Inmunol 24/4 -68p 21/3/06 14:51 Página 387 Caracterización clínico-inmunológica de los pacientes con inmunodeficiencia variable común clasificados según fenotipo de los linfocitos B D. Detkova1, J. de Gracia2, M. Hernández1 1 Unidad de Inmunología y 2Servicio de Neumología del Hospital Universitari Vall d’Hebron. Barcelona (España). El diagnóstico de la inmunodeficiencia variable común (IDVC) se hace en base a la presencia de un fenotipo clínico (pacientes con infecciones sinopulmonares y gastrointestinales recurrentes, infecciones bacterianas graves por gérmenes capsulados, enfermedades autoinmunes, etc.) y un fenotipo inmunológico (descenso significativo de los niveles séricos de IgG e IgA asociados a niveles bajos o normales de IgM y una respuesta nula de anticuerpos)(1). La hipogammaglobulinemia presente en los pacientes con sospecha de IDVC podría ser debida a otras etiologías, por lo cual habría que descartar otros orígenes tanto secundarios (enteropatías con pérdidas de proteínas, síndrome nefrótico, enfermedad linfoproliferativa, infecciones virales, algunos fármacos, etc.)(1, 2), como otros defectos primarios de anticuerpos (síndrome de hiper IgM, agammaglobulinemia ligada al X o autosómica recesiva, etc.)(1-3). La existencia de casos atípicos(4-6) junto con el solapamiento frecuente de fenotipos, entre la IDVC y otras inmunodeficiencias primarias (IDP), dificulta en algunas ocasiones un diagnóstico diferencial correcto. Por lo tanto, tras el diagnóstico diferencial se obtiene un «cajón de sastre» de pacientes con IDVC cuya característica principal es la heterogeneidad (edad de presentación de los primeros síntomas, manifestaciones clínicas, alteraciones inmunológicas, etc.). La variabilidad fenotípica presente entre estos pacientes podría ser consecuencia de la interacción de los factores genéticos más los ambientales. Recientemente se han descrito algunos defectos monogénicos que están relacionados con la etiología de la IDVC(7-10), pero se estima que la frecuencia de la presencia de estos defectos en la población de pacientes no representa más de un 10 por ciento del total de individuos diagnosticados de IDVC. La hipótesis de un origen multifactorial del síndrome ha llevado a especular sobre el papel modulador de los polimorfismos de distintos genes sobre el fenotipo clínico, y entre los candidatos están algunas de las proteínas de la respuesta innata(11). La ausencia de pruebas diagnósticas de laboratorio específicas de IDVC dificulta la catalogación de los pacientes y sería muy útil encontrar algún parámetro inmunológico asociado con la gravedad clínica y el pronóstico de los pacientes. Uno de los posibles candidatos(12-14) es el estudio inmunofenotípico de los linfocitos B (LB) de memoria, ya que las células B de memoria son un elemento clave en el proceso de producción de anticuerpos y en la literatura se ha descrito su disminución en pacientes con IDVC(15, 16). Todo ello nos indujo a estudiar la caracterización clínico-inmunológica de los pacientes con IDVC clasificados según el fenotipo de los linfocitos B. Los linfocitos B de memoria (CD19+CD27+) son las células responsables de una producción de anticuerpos rápida y eficaz frente a un antígeno específico. Warnatz y cols. (2002)(15) describieron una clasificación de los pacientes con IDVC basada en el inmunofenotipo de las células B de memoria, posteriormente dicha clasificación fue modificada por Piqueras y cols. (2003)(16). En la sangre periférica humana hay tres subpoblaciones de linfocitos B (CD19+): los linfocitos B vírgenes (CD27-IgD+), las células B de memoria sin cambio de isotipo (CD27+IgD+) y los linfocitos B de memoria con cambio de isotipo (CD27+IgD–). Según la proporción de estas subpoblaciones de LB de memoria (BM) en sangre periférica, es posible clasificar a los pacientes con IDVC en tres grandes grupos(16): el grupo BM2 incluye pacientes con un número normal de linfocitos B de memoria con y sin cambio de isotipo, el grupo BM1 incluye pacientes con una reducción significativa de los linfocitos B de memoria con cambio de isotipo y, finalmente, el grupo BM0 incluye pacientes que presentan una reducción significativa de los dos tipos de linfocitos de memoria. Esta clasificación correlaciona con la clasificación funcional descrita por Bryant y cols.(17) en 1990, basada en la capacidad de células B de producir inmunoglobulinas (Ig) in vitro: el grupo A de la clasificación de Bryant se corresponde al grupo BM0 de la clasificación BM, 387 Inmunol 24/4 -68p 21/3/06 14:51 Página 388 VII REUNIÓN DEL GRUPO ESPAÑOL DE INMUNODEFICIENCIAS PRIMARIAS el grupo B al grupo BM1 y el C al BM2(16). La producción de Ig in vitro es una técnica laboriosa cuyos resultados son difícilmente extrapolables y comparables entre laboratorios. Las ventajas de utilizar la citometría de flujo son su accesibilidad, su estandarización relativamente fácil y la buena reproducibilidad de los resultados. Los marcadores utilizados, CD27 e IgD, proporcionan unas imágenes citométricas claras y por tanto la técnica parece apropiada para una posible aplicación asistencial rutinaria. Piqueras y cols.(16) observaron una proporción superior de manifestaciones linfoproliferativas y granulomatosas en los pacientes afectos de IDVC que pertenecían al grupo BM0 y de esplenomegalia en los pacientes del grupo BM0 y BM1, pero no valoraron la presencia de bronquiectasias, enfermedad pulmonar crónica o síndrome de malabsorción. Por otra parte, valoraron la presencia de infecciones piógenas, víricas o causadas por patógenos intestinales, no encontrando diferencias en la incidencia de las mismas entre los diferentes grupos de enfermos. Dichos investigadores describieron episodios infecciosos sufridos por los pacientes en algún momento de la vida, pero no valoraron la presencia de éstas al inicio de la enfermedad, al diagnóstico y una vez establecido el tratamiento sustitutivo. Por eso la falta de relación entre subgrupos de células B y episodios de infección no es sorprendente, ya que el estudio fue realizado en pacientes sometidos al tratamiento sustitutivo con gammaglobulinas, y este tratamiento ha demostrado ser muy eficaz en la prevención de procesos infecciosos agudos(18). En nuestro trabajo se incluyeron 41 pacientes adultos diagnosticados de IDVC, según los criterios establecidos por WHO Immunodeficiency Group IUIS1, en seguimiento clínico en la Consulta de Inmunodeficiencias Primarias del Servicio de Neumología del Área General del Hospital Universitario Vall d’Hebron. Los datos clínicos e inmunológicos se obtuvieron mediante una revisión detallada de la historia clínica y también mediante entrevista personal dirigida de todos los pacientes. El 99% de los pacientes con IDVC incluidos en nuestro estudio presentaron infecciones respiratorias y/o intestinales a lo largo de su vida, pero sólo en algunos éstas provocaron daños estructurales irreversibles. Entre los 41 pacientes con IDVC estudiados observamos una correlación entre los defectos de LB de memoria y la gravedad fenotípica clínica de los pacientes. El grupo BM2 incluyó pacientes cuyos LB expresaban el fenotipo más parecido a los controles sanos, con presencia de ambos tipos de LB de memoria estudiados. A este fenotipo inmunológico le correspondieron unas manifestaciones clínicas más leves: ningún paciente de este grupo desarrolló bronquiectasias, enfermedad pulmonar crónica o 388 síndrome de malabsorción. Al grupo BM1, caracterizado por un fallo en el desarrollo de los LB de memoria con cambio de isotipo, le correspondió un fenotipo clínico intermedio. Los pacientes del grupo BM0 son los que tienen asociado el fenotipo inmunológico (ausencia de LB de memoria) y clínico más grave (evolución a enfermedad pulmonar crónica y síndrome de malabsorción en mayor frecuencia). No conocemos el número de pacientes que ya tenían bronquiectasias en el momento del diagnóstico, pero comparando los factores que potencian el desarrollo del daño pulmonar irreversible (la edad de inicio de los síntomas, retraso diagnóstico, el tiempo en tratamiento o edad actual) no hubo diferencias entre el grupo de pacientes con y sin bronquiectasias y con y sin enfermedad pulmonar crónica. Tampoco encontramos diferencias en los parámetros enumerados entre el grupo de pacientes con y sin síndrome de malabsorción. Por tanto, se podría pensar que la distinta gravedad clínica de los pacientes estudiados es debida al defecto primario de base, diferente en cada uno de los grupos de pacientes. En resumen, se ha descrito una asociación entre el déficit de linfocitos B de memoria y la gravedad de la patología respiratoria y digestiva. Creemos que el estudio de los linfocitos B de memoria podría servir como prueba de laboratorio para orientar el pronóstico y evolución de los pacientes y de sus familiares. Para consolidar estos hallazgos se debería proseguir el trabajo aumentando la casuística, mediante un estudio prospectivo de los pacientes y ampliando el proyecto a la población pediátrica, ya que la infancia es uno de los picos de debut de la IDVC. CORRESPONDENCIA: Manuel Hernández Unidad de Inmunología Hospital Universitari Vall d’Hebron P. Valle Hebron 119-129 08035, Barcelona, Spain. e-mail: mhernan@hg.vhebron.es BIBLIOGRAFÍA 1. Primary Immunodeficiency Diseases. Report of an IUIS Scientific Group. Clin Exp Immunol 1999; 118 (Suppl 1): 1-34. 2. Chapel H, Geha R, Rosen F. Primary immunodeficiency diseases: an update. Clin Exp Immunol 2003; 132: 9-15. 3. 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