[NI LA ENAMORO YO PARA ESTA VIDA] Ni la enamoro yo para esta vida:— Es que a unas horas por la senda andamos, Y entre besos y lágrimas, hablamos Del instante común de la partida! Nos iremos los dos: no sé de cierto Quién primero ha de ser el vivo muerto; Pero, allá en los umbrales, Si yo, yo espero; si ella, ella me aguarda Y, así, más fuerte hará nuestros rivales Amores, el amor a lo que tarda.— Fácil: —mortal. El punto más amado Entre los puntos que el amor encierra Es lo Imposible, ¡el fuego aún no apagado De este mi corazón opreso en tierra! Mujeres: —cuando el labio Trémulo y rojo y suspendiendo un beso, En perdón de una culpa o de un agravio A punto esté de parecer impreso;— Aunque el alma con llanto lo pedía, Aunque enrojezcan lágrimas los ojos, Que lloren —¡oh poesía!— ¿A qué trocar el oro por despojos? ¡Beso no dado, es beso todavía! ¡Colgadlo, suspendedlo; Haced —¡oh bien!— que sobre el labio vague, Pero nunca lo deis! oh criaturas Del homicida Amor! —¡que nunca apague El débil resonar de un beso dado El ruido celestial de uno esperado!— Esperar es vivir; tener es muerte.— Verte es amor ¡oh dueña de mi vida! Pero, ¡más fuera amor no poder verte!— Debilísimo sol, la ansia cumplida.— * ¡Qué suave andar, qué blando movimiento El de un beso que vaga en el espacio, Y a nuestro labio seco y avariento Girando llega, despacio, muy despacio!— ¡Qué beso tan cumplido Un beso largo tiempo prometido! La boca que nos besa, Besándonos está desde el instante Que suspendió a sus labios la promesa, Y el pobre corazón sobresaltado Imagina en su amor que lo han besado!— Y, acaso, ¿quién sostiene Que aquello que se sueña, no se tiene? ¡Pues tiénese más puro, Sin el dolor de realidad que afea, Sin ese peso de la Carne duro Que la inefable atmósfera sombrea! ¡Oh, sueño, mi riqueza! ¡Hermano amante mío, Y lecho de mi férvida cabeza!— ¡Piedad de amor para mi ser impío!— ¡Oh, sueño, tú eres bueno: Ni sangre vi, ni lodo vi en tu seno! ¡Qué placer es pensar! Y ¡qué ventura Soñar de una mujer la sombra pura! Y ¡cuántas, cuántas horas Cuyos males con sombra llevo impresos, ¡Cuántas me han sorprendido las auroras, Soñando labios y esperando besos! ¡Oh, deja que me acuerde! Vete y deja Que ame más que a tu amor, a tu memoria, Que un bien probable, cierto se refleja Y una gloria en el aire es también gloria! ¿Quién sabe si a tu lado Sintiera yo el dolor de un beso dado,— Cuando lejano Allá, dicha suprema, Cuando logrado, logro que nos quema? ¡Oh, déjame, mujer! —Yo sé cuál riza Los labios del amante la amargura, Cuando un beso en sus labios se desliza, Rayo menos de estrella menos pura! ¡Yo sé cómo lloraba Un hombre porque un ángel lo besaba!— ¡Yo sé el avergonzar, yo sé el momento En que en las ondas férvidas de un alma, El cieno del placer manchó una palma, Y un beso se trocó en remordimiento!— Adiós.—Aquí me llaman A la tierra la vida y la faena:— ¡Oh, bésame después!—En los que aman Un beso pronto angustia como pena: Exalta, llora, irrita, De la vergüenza entre los brazos llora, Y en pensamientos de olvidar se agita, Y en pensamientos de morir devora!— ¡Qué beso tan cumplido Un beso largo tiempo prometido! JOSÉ MARTÍ 27 marzo.—[1875] [Copia fotográfica en CEM]