la cartografía indicador de la integración de la humanidad

UNIVERSIDAD DE MORÓN
Facultad de Ingeniería
Carrera de Ingeniero Agrimensor
SERIE APUNTES Nº 39
Director: Prof. Lic. Norberto J. Onesti
LA CARTOGRAFÍA
INDICADOR DE LA INTEGRACIÓN
DE LA HUMANIDAD
2011
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República Argentina
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UNIVERSIDAD DE MORÓN
Rector
Dr. Héctor N. PORTO LEMMA
Facultad de Ingeniería
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Secretario Académico
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Director de Estudios y Coordinación
Ing. Fabián J. M. PORCILE
Director de Carrera Ingeniero Agrimensor
Ing. Agrim. Roberto S. LENI
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ÍNDICE
Carátula de presentación......................................................................................................1
Carátula de autoridades........................................................................................................2
Resumen ................................................................................................................................
Índice general .......................................................................................................................4
Tábula Rogeriana ...............................................................................................................................5
Concepto Geográfico de Hecateo de Mileto ..................................................................................8
Mapamundi de Ptolomeo.................................................................................................................11
Mapa medieval ..................................................................................................................................14
Mapa de Abraham Cresques ..........................................................................................................17
Concepto geográfico de Colón .......................................................................................................19
Mapamundi de Waldsemüller 1507 ..............................................................................................20
Mapamundi de Oroncio Fine...........................................................................................................23
Mapamundi de Antonio Salamanca...............................................................................................27
Mapamundi de Cornelio de Jode ...................................................................................................30
Descripción de las Tierras Septentrionales de Gerardo Mercátor............................................33
Mapa de los Descubrimientos Rusos ............................................................................................36
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Tábula Rogeriana
Las piezas de cartografía son un elemento permanente en la actividad técnica,
presente también en los ambientes de arte, en el coleccionismo, en las residencias
de prestigio, en los claustros académicos, en los museos…; son esenciales en la
actividad e investigación geográfica, histórica, marítima, militar, científica y
productiva; tienen lugar en el arte por sus valores estéticos y siempre despiertan
particular atracción.
Hoy, cuando la tecnología ha resuelto casi todo lo imaginable, el mapa es un
documento técnico, producido científicamente y empleado como instrumento. Al
historiar ese mapa los autores nos narran principalmente la incorporación sucesiva
de nuevas tierras al conocimiento, la evolución de las artes y técnicas de impresión y
la progresión de soluciones para representar la superficie esférica en el plano.
Lógico, útil y bueno, pero no es todo; no explica aquello que alguien pueda estar
buscando abstraído durante horas en la contemplación de un mapa. Propongo
observar algunos para indagar motivaciones de esa atracción.
Es comúnmente aceptado que la ocupación de toda la Tierra por la humanidad, a
partir de un origen en África haya demandado un mínimo de 15000 años. Cubrir
todos los continentes y hasta la última isla exigió travesías oceánicas con los
precarios medios de la Edad de Piedra. Sin duda cada éxito en alcanzar una nueva
tierra, estuvo precedido por incontables fracasos, y el resultado fue una gran
cantidad de comunidades pequeñas, alejadas entre sí, mutuamente ignorantes de
sus existencias y olvidadas de sus orígenes.
Tales comunidades para procurarse alimento fueron nómades, a monte traviesa en
tierra inculta y, sin animales de carga o silla ni rueda, portando sus pertenencias.
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Cuando peregrinando por la mera supervivencia alcanzaron un río permanente
tuvieron bebida, pesca, riego y con él agricultura, y motivo para asentarse. Además
el río les ofreció un modo verdaderamente eficaz de moverse: navegar: un tronco
flotando amplió su radio de acción más que cualquier penosa marcha en monte
salvaje. Así el hombre en comunidad, tomó contacto con las comunidades vecinas,
al tiempo que la vida sedentaria le facilitó acelerar el desarrollo cultural. Las primeras
grandes civilizaciones surgieron sobre los grandes ríos.
Egipto navegando el Nilo se sirvió de una arteria vital que lo determinaría a
conformar una unidad cultural extendida desde la Primera Catarata al Delta y en ese
hábitat propicio, protagonizó el desarrollo sostenido que lo llevó a entrar
tempranamente en la historia. También a lo largo del río ocurrió el primer hecho
registrado en que, para restablecer los límites entre parcelas después de las
inundaciones, se representara el terreno en un croquis. Tan sencillo para nosotros,
el Plano, antes del saber de Pitágoras, fue una creación intelectual tan magna como
el alfabeto ideográfico.
Las culturas, evolucionando procesaron metales y crearon herramientas con las
cuales construir naves mayores y aventurarse al mar a ensanchar el mundo.
Aquí necesitamos precisar y asumir una identidad cultural: somos grecorromanos.
Desde cualquier otra pertenencia la percepción progresiva del mundo y de la
integración de regiones y pueblos sería radicalmente distinta de la nuestra. Tales
otras percepciones nos son casi ignotas.
Nuestra cultura salió al mar en el Mediterráneo. Grecia optimizando la navegación
dominó el Egeo e impuso su supremacía política. Desde allí, hacia los mares
contiguos, comenzó a proyectar su civilización y a ampliar el orbe. Fue necesario un
mapa general.
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Concepto Geográfico de Hecateo de Mileto
Aquí el concepto geográfico de Hecateo de Mileto, circa 500 A.C., modelo por siglos.
Vemos el Mediterráneo bien logrado, Europa casi completa, poco de Asia, y la forma
de círculo perfecto rodeado por el Océano, entonces sagrado. ¿Por qué fue así este
mapa?
Fuertes condicionantes pautaban la tarea del cartógrafo:
o No existía la Lógica; nacida con Aristóteles y difundida recién en tiempos
medievales, y menos la moderna Teoría del Conocimiento, de modo que los criterios
de verdad eran arbitrarios, prevaleciendo el argumento de autoridad: cinco siglos
después el gran geógrafo Estrabón afirmaba, cito: “Homero… no sólo está por
encima de los que lo precedieron y de los que lo sucedieron por la excelencia de su
creación poética… también en lo relativo a los lugares… de la totalidad del orbe
habitado” , Geografía I, 2. El Poeta de la Mitología como máxima palabra en
Geografía.
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o La concepción del mundo de las ideas y del mundo de lo sensible;
perfeccionada por Platón pero de formación anterior: Platón dice del Demiurgo,
agente de la creación del mundo, cito: “Le dio la forma conveniente al viviente que
iba a contener en si mismos a todos los seres vivos…, una figura que contuviera en
si mismas todas las figuras. Por eso Dios la torneó en forma esférica y circular…”,
Timeo 33.
o Corolario de ambos; El geógrafo debía buscar para el mundo formas que
copiaran del modo más perfecto posible las ideas, privilegiando los principios de
simetría, y de analogía comparativa, y la inducción completa. Es ilustrativo otro
párrafo de Estrabón evidentemente razonado sobre esas bases, cito en extracto:
”…que el orbe habitado es una isla es algo que hay que aceptar… En cualquier
dirección en la que ha sido asequible avanzar hasta los últimos confines… se
encuentra el mar… y allí donde no ha sido posible aceptarlo con… la percepción
sensorial, lo indica la…razón… El lado oriental… y el occidental… pueden ser
recorridos en barco en su totalidad hasta una gran distancia por la parte sur y por la
parte norte y lo que… nos queda sin navegar, por que nadie de los navegaron en
sentido inverso se han llegado a encontrar, no es mucho en extensión si se
conjetura a partir de las distancias paralelas… El piélago… más bien… sea
confluyente y continuo… Aquellos que intentaron dar la vuelta completa y luego
dieron marcha atrás, no retrocedieron por que se les hubiera… presentado… un
continente… sino por falta de recursos… , pese a que el mar seguía ofreciendo no
menor facilidad para pasar…”, Geografía I, 8.
o La aceptación y arraigo del mito: también Platón, cito en extracto: “… si
llegamos a ofrecer discursos que no sean menos verosímiles que otros, debemos
darnos por satisfechos, y recordar que… poseemos naturaleza humana, de manera
que es conveniente que admitamos en estas cosas un mito verosímil…”, Timeo 29.
Menciono otros condicionantes sin poder entrar en detalle:
o La escasez y discontinuidad de los viajes.
o La dificultad en conocer la longitud con alguna precisión
o El secreto y usufructo del conocimiento nuevo.
o La prioridad de lo conocido: Estrabón sostiene que es deber del geógrafo
estudiar las tierras ocupadas, no dedicarse a lo desconocido.
o La desconfianza en la información ajena.
o El etnocentrismo absoluto: “somos los únicos humanos plenos y nos
corresponde lo más noble del mundo, su centro; los demás son bárbaros, a ellos las
regiones lejanas”. El centro estaría en la afilada roca llamada “Omphalos” en Delfos.
Más tarde sería en Jerusalén, en Alejandría…, y siglos más tarde algún geógrafo
indicaría esa roca en el Polo Norte. Así ocurrió también en otras culturas: En un
mapa coreano de 1400 Corea en el centro ocupa más del diez por ciento del orbe.
o El literalismo: a Homero, a la Biblia, a Ptolomeo, al Corán.
o La dificultad para adaptar la superficie esférica al plano.
En tiempos de Alejandro Magno tenían vigencia y significación política estos
interrogantes que buscaban respuesta en la exploración y la cartografía:
o ¿Hasta donde se puede habitar la tierra?
o ¿El mar Caspio, es un golfo del Océano o un mar interior?
o ¿Hay ruta del golfo Pérsico al mar Rojo?
o ¿Son estos dos mares en conjunto un mar interior, o son parte del Océano y
hay entonces ruta desde el Mar Rojo a las Columnas de Hércules?
o ¿El Nilo y en Indo, son el mismo Río?
o ¿Existen los antípodas y los hiperbóreos?
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Resolverlos era necesario para conocer e integrar el mundo, pero prescindible para
la vida de los pueblos civilizados, y tal vez no tuvieran culturalmente mayor
significación que la que tuviera en 1850 la cuestión del hipotético planeta Vulcano, o
en la actualidad la de la curvatura del espacio.
Transcurrieron los siglos y se sucedieron los imperios, y ya en el apogeo de Roma,
nuestra cultura, navegando, había resuelto algunos interrogantes y ampliado el
mundo conocido:
o Los Argonautas, VIII A.C.: hasta el fondo del mar Negro.
o Flota de Necao, VII A.C.: del mar Rojo a las Columnas. Se la desacreditó por
haber narrado, con verdad, haber visto al sol girar de derecha a izquierda.
o Avieno, VI A.C.: Iberia.
o Himilcón, VI A.C.: hasta las Casitérides en el Canal de la Mancha.
o Aristón y Eudoro: el Nilo.
o Escilax: el Indo.
o Eutímenes, VI A.C.: hasta el río Senegal, que creyó rama de entrada de un Nilo
de dos bocas.
o Nearco, V A.C., redactor del primer derrotero náutico: del Indo al golfo Pérsico.
o Píteas, V A.C.: Irlanda, Escocia y el Báltico.
o Hanón, V A.C.: hasta Guinea.
o Alejandro el marino, I D.C.: Ceilán, Sumatra, Java, y en la niebla del mito
Cattigara.
En el Siglo II de nuestra era hacían cinco siglos que los sabios conocían la
esfericidad de la Tierra, Eratóstenes había calculado su radio con un error de un 1%
y Posidonio también, pero con 30% en defecto. Como este último era el filósofo
estoico más escuchado, por argumento de autoridad su medida sería tenida por
cierta durante 1700 años, condicionando el conocimiento y las decisiones
geográficas.
Los geógrafos habían reunido ya las posiciones de 8000 localidades, medidas en
distancias según los sentidos del lado y la longitud del presunto rectángulo que sería
el orbe ocupado, siendo ya evidente que no era un círculo. Con todo ello Claudio
Ptolomeo, de la Biblioteca de Alejandría, produjo su magna “Geografía”.
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Mapamundi de Ptolomeo
Este mapamundi es de de una edición del Siglo XV de la Geografía, confeccionado a
partir de las instrucciones contenidas en el manuscrito antiguo recuperado después
de siglos de olvido. ¿Qué vemos en él?
Europa, el Mediterráneo y el Medio Oriente con imagen similar a la que hoy
conocemos; en cambio, África, la India y el sudeste asiático aparecen con extrañas
formas y tamaños que demandan explicación.
Ptolomeo, dispuesto a distribuir sobre el globo las 8000 posiciones, medidas con
precisión en cuanto a Europa y Asia menor, las aplicó sobre la esfera disminuída de
Posidonio. De allí que esas tierras ocuparan en grados mayor extensión que la que
correspondería. En cuanto a la India, aceptó las distancias exageradas de los
viajeros, agravando el efecto. Además, aún cuando la gravedad era conocida desde
tiempos de Heródoto, y tal vez para evitar el rechazo de un vulgo que pensara que
las antípodas no eran habitables, limitó la extensión del orbe ocupado para no
sobrepasar la distancia angular de 180 grados y cubrir sólo la calota “de arriba” del
mundo. Neoplatónico al fin, presentaba un mito verosímil.
Así, los puntos más lejanos de Oriente, como la misteriosa Cattigara que según
Alejandro el marino debía encontrarse “incontables días de navegación” hacia el
este de Zabai, fueron drásticamente acercadas reduciendo a un breve golfo que se
llamó Seno Magno lo que podía ser una cuenca oceánica.
Por otra parte, principio de simetría, si había masas continentales al Norte debía
haberlas al Sur, para que la tierra no se desequilibrara en su eje, y el Océano Indico
fue cerrado como un mar interior que, por analogía comparativa, recibió forma
similar al Mediterráneo.
Aún con estos errores trascendentes, la Geografía con sus 29 mapas fue un avance
sustantivo en el conocimiento y sería por 14 siglos la obra maestra. Con la caída del
imperio Romano, desapareció de Europa y por siglos se la olvidó por completo, de
manera que durante la Edad Media el saber geográfico corrió la suerte de todas las
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ciencias, quedando limitado al resto de una cadena de resúmenes progresivamente
empobrecidos: de Plinio a Pomponio, de Pomponio a Solino y de Solino a Isidoro.
También faltó toda información nueva, porque la navegación occidental medieval se
retrajo a poco más que el Mediterráneo y la exploración terrestre al imperio de
Carlomagno. El concepto geográfico corriente retomó el de Hecateo, con algún
progreso pero cargándolo de elementos míticos.
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Mapa medieval
Lo vemos en este mapa del Siglo XII, que no he identificado pero sin duda deriva del
que El Idrisi confeccionó para Tancredo de Sicilia y mostramos en la introducción.
Otra vez circular, su centro en Jerusalén y el Paraíso Terrenal al extremo Este.
Durante el Siglo XIII comenzó a cambiar la tendencia. El Patriarca de Constantinopla
regaló al Papa un ejemplar de la Geografía, conservada sucesivamente en
Alejandría, Bagdad y Bizancio, que dos siglos después sería traducido al latín,
copiado y difundido. A su vez, los viajes de Piancarpino, Rubruck y más el de Marco
Polo, trajeron noticia imprecisa pero profusa de pueblos, regiones y mares de
Oriente.
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Mapa de Abraham Cresques
Mucho de ello recogió el Mapa Catalán, de Abraham Cresques de 1375, el primero
occidental que, muy deformada, incluyó China. La navegación permitió mejorar con
datos ciertos el dibujo del noroeste de África, y el mapa en general, además de
haber recuperado datos de Ptolomeo olvidados, fue aliviado de elementos ficticios y
míticos y liberado de la ya insostenible forma circular.
Llegado el Siglo XV, el príncipe portugués Enrique el navegante, buscando
incrementar las posibilidades de un Portugal limitado por lo exiguo de su territorio,
urgió a pasar del cabo Bojador, límite ancestral a la navegación, con sostenida
promoción, creando la llamada Escuela de Sagres, conjunto de centros de estudio
que crearon y difundieron técnicas e instrumentos náuticos, y diseños y normas para
construir naves.
La recuperación de la “Geografía” había suscitado un incentivo intelectual para
retomar contacto con los pueblos y regiones conocidos en la antigüedad; los
desarrollos de Sagres agregaron el incentivo tecnológico de hacerlo posible y la
barrera impuesta al comercio con Oriente por el Imperio Otomano, completaría el
cuadro con el incentivo de la necesidad económica. Así nuestra cultura, con Portugal
primero, volvió a ensanchar el orbe navegando, y trajo a la certidumbre países y
razas que moraban en el mito, la conjetura o el secreto.
o En 1419 descubrió Madeira.
o En 1427 las Azores.
o En 1434 dobló el Cabo Bojador.
o En 1462 el Cabo Verde
o En 1487 el Cabo de Buena Esperanza, por Bartolomé Díaz, marcando el
principio del fin del concepto geográfico de Ptolomeo al verificar la inexistencia de la
unión sur de los continentes.
Por entonces Colón, partícipe de las ideas de Toscanelli, quien asumiendo la Tierra
pequeña según el radio de Posidonio y adosando a la India de Ptolomeo la China de
Marco Polo, conjeturaba que sus costas, como lo había propuesto Séneca, estarían
a pocas leguas de España, convenció a la corona de Castilla de la conveniencia de
imitar a Portugal pero por Occidente. Así a partir de 1492, se precipitarían de los
descubrimientos.
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Concepto geográfico de Colón
Esta es la coordinación de dos croquis formulados por Bartolomé Colón en 1503,
ubicando las nuevas tierras respecto a Europa y al Oriente tolemaico. El conjunto
expresa el concepto geográfico de Colón, quien acorde con el tamaño que aceptaba
para la Tierra, sintió confirmadas todas sus expectativas: convencido del carácter
continental de Cuba (no encontró el paso de Yucatán) le cuadró perfectamente como
costa de Catay; informado por los indios que cercano tras Veragua había otro mar, le
resultó obvio: sería el Seno Magno, no lejos estaría Cattigara, y Kinsai a 100 leguas.
Seguro en su convicción, envió embajadores al Gran Khan. Debía buscar un paso
para cruzar esa angosta Tercera India y seguir a la Especiería, intención de su
cuarto viaje. Vemos un salto de 70 grados en la escala de longitud entre los dos
croquis; nosotros conocedores del final sabemos que es el ancho del Pacífico; Colón
en cambio, podía pensar que la Tierra fuera aún menor que sus previsiones, al
encontrar la India antes de lo previsto.
Más navegaciones despejarían la niebla: Américo Vespucio fue quien más temprana
y completamente exploró las costas atlánticas de América. Observando los caudales
de los ríos, en principio proporcionales a las superficies de sus cuencas dedujo que
las nuevas tierras tenían carácter continental y sugirió donde estarían sus costas
hacia otro mar no descubierto. Sus apreciaciones resultaron evidentes en cuanto a
la América del Sur y para el Norte admitían especulación. La opinión de Vespucio
sería recogida por Waldsemüller en su mapamundi de 1507, que significó el
bautismo de América.
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Mapamundi de Waldsemüller 1507
Curioso mapamundi. América Central según el dibujo de Bartolomé Colón, pero con
Yucatán ya abierto; las costas sudatlánticas acertadamente delineadas y las del
nunca visto Pacífico según las prudentes rectas de Vespucio; Europa según
Ptolomeo; África perfeccionada por las expediciones portuguesas; el Índico con las
deformaciones de la Geografía pero ya abierto al Sud por Vasco da Gama; su costa
oriental con el puerto de Cattigara, antes extremo del mapa, convertida en la
península Cola de Dragón con Java erróneamente más al Este. Extraña esta tierra
inexistente cuyas costas, orografía e hidrografía sugieren las de Sudamérica, con un
estrecho símil Magallanes, una símil Tierra del Fuego, con su símil Cabo de Hornos
y su símil Isla de los Estados. Antes fue sugerida por los precolombinos Martellus y
Behaim que rechazaban un Índico cerrado. Colón la buscaba como Tercera India.
Enrique de Gandía y Dirk Ibarra Grasso presumieron allí América alcanzada por el
Oriente navegando los ”incontables días” narrados por Alejandro; concretamente
identificaron el Seno Magno con un Océano Pacífico reducido por Ptolomeo e
indicaron Cattigara en Chanchán, Perú. El tamaño de la Tierra en este mapa es el
de Posidonio, con 60 grados de Canarias a Alejandría.
La circunnavegación de Magallanes y Elcano cruzando por donde estaría esta
península y anunciando el ancho del Pacífico, cancelaría este concepto híbrido.
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Mapamundi de Oroncio Fine
Mapamundi de Oroncio Fine de 1531: Merece algunas reflexiones: El viaje de
Magallanes no tuvo llegada inmediata a las mentes de los Geógrafos con mucho
más que el paso interoceánico. La dimensión de la Tierra, la amplitud del Pacífico, la
distribución de los continentes y los accidentes geográfic os ciertos, debieron vencer
dificultosamente la tradición y la incertidumbre para llegar al conocimiento general.
Tengamos en cuenta los recursos del pensamiento iniciando el Siglo XVI: Cuento
una breve anécdota real: Un niño, habiendo extraviado la llave de su trencito a
cuerda le dice a su abuelo: “Abuelo, me haces un mapa para encontrar la llave”.
Seguramente habrá internalizado a partir de la literatura infantil que teniendo el
mapa se encuentra el tesoro del pirata. El mapa es la fórmula o el talismán
necesario y suficiente para lograr el fin buscado. Esto es pensamiento mágico,
propio de la mentalidad infantil. Ahora bien: la cartografía de los descubrimientos
comenzó a gestarse cuando la intelectualidad de occidente recién comenzaba a
moverse hacia formas racionales de pensamiento y a avanzar en el saber científico;
así el pensamiento mágico era todavía un recurso intelectual principal, como el mito
fue recurso educativo principal. Esto además de pesar sobre el cartógrafo fuertes
condicionamientos, como las servidumbres políticas: el mapa debía encuadrar la
Tierra en lo que conviniera al poder; principalmente buscando engañar a soberanos
e intereses competidores, pero tal vez también, y como resabio del pensamiento
medieval, con la secreta esperanza regia de que Dios adecuara la Tierra a las
necesidades del Rey por Él ungido: Los cronistas cuentan que el Rey Canuto fue a
la costa a constatar si se cumpliera su decreto de que no crezca la marea. Se
comprende entonces que los mapas además de describir las tierras y mares
conocidos, representaran los no conocidos, o los imaginados, tendiendo a situar y
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encontrar los pasos interoceánicos, o las especias como el mapa de Toscanelli que
habría conocido Colón, pero también Cíbola y Quivira, la ciudad de los Césares, los
hiperbóreos, los antípodas, el eje del mundo, el gran remolino, el Vellocino de Oro o
el Santo Grial. Así, la Península Cola de Dragón, antes de desaparecer se fue
reduciendo y migrando al Nordeste, el Estrecho de Anián separaría Asia de América
un siglo y medio antes de ser descubierto Bering y para otros será el Paso del
Noroeste del Atlántico al Pacífico, y California por dos siglos fue isla o península
según que corona autorizara los mapas.
En este mapamundi clásico de la época vemos algunos de esos conceptos: Está ya
el Magallanes, Tierra del Fuego es parte de la Terra Australis, América está unida a
Asia y los ríos de Marco Polo desembocan en el Golfo de México, Japón no existe y
hay una región polar mítica.
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Mapamundi de Antonio Salamanca
Mapamundi de Antonio Salamanca de 1550: Muy similar al anterior, pero con
América separada de Asia por un hipotético paso, California ignorada, un Japón
simbólico y arbitrario y un Paso del Noroeste.
Las navegaciones españolas por el Pacífico hasta 1606, de Loaiza, Elcano, Salazar,
Saavedra, Legazpi, Urdaneta, Arellano, Mendaña, Sarmiento, Quirós y Torres fueron
llevando el Océano a su verdadera extensión, despejándolo de costas desde los 45
grados Norte hasta los 35 Sur y separando la Nueva Guinea de la Terra Australis. El
holandés Schouten en 1616 al doblar el Cabo de Hornos separó también la tierra del
Fuego de la misma Tierra Incognita.
Así los navegantes llevaron a los geógrafos a concebirr una forma del mundo que en
líneas generales vislumbra la verdadera hoy conocida.
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Mapamundi de Cornelio de Jode
Del final de ese período es este mapamundi de Cornelio de Jode de 1593; no se ha
separado Tierra del Fuego de la gran Antártida, no figura Australia, todavía no
descubierta, Japón, más referido que visto, aparece con forma y posición arbitrarias.
La investigación comienza a
imponerse a la mera conjetura. Con todo, en el polo Norte sorprende una extraña
configuración de islas y canales que veremos en detalle.
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Descripción de las Tierras Septentrionales de Gerardo Mercátor
Este mapa, de Gerardo Mercátor, en proyección matemática y presuntamente
concebido con actitud científica, configura la percepción de la época sobre la región
boreal, según el relato inverosímil de cierto viajero del Siglo XIV. Sus textos latinos
explican que el polo está materializado por una altísima roca negra, que en torno a
ella un inmenso remolino alimentado por cuatro ríos procedentes de los mares baja
el agua a las profundidades de la Tierra de donde resurgirá por las vertientes;
también cual es la isla es más fértil y en cual moran pigmeos. No ahorra otra alta
roca para señalar el polo magnético. Llegando a las puertas de la Ilustración la
fuerza del mito no se había agotado. ¿O, tal vez el hombre quería en los mapas no
sólo datos científicos sino también un espacio para la fantasía?
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Mapa de los Descubrimientos Rusos
No es necesario abundar en este proceso, que aún sigue, hoy al espacio. Para
cerrarlo, demos un salto de dos siglos hasta el Mapa de los Descubrimientos Rusos
publicado en 1775 por la Academia Imperial de San Petersburgo. La objetividad
influjo del Enciclopedismo preside el juego; el extremo oriental de Asia está
precisamente delineado, mientras que la costa de América excepto en los pocos
puntos efectivamente alcanzados es un prudente diseño conjetural. Este mapa
completa el conocimiento de la posición relativa de Eurasia y América, y cierra ciclo
iniciado por Balboa al avistar el Pacífico, seguido por Magallanes al alcanzar y
cruzar el Océano y completado en dos siglos y medio de navegaciones y
exploraciones.
Nos queda como conclusión que los mapas registraron el proceso iterativo de
navegar y explorar, integrar pueblos y regiones, comprender mejor el mundo,
representar esa comprensión, motivarse en ella y de nuevo navegar y explorar; y
resultan no solo indicadores de la integración de la Humanidad, sino también de la
actitud intelectual, de la percepción del mundo, y de tanto otro sentir, pensar, saber y
hacer del hombre en cada época. Ese contenido antropológico, cultural e histórico es
el que retiene al observador horas indagando su propio ser en la cartografía.
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