dr. Marcel Baudouin: Le Préhistoire du caducée. La Medecine internationale, année 1917, Nos. 9, 11, 12; année 1913, Nos. 3 et 4. c) M. le Dr.
Louis Livet: Le caducée éscterique. (Bulletin de la Société de la Medecine,
année 1922, pag. 127, Nos. Mars-Avril). d) M. le Dr. Raymond Neveu. (Bulletin
de la Société d’Histoire de la Medecine): 1. Le culte d´ Esculapeen Sicile,
pag. 260 année 1910: 2. Note sur quelques statues d’Esculape, d’Hygie, qui
sont aun Palais des Doges a Venise, pag. 340, année 1909, et au Musée du
Vatican, pag. 429, année 1912. 3. Le culte d’Esculape dans les iles de la Mer
Egée, année 1921, pag. 189.
Esta tesis, como vemos fácilmente, es notable, es un precioso documento
que enaltece a quien lo redactó y a la clase médica francesa, que tanto vale y
a la cual el mundo entero le ha rendido siempre tributo y pleitesía, como lo
hacemos nosotros en estos momentos en que nuestra alma vuela a esa Francia,
Cuna de la Libertad, de la Fraternidad y de la Legalidad, a esa Patria de héroes
y hombres de ciencia, de aquellos grandes médicos y cirujanos que escribieron
en el firmamento celeste sus nombres y sus glorias imperecederas.
La maza de Esculapius o sea su bastón, dió origen a todo el Caduceo,
naturalmente, derivado del de Mercurio. Su leyenda, es ésta: estando
Esculapius en casa de Glaucus, que se encontraba seriamente enfermo, vió
venir una preciosa serpiente que se enroscó en su bastón y la mató, le dió un
golpe, pero entonces, vió que apareció otra que traía en su boca unas hierbas
y con ellas, volvió a la vida la primera, y entonces Esculapius aprendió a
conocer y manejar la hierba que resucitaba a los muertos. He aquí el simbolismo
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de la muerte vencida por Esculapius. Para otros, la serpiente al cambiar a
menudo su piel significa, quiere decir que se rejuvenece, es signo, símbolo de
rejuvenecimiento. La serpiente es animal profético (en el Museo Nacional de
México, con el número 274 se conserva una cabeza colosal de serpiente y que
representa al dios de los plateros, tiene una solemnidad egipcia, fue encontrada
en 1881 en el atrio de la catedral, por lo que algunos creen que formaba parte de
coatepantli o cerca que limitaba el Teocalli Mayor; según otros autores
(historiadores), hallábase en la meseta o terraza superior del templo,
constituyendo uno de los adornos del almenado. Es una serpiente
maravillosamente artística, de fantástico aspecto y elegantísimo. Por los
atributos, figura esta joya al dios Quetzalcoatl, la estrella vespertina. La serpiente
es uno de los motivos principales del arte santuario azteca, el que más se han
encontrado por doquier. Los indígenas veneraban a este reptil; probablemente
por su abundancia en el Anáhuac, le temían grandemente y los encantadores
decían que alejaban los males y las enfermedades con ellas. Otros sostienen
que la serpiente es símbolo del poder y de la virilidad, del amor y de la fidelidad.
Para el Prof. Baudouin, el bastón de Esculapius no es otra cosa, no es
más que el árbol de la vida caldea como ya hemos dicho antes, donde ha
aparecido una serpiente al principio y que luego desapareció por atrofia y es
lógico suponer que debemos colocar el árbol de la vida en manos del dios de
la medicina. Estas serpientes indican sabiduría, prudencia, signo divino en
las figuras cabalísticas, augurios, carácter sagrado.
En la edad de hierro, toma un significado de sol fecundante, de la
fecundación por su semejanza con el miembro viril del hombre, con la verga de
éste y de los animales, símbolo de la vida misma.
La vara, símbolo del poder, se ha afinado toda ella en sí, para convertirse
en el Tirso de Baco que usaban los gentiles en los sacrificios a Baco, era una
enramada cubierta de flores, hojas de parra y hiedra, emblema de los reyes, del
centurión (jefe de una centuria.- Centuria f. Siglo.- Grupo de cien soldados
romanos) romano, poder mágico, de autoridad de jefe, de bienes, atributo de
mariscales, de los guardas del rebaño (hato de ganado, fig. Congregación de
los fieles). Atributo divino de los prestidigitadores, de los encantadores, de
las brujas, de las hadas, de los descubridores, de los embaucadores.
Coronada la vara por algo que para algunos era una piña, para otros era
un racimo de uvas estilizado.
El vino produciendo la embriaguez, utilizado con fin profético y adivinador
en vaticinios oníricos, en las prácticas misteriosas de los taumaturgos y en
terapéutica como medicamento preciado y la vid, planta trepadora que produce
las uvas, árbol cuyos frutos adornan la vida y conducen a los brazos del amor
sin barreras.
38
Fig. 5. En tiempos de Esculapio esta vara romana
simbolizaba la medicina y al mismo tiempo significaba
fertilidad.
La estilización en este remate de la vara para algunos, ha llegado a parecer
un espejo en óvalo alargado de tipo galo-romano, rodeado de bolas decorativas.
Por el contrario, otros, admiten que ya hoy, el espejo ha sido aceptado
modernamente porque en Egipto, el espejo, era considerado como mágico y al
tomar un débil narcótico, el que se mira en él, ve en sus reflejos naturales seres
sobrenaturales, del otro mundo. Claro está que, esto sólo es la consecuencia
de la acción de las bebidas ingeridas.
El roble, era el árbol sagrado en la Galia y en la Grecia. Las sacerdotisas
especialmente dedicadas a este oficio, interpretaban en el ruido de las hojas de
este árbol, batidas por el viento del bosque, cosas extraordinarias. Ellas,
aseguraban interpretar y conocer su idioma, lo hablaban correctamente...
El laurel, por las propiedades ligeramente narcóticas de sus hojas, era
empleado por la pitonisa, mujer que predice el futuro, para provocar sus
divagaciones.
Indudablemente que podemos concluir diciendo como los grandes autores
que hemos consultado y seguido: el caduceo médico actual tiene por origen el
culto estelo-solar prehistórico, el más antiguo que se conoce, época de la Edad
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de Piedra, del cual es un símbolo y que sobre esa base se confeccionó, para
responder a la aspiración de los primeros médicos taumaturgos, que lo
empleaban para significar al pueblo, la ocupación, la profesión, a que se
dedicaban, evitando por medio de este distintivo ser confundidos con los que
practicaban la religión y que tenían otro emblema, reservado para los
sacerdotes, de los cuales se habían independizado.
Así, de esta manera, definitivamente, estos prácticos, decían al pueblo
con el Caduceo: "Aquí, se emplea la adivinación por los mismos medios usados
en los santuarios: el mago cuyo caduceo ven aquí, con medios misteriosos y
con su vara mágica, desarrolla un poder oculto, sobrenatural, él puede disciplinar
y dominar a su antojo, puede levantar el velo del porvenir y leer en el espejo de
la vida, los acontecimientos que se cumplirán, puede predecir aún también,
augurios de vuestra elección. El roble de Zeus durmiente, o el laurel de Apolo
el Délfico, el vino de Dionisio de Tracia, el rito secreto de la serpiente y la
magia negra, le dan las palabras que conjuran la suerte y los medios de curar
las enfermedades".
Esta, es la verdadera historia del Caduceo de la Medicina y la Cirugía,
tal cual nos la han presentado los estudiosos y como nos la han presentado
los Profesores Dres. L. Lenoury, Marcel Baudouin, Raimundo de Castro y
Bachiller, nuestro gran Profesor de Medicina Legal y otros muchos profesores
que quisiéramos tener a nuestra disposición para ofrecer sus sabias y jugosas
lecciones sobre tema tan interesante y subyugador. Estamos animados de los
mejores deseos y trazamos estas líneas pensando como médicos, como
modestos trabajadores de la ciencia médica, como ciudadanos deseosos de
ofrecer un granito de arena al altar sagrado de la patria.
En la ciudad de Mónaco-Nice, se celebró la 13 eme Session de Conférences
du Comitée Internationale de Medecine et de Pharmacie Militaires, 3-7 Mai
1950 y allí se presentó un Proyecto de Insignia indentificativa international
de los cuerpos de sanidad militar, por el Médico General Jean Bercher y el
Médico, Coronel J. Hassenforder (Armada Francesa, Ejército Francés), cuya
traducción sometí y obtuve de Mr. Joe Messulam, mi gran amigo y compañero
de esgrima y que dice:
"La importancia de la Reunión de Mónaco para estudiar un Estatuto
Mundial de la Medicina en tiempos de guerra, nos sugiere la idea de proponer
a esta Asamblea la adopción por los Servicios de Sanidad de todos los países
que participen (integren) la nueva Convención de Ginebra, de una Insignia
Médica única. Nosotros sugerimos el uso del Caduceo de la Medicina y Cirugía
por todos los Médicos del Mundo".
Es curioso observar la ausencia de concordancia entre los atributos por
los cuales se ha convenido representar actualmente esta marca o insignia
simbólica para hacer conocer (reconocer) a los Médicos Militares.
El emblema de la Medicina, nos viene del culto de Esculapius, padre de
Podalirio y de Macahon, Médicos del Ejército Griego en el Sitio de Troya; según la tradición de La Ilíada, estaba representado teniendo en la mano su in40
separable bastón nudoso alrededor de cual se enroscaba una serpiente. A
menudo, figuraba también un gallo; era el animal que se sacrificaba al Dios
Esculapius. El bastón, nudoso, significaba la potencia, el mando y la serpiente la
adivinación, el poder curador, y, también la prudencia. Un bastón nudoso, rodeado
de la serpiente es el único que solamente conviene por lo tanto como la insignia
de los Oficiales del Cuerpo de Sanidad, porque son del Linaje de Macahon y de
Podalirio, los hijos de Esculapius.
Ese emblema de Pidaure ha sido trasmitido al Occidente por los romanos; y
la serpiente de Esculapius, apareció en Francia por primera vez, sobre el botón
del uniforme de los Oficiales de Sanidad, en el año VI (Reglamento del 20
Thermidor). El se presenta bajo la forma de un conjunto de tres botones, en forma
de bastón, que era la insignia del Estado bajo la Revolución. Estaba rodeado de
la serpiente de Epidaure y sobremontado con un gallo con las alas desenvueltas
(abiertas) en cruz. Alrededor de los botones llevaba una corona de roble. El
Reglamento del día primero del vendimiario Año xII reemplazó el flagrante y
decorativo gallo de Esculapius por el espejo y la prudencia; el bastón llevaba
esta vez, por un lado un ramo de roble, y, por el otro, un ramo de laurel, símbolo de
las virtudes militares y cívicas.
Este atributo de los Oficiales de Sanidad, emblema de tradición de la medicina
francesa, ha sido conservado hasta ahora sobre los botones del uniforme, el
conjunto habiendo sido reemplazado un solo botón, sobre escudo cuyo fondo
es de terciopelo del uniforme; (en el cuello o en la manga).
El bastón sapiente presentado sobre un armonioso motivo decorativo fue
adoptado después, pero mucho más tarde, en 1898 por el ejército inglés, con la
noble divisa in arduis fidelis que ha sido reemplazado desde 1914 por la inscripción
Royal Army Medical Corps.
Los médicos del Arma Belga (Ejército), han escogido también una insignia
sensiblemente parecida a la del ejército francés.
El bastón, con la serpiente figura también sobre la pata del hombro (hombreras)
de los Oficiales de Sanidad de varios ejércitos extranjeros. Ha sido usado en
particular por los médicos del ejército alemán.
Los suizos acaban de dar a sus médicos militares el bastón de Esculapio,
representado bajo al forma singular de una "Cruz de San Antonio", en forma de T,
rodeada por la serpiente.
No hay que confundir este bastón con la serpiente con el atributo de Hermes,
el verdadero Caduceo de Mercurio, Insignia del Subastador, con las dos alas y
dos serpientes. Símbolo de la fecundidad, por las dos serpientes fusionadas en la
cola, y de los intercambios por las alas; llegó a ser para los romanos el Caduceum
Paces Signum, el símbolo de la concordia y de la neutralidad.
El ejército americano lo adoptó por tal motivo en 1902, como emblema del
Cuerpo Médico.
En el momento en la internacionalización se desarrolla o se desenvuelve bajo
nuevas formas en el mundo entero, parece haber llegado el momento de la
41
unificación de las insignias médicas. El bastón serpentario o de la serpiente de
Esculapius, cuyo origen remonta a la antigüedad griega, si fuese adoptado
universalmente, simbolizaría mejor que cualquier otro, la solidaridad que une a
todos los médicos en una misión misma de desinterés y caridad.
La Sociedad de Medicina Militar Francesa, en su reunión del ocho de
diciembre de 1949, al presentar uno de nosotros la nueva insignia distintiva
del Cuerpo del Ejército Suizo, ha expresado deseo, bajo la iniciativa (sugerencia)
del Señor Doctor General Tombert, que la solidaridad, que la estandarización
de un emblema internacional para el Servicio de Sanidad Militar sea objeto de
un estudio de conjunto, de todos.
El Proyecto de Insignia que presentamos, fue hecho bajo nuestras
indicaciones por el señor Claude Tolmer, diseñador y dibujante publicista de
París.
El dibujo representa el bastón de Esculapius centralizado en el polo
terrestre. Defiere de la insignia de la Organización Mundial de Sanidad por sus
hojas de roble y de laurel y los colores (tonos) vivos adoptados, escogidos,
para hacerlo bien visible.
Este atributo deberá ser de metal, metálico y movible, cambiable (un pasador
con un alfiler para sujetarlo). Conviene a nuestro parecer llevarlo de preferencia
sobre el pecho para facilitar su reconocimiento. Todos los grabados (rama de
roble y laurel, mapa y emblema), están en oro, fondo blanco esmaltado, la cruz
está esmaltada en rojo. Esta insignia no fué aprobada definitivamente.
Como todos sabemos Apolo fue el padre de Esculapius, quien a su vez lo
fue de Podalirio (uno de los héroes de Homero) etc., y la historia continúa en
esta forma por doce generaciones hasta que aparece el primer Hipócrates,
abuelo del segundo Hipócrates, llamado el Grande. No puede negarse que
una gran parte de esta genealogía es mitológica, pero no es menos cierto que
Hipócrates fue un sujeto real, un ser humano que vivió, actuó, lo vieron, lo
conocieron y lo reverenciaron.
Sin lugar a dudas, se puede afirmar que de entre los héroes médicos
numerosos de que se habla, el único que podemos citar y reverenciar, es
Hipócrates. Ni las nebulosidades, ni las divagaciones, ni las hipótesis interesan
a la mayor parte de los estudiosos modernos, pero no puede decirse lo mismo
de los hechos realizados y de las teorías bien enunciadas de ese grande de la
medicina y la cirugía, al que tanto le debemos.
Hipócrates, el Padre de la Medicina, fue también cirujano, y el gran Herófilo,
posterior a él, sólo fue cirujano; lo mismo podemos decir de Asclepíades de
Prusa, Sorano de Efeso, Galeno de Pergamo, Pablo de Egina y otros muchos
que han sido estudiados por distintos profesores, a cual más notable y culto.
Hipócrates (siglos V a IV A. de J. C), nació y vivió en Cos, isla griega,
situada cerca de las costas del Asia Menor, en la misma latitud de Esparta
próximamente. Por esa época decrecía el avance de la invasión persa; los
atenienses, bajo Cimón, restablecían las supremacías de Grecia en los países
levantinos, en las playas orientales y en el Mar Egeo, y al mismo tiempo, en
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Atenas se desarrollaba la época de la grandeza social e intelectual que
conocemos con el nombre de Era de Pericles y que duró los setenta años que
siguieron a la Batalla de Salamina (480 años A. de J. C.).
Hipócrates, se hizo hombre, es decir, creció en una isla ateniense, de ella,
conservó siempre gratos recuerdos, le tuvo mucho cariño subsistiendo esta
influencia durante toda su vida. Procedía Hipócrates de una familia de médicos,
adiestradores, instruidos, desde largos tiempos en las prácticas de medicina,
que trasmitían sus conocimientos de padres a hijos, y debemos observar que
aún en aquella época, poco adelantada en cultura y conocimientos, esa
profesión era muy apreciada, inspiraba respeto y admiración.
Hacía más de mil años que la cirugía de Egipto se había extendido
muchísimo por el mundo y la costumbre de los médicos egipcios de embalsamar
los cadáveres les había permitido adquirir algunos conocimientos, aunque
imperfectos de anatomía. Ellos trepanaban el cráneo en casos de neuralgias y
epilepsias, extirpaban tumores superficiales y curaban fracturas óseas y las
operaban.
Existía ya el Antiguo Testamento israelita que contenía conocimientos
quirúrgicos adquiridos de los maestros egipcios; se suturaban heridas, se
practicaba el sondaje uterino, indudablemente, se practicaban abortos; hay
datos fehacientes de haberse operado casos de imperforación del ano y hasta
se dice que se conocían anestésicos débiles y se empleaban. Había
odontólogos (dentistas), y, entre ellos, algunos llegaban a poseer el arte de
colocar piezas dentarias artificiales, así mismo existían artífices que construían
piernas de madera. Todos estos detalles nos hacen suponer la existencia
de un gran progreso científico médicoquirúrgicos de muchos siglos
anteriores a nuestra era.
Los cirujanos egipcios, se hicieron célebres: viajaron y visitaron toda
clase de países y pueblos, operando en la persona de árabes, persas, asirios y
griegos, casos muy difíciles y notables. Los griegos no permanecieron ociosos
durante esos años, realizaron algunas operaciones de recia envergadura y
peligrosísimas, salvando muchos casos. Como dice el Prof. James Gregory
Munford, M. D. en su "Resumen Histórico de la Cirugía" de Boston, que
comienza su trabajo aparecido en la extraordinaria obra de cirugía publicada
bajo la dirección del Prof. Dr. William Williams Keen, L. D. Profesor de Patología
y Clínica Quirúrgicas en el Jefferson Medical College de Filadelfia, hasta
cierto punto podían considerarse como los Yanquis del pasado mundo antiguo.
Eran viajeros, comerciantes, marinos, literatos, siempre inquietos, ardientes,
curiosos; iban a la caza de mercados nuevos, fundaban colonias y buscaban
nuevos conocimientos.
Mucho tiempo antes de que naciera Hipócrates, pasado largo tiempo
después de la deificación de Esculapius y muerto Podalirio, los conocimientos
egipcios empezaron a abrirse camino en el continente griego y en las islas del
Mar Egeo. Los griegos consideraban a los cirujanos como hombres inteligentes,
el pueblo los tenía por valientes, y, más adelante, en la época de los héroes de
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Homero, se le concedían honores a los que curaban a los lesionados y heridos.
Los estudiosos, posteriormente, nos han señalado como estaban establecidas
las familias de los Esculapius (Asclepiades) y la formación de escuelas médicas
o sistemas de curación en las diversas regiones del país griego; si eran o no
descendientes de Esculapius, poco nos importa, pero téngase presente que esos
eran médicos y cirujanos, no sacerdotes o curas ni monjes, aún cuando los
sacerdotes de los templos egipcios, de los templos de Esculapius, ocuparon un
lugar muy preponderante en los sentimientos del pueblo.
La carrera de médico se hizo hereditaria en ciertas familias. Los que la ejercían
vivían juntos, formando reducidas comunidades a las que acudían los enfermos
para ser tratados. En estas comunidades se crearon escuelas, se archivaron datos,
se acumularon experiencias, y, de generación en generación, se iban trasmitiendo
los conocimientos adquiridos.
Sin lugar a dudas de ninguna especie, os digo que, la Historia de la Medicina
y Cirugía, es intensamente atrayente, subyugante, extraordinariamente
interesante, es algo que fija la imaginación, hace surgir el deseo vehementísimo
de estudiarla, de conocer íntimamente su desenvolvimiento y de hablar de ella. La
vida de aquellos hombres que nos precedieron y nos legaron tantos conocimientos
médico-quirúrgicos y culturales, de esos que supieron sacrificar su vida a la
ciencia médica (recordemos la Historia de la Fiebre Amarilla), es sencillamente
extraordinaria, magnífica, extremecedora...
Hipócrates, creció y estudió su carrera de médico cirujano en Cos y luego
emprendió sus viajes a distintos lugares, llevando su Ciencia y su abnegación al
máximun. De él, se cuentan muchas cosas y un día, hablaremos del Padre de la
Medicina y Cirugía de manera amplia, él se lo merece.
Cuando estudiamos Medicina Mental, nos encontramos con que se considera
a Hipócrates el fundador de ella, si bien parece que tomó de la tradición homérica
las palabras manía, melancolía y mal sagrado que aparecen escritas en sus
memorias. El concepto manía coincide en cierto modo con el actual de los
síndromes paranoicos y paranoides; caracteriza la melancolía por temor o tristeza,
con ansiedad o sin ella, según sea producida por la bilis o la pituita. Observa
algunos casos de psicosis alcohólicas y puerperales, describe la epilepsia y
expone algunas nociones sobre la histeria. Atribuye los espasmos, sofocaciones
y otros fenómenos histéricos a los cambios de posición uterina. Observa que las
lesiones del cerebro producen anestesia y otras perturbaciones sensoriales. Tiene
Hipócrates un mérito extraordinario al oponerse a las supersticiones prácticas de
adivinos y sacerdotes en el tratamiento de las enfermedades mentales, cuya
terapéutica inicia con el empleo empírico del Eléboro, la Mandrágora, los baños
y la sangría. En este momento, viene a mi memoria el recuerdo de mi Profesor de
Farmacología y Terapéutica Dr. Rafael Cowley y Valdés Machado, que si tengo
el honor de que lea este trabajo el Dr. Braulio Sáenz y Ricart, ilustre especialista
de Enfermedades de la Piel, mi gran compañero, Profesor de esa Cátedra en la
Universidad de La Habana, sentirá surgir en sus oídos la voz del sapiente
profesor y patriota magnífico.
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Igualmente se considera al inolvidable Hipócrates como el fundador de la
Psiquiatría, como merece Aristóteles (384-322 a.J.C.) que se le tenga por fundador
de la Psicología, en cuanto ciencia sistemática de los procesos psíquicos y de
sus condiciones, así como predecesor en el estudio de las sensaciones y de la
inteligencia. Fue Aristóteles el que sentó la teoría de que las operaciones
psíquicas son funciones de los órganos materiales, con lo cual planteó la
cuestión de la localización de las funciones psíquicas superiores.
Hipócrates, hizo medicina y cirugía verdaderamente científicas y, a él, le
debemos muchos y muy correctos conocimientos. Murió en aquella Larisa de
donde había salido medio siglo antes, para curar y atender al enamorado
Perdicas. Se dice que había muerto a la edad de cien años (algunos pretenden
que fueron 109 años). La mayor parte de los escritores (historiadores), admiten
que vivió desde el año 460 al 370 a.J.C. Este dato, no me parece poderlo afirmar
de un modo positivo.
Pasar por alto su teoría humoral y su magnífico e imperecedero Juramento
Hipocrático, sería imperdonable. El revela su grandeza espiritual, su dignidad
personal y médica y su gran amor a la medicina, a la cirugía y al ser humano.
Aquí, en nuestra Cuba, hemos tenido ejemplos magníficos de lo que es y
significa un médico y cirujano. Recordemos la conducta del médico y patriota
Dr. Emilio Ceulino y Madrazo que, murió en los campos de las libertades
cubanas, defendiendo en Sagua su hospital de sangre, y sus heridos contra el
ataque bárbaro e inaudito de las tropas españolas ebrias de sangre y de rencor.
En este momento, al referirnos a ese hecho, tendríamos que decir: He ahí.,
a un cruz roja, a un médico, a un émulo de Henry Dunant.
En este sencillo trabajo, humilde, pobre y mal hilvanado, hay muy poco de
este médico que solo ha imitado y copiado un pasado hermoso, lleno de
policromías y actos hermosos, humanitarios, fraternales, en que en todos ellos
brilla la luz hermosa de amor y de la justicia.
BIBLIOGRAFÍA
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17. La Medicina y los Médicos. Dr. Angel Pulido y Fernández. Valencia.
46
EL CADUCEO Y LA VARA DE ESCULAPIO
Dos símbolos mitológicos vinculados
con la Medicina,
que derivan del culto a la serpiente
por el
Dr. Frederick Stenn*
Desde tiempo inmemorial el hombre ha sentido temor y fascinación ante la
serpiente. Al observar la vida de este misterioso reptil y ver como adquiere nueva
vida en la primavera, cambiando completamente su piel todos los años, se asoció
a la serpiente las ideas de sabiduría, rejuvenecimiento, fertilidad, salud y
prosperidad.
Los aztecas, indios orientales, cretenses, y fenicios, rindieron culto a la
serpiente como uno de sus dioses. Los indios de América reverenciaron a la
serpiente de cascabel; los budistas, a la cobra; y los babilónicos, al pitón (dragón
monstruoso, hijo de la tierra).
En las excavaciones realizadas en Canaán, Gezer y otros lugares de las
antiguas civilizaciones se han encontrado serpientes de bronce y de piedra.
Asimismo, las divinidades egipcias - Ra y Osiris- y los faraones ostentaban
emblemas de serpientes en sus cofias y tocados. En cambio, el dragón era el
símbolo del Imperio Chino.
Según algunos autores, la costumbre de venerar la serpiente data de 3000 a
de J. C., cuando la estrella Alpha Draconis de la Constelación Draco era la
Estrella Polar, que se consideraba muy importante para determinar el sino del
hombre. Incluso en la Biblia aparece este juicio: “Y Moisés hizo una serpiente de
bronce y la colocó sobre el polo. Y cuando una serpiente atacaba a un hombre, sí
éste contemplaba la serpiente metálica, no moría”.
Del culto a la serpiente surgieron dos símbolos: el caduceo y la vara de
Esculapio; los dos incluyen una vara, que según diversas opiniones representa
una varita mágica, un báculo, una cayada de pastor o un símbolo fálico.
Generalmente se considera que significa el árbol de la vida, pero todo esto
pertenece a la mitología.
La palabra caduceo deriva del griego kadux que significa heraldo o embajador.
Originalmente el caduceo consistía en una rama de olivo con dos hebras de lana,
*
Profesor de la Escuela de Medicina del Northwestern University.
47
las cuales se han ido substituyendo sucesivamente por dos cintas blancas y después por dos serpientes entrelazadas y mirándose cara a cara. La rama de olivo se
convirtió finalmente en una vara con puño y dos alas extendidas.
Según la mitología griega, Mercurio hizo una lira de un caparazón de tortuga
y su música agradó tanto al dios Apolo que le hizo el embajador de los dioses.
Adonde quiera que fuere Mercurio llevaba consigo el caduceo como varita mágica.
Sus obligaciones incluían llevar mensajes a los dioses y promulgar asambleas. En
cierta ocasión separó Mercurio dos serpientes que estaban enzarzardas en mortal
combate; desde entonces empezó a repartir mensajes entre enemigos y la varita
se convirtió en símbolo de neutralidad.
Mercurio también presidía el acto del coito, y quizá por esta razón el caduceo
lleva dos serpientes: macho y hembra; sin embargo, para los que veneraban al
persa Zoroastro (Zaratustra) las dos serpientes representaban al dios Ormazd y
al espíritu maléfico Ahriman. Además de pacificador, Mercurio era dios de los
mercados, patrón del comercio y del juego de dados. Con su fascinadora
elocuencia convencía de que el mal era el bien.
En el siglo XVI el impresor alemán Froeben usaba el caduceo como sello
distintivo de su establecimiento. La gente de mar adornaba sus barcos mercantes
colocando este símbolo en la proa de las naves; en la bahía de Marsella se ve el
caduceo pintado en una roca, dando la bienvenida a los navegantes. En cierta
ocasión un banco de Francia usó en sus cheques la figura del caduceo como
símbolo de prosperidad.
El caduceo no se empezó a usar como emblema de la medicina hasta que el
aristócrata William Butts, médico del rey Enrique VIII de Inglaterra lo incluyó en su
escudo nobiliario; tres siglos más tarde, la Casa Editorial de Libros Médicos, J. S.
M. Churchill, siguió el ejemplo de Froeben. En 1856, el Servicio del Hospital de la
Marina (EE.UU.), antecesor del actual organismo de la Salubridad Pública, pensó
que el caduceo sería un buen símbolo para significar el carácter no combatiente
de la clase médica. Finalmente en 1902 fue adoptado oficialmente por el cuerpo
médico del Ejército de los Estados Unidos, en substitución de la Cruz de San
Juan.
Otro símbolo semejante al caduceo es la vara de Esculapio, o sea una vara
con una serpiente enroscada. Este emblema apareció unos 800 años a de J. C., en
tiempos de Homero. Según la mitología, Esculapio era hijo de Apolo y de Coronis;
ésta era hija de Flegias, rey de Tesalia. Encolerizado Apolo porque Coronis
estaba enamorada del hijo de Eratos, cuando nació su hijo lo dejó abandonado
en el Monte Titón, donde fue amamantado por una cabra. Un pastor encontró al
niño y lo entregó al cuidado del centauro Girón, quien le enseñó la medicina.
Según otra leyenda, Esculapio estaba asistiendo a Glauco, cuando
bruscamente cayó éste mortalmente herido por un rayo. Apareció en la habitación
una serpiente y Esculapio la mató con su bastón; otra serpiente entró y revivió
a la primera, metiéndole unas hierbas en la boca. Con estas mismas hierbas, se
dice que Esculapio logró resucitar a Glauco.
48
A ruegos de Pluton, dios de los infiernos, Júpiter hizo morir a Esculapio
porque éste curaba los enfermos y resucitaba los muertos, y el infierno se quedaba
desierto. Por solicitud de Apolo, Esculapio quedó inmortalizado, permaneciendo
entre las estrellas en el cielo.
A este dios de la Medicina los griegos le llamaban Asklepios, y los romanos
Aesculapius. Esculapio acompañó al héroe Jason jefe de la expedición de los
argonautas que iban en busca del vellocino de oro.
Esculapio existió realmente en Tesalia, y era un médico de gran fama.
Después de su muerte fue deificado y entonces empezaron las leyendas, siendo
venerado en Atenas y Corinto, y en Pergamo, ciudad donde nació Galeno. En
293 a de J. C. se desarrolló una grave epidemia en Roma; desesperados sus
gobernantes consultaron con los oráculos de Sibilina, y éstos aconsejaron
que trajesen a Esculapio de Epidauro. A tal fin le enviaron una galera, la cual
regresó trayendo a bordo una serpiente sagrada. Cuando la embarcación entró
en aguas del Tiber, acercándose a la Isola Tiberina de Roma, la serpiente saltó
a tierra y la epidemia cesó en seguida. Como prueba de gratitud los romanos
construyeron un barco de piedra, al sur de la isla. En la proa de la nave se ven
las figuras de Esculapio y la serpiente, y el mástil está representado por un
obelisco. En dicha isla se halla hoy la iglesia de San Bartolomé y el Hospital de
San Juan de Dios.
Epidauro se halla cerca de Atenas y fue un santuario médico muy
importante en tiempos antiguos. En esta ciudad Esculapio asistía a miles de
enfermos que acudían de todo el litoral del Mediterráneo. Las serpientes
representadas en los símbolos de Esculapio corresponden al género Coluber
longissimus, de color amarillo y negro y de uno a dos metros de largo. Estos
ofidios aún se encuentran en las ruinas de los templos romanos del Sur de
Europa.
Es improbable, como dice la literatura antigua, que las serpientes chuparan
las heridas de los pacientes, pero según los sacerdotes de Epidauro, bajo su
influjo se conseguían curas milagrosas. Así, las serpientes sagradas y Esculapio
se consideraban.
Fig. 6. Caduceo de Mercurio,
símbolo actual del comercio.
de idéntica significación,
asociándose invariablemente
con el arte de la medicina. A
partir de entonces se erigieron
templos en Atenas, Delfi, Trikkala,
Cnidus, Cos, Pergamo, extendiéndose el culto a Esculapio por
el mundo griego y romano.
49
Aunque ninguna de las estatuas de Esculapio son originales, existen
muchas reproducciones por Fidias y Mirón. Algunas de ellas pueden admirarse
en la galería de Uffizi (Florencia), el Louvre de París, y los museos de Dresden,
Letrán y Nápoles.
Actualmente la vara de Esculapio* sirve de emblema del cuerpo médico
del ejército en Gran Bretaña, Alemania, Suecia, Francia, México y Filipinas. En
1818, los Estados Unidos también incluyeron este símbolo en las insignias del
cuerpo de Sanidad Militar; las fuerzas aéreas lo adoptaron en 1957. En 1912 la
American Medical Association adoptó el símbolo de Esculapio como emblema
oficial de esta organización. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo
usa desde su fundación en 1947.
*
50
En la antigua Grecia, el caduceo (vara con alas y serpientes entrelazadas) lo llevaban
los heraldos y embajadores como señal de inviolabilidad personal, pues era el símbolo
de Hermes (Mercurio) mensajero de los dioses. Hoy el caduceo suele usarse
impropiamente en lugar de la vara de Esculapio, como emblema de la profesión
médica.
No se sabe con certeza si en tiempos de Homero se consideraba a Esculapio ya como
un dios o sólo como un médico que lograba curaciones asombrosas. En La Ilíada se le
representa como aristócrata, caudillo y médico; sus hijos Macaón y Podalirio
participaron en el sitio de Troya como médicos y militares. Según la leyenda, Esculapio
nació en Epidauro, pero también se le considera hijo de divinidades solares, como su
padre Apolo cuyos rayos ejercían una acción bienhechora sobre el cuerpo.
Los templos dedicados a Esculapio se llamaban asclepiones. El famoso Santuario de
Epidauro (Peloponeso) fue probablemente el primer asclepión. Tenía uno de los
mayores teatros del mundo antiguo; allí los enfermos encontraban por lo menos
alivio mental. El culto a Esculapio pasó a Roma en los primeros años del siglo III a de
J. C. Las fiestas que celebraban los romanos en su honor se llamaban Esculapias.
A Esculapio se le representa como un hombre de edad madura, barbudo, de mirada
serena y con abundante cabellera que recoge con una diadema. Casi siempre aparece
vistiendo un manto que deja al descubierto el brazo derecho y el busto. Sus atributos
son la copa con la bebida salutífera, el báculo con la serpiente enroscada -signo de
adivinación entre los griegos- y un perro en recuerdo del que llevaba consigo el pastor
Arestanas, quien recogió a Esculapio en el monte Titón.
EL EMBLEMA DE LA FACULTAD DE ODONTOLOGÍA
DE LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA
Y DEL COLEGIO ESTOMATOLÓGICO NACIONAL.
SU ORIGEN Y SIGNIFICADO*
por el
Dr. Ismael Clark Mascaró**
6 de noviembre de 1943
Sres. Dres. Rafael Casado y Armando Agramonte Pichardo;
Presidente y Secretario de Correspondencia, respectivamente
del Colegio Estomatológico Nacional. La Habana.
Distinguidos compañeros:
Cumple a mi deseo expresarles un saludo, y pasar al motivo que nos
interesa.
Conforme han sido ustedes informados, he tomado parte, tomé toda la
parte en la confección del que correctamente llaman "emblema que viene
usando el organismo clasista de los dentistas cubanos". En efecto, dicha
prenda es un distintivo, una divisa, una figura representativa, una insignia,
una joya, un símbolo, una venera; no un blasón ni un escudo, campo del
blasón. Claro que todo esto origina de la heráldica, está afectado por ella; pero
un distintivo no exige ni implica por fuerza sujeción a reglas heráldicas; ni
siquiera como emblema; porque este es un "jeroglífico, símbolo o empresa que
suele llevar al pie un verso, lema o sentencia".
Confeccioné (otro perfeccionó el croquis material) este distintivo, divisa
o emblema, para que pudiese ser, ocasionalmente, capitel, condecoración,
cuadro, joya, sello, de la que aspiraba fuese "facultad de estomatología"; a
usar por ésta y, en consecuencia natural, por todos los facultados, los dentistas,
o estomatólogos, u odontólogos, como se quiera clasificarlos, porque las
palabras nada son comparadas con el prestigio y los valimientos de la clase.
Quise con ello establecer una demarcación nuestra como facultad, tanto
como cualquier otra, per se, sin subordinaciones de inferioridad con que se
*
**
Colegio Estomatológico Nacional: Indice Odontológico de Cuba. Talleres gráfica
Universo. La Habana,1953. p. 41-45.
Antiguo Profesor Eméritus de la Facultad de Odontología de la Universidad de La
Habana
51
nos venía afrentando (y todavía se pretende mantener por ciertos sectores) a
las que contribuían con un sometimiento, que mantuvieron hasta el fin de su
vida, algunos factores oficiales, de nosotros mismos. Debí considerar, y
consideré circunstancias que, relacionadas seguidamente, explican la
motivación heráldica que pueda señalarla.
El distintivo o emblema había de tener, ineludiblemente, un contorno, una
forma, cualquiera que fuese, y adopté la ovalada, la actual de la Universidad
de La Habana, de la que nuestra "facultad" es integración orgánica. Ni siquiera
esta sencilla cuestión fue así como así: hubo que meditarla; porque esta forma
ovalada no es la original de la Universidad, que era estrangulada (italiana), en
pugna con la ovalada (española), que luego ha prevalecido; consecuencia de
la polémica entre la Orden de los Dominicos fundadores, en su eterna querella
sobre cual fue el "Santo Domingo" que la instituyó, si el de España o el de
Italia. Además, la forma ovalada es eclesiástica, como era nuestra primitiva
Universidad... y aunque ésta ya no es de la Iglesia... conserva la forma del
escudo blasonado (que si era blasón). Por otra parte la forma se presta a todos
los propósitos perseguidos: Condecoración, joya, sello...etcétera. En la orla
de este distintivo constaban sendas leyendas: "Universidad de La Habana".
"Facultad de Estomatología". En ningún tiempo supe de colectividad o
corporación alguna que hubiere tomado expreso, formal acuerdo (por lo menos
no se contó conmigo para ello) de adoptar este emblema como de la profesión
y sus profesionales; pero ha resultado de hecho, y, es claro, las citadas
leyendas, que eran particularizantes, han debido, en razón, desaparecer.
Dentro de la orla, el emblema está cortado en dos, una parte superior
midiendo, más o menos, dos tercios de la superficie; y una parte inferior como
de un tercio; ambas esmaltadas. La primera o superior es un campo lila. El
color lila es oficial de la Facultad de Odontología, adoptado por acuerdo
unánime del Claustro General de la Universidad de La Habana, en virtud de
ponencia argumentada en la que tomé parte ejecutiva.
Dos supuestos, entre otros menores, informaron la elección de este color:
primera, debía ser uno, cualquiera, que no fuese el de otra facultad, porque
nosotros constituimos una particular y propia, capacitada, diferente,
independiente, legal, prestigiosa... y no había por qué seguir vistiendo librea
de lacayo de pretendidos superiores que no ocultaban su gran desdén, y que
tanto obstaculizaron la marcha progresiva de la Escuela Dental, dañándola y
postergándola. A pesar de su oficialidad, el color no aparece en la indumentaria
profesoral porque aquellos factores oficiales, penetrados de un espíritu servil
que mantuvieron hasta el fin, y por el que cometieron más de un culpable error,
se negaron a aceptarlo; segunda, puesto que se elegía otro color, había que
seleccionarlo; para ello consideré el de todas las escuelas dentales de América,
y su gran mayoría de ellas resultaba el lila (esta mayoría, por fuerza numérica,
en los EE.UU. de N. A.).
52
Fig. 7. Emblema de la
antigua Facultad de Odontología de la Universidad de
La Habana y del Colegio
Estomatológico Nacional.
Este símbolo fue ideado por
el doctor Ismael Clark
Mascaró.
El color lila es una mezcla de azul, blanco y rojo; según predomine uno
de éstos así es su matiz: "lila azulado", "lila rojizo" (violados o violetas), "lila
blancuzco"... La comisión informante al Claustro entendió que para birrete y
muceta debía emplearse el lila rojizo; menos confundible con otros colores de
otras facultades dentro de la propia Universidad; pero nada impide que en el
emblema aparezca cualquiera de los tres tonos, con tal de que siempre sea el
mismo; y mejor correspondiendo al de la Facultad.
Sobre este cielo irradia un sol, y éste no es un símbolo vano, puesto a
capricho, sino significando que debía producirse el amanecer de la ciencia, la
cultura, la ilustración del dentista (y el sol es la fuente de luz, directa y difusa
en la evolución mental, en las artes liberales y hasta en las manuales, y en
todas partes, en la tierra y en el cosmo) sobre el campo de nuestra profesión,
representado en su color, tan befada por escarnio secular como maniobra de
charlatanes ignaros.
El tercio inferior de la superficie aparece ahora amarillo u oro; yo, con una
especie de revancha reinvindicativa, no incluí este esmalte en mi original;
quise que echásemos de encima todo lo que fuese persistencia, siquiera
recuerdo, de los signos de nuestra restregada inferioridad. Ahora lo veo, y en
realidad ningún inconveniente hay en ello, aunque resulte redundante puesto
que aparece también el emblema de la Medicina General. Hay una Facultad de
Medicina simbolizada en el amarillo áureo, y como la Dentística es una
especialidad o especialización, una rama de la sección Estomatológica, que es
médica, no hay porque eliminar radicalmente o negar, suprimir esta genealogía
53
que es su cepa. (Entre los dos campos, superior e inferior, debe haber un
horizonte divisorio: la curva que he trazado en el original por ustedes remitido).
La vara que se ve en el centro, culminada por dos alas, y rodeada en
espiral por dos sierpes, es una de las muchas modificaciones del clásico signo
de la Medicina: el bastón de Esculapio (Asklepios), que representa guía,
prudencia y tacto, abrazados por serpientes que simbolizan diligencia, ingenio,
inteligencia... Tal como aparecen ahí, no el que yo puse originalmente, es una
forma usual, y cumple una necesidad artística de decoración y simetría en el
conjunto.
Los elementos hasta aquí explicados representan el aspecto científico;
pero tenía que ser notado, también, el carácter manual o práctico. Es legendario
e imperecedera la vieja expresión mano de seda para aludir al buen dentista, al
competente; al que con la técnica de sus manipulaciones operatorias, y aún
mecánicas, cumple delicada, hábil, humanamente los dos grandes postulados
de nuestra profesión: la obra divina de aliviar o suprimir el dolor; la restitutio
ad integrum, estética, funcional, orgánica en cuanto sea posible, como objeto
primordial de sus trabajos.
Conocida la propiedad del murciélago, que encerrado en un reducido
espacio con millares de congéneres puede volar sin que jamás tropiece, ni
siquiera roce con los otros, tal es la sensibilidad táctil y la habilidad con que
puede realizarlo, se ha tomado para representar (y esto no es cosa mía, es
clásico) la pericia, la "mano de seda" del dentista, que no daña, que no lastima,
que no tropieza y... sin embargo, hace obra perfecta. Había que estamparlo,
pues en vuelo..., diferenciándolo, no obstante del de ciertas marcas industriales,
para que no se prestara a chuscos equívocos.
El lema, "sentencia o verso" que reza al pie: age quod agis: haz lo que
haces; atiende a lo que estás haciendo... no es, tampoco, invención mía; es
una antigua empresa de la profesión, que aparece en sus anales, en su
heráldica, si así se quiere; es adopción de muchas escuelas dentales de
América. Quiere encarnecer la suma atención que el dentista debe concentrar
en su arte, con la finalidad de los dos básicos postulados; sin distraerse en
pensamientos que quitaren "pericia", "sedosidad" a su mano, en cuanto al
modo, objeto y realización de su tarea...
Tales fueron, distinguidos compañeros, las consideraciones generales,
(amén de las secundarias que no es oportunidad exponer) que inspiraron, sin
pretensiones, la composición del repetido emblema; y así informado, me reitero
de ustedes y de la ilustre Corporación que representan, atento y cordial amigo.
54
EL DISTINTIVO DE LA ASOCIACIÓN
FARMACEÚTICA NACIONAL
Su origen, evolución y estado actual
El Caduceo de la Farmacia *
por el
Dr. Héctor Zayas-Bazán y Perdomo**
La Asociación Farmacéutica Nacional, institución orgánica de los
farmacéuticos cubanos, fue fundada en 10 de octubre de 1907 y en la sesión
del 28 de marzo de 1923, reunidos en la calle de Plácido (antes Bernaza), casa
marcada con el número cuatro, a las ocho y media de la noche, actuando de
Presidente el Dr. Juan Aluija y Gastón y de Secretario el Dr. José Agustín
Simpson; hubo de presentar el que actuaba de secretario una moción, "creando
Distintivo y Bandera para la Asociación" (Moción, págs. 26 y 27, del Boletín
de Farmacia, Año de 1923, Vol. I. No. 11, entrega de junio).
El Dr. Simpson y el Dr. Noble, presentaron modelos de distintivos al
concurso abierto en cuestión y el primero argumentó en su proyecto: "que la
satisfacción de exhibir un trofeo, un lauro atcétera es cada día mayor y la
costumbre de instituirlo en las Asociaciones tanto extranjeras como nacionales
se ha ido generalizando cada vez más desde Enrique I, Duque de Sajonia, dio
origen al blasón, en los torneos y demás juegos que, por los años de 920,
celebraba la nobleza alemana".
El distintivo aprobado fue el del Dr. Simpson, que por ocupar éste la
Secretaría, declinó a favor del otro concursante, el Dr. Noble, el derecho que le
cabía, acordándose premiar con un Diploma al Dr. Ignacio Noble, quien también
había realizado un brillante informe en la proposición que presentó.
El distintivo en definitiva quedó establecido con una pequeña
modificación al modelo del doctor Simpson, modificaciones verificadas a
expensas del modelo del Dr. Noble. En sí el modelo del doctor Simpson, lo
constituía, "un Escudo esmaltado en púrpura, con las dos aristas superiores
salientes y en el campo del escudo, como símbolo una antorcha o candil de oro
en ´cabeza de jefe´ o sea en el centro del tercio superior del escudo; una A y
*
**
Revista Farmaceútica de Cuba. Mayo 1949. Pp. 7-11.
Antiguo Profesor Adscripto de Historia de la Farmacia, Facultad de Farmacia,
Universidad de La Habana
55
una N de oro en los cantones diestro y siniestro del Jefe; un Caduceo de oro
en abismo o crazón y una F de oro en punta o sea en la punta inferior del
Escudo; como ´ornamento´ una figura artística que lo diferencia de los escudos
de países y pueblos y el Timbre, como no se podía usar ni corona ni gorro
frigio, lo formó un pequeño tubo de bolas de Liebig, simbolizando la Química".
La modificación a este modelo, estuvo basada en las dos ramas de laurel
del modelo del Dr. Noble, que circundando el escudo anteriormente descripto,
significan, victoria y en particular aplicado a la Farmacia de acuerdo con las
peculiaridades del laurel, quiere decir que en el transcurso de los siglos no ha
podido hacer desmerecer ni empañar su reputación.
El modelo del Dr. Noble, encerraba una verdad en relación al Caduceo,
utilizaba el verdadero de la Farmacia, una copa con una culebra; situada en
campo blanco en la mitad derecha del escudo; la copa a manera de enseña de
la bebida salutífera, con la culebra, animal adivinatorio, símbolo de la medicina,
origen común de ambas profesiones. En cambio el Caduceo del Dr. Simpson,
era el conocido como el de Mercurio, rama de laurel u olivo de cabeza nudosa,
dos serpientes enroscadas, con sus cabezas separadas una enfrente de la
otra; en la parte superior dos alas, símbolo que Mercurio quiso poner para
indicar la actividad, la diligencia y la rapidez en el ejercicio de sus funciones.
Quedó de este modo definitivamente formado el Caduceo del Dios del Comercio,
ya que Mercurio era su dios para los romanos.
Más tarde, cuando la Asociación Farmacéutica Nacional, obtuvo mediante
donación realizada por el Dr. Ernesto Sarrá Hernández, el inmueble de Malecón
No. 307, que ocupa actualmente la institución, se procedió a modificar el citado
emblema o distintivo, a la forma en que últimamente se ha venido observando
en los impresos y demás documentos oficiales de la Asociación Farmacéutica
Nacional.
La modificación consistió en la distribución de los atributos dentro del
escudo, aunque sin aumentar éstos; se dividió el escudo en tres cuarteles,
diestro y siniestro, y superior; en el cuartel diestro en campo morado se incluyó
el Caduceo de Mercurio, en el siniestro, en campo amarillo, el tubo de bolas de
Liebig y en el cuartel superior en campo blanco, el candil de oro o antorcha,
que se coloca en la Cabeza de Jefe, en este mismo cuartel superior del escudo
una A y una N de oro en los cantones diestro y siniestro del Jefe y una F en
punta de oro en la parte superior del cantil o antorcha; circundando al escudo
exteriormente iban dos ramas de laurel.
Este distintivo es el que ha venido utilizando la institución en sus sellos
gomígrafos y secos, Diplomas, en la Revista Farmacéutica de Cuba, órgano
oficial de la institución y demás documentos oficiales. La nueva Ley de
Colegiación, creó nuevos aspectos en el desarrollo de los problemas
profesionales y sociales de la clase farmacéutica entre ellos la constitución de
los Colegios Nacionales de las distintas profesiones universitarias entre ellas
la nuestra; nuestra gloriosa institución logró al amparo de su antigüedad
conservar su antiguo y tradicional nombre de Asociación Farmacéutica
56
Nacional", pero tuvo que realizar las adaptaciones interiores propias al nuevo
estado creado por la obligatoriedad de la Ley de Colegiación y entre sus
necesidades a cumplir, oportunamente la Comisión de Relaciones Exteriores,
que preside el Dr. Héctor Zayas-Bazán y Perdomo, a tono con los nuevos
tiempos y con pleno conocimiento de la tradición farmacéutica, de la heráldica
y rigurosamente adaptado a lo que la Historia Farmacéutica determina, propuso
en la sesión de la Junta de Gobierno Nacional celebrada en 14 de noviembre de
1947 la siguiente modificación del distintivo o emblema de la Asociación
Farmacéutica Nacional.
En esta sesión se acordó que se designara una comisión integrada por el
señor Presidente de la Asociación Farmacéutica Nacional, Dr. Arturo M. Castro
Valera, y el ponente, Dr. Héctor Zayas-Bazán y Perdomo, para que conocieran
del interesante trabajo y presentaran a una próxima reunión de la Junta de
Gobierno Nacional, la recomendación objeto de estudio del citado trabajo.
Una vez estudiado éste y eliminadas las letras A. F. N. dentro del tercio
superior del emblema y sustituidas por las palabras Colegio Nacional, eleva la
Comisión el trabajo y el dibujo que se acompaña, representación artística del
mismo a la Junta de Gobierno Nacional para su aprobación definitiva en la
sesión de la Junta de Gobierno Nacional que habrá de celebrarse a las 9 p.m.
del día 25 de abril de 1949.
Distintivo actual de la Asociación Farmacéutica Nacional
Creación del Dr. Héctor Zayas-Bazán
y Perdomo
El nuevo blasón de las insignias de la Asociación Farmacéutica Nacional
se ajusta lo más posible a las leyes de la heráldica.
La insignia o distintivo será un pequeño botón para ser colocado en el
ojal izquierdo de la levita o saco en el hombre, con su ajuste de rosca y en la
mujer con un pasador o alfiler ajustable.
(A). De su forma:
Según se observa en el diseño o dibujo que se acompaña la insignia de la
Asociación es de forma ovalada, cuyo origen se remonta a la antigua
Universidad Real y Pontificia de San Jerónimo de La Habana, su forma
oval, por ser ésta la de las órdenes religiosas, y por proceder la Farmacia
de la Universidad, debe conservar la forma del escudo o blasón
universitario.
(B). De su constitución:
El escudo está dividido en tres campos:
Uno horizontal superior de color blanco, en cuyo centro se encuentra un
candil de oro o antorcha, que se coloca en Cabeza de Jefe, o sea en el
tercio superior del escudo, debajo del Jefe y en el mismo campo, la
inscripción: 10 de octubre de 1907.
57
Un campo vertical, diestro de esmalte púrpura morado, en el cual aparece
el Caduceo de la Farmacia en oro, y, en el otro campo vertical siniestro
esmaltado en amarillo, un tubo de Liebig en blanco.
El escudo, antes descripto, estará circundado con una doble orla,
esmaltada en blanco, en la que aparecerá la inscripción: Asociación
Farmacéutica Nacional y, en extremo inferior, con letra mayúscula la palabra
CUBA, toda la leyenda en oro.
El escudo descripto anteriormente lo circundará, dos ramos de laurel con
sus botones en flor.
(C). De los colores:
El morado, en forma de esmalte púrpura, por ser el color de la Facultad de
Farmacia; significando el mismo, dignidad, templanza, nobleza, soberanía,
abundancia, riqueza y dignidad, celebrabánse, siempre el último jueves
de cada mes las Juntas de Gobierno de la Institución, y corresponde el
morado a este día de la semana, quedando así establecido por este símbolo,
la fecha de las reuniones en este día de la semana.
El color amarillo, determinado en el otro campo, significa la relación que
guarda la Medicina con la Farmacia, su otra hermana en el Arte de Curar,
atribuyéndose a este color: virtud, justicia, benignidad, largueza de vida,
eternidad, poder y constancia, estas justificaciones concuerdan
justamente con la finalidad de la Asociación, que en el ejercicio de la
profesión el farmacéutico proporciona la salud del pueblo, la largueza de
la vida de sus habitantes y por tanto, la alegría, la prosperidad. Decían los
Fig. 8. Emblema de la antigua Asociación Farmacéutica Nacional
58
antiguos autores que los que traían este color en sus armas estaban
obligados a amparar a los pobres y defender a sus principales. Por
eso los farmacéuticos, están en el deber de defender a sus compañeros
y a sus grandes figuras.
El color blanco, del cantón superior, representa la pureza con que ha
de ejercitarse las funciones profesionales en el sagrado ejercicio de la
Farmacia.
(D). De los atributos que aparecen en el Escudo:
I. El laurel, las propiedades ligeramente narcóticas de sus hojas se
empleaban por la Pitonisa para provocar sus divagaciones.
El laurel significa victoria y en particular aplicado a la Farmacia de acuerdo
con las peculiaridades del laurel, quiere decir que en el transcurso de los
siglos no ha podido hacer desmerecer ni empañar su reputación.
II. La antorcha o candil, significa como antorcha, luz, guía luminosa y se
aplica a la razón, a la ciencia, al saber y por su posición representa el lugar
más importante y de honor del escudo, donde radica la cabeza y el
entendimiento.
La Asociación Farmacéutica, que es antes que nada una entidad
científica y del saber debemos considerarla y darle a ésta, el lugar de
honor de la insignia, es el guía de todos los farmacéuticos de la República,
y a ella acuden siempre que se les presenta algo complejo en el ejercicio
de la profesión.
III. La inscripción: 10 de octubre de 1907, indica la fecha en que un
grupo de farmacéuticos constituyeron en igual fecha en la Academia de
Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, la decana institución
Asociación Farmacéutica Nacional; recordando con ello a su vez dos
hechos históricos, el uno el recuerdo en que el inmortal Carlos Manuel
de Céspedes diera el grito de independencia en los campos de Cuba libre
y el otro indica, la fecha en que la clase profesional de farmacéuticos se
rebelará contra un gobernante extranjero, que desconociendo nuestras
costumbres pretendió anular el carácter científico de nuestra profesión,
reconociéndose esa fecha en nuestra historia por la Segunda Intervención
Americana.
IV. El Caduceo de la Farmacia: el caduceo es insignia de autoridad,
cualidad y oficio, emblema de la paz y prosperidad, poder mediador entre
los dioses y los hombres.
El Dr. Raimundo de Castro, en documentado trabajo apunta que, el
nombre Caduceo es una palabra derivada del término latino Caduceum
que viene de Cadere, caer, por la virtud que tenía de apaciguar las
discordias, es decir hacerlas decaer. A su vez esta palabra Caduceum se
deriva por un simple cambio de letras del griego Kerukion, báculo
heráldico.
Al evolucionar del tiempo, a través de las edades, como veremos
enseguida, ya que el Caduceo podemos llevarlo en su origen a la más remota
antigüedad desde que hay tradición humana, ha sufrido muchas
59
transformaciones en sus motivos de composición; pero al llegar al siglo IX de
nuestra era se desprende del tronco común que sirvió hasta entonces como
emblema o símbolo de los dioses, de la autoridad y del poder, primero, y de la
paz y el comercio después.
Tenemos hoy, tres Caduceos, uno del comercio o tráfico entre las naciones,
otro del ejercicio de la profesión médica o de las relaciones entre el médico y el
paciente, (Subdividido éste en dos), y, el de la Farmacia, todos respondiendo
a un origen común.
Interpretación de los Caduceos
En la Mitología, según la Fábula de Ovidio, el Caduceo fue una varilla
con incrustaciones de oro, con la cual Apolo exilado de la tierra había guardado
los rebaños del Rey Admete de Tesalia, fué regalada por Apolo a Mercurio
para terminar una disputa entre ambos, cuando éste le dió al primero la lira de
siete cuerdas que había inventado, y se dice que al encontrar en Arcadia o en
el monte Citerón, Mercurio, dos serpientes que peleaban, arrojó en medio de
ellas su varilla para separarlas y vió como sin hacerse ningún daño se
enroscaban y entrelazaban alrededor de la vara, de manera que la parte más
alta de sus cuerpos formaban un arco, quedando sus cabezas separadas frente
a frente sin demostrar ninguna señal de enemistad. Para otros estas serpientes
son Rea y Júpiter.
No es de extrañar que después de esto Mercurio se sirviera de él para sus
funciones, ya que él era el intermediario entre los dioses y los hombres y por
medio de esta vara, con poder maravilloso, adormecía y despertaba a los
mortales, atraía a ellos las almas de los fallecidos o las conducía a la morada de
los muertos o el infierno, abogaba en su favor, sujetaba los vientos y disipaba
las nubes, convertía en oro lo que tocaba y parece ser un símbolo de la
abundancia y de la riqueza mineral, análoga dice Decharme a la vara mágica de
las leyendas germánicas en contraposición del Cuerno de la Abundancia
para la vegetación. Era pues esta vara, en poder de Mercurio el talismán con
que transformaba las tinieblas en luz, siendo su presencia para el hombre,
fuente de toda prosperidad y beneficio.
Llevada por una matrona simboliza la felicidad, la paz, la concordia, la
seguridad, la fortuna, etc.
Por consecuencia de todo esto los griegos hicieron de este emblema el
sello distintivo de los heraldos y embajadores, asegurando la inviolabilidad de
los encargados de misiones pacíficas y los Suplicantes al atravesar tierras de
sus enemigos la portaban.
En la Edad Media el Rey de Armas y los heraldos la llevaban en las
grandes ceremonias. Por último el Caduceo entro en el blasón, es uno de los
componentes del escudo.
60
Podemos decir que los artistas en su fecunda imaginación y los poetas en
sus elucubraciones y fantasías según los tiempos fueron avanzando
compusieron el Caduceo y lo desdoblaron, lo hicieron y lo rehicieron a su
capricho, dándole a cada parte diversos significados. Así en su tipo primitivo
es una vara de olivo que los romanos solían reemplazarla por una simple rama
de verbena. Otras veces esta rama de laurel o de olivo de cabeza nudosa, se
bifurca en dos, que se encorvan para juntar sus extremos, estas ramas ya más
artísticamente, se cambian por las dos serpientes y en la parte superior se
colocan dos alas, símbolos que Mercurio quiso poner para indicar la actividad,
la diligencia y la rapidez en el ejercicio de sus funciones. Quedó de este modo
formado definitivamente lo del Caduceo del dios del Comercio, ya que Mercurio
es su dios para los romanos.
Entre los griegos lo encontramos en sentido figurado como báculo
heráldico representado por una caña entrelazado con hilos de lana; en la edad
media se le dió la forma de un bastón cubierto de terciopelo flordelisado y en
toda probabilidad el cetro de los reyes, la vara del alcalde, el báculo de los
obispos, el bastón del mariscal, los bastones de caña con cuño de oro en los
cuales aparecían a veces distintos grabados con cordones entrelazados en su
parte superior y dos borlas con los colores de la Facultad respectiva que se les
daba a los doctores y que los médicos y farmacéuticos hasta muy cerca de
mediada la centuria XIX usaron invariablemente, los que de igual forma usaban
los magistrados y jueces coloniales en nuestro país, la vara del director de
orquesta (de marfil o plata), la del prestidigitador y aún el palo mecongo de los
ñáñigos cubierto de piel de chivo y rematado en un gallo plateado y a veces
con hilos entrelazados, deben tener el mismo origen de divinidad, de poder y
de mediación.
Para algunos que todavía quieren mantener el Caduceo típico de Mercurio
como emblema de la Medicina y de la Farmacia, dicen que las alas están
presentes porque Mercurio no es más que Hermes, dios egipcio adoptado por
los griegos, el tres veces grande, inventor fabuloso de la Alquimia, ciencia
médica por excelencia, y que siempre tiene entre sus atribuciones llevar pileus
o casco con alas y que entonces estaría representada la vieja máxima médica
Curare Tuto, cito et jacunde, que significaría:
Curare-curar;
tuto-todo; el bastón-poder
cito-pronto; las alas- celebridad;
et jacunde-placenteramente; la serpiente-juicio-tino.
Para otros las alas representan sin duda a los médicos que al dispersarse
el colegio de Pitágoras en Samos, no escogieron residencia fija y se trasladaban
de un país a otro, eran estos los periodentos o ambulantes.
La Masa de Esculapio o sea su bastón dió nacimiento a todo el Caduceo,
naturalmente derivado del de Mercurio. Estando Esculapio en casa de Glaucus,
61
que se encontraba peligrosamente enfermo, vió venir una serpiente a enroscarse
en su bastón y la mató; pero entonces aparece otra que con una yerba que
traía en su garganta volvió a la vida a la primera, y entonces él aprendió a
conocer la yerba que resucitaba a los muertos, símbolo de la muerte vencida
por Esculapio al cambiar a menudo su piel, lo que quiere decir símbolo del
rejuvenecimiento. Animal profético y los encantadores alejaban las
enfermedades. Otros sostienen que la serpiente es símbolo de poder, indica
sabiduría, prudencia, signo divino en las figuras cabalísticas, augurios y
carácter sagrado.
La diosa Higea, hija de Esculapio, diosa de la salud, se ha representado
junto a un tronco de árbol (bastón) en que se enroscaba una serpiente que
viene a comer o a vomitar un veneno en un plato que la diosa le presenta,
significando el dominio del veneno para fines terapéuticos, o el manejo del
antídoto, surgiendo con toda seguridad de que el Caduceo o símbolo de la
Farmacia, que lo vemos hoy representado por una serpiente enroscada en el
alto pie de una copa y la cabeza en el recipiente de la misma, en actitud de
beber, habiendo desaparecido la diosa y su bastón.
V. El tubo de bolas de Liebig: Aparecerá en el campo vertical siniestro, de
color amarillo, un pequeño tubo de bolas de Liebig, simbolizando la Química.
Estas constituyen las modificaciones introducidas y la explicación
detallada de los atributos usados en el Emblema o Distintivo de la Farmacia
por los farmacéuticos cubanos, a partir de la fecha indicada del acuerdo de
esta institución.
Acuerdo de la Junta de gobierno Nacional
Con vista al interesante trabajo del Dr. Héctor Zayas-Bazán y Perdomo
que insertamos, la Junta de Gobierno Nacional, en su sesión correspondiente
al día 25 de abril de 1949, aprobó la modificación del actual distintivo de la
Asociación Farmacéutica Nacional conforme al emblema que se publica,
acordando darlo a conocer a todos los compañeros colegiados por medio del
órgano oficial de la institución la Revista Farmacéutica de Cuba.
62
NUEVO EMBLEMA PARA MÉDICOS
VETERINARIOS*
(Presentado a la consideración del Comité Ejecutivo
del Colegio Médico Veterinario Nacional.
Medicina animalium peritus: Sabio
en Medicina
de los animales.
La Historia, la Heráldica y la Mitología
por el
Dr. Jaime Cervera Vila**
El emblema o distintivo de una corporación no es un objeto de adorno, sino
un sello que representa una clase. Es pues, por esto, que debe confeccionarse
con gran esmero, atendiendo en primer lugar a los dos requisitos indispensables
a todo emblema o distintivo: que su simbolismo guarde una estrecha relación con
el gremio que representa, y que el conjunto y cada uno de los atributos que
figuren en él (singularmente si se trata de una clase universitaria) denoten cultura.
Todo emblema se compone de tres elementos esenciales: forma, color o
colores y figuras. Y cada uno de estos elementos debe significar algo
relacionado con la colectividad que lo ostenta. Para lograr esto, al elaborarlo
debemos tener en cuenta la Historia, la Heráldica, las Mitologías (en nuestro
caso la Griega), etc., sin olvidar la Pintura, que nos dará la armonía de formas y
colores, y si las hay (en nuestro caso las hay), las últimas disposiciones o
acuerdos nacionales e internacionales de interés al respecto.
Cuando se crea un emblema no basta con dibujarlo, sino que tiene que ir
acompañado de su correspondiente heráldica o narración explicativa de todo
el simbolismo contenido en él.
Vamos ahora a estudiar nuestro emblema, empezando por la forma, luego
el color y por último las figuras:
I. Nuestro emblema o distintivo, debe tener forma ovalada, porque habiendo
tenido un origen eclesiástico la Universidad de La Habana, conserva en su
*
**
Boletín del Colegio Médico Veterinario. Epoca XIV. No. 3. Pp. 3-4 y 25. La Habana.
Abril. 1953.
Doctor en Medicina Veterinaria, Graduado en la Facultad de Medicina Veterinaria de
la Universidad de La Habana
63
insignia la forma oval del blasón clerical, y como nuestra Facultad es integrante
de la misma, debemos respetar dicha forma. Por esto tienen esa forma los
emblemas de casi todos los colegios de profesionales universitarios.
El origen de nuestra Universidad data de más de dos siglos, cuando los
religiosos de la Orden de Predicadores (Padres Dominicos), solicitaron
autorización apostólica, para erigir una universidad en su convento de San
Juan de Letrán, en esta ciudad, el que se hallaba en la manzana encuadrada
por las calles que hoy se nombran: O’Reilly, Mercaderes, Obispo y San
Ignacio.
La autorización fue concedida por el Papa Inocencio XIII, mediante un
"Breve" fechado el 12 de septiembre de 1721 (existe una copia auténtica de
este documento en el salón de sesiones del Consejo Universitario). El 5 de
enero de 1728, el gobernador D. Dionisio Martínez de la Vega, firmó la
disposición para la inauguración de esta universidad, puesta por los P.P.
Dominicos bajo la advocación de San Gerónimo, patrono de educadores y
estudiantes.
El Rey Felipe V de Borbón, el 26 de junio de 1734, firmó los estatutos por
los que habría de regirse esta universidad (este documento con el autógrafo
del rey, se guarda en la Biblioteca General del Alma Mater), que se llamó: Real
y Pontificia Universidad de San Gerónimo, de La Habana.
En estos estatutos, el Título Vigesimocuarto (sic.) en su inciso VIII , habla
de la formación del escudo universitario: "Que fe difcurre para Sello mayor un
Efcudo de figura obal, que es el que compete a lo Eclefiaftico...", etc.
En 1761 el primer historiador Arrate, describe el escudo universitario como
sigue: "Compónese de un escudo ovalado, partido en tres cuarteles: en los
dos superiores: el de la derecha tiene en campo rojo la figura del Agnus Dei,
puesta sobre un libro, alusiva a la iglesia de San Juan de Letrán, que es el título
de los Predicadores de esta ciudad; en el de la izquierda, en campo azul, está la
figura de un can o mastín con un hacha encendida en la boca, y en la llama un
mundo y sobre éste una estrella de oro, que simboliza al Convento Dominicano
en que está erigida; en el último e inferior, entre lejos de nubes y peñas, está
una imagen penitente de su sagrado patrono con el león a los pies; sobre el
escudo tiene corona real y por orla esta letra: Acad. S. Hier. Conv. Joan Later.
Ord. Predic. Havana".
Ya en la época republicana se suprime la corona real, se le asigna un color
azul claro a la orla y la inscripción latina es sustituida por el lema: "Universidad
de La Habana-1728". (En el arco superior de la orla conserva aún la cruz
pontificia).
II. El fondo o campo ha de ser amarillo (oro), porque este color es el
aceptado internacionalmente para representar la Medicina. Las figuras
que superponemos en él requieren esmalte, pues de los contrario, como el
64
amarillo es considerado como metal en Heráldica, violentaríamos la ley
fundamental de esta, que dice: "No se colocará esmalte sobre esmalte ni metal
sobre metal".
Hay quienes suponen que debido a las tendencias políticas actuales, la
Heráldica ha quedado reducida a un mero elemento ornamental de la cultura.
Esto no se ajusta a la realidad. La Heráldica en un aspecto etimológico es la
ciencia de los heraldos. Eran estos unos oficiales encargados de dirigir los
torneos y lograr la identidad de los caballeros combatientes, por medio de las
"armas" de sus blasones. Más tarde, y por mandato de los reyes, se dedicaron
a determinar los escudos que correspondían a cada familia.
Al principio la Heráldica era considerada como el arte que enseñaba las
normas propias y correctas para componer un blasón. Después y debido a las
influencias clásicas, se la llamó ciencia: "la ciencia heroica".
La Heráldica luce hoy cual ciencia viva, con su lenguaje propio y
mereciendo el estudio de filólogos y arqueólogos. Al estudiar sus atributos
notamos que unas simples líneas o puntos representan colores: de derecha a
izquierda "sinople" (verde); de izquierda a derecha "púrpura"(morado); puntos
esparcidos con regularidad "oro" (amarillo); etc. Y que un objeto, un animal,
Fig. 9: Emblema del
antiguo Colegio Médico
Veterinario Nacional
65
una figura quimérica, etc., pueden representar la historia de una familia o de
una colectividad.
Debese, pues, tener en cuenta, las leyes de este arte-ciencia, cuando se
trate de confeccionar emblemas, que servirán en los círculos sociales para
identificar a los representantes de una corporación profesional.
II. Debe ir bordeado de morado (púrpura), porque en nuestro país este
color simboliza también la Medicina, y así lo ostentan en sus correspondientes
emblemas los otros colegios de profesiones médicas, Farmacia, Odontología y
Medicina. Además, bajo el punto de vista de la armonía de colores, cuadra
perfectamente, pues resultando el morado de la fusión del rojo y el azul que
son dos de los tres colores básicos, complementa con el amarillo que es el
tercero. En el arco superior con letras doradas para que resalte, dirá: "Colegio
Médico Veterinario Nacional" y en el arco inferior dirá "Cuba".
III. En el centro del emblema o en la porción superior de éste (que ambos
lugares son los "preferentes"), debe haber un cayado pastoril (lituus, agolum)
con una sola serpiente enrollada en él. Este es el verdadero símbolo de
Esculapio, dios helénico de la Medicina. El cayado con una sola serpiente
enrollada en él ha sido propuesto ya en las Naciones Unidas, 1 para distintivo
del Cuerpo Médico en general (médicos, veterinarios, farmacéuticos, etc.) y
será, por tanto, este símbolo condición sine qua non de todo emblema de una
clase médica. Debo hacer notar, que para que este símbolo guarde relación,
que debe guardarla, con el propuesto en las Naciones Unidas, la serpiente ha
de enrollarse al cayado en tres vueltas, empezando en su porción más inferior
a la diestra y terminando en su porción más superior a la diestra también. En
cuanto al color, personalmente seleccionaría el nogal para el cayado (por
parecerme el más natural) y el morado para la serpiente, para que resalte y
armonice con el borde del emblema.
Una vetusta leyenda nos cuenta que la celebridad de Esculapio cundió
rápidamente por todo Grecia y aún lejos de sus fronteras; y cómo fue instituido
su símbolo médico: En una oportunidad en que la peste había viciado el aire en
los pueblos de la hermosa Italia, fueron enviados delegados a Delfos, a fin de
implorar de Apolo (representante de la Farmacia) remedio a esos males. Pero
éste en su oráculo se disculpa y recomienda a su hijo Esculapio como el
verdaderamente indicado para remediar tales miserias.
Los delegados latinos se dirigen entonces a Epidauro, para lograr por
medio de los Asclepiadas ("sacerdotes de aquél que cura", Asclepios:
Esculapio), que Esculapio visitara a Italia. Mientras estos magistrados
deliberan, durante la noche, el Jefe de la delegación ve surgir en sueños a
Esculapio, el que trae arrollada a su cayado una gruesa serpiente, (Serpiente:
1.
66
Consiste éste en dos círculos concéntricos: el inferior y mayor contiene la cruz roja
(símbolo de los acuerdos de Ginebra) y dos ramos verdes: uno de olivo y otro de
lauresl: en el superior y menor, sobre el mapa de las naciones unidas, una serpiente
arrollada a un cayado estilizado. Todo en amarillo más y menos intenso, excepto la
cruz y los ramos.
enfermedad). Este símbolo aparece en el templo que más tarde los romanos
erigieron en su honor.
Como dato curioso he de agregar, que los griegos acostumbraban inmolar
gallos a este dios, por lo que, además del cayado y la serpiente, solían
representarlo con este animal. El gallo es también símbolo de Minerva, diosa
de la sabiduría.
La insignia que actualmente aparece en el centro de nuestro emblema es el
llamado caduceo o cadúceo de Mercurio (dios del Comercio). Dice la leyenda
que errando una vez este dios por los bosques, encontró dos pequeñas
serpientes riñendo. Para separarlas, extendió la ramita de olivo que traía en su
diestra; las dos serpientes se enrollaron en ésta y se encontraron en los alto,
frente a frente. Sobre éstas, las dos alas que Mercurio ostenta en sus talones
(símbolos de rapidez, pues era también el mensajero del Olimpo), completan el
caduceo. El caduceo era considerado antiguamente como símbolo de la paz y
actualmente como emblema del comercio. (Cuando entre dos entidades en
discordia, se logra establecer el comercio, adviene la paz). A Mercurio, además,
se le encomendaba los asuntos funerarios.
El haber confundido el Caduceo de Mercurio con el símbolo de Esculapio,
lo copiamos probablemente (en 1899) de los norteamericanos, quienes usaron
y aún usan en el Cuerpo Médico de su Ejército, el distintivo de Mercurio, en
vez del de Esculapio, que es el que usan como insignia de sus respectivos
cuerpos médicos, los ejércitos de casi todos los países europeos.2
IV. Ahora llegamos a lo concerniente a las figuras que nos van a simbolizar,
no ya como una clase médica en general, sino como una Clase Veterinaria en
particular. Y es aquí donde debemos pormenorizar más cuidadosamente.
Probablemente en casi todas las religiones encontraríamos algún símbolo
capaz de representarnos cabalmente, pero como nuestra clase es de credo
libre, no podemos atar nuestro emblema a ninguna religión. Este es uno de los
motivos por el que las clases cultas prefieren el simbolismo helénico; el otro,
en honor a la Antigua Grecia, donde se crearon los cimientos de nuestra
civilización.
Si rebuscáramos en otras mitologías, también encontraríamos sin duda,
algo alegórico a la veterinaria. Pero como los símbolos equivalen a palabras, y
teniendo que aceptar el símbolo médico helénico, si a su lado le colocáramos,
por ejemplo, un símbolo veterinario azteca, sería como escribir las palabras
médico-cirujano, la primera en chino y la segunda en español.
Nos vemos, pues, obligados a buscar en la propia Mitología Griega una
alegoría veterinaria.
2.
En la valiosa colección de Ex-Libris del notable historiador Emilio Roig de
Leuchsenring, hay uno del Ldo. Pedro Romay, hijo del célebre médico cubano, Dr.
Tomás Romay (1804). Se compone éste de un círculo con el membrete: "Biblioteca
del Ldo. Pedro Romay" y en el centro o campo "un tosco cayado con una sola
serpiente enrollada en él."
67
Fig. 10. Emblema propuesto al Comité Ejecutivo del Colegio Veterinario Nacional en 1953
por el doctor Jaime
Cervera Vila.
La leyenda de Esculapio nos dice que este dios era hijo de Apolo-Febo y
la ninfa Coronis. Y que fue dado en pupilaje al más viejo de los centauros del
Olimpo, el centauro Quirón (Chirón), el que inició a Esculapio en las "ciencias
médicas". 3
Quiero hacer resaltar el significado de esta leyenda helénica: "Si el centauro,
que es un ser mitad hombre y mitad caballo, está versado en ciencias médicas,
tiene que ser por fuerza veterinario. Y al ser maestro del dios de la Medicina,
tendremos: que la Mitología Griega nos enseña cómo la Ciencia Veterinaria
fue creada primero y maestra después de la Ciencia Médica".
Si ahondamos en la prehistoria irania, el velo místico de esta leyenda
parece que se transparenta con facilidad. (Ver sacrum):
En los albores de nuestra civilización, en la meseta del Irán (el legítimo
Olympus), las tribus arias disgregadas ya, con sendos rebaños ávidos de
mejores pastos, se aprestaban para emigrar hacia el oeste (hacia Europa).
Pero fue allí, en los frescos prados, frente al espeso verdor de los bosques
y la inmensidad de las montañas donde hubo nacido el politeísmo ario, en el
que sus dioses habían sido hombres, hombres que al destacarse notablemente
por alguna condición, eran agigantados por sus compatriotas a la magnitud de
3
68
Como curiosidad señalaré que en el brahmanismo, los médicos de los dioses son dos
hermanos llamados los "Asvinos". Estos, al revés de los centauros, tiene el cuerpo
humano pero la cabeza de caballo. Este simbolismo hindú se nos antoja, un lejano
parentesco más entre la mitología brahmánica y la griega
divinidades (Et qui olim nominabuntur). Y es allí, indudablemente, donde
yace el verdadero ancestro de nuestra civilización.
De esas tribus las pelasgas (luego helenos), las primeras en emigrar a
Europa, cuidaban de sus rebaños con gran celo, pues éstos eran su principal
sustento. Y quizá, en una de estas tribus (en la Tesalia o Emonia), un viejo pero
ágil y fuerte pastor llamado Quirón, se destacaba entre todos sus compañeros
en el arte de hacer sanar las bestezuelas, con sus hábiles procedimientos
médico-quirúrgicos. Y a su lado, con gran vocación, su joven pupilo Esculapio
aprendió el arte de hacer sanar las bestias, aplicándolo más tarde con éxito a
los hombres, los que lo elevaron a la magnitud de dios.
Mientras tanto, en las soleadas tierras de la Mesopotamia que surca el
fertilizante Eufrates, la otra raza civilizadora (la semítica) se dedicaba a la
agricultura. Pero su medicina (según numerosos pasajes bíblicos), se nos
muestra inspirada en un curanderismo de tipo más o menos profético
(hechiceros, astrólogos, etc.) lo que mucho más tarde fue importado a Europa.
Nuestra ciencia médica actual no tuvo su origen en la astrología ni la
hechicería, y si en la medicina experimental, de la que Quirón (según los
griegos), fue su primer intérprete. Dice Plutarco, que a Quirón se le atribuye el
primer tratado de enfermedades del caballo.
El Centauro Quirón es pues el verdadero símbolo de la veterinaria
helénica, debiendo figurar en nuestro emblema, él o algo alegórico a él.
Sugiero la idea de un pequeño centauro esmaltado en blanco o plata, que
es su equivalente (color que simbolizará la antigüedad y pureza de nuestra
ciencia), y que se colocará "pasante a la diestra" en el justo centro del cayado
y la serpiente (brochante) descritos anteriormente.
Esto nos hará innecesario el uso de la "V", signo de poco gusto y que nos
inferioriza como clase. Nótese como ningún otro colegio de profesionales
universitarios recurre a las siglas para simbolizarse.
La superposición del centauro sobre el distintivo médico, facilitará la
conversión de nuestro emblema a insignia de uso militar. Así tendrán que
hacerlo, sin duda, los farmacéuticos con su copa y los dentistas con su
murciélago, aprobado el emblema internacional para las "ciencias médicas".
(Siendo el centauro un símbolo no es admisible un segundo símbolo. No
obstante, por convencionalismo, puede sustituirse por su inicial griega en
verde (el agro). Quirón es derivada del latín Chiron; y del griego Kheir
(mano). Q: (fi): ph, f.; K: (Kappa): k.c.qu.; X: (ki): k.).
Como somos una clase cubana, entiendo que debe figurar en nuestro
emblema, además de la palabra "Cuba", algún atributo de nuestro Escudo
Nacional. Sugiero la idea de los dos ramos verdes, que cruzándose por debajo
del ovalo se eleven a sus lados en forma de "V" romana, el laurel a la siniestra
y la encina a la diestra (como en nuestro Escudo), y que además, como clase
colegiada podemos asimilar bien su simbolismo. "En la unión la fuerza y el
triunfo". (Nótese que estos ramos no son los mismos que figuran en el emblema
del Colegio Médico, y cuyo significado es diferente).
69
Para cerrar la porción superior y formar un óvalo con los ramos: sugiero
colocar una cinta blanca cuyos extremos ondean descendiendo a derecha e
izquierda, y en ella, con letras de oro la divisa en latín: Medicina Animalium
Peritus, que quiere decir: sabio en medicina de los animales.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
1.
2.
3.
4.
5.
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70
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Sansores y López de Quintana, A. "Comunicaciones personales".
JURAMENTOS MÉDICOS
71
72
CONSEJOS DE ESCULAPIO*
¿Quieres ser médico, hijo mío? Aspiración es ésta de un alma generosa, de
un espíritu ávido de ciencia. ¿Deseas que los hombres te tengan por un Dios
que alivia sus males y ahuyenta de ellos el espanto.? ¿Has pensado bien en lo
que ha de ser tu vida?
La mayoría de los ciudadanos pueden, terminada su tarea, aislarse lejos
de los inoportunos; tu puerta quedará siempre abierta a todos; vendrán a
turbar tu sueño, tus placeres, tu meditación; ya no te pertenecerás. Los pobres,
acostumbrados a padecer, no te llamarán sino en caso de urgencia; pero los
ricos te tratarán como a un esclavo encargado de remediar sus excesos; sea
porque tengan una indigestión, sea porque estén acatarrados, harán que te
despierten a toda prisa tan pronto como sientan la menor inquietud; habrás de
mostrar interés por los detalles más vulgares de su existencia, decidir si han de
comer cordero o carnero, si han de andar de tal o cual modo. No podrás
ausentarte, ni estar enfermo; tendrás que estar siempre listo para acudir tan
pronto como te llame tu amo.
¿Tienes fe en tu trabajo para conquistarte una reputación. ten presente
que te juzgaran no por tu ciencia, sino por las casualidades del destino, por el
corte de tu capa, por la apariencia de tu casa, por el número de tus criados, por
la atención que dediques a las charlas y a los gustos de tu clientela. Los habrá
que desconfiarán de ti si no vienes del Asia; otros si crees en los dioses; otros
si no crees en ellos.
Tu vecino el carnicero, el tendero, el zapatero, no te confiará su clientela
si no eres parroquiano suyo; el herborista no te elogiará, sino, en tanto que
recetes sus hierbas. Habrás de luchar contra las supersticiones de los
ignorantes. ¿Te gusta la sencillez.? Habrás de adoptar la actitud de un augur.
¿Eres activo, sabes que vale el tiempo.? No habrás de manifestar fastidio ni
impaciencia; tendrás que aguantar relatos que arranquen del principio de los
tiempos para explicarte un cólico.
¿Sientes pasión por la verdad? Ya no podrás decirla. Habrás de ocultar a
algunos la gravedad de su mal, a otros su insignificancia, pues les molestaría.
*
La presente es una versión moderna que repartían entre los médicos cubanos diferentes
laboratorios de productos farmaceúticos por los años de las décadas de 1940 y 1950.
73
Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en parecer burlado, ignorante,
cómplice. No te será permitido dudar nunca, so pena de perder todo crédito; si
no afirmas que conoces la naturaleza de la enfermedad, que posees un remedio
infalible para curarla, el vulgo irá a charlatanes que venden la mentira que
necesita.
No cuentes con agradecimiento: cuando el enfermo sana, la curación es
debida a su robustez; si muere, tú eres el que lo has matado. Mientras está en
peligro te trata como a un Dios, te suplica, te promete, te colma de halagos; no
bien está en convalecencia ya le estorbas; cuando se trata de pagar los
cuidados que les has prodigado, se enfada y te denigra.
Te compadezco si sientes afán por la belleza: verás lo más feo y más
repugnante que hay en la especie humana; todos tus sentidos serán
maltratados. Habrás de pegar tu oído contra el sudor de pechos sucios, respirar
el olor de míseras viviendas, los perfumes harto subidos de las cortesanas,
Fig. 11. Esculapio con la
vara y la serpiente
74
palpar tumores, curar llagas verdes de pus, contemplar los orines, escudriñar
los esputos, fijar tu mirada y tu olfato en inmundicias, meter el dedo en muchos
sitios. Te llamarán para un hombre que, molestado por dolores de vientre, te
presentará un bacín nauseabundo, diciéndote satisfecho: "gracias a que he
tenido la precaución de no tirarlo". Recuerda entonces que habrá de parecer
interesarte mucho aquella deyección.
Tu oficio será para tí una túnica de Neso: en la calle, en los banquetes, en
el teatro, en tu cama misma, los desconocidos, tus amigos, tus allegados te
hablarán de sus males para pedirte un remedio. El mundo te parecerá un vasto
hospital, una asamblea de individuos que se quejan. Tu vida transcurrirá en
la sombra de la muerte entre el dolor de los cuerpos y de las almas, de los
duelos y de la hipocresía que calcula, a la cabecera de los agonizantes.
Te verás solo en tus tristezas, solo en tus estudios, solo en medio del
egoísmo humano. Cuando a costa de muchos esfuerzos hayas prolongado la
existencia de algunos ancianos o de niños deformes, vendrá una guerra que
destruirá lo más sano y lo más robusto que hay en la ciudad. Entonces, te
encargarán que separes los débiles de los fuertes, para salvar a los débiles y
enviar a los fuertes a la muerte.
Piénsalo bien mientras estás a tiempo. Pero sí, indiferente a la fortuna, a
los placeres, a la ingratitud; si sabiendo que te verás sólo entre las fieras
humanas, tienes un alma lo bastante estoica para satisfacerte con el deber
cumplido sin ilusiones; si te juzgas pagado lo bastante con la dicha de una
madre, con una cara que sonríe porque ya no padece, con la faz de un
moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte; si ansias conocer al hombre,
penetrar todo lo trágico de su destino, entonces hazte médico hijo mío.
75
JURAMENTO HIPOCRATICO*
Juro por Apolo, el médico, por Higea y Panacea, por todos los dioses y
todas las diosas a cuyo testimonio apelo, que yo, con todas mis fuerzas y con
pleno conocimiento, cumpliré enteramente mi juramento: que respetaré a mi
Maestro en este arte como a mis progenitores, que partiré con él el sustento y
que le daré todo aquello de que tuviese necesidad; que consideraré a sus
descendientes como a mis hermanos corporales y que a mi vez les enseñaré
sin compensación y sin condiciones este arte; que dejaré participar en las
doctrinas e instrucciones de toda disciplina en primer lugar a mis hijos, luego
a los hijos de mi Maestro y luego a aquellos que con escrituras y juramentos
se declaren míos y a ninguno más fuera de éstos. Por lo que respecta a la
curación de los enfermos, ordenaré la dieta según mi mejor juicio y mantendré
alejado de ellos todo daño y todo inconveniente. No me dejaré inducir por las
súplicas de nadie, sea quién fuere, a propinar un veneno o a dar mi consejo en
semejante contingencia. No introduciré a ninguna mujer una prótesis en la
vagina para impedir la concepción o el desarrollo del niño. Consideraré santos
mi vida y mi arte; no practicaré la operación de piedra, y cuando entre en una
casa, entraré solamente para el bien de los enfermos y me abstendré de toda
acción injusta y no me mancharé por voluptuosidad con contactos de mujeres
o de hombres, de libertos o de esclavos. Todo lo que habré visto u oído
durante la cura o fuera de ella en la vida común, lo callaré y lo conservaré
siempre como secreto, si no me es permitido decirlo. Si mantengo perfecta e
intacta fe a este juramento, que me sea concedida una vida afortunada y la
futura felicidad en el ejercicio del arte, de modo que mi fama sea alabada en
todos los tiempos; pero si faltara al juramento o hubiere jurado en falso, que
ocurra lo contrario.
*
76
Tomado de la obra del profesor Arturo Castiglioni "Historia de la medicina". Primera
edición. editores Salvat. Buenos Aires. República Argentina, 1941. págs 150 y 151.
EL JURAMENTO HIPOCRÁTICO
Fórmulas de su aplicación
en las Universidades
de "San Marcos" de Lima (época colonial)
y "San Francisco Xavier" de Chuquisaca
(época republicana) *
por el
Prof. Dr. Emilio Fernández M.
Antecedentes
La humanidad, marca en cada siglo, un sello indeleble de su inquietud en
las ciencias, las artes y en las distintas ramas del saber humano.
Buscando las fuentes de inspiración del contenido filosófico del Juramento
Hipocrático, encontramos en la cultura griega su verdadera cuna.
La cultura griega habíase orientado principalmente, en tres direcciones:
el arte, el drama y la filosofía. En el primero, la religión fue la inspiración; en el
segundo, el campo de batalla; en la tercera, la víctima.
El contenido filosófico del Juramento Hipocrático, estuvo en la moral, la
vida y costumbres de Grecia. Su creador -en la Edad Heroica-, fue el filósofo y
médico griego: Hipócrates.
Así es como todo anteniense debía tener hijos y, para procurarlo, la religión,
la propiedad y el Estado, concertaban sus esfuerzos. Cuando no había
descendencia, solía apelarse a la adopción; pero la opinión pública y el derecho,
aceptaban -por otra parte- el infanticidio considerando la exagerada prole como
ant-económica a la fragmentación de la propiedad agrícola; y, por ello, el padre
podía exponer al recién nacido hasta dejarlo morir por débil, deforme,
supernumerario y por miedo a la dote matrimonial. Este derecho paternal de
severa eugenesia -amén de la vida austera, la limitación de la familia y la
emulación- hizo de Grecia, un pueblo seleccionado, fuerte y sano.
Casi sin excepción los filósofos griegos y principalmente Platón, eran
partidarios de la exposición de los hijos; pero Aristóteles, defendía el aborto
como preferible al infanticidio. Más, el Código Hipocrático prohibía al médico
la práctica del aborto. En cambio las comadronas griegas -diestras en elloseguían practicándolo por cuanto la ley no lo prohibía.
*
Capítulo del libro: "Historia de la medicina en el antiguo Perú" por Emilio Fernández
M. Copia en archivo de la oficina del historiador del Ministerio de Salud Pública.
77
Tenían consideración y respeto a la justicia legal, pero no se sentían
altruistas con nadie, salvo con sus hijos. La honradez era la mejor política.
Amaban la libertad como arma en las luchas políticas y prerrogativa para los
experimentos morales.
La hospitalidad había disminuido mucho desde los tiempos homéricos.
Estaba difundida la caridad Járitas, o Amor -, existiendo muchas instituciones
para la atención de los extranjeros, los enfermos, los pobres y los ancianos; el
gobierno criaba a los huérfanos de los caídos en la guerra y daba pensiones a
los obreros incapacitados. El valor y la confianza -Andreia, o virilidad, y el
meden agam, o ¿nada con exceso? de la inscripción délfica-, fueron los dos
lemas rivales del griego. El ateniense medio, era un sensual; gustaba del vino
aguado y de las mujeres, olvidándose de sus devaneos y sin considerar sus
deslices. Para el griego, la vida mejor era la más plena, rica en salud, vigor,
belleza, pasión, bienes, aventura y pensamiento. La virtud era la areté, condición
viril propia de Ares o Marte, al igual que vir-tus virilidad de los romanos. La
esterilidad era razón suficiente de divorcio. La senectud era temida y lamentada,
como moneda perdida o gastada.
La medicina griega estaba todavía -en el siglo V- vinculada estrictamente
a la religión y los sacerdotes del tiempo de Asclepios seguían tratando a los
aquejados de enfermedades según su especial método curativo.
La terapéutica religiosa apelaba a una combinación de medicina empírica,
de ritos y ensalmos que impresionaban y sosegaban la imaginación del paciente.
La medicina profana competía con esta medicina sacerdotal. Luego, poco a
poco, obtuvo una base racional de organización la medicina laica.
Se abrieron cuatro grandes escuelas: la de Cos y la de Cnido (en el Asia
menor), la de Cretona (en Italia) y la de Sicilia. Fue en Cos donde la escuela pitagórica produjo a Hipócrates, el médico griego más famosos de la época, por
haber liberado a la medicina de la religión como de la filosofía, aplicando la
terapéutica racional frente a la superstición haciendo olvidar el origen divino
de las enfermedades.
Implantada la Medicina Hipocrática -realista y enemiga de todo misteriochoca con los sofistas; pues la filosofía intervenía al igual que la religión, en la
terapéutica de las enfermedades; y es así como la infección filosófica, invadió
la doctrina de los humores: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra.
El equilibrio proporcional de estos humores, revelaba la salud plena; el
dolor y la enfermedad, nacían de su desequilibrio. De estas ideas, apenas se
desarraigaron los médicos en la segunda mitad del siglo XIX , con el
advenimiento de Pasteur. El punto débil de la medicina hipocrática era el
diagnóstico y el punto fuerte el del pronóstico. Dicha medicina sabía predecir
las fases de la enfermedad y su curso, pero no sabía tomar el pulso, la fiebre, ni
verificar la auscultación. El principal agente terapéutico era la naturaleza del
individuo o sea la fortaleza y la constitución corporal. Su farmacopea consistía
en purgantes, baños sulfurosos y aceite de hígado de delfín; el ayuno era la
prescripción de rigor. La cirugía estuvo en su vida embrionaria, con los fórceps,
sondas, escalpelos, catéteres y espéculos; limpieza de manos y aposentos;
vendas y uso de la luz artificial.
78
El médico, no solamente atendía a domicilio, sino que también en sitios de
curar.
Como para ejercer la profesión médica sólo se exigía haber aprendido o
trabajado bajo dirección de un médico reconocido, abundaban las mujeres,
aunque sus servicios eran solicitados principalmente por las de su sexo para
los abortos y el cuidado de la piel y del cabello.
Fue entonces en que Hipócrates ganó para la profesión médica una alta
reputación por la importancia que dió a su aspecto ético, técnico y social de la
medicina. No era solamente un profesional médico sino además un Maestro, y
acaso el famoso juramento que se le atribuye haya sido establecido con objeto
de asegurar la prole, buscar la consideración del facultativo al enfermo y también
la reserva para sus dolencias así como la decencia del médico y la lealtad del
alumno hacia su profesor.
Créese que este juramento procede más bien de la escuela hipocrática que
del propio Maestro; pero Erotiano, que escribía en el siglo I-d. de C.; lo atribuye
a Hipócrates.
Si el Maestro hizo la doctrina de la moral médica fue por que vivía la
medicina realista por la que le inyectó su sentido ético frente a la
inescrupulosidad y la incompetencia de curanderos y aficionados
omniscientes.
Dicho juramento, por corresponder su traducción a una gran autoridad en
la materia, y que a juicio nuestro es el más completo que conozcamos, es el
siguiente:
Juramento Hipocrático1
"Juro por Apolo Médico, por Asclepios, por Higeia, por Panacea y por
todos los dioses y diosas, haciéndolos mis testigos, cumplir según mi leal
saber y entender, lo contenido en este juramento y documento. Considerar a
mi maestro en este arte como si fuera mi padre; tenerlo por compañero de mi
vida; compartir con él mi dinero cuando lo necesite; considerar a sus hijos
como hermanos míos y enseñarles este arte, si quieren aprenderlo, sin
remuneración ni contrato; enseñar las reglas y dar instrucción oral y toda
clase de instrucción a mis propios hijos, a los hijos de mi maestro y a los
discípulos contratados que hayan prestado el juramento médico, y no a otros.
Emplearé los métodos curativos para ayudar al enfermo según mi leal saber y
entender, y nunca para dañarlo o hacerle mal. No administraré jamás un veneno
a nadie cuando tal se me pida ni aconsejaré semejante cosa. Tampoco daré un
supositorio para hacerla abortar. Por el contrario, he de mantener puras y
sanas mi vida y mi arte. No emplearé el cuchillo, ni siquiera cuando se trate de
enfermos del mal de piedra, sino que dejaré mi lugar a quienes sean en ella
peritos.
En cualesquiera casa en que entre, lo haré para ayudar al enfermo,
absteniéndome de todo daño y perjuicio intencionado y especialmente de
79
maltratar los cuerpos de los hombres y de las mujeres, ya sean esclavos ya
libres.
Cualquier cosa que vea u oiga, ora en el ejercicio de mi profesión ora fuera
de ella en mi relación con los hombres, si es de tal naturaleza que no deba ser
publicada, no la divulgaré y mantendré como secreto sagrado. Y si cumplo
este juramento y no lo quebranto, gane yo perpetua reputación entre todos
los hombres para mi vida y mi arte; pero si lo violo y soy perjuro, que lo
contrario me sobrevenga.
Añade Hipócrates que el médico debe adoptar una prestancia digna,
manteniendo su persona limpia y sus vestiduras pulcras.
Asimismo que debe conservar siempre la calma y hacer que su conducta
inspire confianza al paciente.
Debe sí mantener celosa vigilancia sobre si mismo -expresa- y decir tan
solo aquello que sea absolutamente preciso... Cuando entres en el aposento
de un enfermo cuida de sentarte con decoro, mantener reserva, llevar bien
compuesto el vestido, hablar con firmeza y concisión, mantener la calma,
guardar los modales junto a la cama del enfermo... conservar el dominio de si
mismo, evitar toda confusión y estar pronto de hacer cuanto deba hacerse...
Te exhorto a que no seas demasiado exigente sino que tengas cuidadosamente
en cuenta la riqueza o medios de tu paciente. En ocasiones debes incluso
prestar tus servicios gratuitamente; y si tienes oportunidad de servir a un
extranjero que se encuentra en dificultades económicas, préstale plena
asistencia.
Pues donde existe amor al hombre hay también amor al arte".
Las reglas morales y las normas de conducta trazadas en el Juramento
Hipocrático para el desenvolvimiento de la actividad profesional, sirvieron
para regular el ejercicio de la profesión médica; en él no se imponen sanciones
para su aplicación sino se invoca a la divinidad prometiendo solemnemente su
acatamiento y su cumplimiento. Más, las fórmulas que pronto daremos a
conocer sobre el juramento médico en la Facultad de Medicina de Sucre desde cuando tuvo jerarquía universitaria hasta nuestros días- es, a más de
una invocación a la divinidad, a lo más elevado que tiene el hombre: el honor
y la patria.
Antes de Hipócrates -en los tiempos de Hamurabi- se cortaba la mano del
médico cuando hacía uso indebido de ella; en la Facultad de Medicina de
Sucre, la conducta moral del médico, estuvo siempre sujeta al grado de cultura,
de espiritualidad y moralidad que ella y el medio social le hubo formado, como
juzgador supremo de esa conducta moral.
Fórmulas de su aplicación en el antiguo Perú
En la empresa del descubrimiento de América, acompañaron a Cristóbal
Colón en sus cuatro viajes, los "físicos": Maestre Alonso y Maestre Juan (en
80
el 1o); Maestre Diego Alvarez Chanca (en el 2o); Maestre Bernall (en el 3o) y
Maestre Nicolás Ovando (en el 40)
Estos físicos, así llamados entonces los médicos, salváronle la vida en la
Hispaniola -hoy Santo Domingo- de una afección cardiaca consecuencia de
la gota -según unos- o de su reumatismo crónico -según otros-; estos mismos
fueron los primeros médicos que habitaron el Mundo de Colón.
Habiendo armado los españoles -su tienda de conquista en Panamá-, la
sed de riqueza y el hambre de poderío, les hizo llegar hasta el Imperio de los
Incas.
Los físicos que le acompañaron al conquistador Francisco Pizarro fueron
dos médicos militares: Bachiller Marin y Bachiller Hernán Enriquez, los
mismos que pusieron sus armas científicas al servicio del primer paciente
español en el Antiguo Perú, don Diego de Almagro, a quien los indios le
vaciaron el ojo izquierdo de un flechazo.
De todos estos físicos, no conocemos su diploma legal que les reconozca
como a tales; pero si de Don Faustino José de Armuña -graduado en la
Universidad de Toledo- y que precisamente, nos servirá su diploma para abrir
las puertas del conocimiento sobre dos aspectos: juramento y vestimenta.
Pues, el pergamino otorgado con el sello a la cabeza : Hispaniarum Rex
Phillipus IV-D.G. había llegado a Potosí, el mismo que se halla en medio de uno
de esos legajos del Archivo de la Real Casa de Moneda, que el investigador
desata con la emoción de una profanación.2
El juramento lo había hecho por los tres artículos de la fe médica, o sea
obedecer a todas las leyes de la Facultad, oir misa el día de San Lucas por los
compañeros muertos y ser inexorable con los que practicaran ilícitamente la
medicina.2
El birrete cuadrado, la gran peluca, toga y tacones rojos, servíanle para la
asistencia a ceremonias.
El Dr. Armuña -como médico de Potosí y sus aledaños allá por 1600- era la
autoridad médica superior.
Su visita domiciliaria la hacía en una mula parda que, en el arzón trasero
colgaba las bizazas o alforjas de vaquetas, las que contenían la botica y piedras
de virtudes medicinales. El enorme zafiro del sortijón que llevaba en el dedo
pulgar -en señal de su desposorio con la muerte- fue la piedra preciosa de su
elección, que le llenaba el corazón no por que ¿este fuera? el domicilio central
de la vida, ni el foco de donde emana el fuego generativo animal, según enseñó
Aristóteles, sino por que ponía en movimiento la sangre residencia de lo celestial
del alma, como expresara el médico y prosista William Harvey.2
Durante la época colonial, no faltaron físicos en el alto y bajo Perú. El
cuerpo médico estuvo formado por los latinos o médicos graduados en
Universidades y por los romancistas o médicos prácticos -pupilos de los
anteriores-. A estos profesionales, se añadían los auxiliares en el arte de curar
y se los denominaban cirujanos y éstos fueron los barberos, que practicaban
las ventosas sajadas o escarificadas y extraían las muelas; los sangradores
81
que ejecutaban las sangrías; los "clistereros" que propinaban los enemas;
los hernistas y los topilleros o barchilones que realizaban curaciones
menores.
La astrología o arte de escrutar el firmamento, servía para dar con el
diagnóstico de las enfermedades según las fases que presentaban los astros
y también, para orientar el tratamiento con las sangrías, purgas, clísteres,
emplastos de mazamorra, polvos de piedra de Buga con chicha y miel para su
aplicación locus dolenti.
La mula, era el vehículo de transporte de médico y medicinas.
El salario del cirujano, sólo se hacía efectivo cuando curaba la afección;
así la desconcertadura de un brazo -vale decir una luxación del hombro- siempre
que el paciente levantase el brazo sin ayuda de nadie y alcanzase la oreja del
lado opuesto, recién se hacía efectivo el pago.
Por lo brevísimo expuesto, se ve que en las ciudades señoras y sedes de
Audiencias Reales -Lima y Charcas- se carecían de estudios médicos, teniendo
que acudir a ellas "físicos" franceses, ingleses y sobre todo españoles.
Fig. 12. Hipócrates de
Kos (siglos V A IV a.n.e.).
Padre de la Medicina.
82
En el siglo XVII -en la Ciudad de los Reyes- se establecieron los estudios
de la medicina; los zambos, mulatos y cuarterones eran por desgracia los que
se dedicaban preferentemente a este estudio, razón por la que se desprestigió
tan noble profesión, hasta que Abascal en 1808 -invirtió 74,941 pesos y 4
reales en la organización del nuevo Colegio, empezando desde esa época para
la medicina peruana su verdadera historia de progreso con Hipólito Unánue y
José Pezet.
Fue precisamente cuando funcionaban las clases de medicina en el Colegio
de San Fernando, donde el Acto de Colación de Grado de Doctor en Medicina,
se llevaba a cabo en el capilla de la Virgen de la Antigua en la Iglesia
Mayor de Lima; luego se preparaba un estrado y en él, varias mesas
con bandejas de plata, en donde se depositaban la borla, el anillo y el
libro, así como la espada, espuelas, propinas y los guantes del graduando.
Luego, el recipiendario, colocado en una improvisada cátedra, exponía
oralmente lo que se llamaba "proposición doctoral" -vale decir su tesis-.
Después venía el Acto del Vejámen, es decir la composición festiva, en
verso o en prosa, en la que un estudiante o un doctor, solía decir en alta
voz -medio en broma, casi de veras- los defectos, intrigas y pasioncillas del
graduando, aumentando grotescamente las tachas.
A continuación, venía la aplicación por el maestrescuela de las insignias
doctorales. El Rector se las colocaba, dándole antes un ósculo en la mejilla,
diciéndole: Recibe el beso de paz como señal de fraterna amistad y de unión
con nuestra Academia y luego, le colocaba el anillo pronunciando la siguiente
frase: Recibe el anillo de oro como señal del desposorio y consorcio entre tí y
la sabiduría como esposa gratísima.
Después le colocaba en sus manos el libro de Medicina de Hipócrates,
Galeno o Avicena -Padres de la Medicina- diciéndole: Recibe el libro de la
Sabiduría para que puedas libre y públicamente enseñar a otros. A
continuación, le ceñía la espada dorada expresándole: Recibe la espada dorada
como señal milicia, pues no menos luchan los Doctores en Medicina atacando
enfermedades, que los valientes soldados venciendo a los enemigos.
A continuación le calzaba la espuela de oro, con la siguiente frase: Recibe
las espuelas de oro, pues a la manera que los jinetes penetran violentamente
en las filas de los enemigos, así también los Doctores en Medicina contra las
múltiples enfermedades.
Luego el Rector le llevaba hasta la tribuna -improvisada- y le decía: Sube
a la Cátedra, y siéntate en ella, para que como Hipócrates y Galeno puedas
explicar e interpretar.
Y, como final del Acto de Colación de Grado, el graduando, arrodillado
ante los Santos Evangelios, recibía el Grado, con la siguiente fórmula: Con la
autoridad Pontificia y Regia que desempeño en este ramo, te concedo a tí,
Licenciado en la Facultad de Medicina, por imposición de este birrete, todos
los privilegios, inmunidades y excepciones.*)
83
En torno a la célebre Audiencia de Charcas -la provincia capital del alto
Perú- y a pesar de ser la ciudad noble, leal y valerosa, gozar su Universidad de
todos los honores y prerrogativas concedidas a la Universidad de Salamanca
por gracia de 15 de febrero de 1785, la Real Cédula de 10 de abril de 1798 no se
cumplió con la instalación de los estudios médicos en la ciudad de La Plata hoy Sucre- hasta el advenimiento de la República.
Fue necesario llegar a los primeros días de la Epoca Republicana y que el
Cirujano Mayor del Ejército Libertador y Médico Honorario de la Asamblea
Deliberante de 1825 Dr. Miguel Antonio Luna, ejerciera acción directa para
que se estableciera -en Charcas-, la primera clase de enseñanza médica particular
(1826), Matías Agois (limeño), Carlos Augusto Torrallly (francés), José
Passaman (español), Laiseca (colombiano), Juan Martín y Pedro Barrio Nuevo
(de la escuela de París) y José María Santivañez fueron los promotores de la
instalación de cursos o clases de medicina en el país.
La piedra fundamental de esa aspiración, estuvo prevista en el reglamento
de 28 de octubre de 1827 dictado por el filósofo y Gran Mariscal de Ayacucho
Antonio José de Sucre. El Protomedicato, institución que había sido instaurada
en España por Felipe II en 1555, y también en sus colonias, fué en Bolivia -de
1830 a 1845- un tribunal de médicos o facultativos o profesores que tenían
bajo su jurisdicción la dirección de las clases, de la enseñanza y asuntos de
Gobierno de medicina, cirugía y farmacia así como de la administración de la
justicia para corregir y evitar los excesos facultativos y disponer la recaudación
e inversión de los fondos provenientes de los derechos de exámenes. Este
tribunal aprobaba la suficiencia de los que aspiraban a ser profesionales y
cobraba $ 8.00 por el derecho de la prueba de los médicos, $ 4.00 por el de
farmacéutico y $ 6.00 por la de cirujano.
El director, profesores y alumnos, cuando funcionaba el Colegio Médico,
asistían de etiqueta a las funciones públicas y ceremonias.
El tratamiento social del Presidente del Protomedicato era el de usía (U.S.)
y ocupaba el asiento contiguo al del Fiscal de la Corte Superior del Distrito.
Usaba casaca azul de corte diplomático con bordado de plata en el cuello
y en la bota y en medio del primero los emblemas de Esculapio; calzón y
chapín de color ante, medias blancas, sombrero de dos puntas orlado con
plumas negras y con escarapela nacional, además llevaba el bastón. Una cinta
de los tres colores del pabellón nacional con una medalla de oro de 14 líneas de
diámetro, pendía del cuello y en la que la Diosa Minerva estaba grabada.
Los profesores usaban casaca azul cerrada y sin solapa con los emblemas
de Esculapio en los lados del cuello, bordados con plata, vivos blancos,
pantalón de color ante y sombrero apuntado sin pluma.
*
84
La fórmula del acto de Colación de Grado, escrito en latín, ha sido traducido por el
Rector del Colegio Sagrado Corazón de Sucre R.P. Alejandro Mester, del libro Historia
de la Universidad. Tomo V. Historia de la Medicina Peruana por Juan B. Lastres.
Volumen II. La Medicina en el Virreinado. Lima. 1951.
Los alumnos llevaban un sombrero redondo de color negro, pantalón y
casaca cerrada sin solapa y de paño azul, con botonadura y vivos amarillo; en
los lados del cuello de la casaca, llevaba una serpiente bordada con seda
amarilla enlazada con hojas de cascarilla en seda verde.
El protomédico general, de acuerdo con su alta función científica y social,
era el que extendía u otorgaba el Diploma para el ejercicio libre de la profesión.
He aquí, el título profesional que por sí solo nos reflejará las atribuciones del
médico y su juramento. Dice así: República Boliviana. Nos el Presidente y
Jueces examinadores Doctor Don José Claudio Quiroga, Protomédico General,
Doctor Don José Lázaro Carrillo, Doctor Don José Ignacio Cordero, etc. Por
cuanto el Bachiller, Ciudadano Tomás de Tezanos Pinto, natural de la ciudad
de Sucre, se ha presentado ante nuestro Tribunal solicitando el Diploma de
profesor de medicina (en otro documento igual se confirió el de Cirugía y
Obstetricia), en cuyas facultades se le ha examinado, y obtuvo la
correspondiente aprobación, según consta del respectivo libro y expediente
formado al intento, que existen en la Oficina del escribano del Tribunal; por
tanto mandamos librar en favor de aquel el actual título y licencia necesaria
con plena facultad para que libremente, sin pena ni calumia alguna pueda usar
y ejercer la Facultad de Medicina y los casos y cosas a ella tocantes y
concernientes. Declaramos que el referido Bachiller ciudadano Tomás de
Tezanos Pinto ha prestado ante el Tribunal juramento de usar fiel y legalmente
de su facultad, de asistir gratuitamente a los pobres de solemnidad, y de estar
sujeto al Protomedicato General de la República Boliviana. En esta virtud,
exhortamos a los señores jueces y funcionarios de la comprensión de este
Tribunal, le permitan usar y ejercer la Facultad de Medicina, sin ponerle traba
ni impedimento alguno, y que le hagan guardar todas las preeminencias,
honores, gracias, libertades y exenciones que como a tal Profesor le
corresponde. Para lo cual le libramos el presente Diploma firmado de nuestra
mano, sellado con el Oficio y refrendado por nuestro infrascrito Escribano
Público y de este Tribunal. En la Ciudad de la Paz de Ayacucho a tres de
octubre de mil ochocientos cuarenta y dos. Un sello de lacre, Doctor José
Claudio Quiroga, Doctor José Lázaro Carrillo, Doctor José Ignacio Cordero.
Por mandato de su señoría Mariano Tapia Escribano Público.3
Una clara visión en medio de esta penumbra, oteó el futuro de la enseñanza
médica, el Ministro de Instrucción Pública doctor Tomás Frias. Pues, se dictó
el Decreto Supremo de 12 de noviembre de 1846 expedido por el Presidente
José Ballivián, por el que se fundaron las Facultades de Medicina en la
República, con Jerarquía de Instituciones Universitarias.*
*
El libertador Simón Bolivar, en 20 de diciembre de 1825, fundó por D.S. la clase de
medicina en Sucre; el 3 de febrero de 1826 se fundó en Cochabamba; en 2 de marzo de
1826 en Potosí; en 28 de abril de 1826 en La Paz. Los 3 últimos fueron fundados por
el Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.
85
Entonces, los Grados se conferían en el Salón de la Universidad el día
domingo a horas doce con asistencia de todos los miembros de la Universidad,
de los alumnos de los colegios y de todas las personas que quisieran concurrir
al acto. Luego que el Cancelario anunciaba la solemnidad con un toque de
campanilla, el Secretario leía en alta voz el decreto motivado que admitía al
aspirante a la recepción de tal Grado. El Cancelario en seguida le proponía un
problema de la Facultad del Grado, para que lo resuelva y demuestre, en 6
minutos. Concluido este acto, el graduado, puesto de rodillas ante los Santos
Evangelios y con la palma de la mano derecha sobre éstos, prestaba el juramento
de ley, con esta fórmula que pronunciaba el Cancelario: Juráis por Dios y estos
Santos Evangelios ser fiel a la Constitución Política del Estado, a la Religión y
Gobierno que ello establece, observar los Estatutos y Reglamentos de la
Universidad y defender la Concepción Inmaculada de María Santísima, si así
lo hiciereis, Dios os ayude; y si no, El y la Patria os lo demanden. -Amén.
Entonces el Cancelario al colocarle la insignia correspondiente al Grado,
pronunciaba esta fórmula: autoritate suprema nobis a lega data, conferimus
tibi gradum Doctoris in Facultatibus Medicus huyus Universitatis, qui tibi
Dec Favente, felix sit, in nomine Patris et Filis et Spíritus Sancti, Amén.
Su traducción es como sigue: Con la autoridad Suprema que nos ha sido
dada por la Ley, te conferimos el grado de Doctor de la Facultad de Medicina
de esta Universidad, el cual, con la ayuda de Dios, sea para tu felicidad, en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Así sea.
Concluido este acto, el graduado tomaba asiento en señal de posesión,
en el destinado para el grado universitario de Doctor; el padrino nombrado por
el graduado de entre los doctores de cualquier Universidad -para solemnizar
más este acto-, pronunciaba un discurso en castellano.
La fórmula del juramento que antecede, fue sustituida por otra que, de
acuerdo con el Decreto Supremo de 16 de julio de 1868, fué promulgado por el
Presidente Mariano Melgarejo, y es como sigue: Juráis por Dios, y prometéis
a la Patria ejercer la Profesión de Médico con todo el honor y decoro que
corresponde a la alta misión que tenéis que cumplir en bien de la humanidad;
no administrar venenos ni abortivos, sino con el objeto de curación; asistir
gratis a la clase menesterosa y estar sujeto a las órdenes que sobre asuntos de
medicina, emanen de la Facultad. El candidato respondía: Sí, juro. Si así lo
hiciéreis, Dios os proteja; y si no, Él y la Patria os lo demanden.
De 1868 a 1895, la instrucción oficial de la enseñanza de la medicina decayó
bastante, y en cambio tomó incremento la enseñanza libre en los Institutos
Cuellar, Libertad y el Liceo Olañeta de la ciudad de Sucre.
En la primera Facultad Oficial de Medicina en Sucre (1882), el juramento
de ley, servía tanto para el médico, cirujano y farmacéutico, y su contenido fue
el siguiente: ¿Juráis por Dios y esos Santos Evangelios, desempeñar con
dignidad e ilustración la profesión médica y ejercerla gratuitamente en favor
de los pobres?. El funcionario respondía Sí, Juro -Juráis asimismo que
introducido en el lugar doméstico, vuestros ojos serán ciegos, vuestra lengua
86
será muda para no revelar los secretos que os confiaren vuestros enfermos
con carácter reservado, y que no usaréis de vuestra ciencia en contra de la
humanidad. Sí, Juro, era la respuesta. Si asi lo hiciéreis, Él os proteja y si no, Él
os lo demande.4
Como la enseñanza libre ni la primera Facultad Oficial de Medicina no
satisfacían las exigencias técnicas y científicas de la época, el 3 de febrero de
1896 se fundó el Instituto Médico Sucre con cinco Quijotes que arremetieron
lanza en ristre contra los molinos de la incomprensión y organizaron la segunda
Facultad Oficial de Medicina, hoy, la Facultad de Medicina de la Universidad
Autónoma de San Francisco Xavier. En ésta segunda etapa oficial, se impuso
una nueva fórmula de Juramento Médico que se recibía en manos del Sr.
Cancelario de la Universidad delante de un crucifijo acompañado de dos bujías
encendidas y el misal abierto con los Evangelios; el postulante arrodillado y
con la mano derecha sobre éste, juraba el ejercicio de su profesión con el
siguiente tenor: ¿Juráis por Dios y estos Santos Evangelios, desempeñar la
profesión médica con estricta sujeción a sus progresos y a los dictados de
vuestra conciencia?. Contestaba el aspirante. Sí, juro. ¿Juráis además que
introducido en el seno de las familias, vuestros ojos serán ciegos, vuestra
lengua callará los secretos que os fueren confiados y que vuestra profesión
no servirá para corromper las costumbres y favorecer el crimen.? Sí, juro -Si así
lo hiciéries Dios os ayude y si no El y la Patria os lo demanden.5
Luego, el Sr. Cancelario, llamaba al postulante a ocupar un asiento en la
testera del Salón y el Padrino de Grado pronunciaba un discurso. El flamante
doctor -vestido de etiqueta- acompañado del padrino, ponía en marcha a la
comitiva de médicos, profesionales y amigos con rumbo a su casa, donde en la
puerta de la calle colgaba un pelícano, que al ingresar éste, le hacía llover
pétalos de flores, y, en el patio la banda de música municipal o el piano del
salón de recepciones, desgranaban las notas del pentagrama poniendo en
movimiento las articulaciones de los concurrentes y en funcionamiento el
aparato digestivo y sus anexos.
Como los estudios de Farmacia habían tomado una nueva orientación, en
clases o cursos diferenciados de los de Medicina, hubo de darles un trato
diferente como a auxiliares de la medicina/ imponerles una fórmula de juramento
especial que dice como sigue: (1902) ¿Juráis por Dios y estos Santos Evangelios
desempeñar con asiduidad é inteligencia, estricto sigilo y exactitud en el
despacho, las obligaciones de farmacéutico y no hacer valer vuestra profesión
para corromper las costumbres y favorecer el crimen?. A lo que contestaba el
postulante: Sí, juro -Si así lo hiciéreis Dios os ayude y si no El y la Patria os lo
demanden.6
Llamado a ocupar un asiento en la testera del Salón, el Padrino de Grado,
le obsequiaba con un discurso de felicitación.
A partir del 19 de abril de 1922, por acuerdo del Consejo de profesores, el
juramento de ley actualmente en vigencia para Doctor en Medicina y Cirugía y
Licenciado en Farmacia, dice así: ¿Juráis por Dios y estos Santos Evangelios
87
desempeñar la profesión médica (farmacéutica) con estricta sujeción a la ciencia
y a los dictados de vuestra conciencia?. Sí, juro. ¿Juráis asimismo que
introducido en el seno de las familias, vuestros ojos serán ciegos, vuestros
oídos sordos y vuestra lengua no revelará los secretos que os fueren confiados
y que no haréis valer vuestra profesión para corromper las costumbres o
favorecer el crimen?. Sí, juro. Si así lo hiciéreis Dios os ayude y si no El y la
Patria y vuestra conciencia ante quienes sois responsable, os lo demande.7
El postulante, luego, obsequia con un discurso generalmente de
reconocimiento a sus maestros y familiares. El padrino del Acto de Colación,
casi siempre se refiere a la responsabilidad que ha asumido -el flamante Doctorante Dios y su conciencia, para con la Sociedad. Hasta 1932, el padrino
obsequiábale un bastón, en señal de su ascensión doctoral y el postulante
vestía de etiqueta.
He ahí, el Juramento Hipocrático y las fórmulas derivadas de él.
Ya sea del Maestro -Hipócrates- o de su Escuela; de los Colegios Médicos,
Escuelas o Facultades el Juramento Médico y las fórmulas expuestas constituyen
para el profesional médico de todos los siglos, la estrella del portal de Belén por
la que se anuncia el nacimiento de la bondad y solidaridad humanas entre el
médico y su enfermo, y también por la que aquél promete fidelidad a la profesión
y respeto al honor y a la dignidad del hombre enfermo; oídos a su llamado,
mutismo y sordera para revelar los secretos de su enfermedad; respeto al producto
de la concepción; espíritu de sacrificio para cumplir con decoro y dignidad la
profesión y ejercerla sin mácula ni perversión. Esa responsabilidad implica, días y
noches en vela para mitigar el dolor y salvar la vida de los semejantes sin escatimar
sueño, esfuerzo y tiempo que minuto a minuto y segundo por segundo, golpea el
corazón y muerde la conciencia.
En el Alto Perú, el Acto de Colación de Grado y Juramento Médico, es un rito
cultural que conserva la Facultad de Medicina de la Universidad de San Francisco
Xavier, desde su fundación hasta nuestros días.
El postulante al Grado de Doctor en Medicina y Cirugía, oficia su juramento
ante el Altar de la Ciencia -que exige todo un examen de conciencia y, desde luego
una profesión de fé- ante sus sacerdotes -que son sus Maestros- y ante sus
sacramentos- que son las fuerzas Divinas, el Honor, la Conciencia y la Patria.
Este acto y su fórmula sacramental, deberán continuar por siempre jamás,
por que confieren impulso creador, guardan tradición, restringen cargos de
conciencia y constituyen acicate del deber con la obligación indeclinable de
respetar las fuerzas y los intereses morales de la profesión médica y de la
humanidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1.
88
Duranr, Will. La Vida de Grecia. Traducción por Luis Tabú. Tomo I. Edit. Sudamericana.
Buenos Aires, 20 abril de 1945.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Alarcón, Abel. Érase una vez... Imprenta Artística. La Paz (Bolivia), 31 agosto de
1935.
Revista del Instituto Médico Sucre. Año 1. Tomo I. No. 6. Pág. 139. Sucre, agosto de
1905.
Libro de Actas No. 2 de la Facultad de Ciencias Médicas de Sucre. Pág. 279.
Libro de Actas No. 3 de la Facultad de Ciencias Médicas de Sucre. Pág. 234.
Libro de Actas No. 3 de la Facultad de Ciencias Médicas de Sucre. Pág. 183. (vuelta).
Esta misma fórmula sirvió, desde 1939 a 1955 para los Cirujanos Dentistas de la
Escuela de Odontología -hoy Facultad de Odontología- que la repetía el Decano de la
Facultad de Ciencias Médicas. Libro de Actas No. 33. de la Facultad de Ciencias
Médicas de Sucre. Pág. 28.
89
EL JURAMENTO HIPOCRATICO*
por el
Dr. Horacio Abascal Vera
El juramento profesional, el primero de los cánones perpetuos de la
decencia médica, era impuesto por el Padre de la Medicina a todos los
discípulos de la Escuela de Coos; y por su inalterable magnificencia, por su
elevada idea de la dignidad médica, por su augusto concepto de la moral, ha
llegado hasta nuestros días como hereditaria reliquia merecedora de sacrosanta
veneración, y, con recuerdo imperecedero a su memoria, a situado al Viejo
Maestro en la pináculo de la prasología médica.
El Juramento Hipocrático, catecismo del ejercicio de la medicina, es de tal
intrínseca grandeza, que no ha tolerado ni la más ligera modificación en todo
su recorrido por el Universo a través de cien generaciones. ¡Orgullosa puede
sentirse Grecia de haberle dictado al mundo, valiéndose de su gran Hipócrates,
las normas de la ética profesional!
De nueve artículos consta este código de moral médica:
1. Juro por Apolo Médico, Esculapio, Higea, Panacea y demás dioses y
diosas, puestos por testigos, cumplir, en todo cuanto yo pueda y sepa,
este es mi juramento verbal y escrito.
2. Consideraré ante todo a mi maestro en el Arte como a mis propios padres;
haré vida común con él; le daré lo que me pidiere; tendré a sus hijos
varones por hermanos y les enseñaré el Arte, si desearen aprenderlo,
instruyéndoles sin remuneración alguna inmediata ni ulterior; transmitiré,
además, las enseñanzas escritas y orales y todas las restantes, no sólo a
mis hijos y a los de mis maestro, sino también a los alumnos matriculados
y juramentados según regla médica; pero a nadie más.
3. Para el tratamiento me inspiraré en el bien de los enfermos, en lo que yo
pueda y sepa; jamás en daño suyo ni con mala intención.
4. A nadie que me pidiere mortífero veneno se lo daré; ni aconsejaré su uso;
tampoco administraré abortivo a mujer alguna.
5. Pura y santamente viviré y ejerceré mi arte.
6. No cortaré (tallaré, mutilaré), ni tan siquiera, por cierto, a los calculosos,
dejando este negocio a menestrales de oficio.
*
90
Crónica Médico-Quirúrgica de La Habana. 58(10):385-387. La Habana, Octubre de
1938
7. En cuantas casas yo entrare, harélo para el bien de los enfermos,
absteniéndose de caer en injusticia involuntaria y corrupción, por ningún
concepto ni por actos libidinosos con mujeres o con hombres, así libres
como esclavos.
8. Lo que acaso en el ejercicio de la profesión, y aún fuera de ésta, viere u oyera
acerca de la vida de las personas, y que no deba alguna vez ser revelado,
callaré, considerándolo secreto.
9. Ahora bien; si cumplo este mi juramento en toda su integridad, válgame
ello para gozar de la vida, y alcanzar, como médico, perpetua celebración
en la memoria de los hombres; más, al transgresor y perjuro, avéngale lo
contrario.
Tal era el juramento de los discípulos de la escuela coata, el cual cumplían
estrictamente para ser dignos de su maestro, y para gozar de la vida, y alcanzar,
como médicos, perpetua celebración en la memoria de los hombres, porque el
transgresor y perjuro recibía, tras la humana sanción, el castigo de los poderes
sobrenaturales. Y para garantía absoluta, para que no dejara escapatoria en
caso de perjurio, para que solemne y permanente, el licenciado de Cos formula
este mi juramento verbal y escrito.
Este juramento -explícito, porque se invoca la divinidad como testigo;
solemne, por el grave ritual en el acto de jurar; asertorio, porque se afirma la
verdad de lo presente; provisorio, porque se trata de una cosa futura que se
promete; contestatorio, por la fórmula invocatoria a la deidad testifical;
imprecatorio, porque no sólo se le invoca como testigo sino como juez y
vengador del perjurio; y, por último, conminatorio, porque el daño recae sobre
el mismo perjurador -sin una enmienda ha llegado hasta nosotros: con la misma
delicadeza y elevación de sentimientos, con las mismas obligaciones y la misma
sanción. Por eso la Federación Médica de Cuba, compenetrada con los dogmas
y la liturgia de la antigua escuela griega, redactó su Código de Moral conforme
los cánones hipocráticos; y sus miembros formularon solemne y espontáneo
Juramento de Honor, verbal y escrito.
Un grupo de traidores, incapaces de justipreciar la magnitud de su
compromiso, han dejado incumplido su Juramento de Honor. Estos perjuros,
considerados jure et de juris al margen de la ley moral, "no podrán gozar de la
vida, y alcanzar, como médicos, perpetua celebración en la memoria de los
hombres" y "no han menester -según el certero decir de un eminente tratadistade un purgatorio de ultratumba donde pagar sus fechorías, puesto que acá
mismo en la Tierra, llevan en sus propios pecados su penitencia".
91
LOS JURAMENTOS DE HIPÓCRATES
Y MAIMÓNIDES*
El filósofo Littré, refiriéndose al Juramento de Hipócrates, comentaba."La
medicina es una de las profesiones más difíciles que puede ejercer el hombre;
responsabilidad grave, poder reducido, oscuridad en muchos casos, fugacidad
de las ocasiones e imposibilidad de deshacer lo hecho. Ciertamente no se
puede entretener el tiempo con la peligrosa serpiente de Epidauro. Unanse a
esto los riesgos y penalidades, que llevan consigo el estudio y la práctica; el
continuo trato con el dolor y la muerte; la cultura científica que robustece y
ensancha el espíritu, y los sentimientos de humanidad que presiden el ejercicio
de una profesión esencialmente benéfica; y no se admirará que tan grave
ministerio haya inspirado desde la más remota antigüedad un escrito de carácter
tan sublime como el juramento dicho de Hipócrates."
La responsabilidad moral de la profesión médica conduce a menudo a
compararla con el ejercicio de un sacerdocio. En algunas escuelas de medicina
se ha establecido la costumbre de leer a los estudiantes, antes de entregar los
títulos, el viejo Juramento Hipocrático que encierra una ordenación de normas
éticas y conducta.
El Juramento Hipocrático, además de este valor de guía en la acción,
presenta calidades de gran belleza literaria. A continuación lo reproducimos
en una traducción del Dr. José E. González, sabio con amplias curiosidades
humanísticas, y director que fue, en el pasado siglo, de la Escuela de Medicina
de Monterrey, en México.
Dice así:
"Juro por Apolo Médico, por Esculapio, Higea y Panacea, y por todos
los Dioses y Diosas, a quienes pongo por testigos de que cumpliré, lisa
y llanamente, con todas mis fuerzas e inteligencia el siguiente juramento
y obligación escrita: Tendré a mi maestro de medicina en el mismo lugar
que a mis padres, partiré con él mis haberes y, si necesario fuere, yo
proveeré a sus necesidades, a sus hijos los tendré como a mis hermanos,
y si ellos quisieren aprender el arte de curar se lo enseñaré sin paga de
ningún género y sin obligación escrita: instruiré con preceptos, con
lecciones orales y con los demás medios de enseñanza a mis hijos, a los
* Revista Roche. Julio, 1946.
92
de mi maestro y a los demás discípulos que se me unan por convenio y
juramento, conforme esta determinado en la ley médica, y a nadie más.
Estableceré el régimen de los enfermos de la manera que les sea más
provechoso, según mis facultades y mi entender, absteniéndome de
cometer todo mal y toda injusticia. A nadie daré veneno, y si alguno me
propone semejante cosa, no tomaré en consideración la iniciativa de
una tal sugestión. Igualmente me abstendré de aplicar a las mujeres
pesarios abortivos. Pasaré mi vida y ejerceré mi profesión con inocencia
y pureza. No haré la operación de la talla, sino que dejaré esta obra a los
maestros que de ella se ocupan. En cualquiera casa que yo entre lo haré
para utilidad de los enfermos, absteniéndome de toda falta voluntaria y
de toda acción injuriosa o corrupta, y, sobretodo, de la seducción de las
mujeres y de los jóvenes, ya sean libres ya esclavos. Cualquiera cosa
que yo vea, oiga ó entienda en la sociedad, sea en el ejercicio de mi
profesión o fuera de él, y que sea conveniente que no se divulgue, la
guardaré en secreto con el mayor cuidado, considerando el ser discreto
como un deber en semejantes casos. Si observo con fidelidad mi
juramento, séame concedido gozar felizmente de mi vida y de mi
profesión, honrado siempre entre los hombres; y si lo quebranto y soy
perjuro, que caiga sobre mi la suerte contraria".
Muchos siglos después, el judío cordobés, Maimónides, sobre la dura
experiencia de su vida, formuló en líneas más breves la guía moral del médico.
Maimónides nació en 1135, y se vió obligado a emigrar por la intransigencia
mahometana. Pasó al Africa del Norte, se estableció en Fez, y más tarde se
trasladó a Palestina y a Egipto. Fue en Acre durante las cruzadas médico de
Ricardo Corazón de León; luego éste ofreció a Maimónides el puesto
permanente, que fue rehusado por el médico.
Sus escritos cuentan entre los mejores documentos de medicina medieval.
Este es el Juramento de Maimónides:
"La Providencia Eterna me ha encargado la misión de cuidar vida y
salud de sus creaturas. A ella ruego que el amor por mi arte me fortalezca
en todas las ocasiones; que nunca desvíen mis propósitos la avaricia
ni la mezquindad, el afán de gloria o de gran reputación; que los enemigos
de la verdad y la filantropía no puedan impedir mi ánimo de servir a sus
hijos; que siempre vea en el enfermo una creatura adolorida. Dame fuerza,
tiempo y oportunidad para aumentar mis conocimientos y abjurar de
mis errores, porque la ciencia es inmensa y el espíritu del hombre puede
enriquecerse siempre con nuevas enseñanzas. Que en el día de hoy
descubra mis desaciertos de ayer, y en el de mañana vea con nuevas
luces lo que hoy me parece seguro. Dios mío: me has señalado la labor
de vigilar la vida y la muerte de tus criaturas; aquí estoy, atento a mi
vocación hasta que quieras llamarme a tu seno".
93
JURAMENTO MÉDICO DE MAIMÓNIDES*
"¡Dios de la bondad! Tú has formado el cuerpo del hombre con una
infinita cordura y has reunido en él innumerables fuerzas destinadas a mantener
y conservar esta preciosa envoltura de su alma inmortal.
Pero sobre esta materia frágil las pasiones desencadenadas traen el
desorden, y el cuerpo vuelve a caer en el polvo de donde ha salido.
Sostén las fuerza de mi corazón y de mi alma, a fin de que estén siempre
igualmente dispuestas a servir al rico y al pobre, al honrado y al malvado, al
amigo y al enemigo, y no vean en el paciente más que a mi semejante en
sufrimiento.
Si médicos más instruidos que yo, quieren guiarme o aconsejarme,
inspírame confianza, obediencia, reconocimiento hacia ellos, porque el estudio
del arte es inmenso. No es dado a uno solo ver lo que los otros ven...
Que mi pensamiento permanezca dueño de sí mismo ante la cama del
enfermo, que nada venga a distraerlo, que no vea yo sino lo que la experiencia
y la reflexión puedan sugerirme, sin que mis meditaciones sean interrumpidas,
pues grandes y sagradas son las obras meditadas en la soledad.
Inspira a mis enfermos una plena confianza en mi arte y una obediencia
absoluta a mis ordenanzas. Aparta de ellos al charlatán, quien destruiría lo que
yo he podido realizar gracias a tu bondad, y asimismo aparta los enfermos de
los parientes aconsejadores y de las mujeres habladoras, gente nefasta por su
vanidad.
Que yo sea moderado en todo, excepto en el conocimiento del arte; que
con respecto a él sólo sea yo insaciable; que siempre quede alejada de mí la
idea de saberlo todo y de conocerlo todo; concédeme fuerzas, tiempo,
oportunidad y ocasión para rectificar siempre los conocimientos adquiridos,
para extender su dominio; porque el arte es grandioso, y el espíritu del hombre
*
94
Cortesía de la agrupación cultural Hebreo-Cubana. En el 7500 Aniversario del deceso
del inmortal sabio hebreo. En La Habana, Diciembre 3 de 1955. Día del médico y año
Maimónides. (Esta plegaria notable, es digna de figurar al lado del juramento médico
de Hipócrates, y podía servir de guía a los que ejercen el arte de curar; figura entre los
escritos del famoso médico, filósofo, matemático y astrónomo judío Rabbi Moshe
ben Maimon, más conocido por Maimónides, y constituyó el juramento de éste, en
el acto de recibir su investidura como médico. Maimónides nació en Córdoba "España"
en el año 1135 y falleció el 1204. Fue uno de los sabios más eminentes de la Edad
Media y sus obras de carácter científico-religioso ocupan muchos volúmenes).
Fig. 13. Rabbi Moshe ben Maimón
(Maimónides) (1135-1204)
puede igualmente extenderse indefinidamente, enriquecerse cada día con nuevos
conocimientos; puede descubrir hoy muchos errores, y su saber de ayer y la
jornada de mañana pueden traerle luces que no ha sospechado hoy.
¡Dios de la bondad! Me has elegido para velar sobre la vida y la muerte de
las criaturas; héme aquí que me dispongo a mi vocación".
95
LOS MANDAMIENTOS DE CARAKA
El Juramento de Hipócrates fue tomado por el médico al comenzar la
práctica después de terminar sus estudios. Sin embargo, la medicina india
antigua, requería que el estudiante hiciese un juramento semejante al comenzar
sus estudios médicos. El deber, obediencia y sumisión al preceptor estaban
comprendidos, y se celebraban ceremonias pomposas al tener efecto la
preparación e iniciación.
Los Mandamientos de Charaka, cuya aceptación eran un requisito
preliminar al estudio, se atribuyen al médico indú Charaka o Caraka que
vivió en el siglo IV a.n.e. a continuación damos la traducción española de estas
normas de conducta para el futuro médico en el ejercicio de su profesión.
Los mandamientos de Caraka*
Para la guía de aquellos que practican
el arte de curar al enfermo
Si deseas obtener éxito en las curaciones, acumular riquezas, adquirir
Celebridad y ganar el Cielo en la otra vida, debes antes que nada reverenciar
á Kine y Bramanar, siempre buscar, de pie ó sentado, el bienestar de todas
las criaturas humanas.
Debes de todo corazón tratar de curar á aquellos que están enfermos.
Aunque sea por tu propia vida no debes explotar á aquellos que están
enfermos.
No debes, ni aun en la imaginación, desear la mujer del prójimo.
Del mismo modo no debes apropiarte los artículos ajenos.
No debes mantener relaciones de especie alguna con publicanos ó
pecadores, ó con aquellos que solapan acciones pecaminosas.
Siempre debes conducirte teniendo en cuenta el sitio y tiempo.
Nunca debes decir á otros lo que se hace en la casa del paciente.
*
96
Contenidos en el libro Caraka-Samhita. Copia sin referencia bibliográfica en Archivo
de la Oficina del Historiador del Ministerio de Salud Pública.
Debes proferir palabras suaves, sin impurezas, llenas de rectitud,
incapaces de herir á otros, merecedoras de alabanzas, verdaderas,
benéficas y debidamente pesadas y medidas.
Al entrar en la casa del paciente, debes hacerlo dando aviso y con el
consentimiento de los moradores.
Conserva tu calma y observa todas las cosas fijando bien tu mente y
atención.
Después que hayas entrado, debes dedicar tus palabras, mente y sentidos
á hacer bien al paciente y no á cualquier otro objeto.
La Ciencia Médica no tiene fin, así es que te debes dedicar á ella con
ahínco y constancia.
El mundo entero hace las veces de preceptor de los hombres inteligentes.
El mundo entero hace las veces de enemigo de los hombres destituidos
de inteligencia.
97
NUEVA VERSIÓN DEL JURAMENTO HIPOCRÁTICO*
La II Asamblea General de la Asociación Médica Mundial, que se reunió
en la ciudad de Ginebra del 8 al 11 de septiembre del corriente año (1948),
considerando que los actos inhumanos perpetrados por algunos médicos
durante estos últimos años implican un desconocimiento o un lamentable
quebrantamiento de la ética profesional y que urge restablecer a éstas en toda
su dignidad, aconsejó que los médicos presten, al recibir sus diplomas, un
juramento hipocrático modernizado. Esta medida tiende a fijar en la mente de
los médicos noveles los principios fundamentales que deben regir su conducta.
La versión moderna del juramento hipocrático adoptada, deberá ser
denominada, de acuerdo a una decisión de la misma asamblea, Juramento de
Hipócrates, fórmula de Ginebra.
Los textos oficiales fueron redactados en francés e inglés. Damos aquí
una versión castellana de los mismos.
Juramento de Hipócrates
Fórmula de Ginebra
"En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica,
me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la
humanidad. Conservaré a mis maestros el respeto y el reconocimiento a
que son acreedores. Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La
salud y la vida de mi enfermo será la primera de mis preocupaciones.
Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí. Mantendré en toda la
medida de mis medios, el honor y las nobles tradiciones de la profesión
médica. Mis colegas serán mis hermanos. No permitiré que entre mi deber
y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de
nacionalidad, de raza, de partido o de clase. Tendré absoluto respeto por
la vida humana, desde su concepción. Aún bajo amenazas no admitiré
utilizar mis conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad. Hago
estas promesas solemnemente, libremente, por mi honor"
*
98
Copia sin referencia bibliográfica en Archivo de la Oficina del Historiador del Ministerio
de Salud Pública.
LA PROMESA DEL MÉDICO*
Una de las resoluciones tomadas en la asamblea de la Asociación Médica
Mundial, celebrada en Ginebra (Suiza), en septiembre de 1948, fué adoptar una
declaración formal, con objeto de que fuera ratificada por el facultativo, en el
momento de obtener el título profesional. Lamentablemente, en muchas
Facultades de Medicina ha caído en desuso, o se ha convertido en mera
fórmula, la antigua costumbre de pedir el Juramento de Hipócrates a los recién
graduados; en consecuencia, y, por constituir ésta un factor de ética profesional,
la Asociación Médica Mundial manifiesta que la restauración del Juramento
de Hipócrates, o bien su substitución por otra promesa más apropiada a los
tiempos actuales, contribuiría a inculcar en el médico novel, los principios
fundamentales de la ética profesional. Al respecto, la declaración propuesta
por la Asociación Médica Mundial -que copiamos a continuación -ha sido
aceptada por "L Ordre des Médicins de France", la "Canadian Medical
Asociation", y diversas Escuelas de Medicina y organizaciones médicas de
todo el mundo. La declaración es conocida actualmente como "La Declaración
de Ginebra", "El Juramento del médico", y "La Consagración del Médico a su
Profesión"; empero, hasta la fecha no se ha decidido todavía la denominación
oficial que deberá ostentar. He aquí el texto de la declaración:
Prometo solemnemente consagrar mi vida al servicio de la humanidad;
Otorgar a mis maestros el respeto y la gratitud que merecen;
Ejercer mi profesión dignamente y a conciencia;
Velar solícitamente, y ante todo, por la salud de mi paciente;
Guardar y respetar el secreto profesional;
Mantener incólume, por todos los medios a mi alcance, el honor y las
nobles tradiciones de la profesión médica;
Considerar como hermanos a mis colegas;
Hacer caso omiso de credos políticos y religiosos,
nacionalidades, razas, rangos sociales y económicos, evitando que se
interpongan entre mis servicios profesionales y mi paciente;
Mantener sumo respeto por la vida humana, desde el momento mismo de
*
Conferencia sin referencia bibliográfica en Archivos de la Oficina del Historiador del
Ministerio de Salud Pública.
99
la concepción; y no utilizar -ni incluso por amenaza- mis conocimientos
médicos para contravenir las leyes de la humanidad.
Solemne y espontáneamente, bajo mi palabra de honor,
prometo cumplir lo atendicho.
100
JURAMENTO DE HONOR DEL COLEGIO MÉDICO
NACIONAL (1958)*
El Juramento de Honor del Colegio Médico Nacional está contenido en el
Artículo VIII de los Estatutos, según las modificaciones aprobadas por la XLII
Asamblea Médica Nacional, de diciembre 21-22 de 1957, y publicación en la
Gaceta Oficial de la República de fecha 27 de febrero de 1958.
(De los Estatutos del Colegio Médico Nacional)
Artículo VII- El médico que desee colegiarse, dirigirá una solicitud al efecto
al Comité Ejecutivo, acompañando los documentos que éste exija para
acreditar que reúne los requisitos necesarios para ser colegiado.
Artículo VIII- El Juramento de Honor que deberán prestar los que deseen
colegiarse, conforme al artículo anterior, será del tenor siguiente:
Juramento de Honor
Al colegiarme en el Colegio Médico Nacional elevo mi pensamiento hacia
Dios y tomándolo por testigo solemnemente:
Declaro
Que la carrera de Medicina es noble profesión por que la Justicia, la
Abnegación, el Valor, la Honestidad, la Discreción, la Dignidad y la Ciencia,
son las virtudes que constituyen los deberes para todo Médico digno de ese
nombre, y son también su honor, su fuerza y satisfacción de su conciencia.
Por cuanto: El Colegio Médico Nacional tiene como finalidad el
mantenimiento y defensa del decoro profesional, cuidando de que las virtudes
médicas no sean mal interpretadas por propios y extraños, alterando intereses
morales o materiales que si no se sostiene no puede concebirse el "HONORA
MEDICUM" del Ecclesiasticus.
Por tanto: Juro por mi honor cumplir los Estatutos, los Códigos de Moral
y Etica del Trabajo y demás Reglamentos y disposiciones del Colegio Médico
Nacional de Cuba; acatar sus laudos y fallos y apartarme del trato profesional
de todos aquellos que, ejerciendo la Medicina en Cuba hubieren prestado
*
Colegio Médico Nacional. Juramento de Honor. Código de Moral y Etica. Reglas de
Etiqueta Profesional. IM SA. La Habana, 1958. Pp.5-8.
101
juramento a este Colegio Médico Nacional, lo hubieren quebrantado, mientras
dure la sanción que se les imponga.
Válgame la estimación y el respeto de todos los compañeros del Colegio
Médico Nacional de Cuba el cumplimiento de este juramento tal como está
escrito; y si perjuro, sea lo contrario.
JURAMENTO MÉDICO DEL CENTENARIO (1868-1968)*
102
Al conmemorarse el Centenario del Grito de "Independencia o Muerte"
lanzado por nuestros gloriosos mambises el 10 de Octubre de 1868, lo médicos
y estomatólogos que suscriben, sumados a la ofensiva revolucionaria de
nuestro pueblo, conscientemente
DECLARAMOS
Por Cuanto: La Medicina es una ciencia, ennoblecida en su profesión y
fin, que tiene por objeto prevenir y curar las enfermedades para que el hombre
pueda gozar de su derecho natural a la salud y a la longevidad.
Por Cuanto: La Historia señala claramente la dirección en la cual se mueve
la Medicina para que todos sus recursos científicos puedan ponerse al servicio
de la comunidad, ya que el ejercicio privado de la misma no puede satisfacer
las necesidades de la salud de una nación.
Por Cuanto: El heroico pueblo de Cuba está haciendo realidad el "sueño"
de Milton J. Rosenau:
"Vislumbro una época en que no habrá sufrimiento innecesario ni muerte
prematura; en que el bienestar de la población sea nuestra preocupación
principal; en que los sentimientos de humanidad reemplacen a los del
egoísmo; en que la sociedad producirá lo suficiente para llenar las
necesidades del bienestar individual y de la salud colectiva; y en que
cada miembro de la comunidad contribuirá de acuerdo con sus habilidades.
Todas estas cosas se lograrán a través de la inteligencia del hombre, y se
obtendrán como un derecho natural y de justicia y no como dádiva. Pienso
en ellas, no con la esperanza de beneficiarse individualmente, sino con la
alegría de poder ayudar a que otros, después de nosotros, puedan
gozarlas".
Por Cuanto: Constituye uno de los más hermosos ejemplos de lealtad y
*)
Copia sin referencia bibliográfica en Archivos de la Oficina del Historiador del
Ministerio de Salud Pública.
103
amor patrios, universalmente reconocido, la digna actitud asumida en su época
por Louis Pasteur cuando exclamó:
"Me sentiría como un desertor si yo buscara lejos de mi país una situación
material mejor que la que éste puede ofrecerme". "Si la ciencia no tiene patria,
el hombre de ciencia si la tiene".
Por Cuanto: Mantiene plena vigencia lo expresado por José Martí relativo
a Nuestra América:
"A los sietemesinos sólo les faltará el valor. Los que no tienen fe en su
tierra son hombres de siete meses. Porque les falta el valor a ellos, se los
niegan a los demás".
"Pues, ¿quién es el hombre?: ¿el que se queda con la madre, a curarle la
enfermedad, o el que la pone a trabajar donde no la vean, y vive de su
sustento en las tierras podridas, con el gusano de corbata, maldiciendo
del seno que lo cargó, paseando el letrero de traidor en la espalda de la
casaca de papel".
Por Cuanto: Innumerables médicos cubanos supieron cumplir con su deber
histórico a través de un siglo de luchas por la libertad, independencia y dignidad
de nuestra patria, por lo cual vivirán eternamente en las bellas páginas de
nuestra historia las figuras heroicas de Honorato del Castillo, Antonio Lorda,
Sebastían Amábile, Eduardo Agramonte, Antonio Luaces, Oscar Primelles,
Juan Bruno Zayas, José Elías Borges, Mario Muñoz y Manuel "Piti" Fajardo.
El nombre glorioso de Ernesto "Che" Guevara, nuestro médico del "Granma"
y de la Sierra Maestra, Comandante siempre al servicio del bienestar colectivo,
ya simboliza esa lucha en todo el mundo.
Por Cuanto: Esta privilegiada generación de cubanos puede desplegar a
los vientos su bandera enteramente libre, enteramente soberana, con el grado
de independencia y dignidad que jamás alcanzó; libre en el más cabal sentido
de la palabra; libertad conquistada con el sacrificio de cien años, con la sangre
de cien años. (Fidel Castro).
Por Tanto: Como médicos cubanos, fieles a los nobles propósitos de la
Medicina y a los más puros sentimientos de lealtad a la patria.
JURAMOS
1.
2.
3.
104
Dedicar los mayores esfuerzos al bienestar colectivo, poniendo nuestra
profesión enteramente al servicio de la salud de nuestro pueblo.
Contribuir al desarrollo científico y a la dignidad tradicional de la nación
cubana, no buscando en otro país una situación material mejor que la que
el nuestro pueda ofrecernos.
Permanecer en todo momento junto a nuestro pueblo, no abandonándolo
nunca cualesquiera que sean sus destinos históricos.
Recibamos el cariño y la estimación de nuestro pueblo si cumplimos con
fidelidad este juramento; y merezca todo lo contrario, por traidor, aquél que
perjure y lo quebrante.
- Firmado en el Hospital "V. I. Lenin", a los 25 días del mes de mayo de
1968. "Año del Guerrillero Heroico" y Centenario del Grito de "Independencia
o Muerte".
- Holguín, Cuba, Territorio Libre en América.
JURAMENTO DE LOS MÉDICOS GRADUADOS
105
EN LA FACULTAD DE MEDICINA
DE LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA
EN EL CURSO ACADÉMICO 1964-1965*
JURAMOS:
Primero: Reiterar la renuncia al ejercicio privado de nuestras profesiones
y la extensión a dos años, o más, si fuera necesario, del Servicio Médico
Rural como medida tendiente a la correcta planificación de los servicios
médicos y estomatológicos del pueblo.
Segundo: Retribuir al pueblo con nuestro esfuerzo, sacrificio y mejor
trabajo, la oportunidad que nos brindó de formarnos como profesionales
de esta Patria Socialista.
Tercero: Impulsar al máximo la medicina y la estomatología preventiva en
nuestro país, y hacer efectiva con nuestra actitud la nueva filosofía
proletaria de las ciencias médicas cuyo fin es el bienestar del hombre.
Cuarto: Mantener vigente en nosotros el espíritu de superación científica
y política para alcanzar la calificación técnica necesaria y formarnos como
comunistas, como único camino de ser cada día más útiles a nuestra
sociedad socialista.
Quinto: En cumplimiento de los altos principios del internacionalismo
proletario y siguiendo el ejemplo del comandante Ernesto Guevara, estamos
dispuestos a brindar nuestra ayuda científica o de cualquier orden a los
pueblos que luchan por su liberación nacional y por su independencia
económica, política y social.
Sexto: Defender con nuestra vida esta heroica Revolución Socialista y
Comunista.
JURAMOS: ante nuestro pueblo y nuestro máximo líder Fidel Castro,
donde sea, como sea y para lo que sea comandante en Jefe ordene.
PATRIA O MUERTE
VENCEREMOS
*
106
El juramento se llevó a cabo en el Pico Turquino. Sierra Maestra, antigua provincia
de Oriente el 14 de noviembre de 1965. Copia sin referencia bibliográfica en Archivos
de la Oficina del Historiador del Ministerio de Salud Pública.
A MIS ALUMNOS DEL CURSO ACADEMICO
DE 1949-1950*
por el
Dr. Raimundo de Castro Bachiller
Me habéis pedido unas palabras para vuestro "Album de Graduados" y
no encuentro, en este momento, nada mejor que estampar aquí, los últimos
conceptos de mi lección de despedida a vuestro curso, en que dejando hablar
a mis sentimientos de Maestro os dí unos consejos y un adiós a nuestras
labores académicas:
Señores: para terminar he aquí cuatro consejos de los que más han
impresionado mi espíritu en la formación de mi cultura aplicados al ejercicio de
la profesión médica: decía Hipócrates a los que comenzaban Primun non
nocere "lo primero es no hacer daño".
Nuestro gran clínico el Dr. Francisco Cabrera Saavedra en la Academia
de Ciencias al ser elevado a Académico de Mérito en que nos hizo el relato de
su grandiosa vida de internista y que resultó ser su despedida, pues meses
después falleció, nos decía, que estas palabras de San Isidoro de Sevilla habían
sido la inspiración de su vida "Estudiar como si fuerais a vivir una eternidad,
Vivir como si fueras a morir mañana.
Debéis proponernos en cumplir el postulado de aquel gran inglés que se
llamó Disraeli, que siendo un desconocido, en su país se propuso llegar a ser
Primer Ministro de Inglaterra para lo cual siguió esta máxima. "El carro de la
fortuna sólo excepcionalmente pasa más de una vez por la puerta de nuestra
casa; pero cuando pasa es preciso estar bienpreparado para poder subir a él,
pues los improvisados, los que esperan prepararse después, esos caen al
querer uncirse a él". Y así llegó a ser uno de los grandes primeros ministros de
Inglaterra.
Escuchad y sentid estas bellas palabras de Max Simón el gran filósofo y
moralista médico: "En cuanto a mí, sino fuese médico para curar algunas veces
querría serlo para consolar siempre".
Cuidad de vuestra indumentaria, la bata de trabajo limpia y aséptica y el
traje de calle propio a la dignidad y el prestigio de nuestra profesión, recordad
*
Memorias del Curso Académico 1949-1950. Talleres litográficos de Isidro Hernández.
La Habana,1952. Páginas sin numerar.
107
siempre que debéis inspirar respeto y simpatía por vuestro porte y por vuestra
personalidad.
Huid del charlatanismo y de la especulación médica.
El aborto, sin fin terapéutico, es un crimen.
Los honorarios excesivos como los ínfimos son contrarios a la dignidad y
al respeto de nuestra profesión.
Practicad siempre la Eutanasia; pero sólo concebida en estos términos:
jamás provocar la muerte, más procurad que ésta llegue dulcemente y sin
sufrimientos.
Dejad siempre en vuestro pronóstico una estela de esperanza en los
enfermos aún en los desahuciados.
Conmiseración y piedad para el pobre enfermo imaginario que busca
vuestro consuelo.
Gran respeto al pudor de nuestros enfermos y más si es una mujer.
Bondad y cariño para los niños enfermos.
Respeto, tolerancia y simpatía para los viejos enfermos.
Tened siempre presentes estas palabras que resumen el Juramento
Hipocrático: "las cosas que yo veré, oiré o comprenderé en el ejercicio de mis
funciones o fuera de éstas en mis relaciones con los hombres y que no deberán
ser reveladas, las callaré mirándolas como secretos inviolables".
Conservad las relaciones más afectuosas con vuestros colegas y que sus
clientes sean respetados siempre, evitando los trasiegos de ellos sin permiso
previo.
Sed buenos para que la posteridad os recuerde, tened la seguridad que es
la virtud personal que más perdura y recordad que la caridad debe ser siempre
la divisa de nuestra noble profesión.
No olvidéis jamás esta casa que os formó, vuestra Alma Mater.
Y ahora os confieso que mi aspiración esta tarde es, que yo haya podido
ser para vosotros un maestro, en la verdadera acepción de esta palabra.
Tened la seguridad que será para mí una satisfacción ver que algunos de
Uds., que el destino tenga señalados, brillen sobre nosotros sus maestros.
¡Y por fin que cuando los años pasen, encanecidas vuestras cabezas,
rememorando, confirméis la verdad y la bondad de mis consejos entregados a
vosotros hoy y que en esos vuestros lejanos hogares haya un recuerdo de
cariño, de afecto, de agradecimiento, quizás una bendición, para este viejo
maestro que puso toda su alma en prepararlos para la vida!
La Habana, 26 de abril de 1950.
108
ÍNDICE
−
−
−
Prólogo
por el Dr. Gregorio Delgado García
Caduceos de las ciencias médicas
• El Caduceo de la Medicina
por el Dr. Raimundo de Castro Bachiller
• El verdadero Caduceo de la Medicina
por el Dr. Arturo Sansores y López de Quintana
• El Caduceo y la Vara de Esculapio
por el Dr. Frederick Stenn
• El emblema de la Facultad de Odontología de la Universidad de La Habana y del Colegio Estomatológico
Nacional. Su origen y significado
por el Dr. Ismael Clark Mascaró
• El distintivo de la Asociación Farmacéutica Nacional
por el Dr. Héctor Zayas Bazan Perdomo.
Nuevo emblema para Médicos Veterinarios
por el Dr. Jaime Cervera Vila
Juramentos Médicos
• Consejos de Esculapio
• Juramento Hipocrático
• El Juramento Hipocrático
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
por el Prof. Emilio Fernández M.
El Juramento Hipocrático
por el Dr. Horacio Abascal Vera
Los Juramentos de Hipócrates y Maimónides
Juramento Médico de Maimónides
Los Mandamientos de Caraka
Nueva versión del Juramento Hipocrático
La Promesa del Médico
Juramento de Honor del Colegio Médico Nacional (1958)
Juramento Médico del Centenario (1868-1968)
Juramento de los médicos graduados en la Facultad
de Medicina de La Universidad de La Habana en el curso
académico 1964-1965
A mis alumnos del curso académico de 1949-1950
por el Dr. Raimundo de Castro Bachiller
5
11
22
47
51
55
63
73
76
77
90
92
94
96
98
99
101
103
106
107
109
CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD PÚBLICA
Fundados por el Sr. César Rodríguez Expósito
Dirigidos por el Dr. Gregorio Delgado García,
Historiador de Salud Pública
CUADERNOS PUBLICADOS
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
23.
110
El Protomedicato de La Habana, por el Dr. Emeterio Santovenia (agotado).
Centenario del nacimiento del Dr. Juan Guiteras Gener (agotado).
El primer hospital de La Habana, por el Dr. Guillermo Lage (agotado).
Oración Finlay, por el Dr. Enrique Saladrigas y Zayas (agotado).
Epidemiología, por el Dr. José A. Martínez Fortún y Foyo (agotado).
Historia de los hospitales y asilos de Puerto Príncipe o Camagüey (Período
colonial), por René Ibáñez Varona (agotado).
La obra y la gloria de Finlay reconocidas por el XIV Congreso Internacional
de Historia de la Medicina, por los Dres. Félix Hurtado, Horacio Abascal
y César Rodríguez Expósito (agotado).
Médicos en la vida de Martí, por César Rodríguez Expósito (agotado).
Reseña y sinonimia de la pelagra y la frambuesa, por el Dr. Horacio Abascal
(agotado).
Centenario de la graduación del Dr. Carlos J. Finlay, en el Jefferson Medical
College, por César Rodríguez Expósito (agotado).
Permanencia de la doctrina de Finlay ante el XV Congreso Internacional
de Historia de la Medicina, por los Dres. Horacio Abascal y César Rodríguez
Expósito (agotado).
Vida estoica del Prof. Wilhelm Hoffman, por el Dr. Saturnino Picaza
(agotado).
Carlos J. Finlay, por el Sr. Sol Bloom (agotado).
Médicos en la Sierra Maestra, por el Dr. Julio Martínez Páez (agotado).
Dr. Carlos J. Finlay y el "Hall of Fame" (agotado).
La vida rural, por el Dr. Juan Santos Fernández (agotado).
Finlay: polémica permanente, por el Sr. César Rodríguez Expósito (agotado).
Papeles del Dr. Juan Guiteras Gener (agotado).
Cincuentenario de la muerte del Dr. Joaquín Albarrán (agotado).
Finlay, por César Rodríguez Expósito (agotado).
Dr. Enrique Lluria Despau (agotado).
Dr. Ramón L. Miranda (Médico de Martí), por César Rodríguez Expósito
(agotado).
Apuntes para la Historia de la Odontología en Cuba, por el Dr. José A.
Martínez Fortún y Foyo (agotado).
24. Apuntes para la Historia de los Hospitales de Cuba, por el Dr. Mario del
Pino y de la Vega (agotado).
25. La primera Secretaría de Sanidad del mundo se creó en Cuba, por César
Rodríguez Expósito (agotado).
26. Bicentenario de Tomás Romay (agotado).
27. Centenario del nacimiento del Dr. Francisco Domínguez Roldán, por María
Luisa Domínguez Roldán.
28. Laura Martínez de Carvajal y del Camino (Primera graduada de Medicina
en Cuba), por la Dra. María Julia de Lara (agotado).
29. Papeles de Finlay (agotado).
30. Centenario del nacimiento del Dr. Emilio Martínez y Martínez, por el Dr.
Alfredo M. Petit.
31. Dr. Francisco R. Argilagos, por el Dr. Rafael G. Argilagos (agotado).
32. Dr. Claudio Delgado y su aportación al estudio de la fiebre amarilla, por el
Dr. Ortelio Martínez Fortún y Foyo (agotado).
33. Apuntes para la Historia de la Farmacia en Cuba, por los Dres. Manuel
García Hernández y Susana Martínez Fortún (agotado).
34. Dr. José A. Malberti, por el Dr. Emilio Teuma (agotado).
35. Dr. Juan F. Dávalos: el sabio que sueña con las bacterias, por César
Rodríguez Expósito.
36. Dr. Joaquín L. Dueñas, por el Dr. Angel Arturo Aballí.
37. Centenario del nacimiento del Dr. Jorge Le Roy y Cassá, por el Dr. Raimundo
de Castro y Bachiller (agotado).
38 .Dr. Enrique Núñez y Palomino (En el cincuentenario de su muerte), por
César Rodríguez Expósito (agotado).
39. Dr. José H. Pazos: gran entomólogo cubano, por el Dr. Manuel Arnau
Macías (agotado).
40. Índice de médicos, farmacéuticos, dentistas y estudiantes en la Guerra de
los Diez Años, por César Rodríguez Expósito.
41. El Real Hospital Nuestra Señora del Pilar en el siglo XVIII (un hospital
para los esclavos del Rey), por Luis A. de Arce.
42. Dr. Juan Manuel Sánchez de Bustmante y García del Barrio, por el Dr. Luis
F. Le Roy y Gálvez.
43. La donación de sangre en Cuba, por el Dr. Mario del Pino y de la Vega.
44. Manuel Ramón Silva Zayas (médico, polígrafo, revolucionario y luchador
antimperialista) (1866-1919), por Jorge Juárez Sedeño.
45. Dr. Enrique B. Barnet, por el Dr. José A. López del Valle.
46. Dr. Oscar Amoedo y Valdés (Una figura de la odontología universal), por
César Rodríguez Expósito.
47. La Medicina en La Habana (1550-1730), 1ra. Parte, por el Dr. José López
Sánchez.
48. La Medicina en La Habana (1731-1800), 2da. Parte, por el Dr. José López
111
Sánchez.
49. Las Ciencias Médicas en la Filatelia Cubana, por el Dr. Ernesto Bello
Hernández.
50. Dr. Nicolás Manzini y Carli, por el Dr. Miguel García Manzini.
51. Dr. Manuel Sánchez Silveira (Médico Rural), por Nidia Sarabia.
52. Finlay por cuarta vez ante el Congreso Internacional de Historia de la
Medicina, por César Rodríguez Expósito.
53. Dr. Francisco Etchegoyen y Montané (Padre de la Veterinaria Cubana),
por el Dr. Luis F. Caballero León.
54. Dr. Enrique López Veitía (Gran oftalmólogo y fundador de los congresos
médicos de Cuba), por Laura y Elisa López Carvajal.
55. Dr. Félix Figueredo Díaz (Un hombre del 68 y de la Protesta de Baraguá),
por César Rodríguez Expósito.
56. La Guerra de Cuba en 1878 (La Protesta de Baraguá), por el Dr. Félix
Figueredo Díaz.
57. Regla: su aporte a la medicina cubana en el siglo XIX, por Eduardo Gómez
Luaces.
58. Evocación de Paul Lafargue, por el Dr. Raúl Roa.
59. Monografía histórica sobre San Diego de los Baños, por la Dirección
Provincial de Salud Pública, Pinar del Río.
60. Recuerdos de una larga vida, por el Dr. Mario E. Dihigo.
61. Bio-bibliografía del doctor Jorge Le Roy y Cassá, por el Dr. Luis F. Le Roy
y Gálvez.
62. Dr. Idelfonso Pérez Vigueras, un cazador de parásitos, por el Dr. Luis F.
Caballero León.
63. Contemporáneos del Dr. Francisco Cabrera Saavedra, por varios autores.
64. Médicos guerrilleros. Testimonios, por Nidia Sarabia.
65. La Doctrina Finlaísta: valoración científica e histórica a un siglo de su
presentación, por el Dr. Gregorio Delgado García.
66. Estudios sobre Historia Médica Cubana, por el Dr. Gregorio Delgado
García.
67. Dr. Nicolás J. Guitérrez y Hernández. 1800-1890, por el Dr. Gregorio Delgado
García.
68. Revolución y tuberculosis, por el Dr. Gustavo Aldereguía Lima.
69. Efemérides médicas cubanas, por la Dra. Elena López Serrano.
70. Trabajos académicos y otros estudios, por César Rodríguez Expósito.
71. Autobiografía y otros estudios, por el Profesor Dr. Eugenio Torroella
Mata.
72. Temas y personalidades de la historia médica cubana, por el Dr. Gregorio
Delgado García.
73. Boletín de la Sociedad Cubana de Pediatría y de la Revista Cubana de
Pediatría. Indices, por la Dra. Elena López Serrano.
74. Medicina, docencia y política, por el Dr. Federico Sotolongo Guerra.
75. Historia de la enseñanza médica superior en Cuba, por el Dr. Gregorio
112
Delgado García.
76. Estudios históricos y medicolegales, por el Dr. Francisco Lancís Sánchez.
77. Apuntes históricos de la salud pública en Pinar del Río, por Milagros
Fernández Vera y otros.
78. El cólera morbo asiático en Cuba y otros ensayos, por el Dr. Gregorio
Delgado García.
79. Oficina del Historiador del Ministerio de Salud Pública y Cuadernos de
Historia de la Salud Pública (40 aniversario de su fundación), por los Dres.
Gregorio Delgado García y Elena López Serrano.
80. Primer Encuentro Iberoamericano de Historiadores de la Salud Pública,
por el Dr. Gregorio Delgado García.
81. Conferencias de Historia de la Administración de Salud Pública en Cuba,
por el Dr. Gregorio Delgado García.
82. Dr. Máximo Zertucha, médico del Lugarteniente General Antonio Maceo,
por Gregorio Delgado Fernández y Rafael Soto Paz.
83. La Salud Pública y la Juventud en el pensamiento del Che Guevara, por
los doctores Gregorio Delgado García y Elena López Serrano.
84. En los dominios de Esculapio, por el doctor Gregorio Delgado García.
85. La Sanidad Militar del Ejército Libertador de Cuba, por los generales
Eugenio Sánchez Agramonte y Eugenio Molinet Amorós.
86. Los cubanos y los Premios Nobel, por el Dr. Gregorio Delgado García y el
Lic. José A. López Espinosa.
87. Caduceos y Juramentos Médicos, por el Dr. Raimundo de Castro y Bachiller.
MINISTERIO DE SALUD PÚBLICA
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MINISTRO
Dr. Carlos Dotres Martínez
Viceministro primero y viceministro para la Industria Farmacéutica y los artículos
de uso médico
Dr. Abelardo Ramírez Márquez
Viceministro para la higiene y la epidemiología
Dr. Raúl Pérez González
Viceministro para la asistencia médica y social
Dr. Luis Córdova Vargas
Viceministro para la docencia médica
Dr. José Baudilio Jardines Méndez
Viceministro para la economía
Lic. Ramón Díaz Vallina
De las tesis o de las opiniones mantenidas en los Cuadernos de Historia de la
Salud Pública sólo serán responsables los autores.
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