Los Grandes Sabios Modernos y la

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Los Grandes Sabios Modernos y la
f Religi6n
por Julio Jiménez Berguecio, S. J.
Hace algún tiempo, cierto propiciador nortino del " ~ c i s m o " narraba
muy orondo su propia "pérdida de la
le", con éstas y otras aun m8s solemnes v sentenciosas afirmaciones: "Los
conócimientos cientificos que fui adquiriendo y que me fueíon ex licando
los fenómenos de la natura eza, me
fueron también mostrando las falsedades de la Historia Sagrada" y, al
ahondar algo más, hasts "quitando la
idea de Dios". Esto lo decía, en unos
a ~ u n t i t o sautobiomaficos, refiriéndcsé
hacia los
-- a
-~ la
~-~ éwca de
- sÜ
-~~ entrada.
-~~~~
quince años. a la Escuela ~ o r m a l "Los
.
conocimientos cientificos" adquiridas
en esa edad eran los causantes de todo.
¡Bien curioso el resultado que le
produjeron los tales "conocimientos
cientificos"! ¿No le pasarian gato por
liebre? ¿Serían netamente científicos
esos conocimientos? Porque a muchas
otras personas no les ha sucedido lo
mismo; y, sin embargo. hablan adquirido conocimientos auténticamente
cientificos. y bastante más elevados.
El problema de si los genuinos conocimientos científicos, por lo que
realmente son, producen o no ese resultado como su efecto propio, tiene
la ventaja de poder ser estudiado experimentalmente. con un método positivoclentífico mify apropiado para el
caso. Porque se trata de un resultado
cuva realidad. lo mismo aue la vresencii, ausencia-o graduaci6n de i a presunta causa, pueden observarse cuidadosamente en casos múltiples. variados, elegidos a propósito, con las mejores condiciones para aislar el efecto
propio de los tales conocimientos. Así
como en el laboratorio de auímica. Dara comp!obar que el oro no es atacado
por el mido nitrico, se junta ese metal
con dicho bcido v se observa aue Dermanece intacto; -as! t a m b i h acá se
podra cxaminar a personas en quienes
haya conocimientos científicos autkn-
P
~
ticos, y -fer si éstos les "atacan" o no
sus convicciones religiosas. Será un
verdadero "experimentum crucis".
La observación de si se produce O no
ese resultado, puede efectuarse con
las miullmas garantías en el caso de
las personas que precisamente sean
más des$cadas por sus conocunientos cientificos. Porque, si estos conocimientos, por ser tales, producen aquel
resultado, lo de7berán producu con
mayor se-wridad e intensidad cuando
son más fuertes y amplios. En los
grandes sabios, el resultado Iiabra de
ser catastrófico para sus ideas reiigiosas: observable a simple visla y en la
generalidad de eiios. Si esa eficacia
es efectiva, no deberá quedar sabio
alguno de cierta importancia en uien
no se hayan producido mucho m& intensos los efectos aqubilos del "laicistan nortino: "explicación de los fen&
menos de la naturaleza" y, juntamente. ir viendo "las falsedades de la Historia Sagrada", hasta terminar en el
rechazo de "la idea de Dios".
Si, en cambio, en esos grandes sabios no aparece tal resultádo, querra
decir que no es verdadera esa influencia antirreligiosa de los conocimientos
científicos; que no existe incompatibilidad alguna entre ellos y las convicciones religiosas. En otras palabras,
significará que es una equivocacibn el
explicarse la p6rdida de la fe, como si
fuera el resultado normal de los cococimientos cientificos: su causa no podrá haber sido ésa, sino cualquiera
otra. puesto que los genuinos conocimientos científicos, en todo su vigor,
no producen tal resultado.
SE TRATA DE UNA CUESTIOW DE
HECHO.
El físico y profesor universitario parisiense André Blondel, respondiendo
a una encuesta de que hablaremas
LOB ORANDEB BABI08 MODERNOS Y LA RELIOION
mhs &delante,escribía que 'Ya W s de
la incompatibilidad entre la rallgi6n
y la ciencia, como la mayor arta de
los prejuicios, no ha sido a d o p L por
?a masa sino cuando ya estaba pasada de moda en el ambiente donde naci6". De todos modos, todavía subsiite en algunos "arrabales cientificos"
poco accesibles a eMw cambios, donde
aun quedan ejemplares de la anacrónica mentalidad "estilo Monsieur Romais".
Por lo de-.
es bueno recordar que
ese prejuicio naci6 entre teorizantes y
vulgarizadores que. si bien vretendian
hablar en nombre de la Ciencia, no
tenfan por lo general calidad de sabios verdaderamente tales (1). Estos,
los sabios autdntlcos, los que han hecho progresar de veras la ciencia y
han proporcionado así a la humanidad los grandes medios técnicos de
que dispone la civilización moderna,
fueron casi todos profundamente respetuosos para con la Religf6n; en su
gran mayoriq. eran creyentes; y bu&
na uarte de elios. católicos de fervorosa {ida cristiana.~stees el hecho real.
que aparece con evidencia arenas uno
<e toma el trabajo de investiga:Io positivamente, examinando documentalmente cada caso: lo cual, por lo demás, es la b i c a forma científica, honra& de establecer hechos como &te.
Porque no se trata de lo que alguien
puede preferir, desear o suponer que
sea; sino de cu41 es la verdadera realidad del caso. Se trata de una mestión de hecho.
Ese trabajo estadistico, minuciosa(1) Sn trata & un hecüo que es eeeptado Inc l w par ei CUCO
htatotiador del mntuinllsmo. PTA. Lam. Pem a ProtestSr eontrn el
9
Lteblg pm hpbu deelundo pns loa
msterf.li.tas son un* itiamas "dilatuUsrV
cimtiiiwa. Lam reconow pue, '*enguiaol, M
ron precirpmente i w i w e d ~ m&
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~ 8 ealnenm ui una mptuln eclsl, puisnai aaostuiqbraa pmppgar la Qoctrfn.
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~ C S S w.
.
n,paria m. p. la.
S&
mente documentado tanta respecto a
la importancia científica de cada sabio como respecto a su personal mtltud religiosa, ha sido efectuago y publicado por diversos investiiadores bien
conocidos por su seriew, auno, por
ejemplo, el reputado psicólogo A. Eymieu; y las conclusiones rq,pl@ntes,
plenamente concordes en e* vams
investigaciones, fundadaa en datas
concretos completisimw y de solidez
inobjetable, no admiten duda alguna
razonable en cuanto a la piena realidad de'tal hecho.
Los someros apuntes que aquf presentamos. estan casi del todo basados
.--..
en algunas de esas investigaciones y
se limitan a proponer a grandes rasgos sus resultados. remiti6ndosea ellas.
&peciahnente a la de Eymieu, para
la confirmación documental (2). Prescindiendo de la época anterior al siglo XIX, en la que no hay duda posible respecto a la religiosidaa de los
m& importantes sabios, y, tarnbib,
en general. de los sabios más recientes, cuya categoría científica Betinitiva y actitud religiosa personal es más
diiicil determinar con datos seguros,
se ha restringido esta presentación
casi del todo al sigo WI. Abvfca
época bastante dilatada e impartan e
en la historia de la ciencia, como para
poder aclarar con plena certeza el
problema de si hay o no íncompatiElidad entre los conocimientos cien'tificos y las. convicciones religiosas.
Como es manifiesto, Las palabras
mismas de ciencia o sabio están tomadas en sentido restringido, como vul-
y
garmente y en las citadas afirmaciones se las emplea; es decir, con limitaiiión a las so& ciencias exactas o naturales.
LOS GRANDES MATEMATICOS M G
DERNOS HAN SIDO CREYENTES.
En el campo de las ciencias exactas,
puras o aplicadas, tenemos en KarlFriedrich GAUSS a uno de los mate.
m8ticos y fíícos m&F eminentes, profundos y de influjo mayor en la época
moderna. Como dice M. Marie .en su
Histolre des sciences mathkmatiques
et physiques, (X,
110), "61 tiene su
manera, personai de abordar los Droblemas, SÜmétodo propio, sus ml&ones totalmente nuevas. El mérito de
SUS soiuciones es el de ser generales.
-
que-la &fi&
puede abrazar". El
gran Laplace lleg6 a declarar que
"Ctauss ei el m8s -grande matem&t&o
de toda Europa". Además se distingui6 como astrbnomo, y realizó notabiifsiinaa investigaciones en magnetismo, electricidad y óptica Se le debe
espedalmente en fisica la introducción de un &tema absoluto de medidas. En reconocimiento a la inmortantia de sus aportes, se ha~llegadoa dar
su nombre a la unidad absoluta de intensidad de c m maenético.
Pues bien, esteSabio Venladeramente tal, era, al mismo tiempo, un crist i b o ferviente aue veneraba a Dios.
'Qenetrado, como dice su biografía;
de un profundo sentimiento de hurnildad ante la Inteligencia Suprema que
resglndece en el universo". Atribuía
a D os la loria y el feliz resultado de
sus trabafos científicos, hasta escribir en una ocasión al astr6nomo 01bers que, si habia 1 rado vencer Cierda mcultad m s a t ' i , ante la que
.~
""am22E28d3"
esiuem, sino hicamente por
Is gracia de Dios". Como
bnen crist;iaba aquí en la tima. según é.k
e s e r i ~ aa otro amt o
para "la verdadera vida en h ver&;
ra pawa".
8610 comparable a Qauss, y aun
no se pr
r%E
superior a €1 se&
muchos, es Agusbín CAUCHY, figura eminente de las
makpfsticas modernas, creador u organizad~rde ramas enteras de esta
ciencia. "Se aplicaha de preferencia a
las cuestiones más dificiles, a ésaa en
que los grandes maestros de la
ciencia habían fracasado antes de él",
se@n aice Valson en su biograffa, y
las resolvía con tal perfección que sus
trabjos y m6todos "han sido el punto
de partida de las investigaciones de la
mayor parte de los geómetras contemporheos". Años después de su muerte
agregaba J. Bertrand, otro eminenke
niatem&tico,que "el papel de Cauchy
crece cada día. Sus admiradores m8s
entusiastas, hace cincuenta años, no
ni preverlo. Explo.
pabían pr-irlo
raba regiones nuevas, y se sabía cuán
altas eran; pero nadie podía adivinar
SU extensibn, consistencia e inagatable fecumlidad". Y el gran H. Poincar6 atribuia "a Caudg" la introducción de una de las os o tres ideas
tundamentales que han engendrado
una reveución fecunda" en las ciencias matemáticas.
Este sabio portentoso era un eatolico
ferviente en su fe y en su vida prácticamente cristiana; y lo proclamaba
candeclaraciones como ésta:
~ ."Sov
..
. cris
tiano, es decir. creo en k diviniiad de
Jesucristo, con Tico-Brahé. Cooérnico.
ffaliieo. Descartes. Newton. Permat:
Leibnitz, Psiscal, ahnaidi, Éule<O;iI
din, Boscowich, Gerdil. con todos los
grandes astrhomo~,todos los grandes
fiSicos, todos los grandes geómetras de
los siglos pasados. Soy, aáem&s,cath
Uco, junto con la mayor parte de ellos.
Y si se me preguntara la razón, la darla gustpso, y se veria que mis convicciones son el resultado. no de ureiuicios de nacimiento, sino de un
~prolundo".Y slgue en el mismo tono,
citando a muchos otros sabios contemV P M ~ L Ucatólicos,
~~S
de la talla de &Ü@re, Lsennec, Haiiy, etc.
otro tgnto, o po& menos, se podría
decir, 8i hubiera e
o pam detallar
.más, de la mayor parte de los otros
matemgtlcos geniales a los ue ae deben las admirables progre908 el último
~
-~
8
sjglo. como son ABEL, RIEMANN,
3FWF; GRMSMAUN, cristianas de
MUa pnWmmente tal todos ellos, y
Como son WEIERSTRASS,EERMiTE,
POiNSOT, DE CORIOLIS, CHASLES,
LECiEM>RE, BERTRAND Y tantos
otms. catSllcas convencidos y, en su
mayor parte, bien fervorosos.
Entre los mateaaticos, en realidad,
es ten palpable esta absoluta conciJiadón de la ciencia con ia religión,
que la advierten y reconocen aun los
99vensSios. Uno de éstos, 0. Sorel, escribía que, "de todos los sabios, son los
qae aceptan más f4cilmente el dogma
crctbllco; Rennn ya habí observado
este hecho, pero no lo ha explicado".
So es dificil hallar esa mlicaci6n.
Las matemáticas habitúan á confiar
e n la raeón para establecer demostrativamente las tesis,Y a admitir así, PO?
convicción fundada en esos razoñamientos, verdaües que sobrepasan los
datos sensibles; y ésta es precisament e la forma cómo se demuestran ias
verdades rellgLaoas fundamentales, y,
n bese de ella8 mismas, otras más. Son
Jas motemát.icas la ciencia m h perJetamente raeionai; y, por lo mismo,
preparan mejor el espíritu-mra recoaocer la fueras demostrativa de los
argumentos relativos a la existencia
de Dios y a las al.tísimas verdades tocantes a El.
Z D ü GRANDE8 ASTRONOM08 MODERNaB HAN SIR0 CREYENTBS.
En astronomía sucede lo mismo que
en matemsticas. Como ue, en buenas cuentas, -os
en e matemáticos, sobre todo cuando se trata de
astronamia de posición. Los grandes
nombxes a las ue corresponden los
;mayores de&ub<kmientos de la h a
%
por sus trabajos teóricos o de observacih, que ciertsimente constituyen
io .O r~presefitativoque hay en esta
ciencia en el último siglo. Pues bien,
todos eiiw eran creyentes sinceros y,
en su mayoría, de vida cristiana pdctica fervorosa Respecto a uno de ellos,
puizas si ei m48 notable, Leverrier, el
inmortal descubridor del planeta Nep
tuno, pudo decir en sus funerales el
astrónomo Reeca, hablando en nombre del Come@ Científico del Observatorio de ParLs: "El estudio del cielo
y la f e científica no habían hecho sino
consolidar en & ia fe viva del cristiano". Es lo que ha pasado constantemente a los grandes gaitrónomas, conforme a la declarac16n de uno de los
más grandes de entre ellos, Newton:
"La astronomh encuwtra a cada paso . . las huellas de la accih.de Dios",
(punto al que se refetía hace poco Su
Santidad Pio XII en su notable Alocuci6n del 22 de Nmiaabre de 1951, a
la Academia Pontifioia de Ciencias).
Seria imposible, sin a k r ar desmesumbmente estas notas, f e ~ a los
r
m6ritos científicas y las convicciones
religiosas de innumeraMes otras sa
bios de prfmera cakgorfa, que han
brillado en diversas ramos de la ciencia. Baste d e , en lo ue se refiere a
Ja fisiea, que aigunas e sus m& imU dtiles SeccfolrcJ se &ben
zntegm, coma a sus iniciadores y mganizadores, a sDMos creyentes.
a) TennoddmimSca.-Por ejemplo, la
teinnodinámlea, de h que no quedaría
casi nada si escitidlbmas de lo que
contri&o a e& THOWON conde de RUbsPu,RD, FMTPP, 8ADZ CM&
NCW, WAm, 6EGUIN, MEXFJt, JOUm, COmINff, m,HELMHOLTZ,
cLAuSIUS, FHOMSON lord KELVIN,
BXGNAWLT, DULONCI, MEUQMELLONI,
DEWIWl'Z p tontos otrc.s, ipuaimente creymites todos ellos y, la. gran may
.*
de ejemplar vida cristiana
bj Clpokccr- La 4ptiea, tonto en wi
parte gemn6tsica ~ > m 6
sobre todo en
v*
1
I
W
M E N S A J E
,M
ro y profundo, el que Ip sirvió para adqurir sw solidisimas conviccionw cat6liaan 31 lograr, como Sainte-Beuvs
a k ~ a'W
, sin esfuerzo la fe y la
NEWTON, HüYOHENS. YOUNG,
ciencia de modo tal, que le Wia ronFRE~NEL. FRAUNHQFW. FIZEAíí.
timas muestras de admiraci6n y da
FOUCAUL~y STOKES, para no citar
-rpn~ptn''
--r--- .
a otros que se Wtinguen todavía m@
Ampereses, entre innumerables
slti han de ser
en electricidad, v- aue
otrag ' m estaciones~~de
su fe y su
nombrados.
piecisd, en su diario escribfa .para SI
C) Nlag?Le&.iS1M1/ E2gahjddad.- Quim ' h o lo 'siguiente: "¿Qubson todas
zás ninguna otra parte d@~& ciencias
&tai eiencias y sus raciocinios y sus
físicas ha sido creada y llevada adelante de un modo tan total por ~ r q ~ l l & , deseubrirnientos y sus vastas mneepCiOpS'que el mundo ~dmira?S610 la
como h ewtrieidad y el magoetismo,
verdad de M08 pernianece eternamenTodos sus grandeslniehdo~es,-VAM. A a b @ sUi embargo y estudia, peM, VOLTA, OXSSTSi3, AMPZRE. FAm , m ,&pfrltu de oraci6n. Estudia las
RUMY, la mayoría de sus m$s @poi.tmW continuadores peste~~+ ciencias de &te mundo, mas no las
mires sino con un ojo, y quede el otro
nadores, O W ~m
, U
c o n s t s n t d e n ~ fijo sobre la eterna
MORIJE, PALwmZI* S
~
S m.
l a . Exuciia 8 los sabios, pero no les'
RRARI, ORAHAa6 BELL, P-OTescnches, siqo, con ,un.oído; ten siemTI. y de los grandes renovadmes
pre el otro tllspu+%toparn percibir los
aiIBaWEtL, R . o ~ HERT2i.
*
de tu cef@al &nigo. m i b e
BRANLY. BEWUBREL, m, scenw
don ahg tn$nO; qüéütbte con 1q otra
etc., eran hombres de convicciones reasida a b v&iWa de Dios, corlto e1
ligiow profundas y de vida cristiana
nulo a la de su padre. .Que mi alma a
práctica: y en gran proporción, Y pr*
partir aC hoy p e p a t i m a siempre
eisamente los más importantes, eran
uniaa a Di& y a Jesucrtsto. BendecicL
catbiicos.
Dios &o".
Al menos de uno de ellos. "e! mayor .me,
Con
raaón, el gran amigo de Ampegenio científico del sielo". w p Berre, F. Ozanam. dede de 81: "h, realitrand y que fu8 uno de los mas grandad, quienes no han conodido sino la
des sabios en todas las ramas de la flinteiigencia de este hombre, no han
sica y en química y otras ciencias y
conocido de él sino la mitad menos
artes. vamos a citar siquiera unas ,perfecta".
frases que muestran hasta dónde lleComo una indicaci6n significatira
gaba su espíritu de piedad fW para
de
la importancia del aporte de los sacon Dios. Se. trata del gran Am@re,
del que bastaría para i n m o ~ l o bios cristianos a las ciencias eléctricm, dice mqcho el' siguiente hecho:
su descubrimiento de las leyes que lielas tres unida& .pr$cticas más usuavan su nombre, sobre la axci6n mutua
les en ekctrjcidarl llevan todas el nomde la6 wrrientes eléctricas, o 8i inven@ie
de al& católico fervoroso (el
to del electroimán, 6rgano esencial de
volt, el -re
el OU);
y Isr tres
cuanta apiicaci6n práctica hay de
,en seguiüa
que podrían catesse
electricidad. Este gran sabio a l d
11el de algún
iano práctiq y
Ls gracia de la fe en todo el.pigor .de
ainci?ro (el ,finad. el iDu& 9 al watt3.
su e a i q cuando cnmenxaba su mejor
d) Tzascendencio pr&i@,- P&o de descubrimientos en qlwtriden üastar esas tres sacBionu& 1l lio k i p . . e l m a g n e t i s m o ciespn6i
sica. que son de
de rrkv WcP
l toda la níñex y pventud. n~ @
' O
d ~ o v i s t a sde kistLucoióip reügioSa &una, !Sino incluso entre@&iau s leoturas de tendencias
o p u e s ~Fu6
. su propio estudfo, since-
su parte física, se debe por completo a
creyentes. como eran, entre
otros,SNELL, DESCARTES, -T.
'
&
&
-
1
de uno de eilos, CLAUDE BERNARD,
precisamente
y su obra,
se ha abusado &'Oeqesu nombrefrecuencia
presentandolos como opuestos a la religión.
C1. Bernard ocupa en flsiologia el lugar más destacado, no s6lo por sus
ürmios descubrimientos. inGmerabiéi e -Lnportanüsimos,
fluencia excepcional de
otras investfiaeiones. Ni se Wt6 a
renovar la fihlogia: ha sido el maeatro por excelencia del método experlmental, con su propio ejemplo y su enseñanza personal y con sus escritos,
especialmente su clásica "Introduction it l'étude de la médecine expélmentaie", que lo ha hecho llamar por
Sertillanges "el legislador de la &encia moderna".
En los escritas de C1. ~ e r n a r d h a y
exnresiones
obscuras o imarecisoa. de
-~ ~.
& m e no explicado en cada caso, ' ue
por lo mismo se prestan paca una%ierpretacidn tendenciosa -de tipo &LOS URBNDES QUIMICOS Y NATURALISTAS MODERNOS HAN SIDO terialkta. Pero el genuino pensainienta del sabio es muy diverso de Wes
CREYEMgS.
interpretaciones, se*
aparece apenas se atiende al conjunto de su obra
En otras ciencias sucede algo parey a declaraciones expresas .qus W e
cido. Nada costaría llenar lfstas riguen muchas ocasiones. EL ':darosamente
-.--. . - comrobadas de mandes
mo"
de que habla constknteí~eritequesabios que, al mismo tiemporfueron da limitado
a "las c0;naicim Ae los
grandes cristianos. Se odría citar, por
fenómenos'l aue es el camw Qnieo del
ejemplo, a LAVO1
BERZELIU8,
expérhental; m 9610 "detemiBERTBOLLET," OAY-~USSAO,
CHE- método
nismo fioló 'm", junto con ei cuai reVREUL, THENARD, DUMAS, VON
conooe ewli?itamente aue hay en el
LIEBIG. SAINTECLAIRE DBVILLE.
voluntad U&e '$wa aétuar y
hombre
W U R y~muchas otros, en quimica;
elegir según los principios de moral u
o, en las aversas ramas de las ciencias
otros que nos mimw''. Por eao, agrenaturales. a CWIER, GEOFROY
ga, "las
madepnas, 81 admitir
S.W$T HiLLBIRE, LYE&, AOASSIZ,
el
debrminbmo,
W q de la condiMILNE EDWARDS, VAN BENNE- cibn de la Wtsd
''<
le. cual actúa aniiAtV, MENDEL, BICHAT.
tes ca@ ,, ''p&do; . .ejecutivo", que es
uBNNEC,el com aple P&3TEUR,
entra en jvede
GLAUDE B&A&?
*ABRE. LAP- cuanQ@.el
go: fs . : U b e r t a d w e r n a desde el
P.4RENT, QVATREFAGES,e imupe;perfodo~dip@ar. gel fenómeno", en
raiiles ottos. Setia inacabd* ba?.
el cual decidimos efectuarlo. "m dequiera los no@res de-loa que tse
terminismo, en una palabra, (añade
cerían afíadir8k 9, viucho U,
k&d%
lefk de ser la nepacihn de
indicar sus mbritos en Cien&
9noi.81, ea por el contrarío
convicciones r ~ l i g j w pmim&T
,
he~esaria','.
en la mayorfa*. las Casos, WOIWEfiaSi m'& aplicación misma del metodas de vida p&ticamente ~rfstf8na.
Sólo daremos @gunw
-~ datos acerca @._eEPWwWq
w mtenere
moderna el influjo de los sabios creyentes, podríamos imaginar por un
instante que no existiera lo ue se debe a ellas. Sin la termbdin%nics, no
quedaría casi nada de los grandes medios de locomoclbn v bien ooco de las
grandes industrias. k si aiiemAs quiteramos la electricidad, desaparecería
hasta B1 iiltimo rastro de tido em
de otras mil aplicaciones importanti:
simas para la vida doméstica, las comunicaciones, la salud, la cultura y
el arte mismo.
En una palabra, no sbb no hay dificultad para juntar en una misma
persona la ciencia física y la vida re.ligiosa, Qno que de hecho lo mejor de
103 adelantos cientííicos en esa materia se debe a hombres que han realizado prirctlcamente, en si mismos,
esa conciiiacibn: a hombres de ciencia que juntamente han sido en alto
grado hombres religiosos
~~
~
-~
~
--
-~
Dm,
%
.
M E N S A J E
350
fiel a su propia índole no salir del
camuo a aue él se extien e. sin embargo 6. ~ e h r declaraba
d
abiertamente "que. en fi$iologia, el materialismo
no cbnduce a nada ni d c a nada".
que es "absurdo y vacío de sentido" e
incurre en el "error grosero" de "confundir las causas con las condiciones
de los fenómenos", de lo cual propone
claros y decisivos ejemplos,
El niétodo experimezitai &lo alcanza a esas condiciones; pero C1. Bernard mismo no desconocía las causas
de orden sunerior a la materia v. ante
&do, "ia ca'usa primerara' ue-es "la
fuente de todas las c-".%antenia
el aran sabSo su creencia en D i v
-convicciones cristianas, de scuefdo con las cuales muri6 piadosamente.
"Claude Benard fue un cristiano, menos fervoroso que Pwteur, pero d i d o
y sineero" segun p&labras de J. Bouteyre. A un sacerdote amigo decía é l
mismo, exc&ndow, que en su vida
no era cristiano "tanto como uerria
serio". Pero lo fué y lo declirr8; y se
opuso terminantemente a la idea de
que la religibn pueda ser desplazada
por la ciencia. Por eso, contra Comte,
sostuvo que "en todas las &pocashay
coexistencia. en mavor o menor urovorci6n, de estas tresVcos&s:religión', filosofía y clencias: las tres no podrian
destniifse una a otra, sino que se depuran y perfeccionan mutuamente. El
hombre tendra siempre necesidad de
creer, de razonar, de probar y de concluir", por lo cual darle Qnicamente
ciencias "no es posible. Los hombres
formados asi por la ciencia son unos
mons$rbruos morales". El rogreeo científico tendrá alguna "infíuencia sobre
el avance y el desamiio de la civilización; pero los principian de la civiiiaaci6n no serán por eso modifiwdos.
Unicamente por ia caridad, por el
Cristianismo, se puede ilegar a eso" (3).
i
No hay, como se ve, raz6n para que
se haya querido arrebatar a CL Bernard del conjunto de los grandes sabios que, aJ mismo ti-,
han sido
cat6licos de sinceras convicciones.
,MAü DE 90p DE CREYENTES ENTRE LOS ORANDES SABIOS ?&O-
Como ya dijimos, el eminente pskólogo A. Eymieu ha publicado una encuesta rigurosamente documentada,
fnito de amplias investigaciones acerca del valor científico y de la actitue
reiigiosu de grandes sabios modernos.
En elia pasa revista a 432 sabios de
1irimer orden del sido XIX. Prescindiendo de 34, cuya Gtitud religiosa no
~ u d o determinar, halló únicamente
¿líectsPIts (16) antirx:lfgiogos, quince
(15) indecisos o indiferentes, y tresn'cntm sesenta y slete creyentes (367)
o sea. más de1 92% del total de 398
cuya 'actitud religiosa es conocida.
Entre esos Sawos los hay de diverso valor, dentro de su propia ciencia.
Por eso, para poder comparar con mayores garantlas de plena objetividad,
Eymieu ha realizado una selección
cuidadosa de los sabios que, en cada
ciencia, son reconocidos como los
grandes inW<idotes, los hcipales
artifices de los mayores ade&ntos realizados, y con ellos presenta un grupo
de ciento cincuenta (160) que son, a
juicio de los entendidos en la respectiva ciencia. los s a b h modenos máJ
eminentes: De &tos, hay que descontar veintidb (221, de los cuales, a pesar de todas las investigaciones, nohs
sido posible hallar datoa con que deiinlr su real actitud religiosa Quedan
ciento veintiocho (l28), únicos de 10s
que fué pmible obtener textus eqiácitos de sus obras escritas miwurs, o
bien, otros datos seguros a r c a de la
pasici6n que han tenido frente a la.
religih
Pues bien, de esos 128, entre los cua. mayore8 figuras cfentff4les están la9
cas del último siglo, de t o d a las dencias, resulta que ciento veintitcéa de
ellos (123), o sea casi el 07%, fueron
creyentes; y apenas el 3% restante
wn adversos a ia religión o al menos
claramente indiferentes.
Aun haciendo la suposición invero-
símil de que hubieran sido irreligiosos
tados los otros 22 sabios cuya actitud
no pudo ser averiguada por EJnnieu,
quedaría siempre un porcentaje gnorme de sabios creyentes: el ochenta y
dos w r ciento (8283 de los 150 consid&ados en esa encuesta. Pero s e p
ramente no hubo ess unanimidad desfavorable de las 22. Lo
probable
es oue entre ellos también ha-= habido, 'como entre los otros 128, Ún buen
número de creyentes; y hasta podriamos agregar que la enorme projorción
encontrada entre los otros bien conocidos, er, un sólido antecedente para
sumner aue entre esos 22 tamb'in
deben de haber sido los creyentes una
fuerte mayoría.
En resumen, por lo tanto, es legitimo concluir que, si se negara a determinar la real actitud r w a s a de esos
otros 22 sal,Ios, lo más probable es
que el porcentaje de casi W% de cregentes entre las mayores figuras científicas del siglo pasado, no podría variar sino o muv noco o nada. Es una
proporción qué, áun tomada sólo en
iineas generales y disminuida cuanto
aufeia. siemóre resulta abrumadora; bbre'todo, -porque concuerda perfectamente con otras encuestas realissdrrs independientemente, y con métodw diversos, por otros investigadores, como Dennert, Zahm, Kneller o
Barasola. M i e s t a en forma irredargüible cuán enorme es el número de los
.sabios modernos eminentes que fueron
a ia vez hambres ' religiosos y así desmintieron, con hechos, la aventurada e
lnconsuente
haba ln~amrm
dad entre
de que
a
p"*ados
psrtecciones,'lsar m& nobles, del espirihr humano: la reSgi6ti p la c i w h
ENCUESTA PUBLICA $NTRE SABIOS
CO-RAI?EOS.
Las encuestas aludidas &lo compren-
den a sabios ya muertos, cuya acti-
vidad científica no alcanza ea& a pertenecer al siglo XX. Resqiecto a ellos,
como ya dijimos, es m& fácil establecer con Mguridad la categoria científica %etiaitivay hallar d a t a b i w f i cos oompk?toe y fidedignos; y, por
otra parte, presentan una base suficientemente srnoiia .como uara deiar
en ciapo la respu'esta verdadera al p b
blema de si' hay ilicompstibiiidad entre el eauíritu científico v las convicciones rehgi0.w.
-
pues tiien, de éMs 74 sabios, absoZut a q m t e ningym d e que erbta esa
4po8ici6n. $n -e& hay tobi UnaOimi.d& de D D F ~ c ~Todos
~ ~ . hablln con
respeta h.la religi6n; una grai parte
d P d e que ia investigación científica
868
M E N S A J E
la favorece positivamente; y muchos
hacen magnificas profdones de fe
cristiana explicita. Almnos de esos
textos son vérdaderos &úüsis comple.tos del problema desde el punto eepecial de cada una de las diversas ciencias, según la competencia peculiar
de los sabios que van respondiendo.
En algunas de Ias respuestas hay
verdadera indignación por la injuaticia que se comete al afirmaz sin base
alguna esa oposición. Así, por ejemplo,
el maternzitico D'Ocagne declara que
"esos furiosoa enemigos del sentirniento religioso, que lo atacan apasionadamente v se esfuerzan con todo emeño por mostrarlo como enemigo de
ciencia, lo hacen las más de las
veces movidos por el odio y por los nialos instintos. En general, loai verdadercs sabios observan, para con las
ideas religiosas, la más amplia tole
sinrancia. v resaetan las. creencias
. ...- --.
- -ceras, que, por otra parte, conparten
muchos de eiios mismos". S e l o d .
desoués de afirmar resoecto a-su
-- ak
falidad, que 'no hay entre ella y
Treligión 1% menor incompatibiiidad", agrega que, si algunos pretend a encontrazla, sólo es "por ignorencia, por ~ectwismo,por rencor de
renegado, por ,%oudir el yugo de leyes
que estorban las pasiones, o por conveniencias políticas".
A esos motivos habrh que agregar,
para ser justos, otros que, para algunos, pucllen ser una disaulpa bien
real: su actitud auede nrovenir de
haber tenido, sobré todo e& el pfodó
de su formación, ma&a maestros o
lecturas. A muchas wrsonas les resulta muy dificil libra& p a ~si solas de
rejuicios sectqios qué se les dleron
sfrazaüos coino enseñanzas de "m
nocimientos científicos", de "iiltima
palabra de la ciencia", o de ' l a Cien&a" h secas. Frases nor este mtiio. con
1
s que frecuentem&te (y, en b b a
parte, por ignorancia de los mlamog
¿tue l a i reniten). se oresentan a los
ilumnos Ó lectores &unos de esos
.mejuicios anJ&reii osos, causan imisresL6n v crean $'
icultades aue sólo.~
&den &r superadas con mucha sinceridad y elevación de pensamiento u
&
~
~
~~
~
oportunidades especiales de información.
CONCLUSION.
De todos modos, y sin entrar por
ahora en ese problema psicoló ico y
aun teolónico. baste con haber %ei8do
establecido un hecña rotundo i su
conslecuencia inmediata, que estan
enunciados w r el físico v nr6fesor universitario -DS~rsonval,e"naesa encuesta de 1927, en la siguiente forma:
han exidtido v existen numerosos
sabios ue han iido a la vez creyentes? -1s evidente que si. Esta com~robacíón tfene la brutal insolencia
de un hecho. Por consiguiente, la
cuestión planteada... ¡no se plantea..!"
En efecto, si de hecho se verifica esa
coexistencia del sabio y del creyente
en la misma persona, no tiene sentido
preguntar si es posible. "Ab esse ad
posse val@ illatio: de la Wtencia de
su posibilidad". La cuesa o se s
ti plan eeda es enteramente artificial: está resuelta en la realidad misma, con hechos palpables que muestran a la. religión y a la ciencia intimamente unidas, en total armonía.
Como lo decia Lord Rayleigh, uno de
los más grandes fisicas modernos, "no
hay necesidad de perder el tiempo en
reiiitar la pretensi6n de que las convlecibnes religiosas a las que han permanecido fielee un Newton, un Faraday, un Macxwell, sean incompatibles
con el corte del espíritu cientiflco" (lo
que no le impidió, eso sí, refutarla
muy vigorasamente).
Asi pues, constituye un hecho real
el que en numerosisimos sabios, y precisamente <le los más eminen* en
cada ciencia, han coexistido &&miga&mente su fe c r i s b i y su ciencia. Por
consiguienbe, es Un Bwb6 establecido
positivamente, con n e c W comprobad-, que ellas no sr! excluyen ni se
oponen. '
Mbs aqn, el hecho *o,
considerado en sus verdaderas proporciones,
que defBmw ligeramente inflicadas,
pardce justificar une concWón
m b fu;rk: la de que hay una be.3:
cima influencia .mutua, una ayuda de
~.-~-
%
,
la ciencia a la verdadera religión y
unaventaja para laciencia en la p r h tica religiosa de sus cultivadores. Por
lo menos, eso es lo que han afirmado
con todas sus letras al nos de esas
grandes sabios, que dec
como Pasteur y Cauehy: "Un poco de ciencia
podrS alejar de Dios. Pero mudia eiencia acerca a Diosn.
O, en otras palabras, la ciencia podrS alejar de Dios a quienes no la
comurendan o no la msean bien. Pero
a quienes realmente *hayan sido capaces de penetrarlea fondo, la ciencia
no hace otra c& ciue enesmlnarlos
hacia Dios, fuente de toda veFaad y
Creawr de todas esas maravINas que
la ciencia estudia.
&
POiST SCRIPTUM ACERCA DE EINS-
TEIN.
Todo lo anterlor fue escrito hace ya
bastante tiempo. Sin poder ocuparme
ahora en c m etarlo, por lo menos
parece conven? ente añadir unas palabras con ocasión del reciente fallecimiento del eminente fisico-matemitico Alberto EINSTEIN.
Como es sabido, el ilustre sabio era
judío. Su posición religiosa misma no
podrfa parangonarse, en cuanto a nitidez, exactitud o fundamentacih, con
las que hemos visto, por ej. en un Cauchy o un Ampere. Incluso sus justificaciones tebricas de la religión resultan doctrinalmente insuficientes para
un teólogo catblico y necesitarían diversas reservas o enmiendas. Me refiero, por ejemulo. a su intervencihn
.
. --- - --- P&
--el "8ympOsi1irn'~ celebrado en Nueva
Ynrk en Septiembre de 1940. uor un
grupo de fiI6sofos y de sabioá de primera fila, acerca de "Ciencia, Filaso-
fía y Religión". Sin embargo, aun en
esos mismos textos filosóficamente deficientes, Einstein manifiesta su pleno
respaldo a la respuesta básica de que
no hay incompatibilidad alguna entre
la religión y la ciencia; más aún, 60stiene que ambas son complementarias.
Por no disponer ahora de tiempo para más, me limito a preeentar, como
comprobaclón de eUo, los extractos de
diversos escritos de Einstein, tal como
los trae el físico nuclear mexicano y
actual Rectorde la Universidad Nacional Autónoma de Mkico, doctor Nabor Carrillo, en el homenaje rendido
por esa Universidad a Einstein poco
despub de su muerte. Los reproduzco
de Vida Universitarii". N". 224. Julio
de 1955, p. 10 (~onteriey,Méxlco).
Las palabras de Einstein, extractadas en dicho discurso. son Las simientes: "La ciencia sin la religi6n -es coja; ia reügibn sin la ciencia es ciega.
Todas las reliaiones, artes Y ciencias.
son ramas de-un mismo tfonco. Sus
aspiraciones están dirigidas a ennoblecer la vida del hombre, elevándolo
de la esfera de la existencia meramente física y guiando al individuo hacia
la libertad. No fue fruto de la simple
casualidad el que nuestras a n t W
universidad- Surgieran de las eGub
las eclesiásticas. Lo mismo las iglesias
que las universidades, siempre que
cumplan con su verdadera función,
sirven al ennoblecimiento del individuo".
Como se ve. y pese a los defectos de
la formulacibn, Einstein es enteramente explícito en cuanto a la compatkbilidad,, m& aún la mutua complementacion, de la religión y la ciencia.
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