La noche apareció de improviso, sin que yo hubiera llegado a casa. La noche estaba muy oscura y las calles solitarias. Pensé que pasaría mucho miedo. El trabajo se había demorado un poco y acabamos más tarde de lo previsto. Pero...¡Sorpresa!, cuando iba a cruzar la calle, mi compañero (en el que yo me había fijado bastante) se ofreció para acompañarme