El asalto al cuartel de Madera, hace 39 años Froilán Meza Rivera EL DIARIO Para algunos, el asalto al cuartel de Madera por parte de un puñado de combatientes, hoy hace ya 39 años, fue una locura, un error táctico, pero para muchos fue un paso inevitable ante la represión que sufría el movimiento reivindicador de tierras en el noroeste. El 23 de septiembre de 1965, un grupo de 13 personas bajo el mando de Arturo Gámiz y Pablo Gómez, intentó sorprender a los soldados y apoderarse de la guarnición militar de Ciudad Madera. El saldo de la refriega fue de ocho guerrilleros muertos, seis militares abatidos, diez heridos. Como quiera, el asalto al cuartel de Madera fue el hecho de armas más importante en la década de los sesenta, y marcó el surgimiento de la primera guerrilla socialista del México posrevolucionario. El movimiento armado de Madera 1965 tiene tras de sí el movimiento campesino encabezado por la Unión General de Obreros y Campesinos de México (Ugocm) desde por lo menos una década anterior. La lucha se puede rastrear hacia atrás en el pasado, hasta Francisco Luján Adame, dirigente cuyo asesinato por parte de los guardias blancas de los caciques serranos indignó a los campesinos. Con la intención de obtener mayores beneficios con la "concesión" que le otorgó el gobierno de Miguel Alemán, desde 1952 y extendida hasta el lejanísimo año 2000, la empresa Bosques de Chihuahua optó por negar los derechos de posesión de muchos campesinos. Los serranos habían organizado su vida dentro de posesiones que pasaron de generación en generación, pero que legalmente eran irregulares, y por lo mismo, blancos fáciles de los empresarios con poder. La defensa de la tierra era la demandas. inmediata, y cada quien se defendía como podía "Muchos se cuestionan por qué los muchachos tomaron la decisión de asaltar el cuartel", dijo el dirigente ugocemista Alvaro Ríos. Los "muchachos" eran los estudiantes que se incorporaron al movimiento campesino de Madera, y de los cuales tal vez el más destacado y representativo fue Arturo Gámiz García; eran también los maestros que formaron filas con los campesinos y que ayudaron a formar una dirección colectiva, y el líder indiscutible fue el profesor normalista Pablo Gómez. Aunque siempre pretendieron marchar como un todo, en la práctica los caminos de los dirigentes campesinos y de la vanguardia intelectual -maestros y estudiantes- tomaron diferentes rumbos, aunque se volvieran a juntar después de la masacre del cuartel. Los guerrilleros muertos en el enfrentamiento fueron enterrados en una fosa común, sin caja ni ceremonia ninguna por instrucciones del gobernador Giner Durán. En una de las fotografías que fueron tomadas después del asalto al cuartel, aparece el gobernador y general de División Praxedis Giner. Como pie del grabado se puso la frase histórica de este personaje: "Querían tierra, ya la tienen hasta que se harten", dicen que dijo en referencia a los ocho guerrilleros muertos en la acción de armas.