“Hace dos años en Elche se organizaban fiestas BDSM” PNS. Ramón Muñoz. En la entrevista realizada por PNS a la pareja anónima de BDSM, que llamaremos “A” y “S”, se dialogó, en ésta sección, sobre la existencia de lugares alicantinos para practicar sadomasoquismo, el BDSM profesional y en qué consisten la cesión y la subasta de sumisas. Al preguntarles si existían lugares en los que se facilitaba un espacio para el sadomasoquismo, nos comentaron que existe en Alicante el club de intercambio “Cupido Liberal” que dispone de la única mazmorra en la comunidad. A dice que los locales de la zona suelen tener una cruz o algún potro pero nada cada ver con lo que hay en Madrid y Barcelona. Declara que en Torrevieja hay un sitio, perteneciente a un practicante profesional, que se alquila; pero que “de precios asequibles, nada”. A informa que, como parejas amateurs a los que les gusta organizar y asistir a fiestas BDSM, hace dos años acudían a encuentros que se organizaban en Elche. “Eran quedadas, cenábamos en una pizzería y luego nos íbamos a un bar donde, a puerta cerrada, nos tomábamos unas copas y cada uno hacía lo que quería”. Aunque los practicantes tengan una percepción segura de que el mayor porcentaje de practicantes se regenta en las parejas amateurs y no en las personas que contratan servicios profesionales; les comentamos que el espectro social „bedesemero‟ que está más accesible a cualquier persona es el ámbito profesional. Y les preguntamos si consideran propias del BDSM las dominatrix, que atienden si les dices que eres un buen sumiso y te proporcionan torturas „a la carta‟. S contesta que las profesionales son un recurso. “Hay personas que necesitan esa serie de servicios porque su situación personal no les permite o no desean arriesgar su intimidad con relaciones amateurs o buscando gente”. Se cuestiona la posibilidad que, tal vez, debido a esa vergüenza o sentimiento de querer esconder estas prácticas, por parte de la gente que le gusta el BDSM, se conocen como algo básicamente profesional y no se asocia la imagen de que cualquier pareja puede, si quiere, realizar BDSM sin la necesidad de gastar dinero. Dejando de lado el ámbito más externo del BDSM e intentando abarcar un contexto más personal de las parejas amateurs y sus prácticas. Les preguntamos en qué consiste la cesión. S desea aclarar que la cesión no tiene que ser siempre bajo sentidos sexuales o intercambios en el juego BDSM. Pues un Amo puede ceder a su sumisa bajo contextos cotidianos: “te cedo a la sumisa en la ceremonia para que atienda y te ayude en la preparación; o va a haber una cena y mi sumisa se encargará de lavar los platos”. A puntualiza que S se refiere al „sentido sexual‟ como expresión del coito; pero que esas prácticas cotidianas, en el mundo de la sumisión y la entrega, son el motor esencial de la relación ya que todo lo relacionado con BDSM es sexualidad. “Una manera diferente de vivir la sensualidad”. Las subastas (p.67), en cambio, es un juego de grupo donde se crea una fantasía de mercado. Los Amos apuestan por distintos servicios a los que su sumisa está dispuesta a someterse con una persona que no sea su Señor. “Por ejemplo, para ser azotada o para dar un masaje de pies”. A incluye que se podría usar dinero, pero normalmente se juega con un precio simbólico donde lo único que cuenta es pasarlo bien. “Como si se jugara una timba de póker con garbanzos o una apuesta simbólica de un euro como caudal total”. Bromea en que “probablemente Berlusconi, si le gusta este tema (risas), haya organizado alguna de estas en sus fiestas ¿Qué es el BDSM? Pues vete tú a saber, habría que estar allí dentro para verlo”. A argumenta, esa declaración, en que no es lo mismo la apuesta simbólica de una persona normal que la de un multimillonario; aunque no quiere, de ningún modo, justificar esa acción porque sino la conversación “se introduciría en unos términos de si es prostitución o no”. Resume que, en definitiva, una subasta es una práctica consensuada por todos los jugadores y que, como todo en el BDSM si al sometido “hay algo que no le gusta, puede decir: mira, que paso de la subasta; se viste y se va. Perfecto. Y se acabó”.