Tumores de la parrilla costal Javier Kelly García, Diana Patricia Jiménez Carranza puede acompañar con debilidad muscular o atrofia de extremidades superiores por compresión del plexo braquial; puede encontrarse también aumento de volumen, a veces coligado con traumatismo de cualquier tipo que llamó la atención sobre la lesión; o falta de regresión de un tumor una vez que desaparecieron los signos inflamatorios. Los tumores malignos son en general en personas de más edad y lesiones de mayor tamaño. Se debe indagar sobre el antecedente de radioterapia, área afectada y otras enfermedades malignas asociadas, pues en principio cualquier tumor de pared torácica debe ser considerado como metástasis. El diagnóstico se realiza con una historia clínica completa, exploración física detallada, estudios de imagen y biopsia. La radiografía de tórax por lo general es el estudio inicial y puede identificar lesiones grandes, erosión ósea e infiltración pulmonar; en la tomografía es posible caracterizar con mayor detalle la extensión de la lesión, además de que es el mejor estudio de imagen para establecer metástasis pulmonares; la resonancia magnética ayuda a evaluar mejor los tejidos blandos, e identificar extensión espinal o epidural, invasión a la pared, grandes vasos, corazón y pericardio, útil para valorar resecabilidad, posibilidades de reconstrucción y respuesta a terapias neoadyuvantes. La tomografía por emisión de positrones (PET o PET CT por sus siglas en inglés) con 18-F-fluorodesoxiglucosa es otra herramienta útil para reconocer el tumor primario cuando se sospecha que proviene de otro sitio, así como metástasis, recurrencias, diferenciación con lesiones benignas y respuesta a tratamientos; se necesitan estudios prospectivos y específicos para tumores de parrilla costal a fin de consolidar su recomendación. © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. TUMORES DE PARED TORÁCICA Los tumores primarios de la pared costal son raros, tienen una incidencia de menos de 2% de la población y representan 5% de todos los tumores torácicos. Son de diferentes extirpes por derivarse de diferentes tejidos, como piel, tejido subcutáneo, músculo, cartílago, hueso, vasos, conductos linfáticos, nervios y pleura. Las lesiones metastásicas son más frecuentes que las primarias y siempre debe considerarse la posibilidad de que exista un primario en otro sitio, sobre todo los de origen no mesenquimatoso. De 50 a 80% de los tumores de pared torácica son malignos, 55% se origina de hueso o cartílago y 45% de tejidos blandos. Los tumores de clavícula son metastásicos con mayor frecuencia y los primarios más comunes son los osteosarcomas; en esternón casi todos son malignos y afectan de modo más habitual el manubrio; la mayoría son metastásicos de mama, riñón o tiroides. El cuadro clínico usual es un tumor doloroso. Más de 20% se presenta de forma incidental en estudios de imagen de pacientes asintomáticos. Las lesiones óseas dan iconografías parecidas si se trata de una fractura, callo óseo, lesión primaria o metástasis ósea. Los antecedentes del paciente y una detallada historia clínica serán armas importantes para orientar la probable etiología de la lesión. La manifestación común es dolor de tipo somático y revela afección nerviosa, en particular de los nervios intercostales por compresión o invasión directa; se 1 2 Diagnóstico y tratamiento en neumología La gammagrafía ósea se realiza en búsqueda de metástasis óseas; las pruebas de funcionamiento pulmonar deben ser de rutina, sobre todo en pacientes ancianos, fumadores o con enfermedades cardiacas y en resecciones amplias. En las pruebas de función respiratoria se encuentra un defecto restrictivo ventilatorio, el volumen residual es preservado o elevado, en contraste con los pacientes con enfermedad pulmonar intersticial. La biopsia se puede hacer por aguja de corte o abordajes abiertos (incisional o excisional). Las biopsias excisionales se realizan en tumores pequeños < 5 cm, con un margen de 1 a 2 cm; las incisionales se recomiendan en tumores de mayor tamaño; la biopsia por aspiración es útil en el caso de sospecha de tumores epiteliales metastásicos; no se recomiendan en lesiones primarias, porque no se logra establecer el grado y diferenciación de la lesión. Las citologías pueden identificar células malignas, pero no aportan tejido suficiente para realizar análisis genético (p. ej., para confirmar el diagnóstico de tumores neuroectodérmicos primitivos o distinguir un sarcoma alveolar). En Según tipo: a) Primarios: benignos, malignos. b) Metastásicos: sarcoma, carcinoma. c) Invasión a partir de otros sitios: pulmón, pleura, mama, timo, tiroides. d) Enfermedad no neoplásica: quistes, inflamación. Según tejido de origen y estirpe se muestran en el cuadro 1. Cabeza cuadro Origen Benigno Maligno Hueso Osteoma Osteoma osteoide Osteoblastoma Osteosarcoma Cartílago Condroblastoma Fibroma condromixoide Osteocondroma Encondroma Condroma yuxtacortical Condrosarcoma primario y secundario Condrosarcoma mesenquimatoso Tejido conjuntivo Displasia fibrosa Fibroma desmoplásico Elastofibroma Fibrosarcoma Tumor desmoide (fibrosarcoma) Vasos sanguíneos y linfáticos Hemangioma Angiomatosis esquelética Linfangioma Quiste óseo aneurismático Hemangiosarcoma Linfangiosarcoma Hemangiopericitoma maligno Angiosarcoma Nervios Neurofibromatosis Neurilemoma Sarcoma neurogénico Neuroblastoma Células adiposas Lipoma Liposarcoma Hematopoyético y linfoide Histiocitosis de células de Langerhans Plasmocitoma Mieloma múltiple Linfoma Otros Tumores de células gigantes Sarcoma de Ewing Sarcoma de células del retículo Notocorda Cordoma © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Cuadro 1. caso de realizar una biopsia abierta, se debe tomar precaución en el tamaño, orientación y profundidad de disección de la incisión para no comprometer la subsecuente resección. La supervivencia global en general es de 60% a cinco años con tratamiento quirúrgico; la recurrencia ocurre hasta en 50% de los pacientes y afecta de manera directa la supervivencia que disminuye a cinco años hasta 17%. Los tumores de pared torácica se pueden clasificar por tipo, tejido de origen y estirpe histológico. Tumores de la parrilla costal TUMORES BENIGNOS Osteocondromas Representan de 30 a 50% de los tumores óseos benignos de la pared costal. Se presenta como tumor indoloro. Los hombres jóvenes (pico en el segundo decenio de vida) son los más afectados; son más comunes en costillas y escápula. En estudios de imagen aparecen lesiones pedunculadas o sésiles en la superficie de la costilla, con más frecuencia en la unión costo condral. La degeneración a neoplasia maligna ocurre en menos de 1% de los pacientes, está en relación con el grosor de la cápsula, si ésta es mayor que 2 cm es sospechosa de malignidad (figura 1). © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Displasia fibrosa Proceso crónico caracterizado por áreas focales de reabsorción ósea y de un aumento en la actividad osteoblástica. Representa de 20 a 30% de los tumores benignos de la pared torácica. Es una lesión dolorosa o con fractura en tejido patológico. Es el tumor benigno más frecuente de las costillas. Se caracteriza por lesiones focales en expansión dentro del hueso, en las cuales la estructura ósea normal es sustituida por tejido fibroso y trabéculas óseas centrales mal formadas y adelgazamiento de la cortical; en la radiografía de tórax se encuentran lesiones líticas en la pared posterior de las costillas; 85% de los pacientes presenta elevación de las concentraciones séricas de la fosfatasa alcalina. El 75% se trata de monostótica, afectando sólo una costilla (por lo regular la segunda costilla); 25% son poliósticas, dañando múltiples costillas u otros huesos; cuando se asocia con manchas café con le- 3 che, anormalidades del cráneo, sordera, ceguera, maduración esquelética prematura, malformación de la estructura ósea de la cara y anormalidades endocrinas (pubertad precoz, hipertiroidismo), se llama síndrome McCune-Albright. Son lesiones líticas localizadas en la cara posterior de las costillas, en vidrio esmerilado. Es frecuente en pacientes jóvenes. El crecimiento de los tumores se detiene durante la pubertad. El tratamiento inicial es con base en bifosfonatos, con los cuales se controla el dolor; el manejo histórico de la enfermedad es con analgésicos no esteroideos; sin embargo no se compara con la paliación lograda con los bifosfonatos. Se recomienda la excisión para reducir la sintomatología y diagnóstico. La degeneración maligna es rara. Cuando existe asociación de tumores fibrosos y fibromixomatosos de los tejidos blandos con displasia fibrosa poliostótica se conoce como síndrome de Mazabraud. Condroma Representa de 15 a 20% de todos los tumores de pared torácica; se origina de la cavidad medular. Tumor indoloro de lento crecimiento, casi siempre lobulado, localizado en la unión costocondral anterior. Usual en niños y jóvenes. En las imágenes radiológicas se encuentran lesiones líticas con margen esclerótico. El patrón “iceberg” indica una expansión hacia la cavidad torácica, evidente en estudios de imagen. Los sitios más frecuentes son manos, fémur, húmero y esternón. Es difícil diferenciarlo del condrosarcoma de bajo grado. La transformación maligna suele manifestarse en dolor y crecimiento rápido. No existe un patrón clásico, por lo que es prudente considerarlo maligno para su tratamiento, pues 40% de las lesiones son malignas al momento del diagnóstico. El tratamiento es resección amplia. Quistes óseos aneurismáticos Figura 1. Osteocondroma de costilla en mujer de 35 años de edad. Lesiones osteolíticas con espacios quísticos llenos de sangre, precedidos de trauma o asociados con tumores óseos como el osteoblastoma. Más frecuente en menores de 30 años de edad. En el tórax se localizan en la porción posterior y lateral de las costillas. Tienen un crecimiento acelerado, destrucción ósea y extensión a tejidos blandos adyacentes. En la radiografía de tórax se encuentran lesiones con borde bien definido. El tratamiento es con base en resección quirúrgica, ofreciendo tasas de curación de 70 a 90%; también se Diagnóstico y tratamiento en neumología ha tratado con radioterapia, en el contexto de una enfermedad local agresiva o de tumores recurrentes. Histiocitosis de células de Langerhans También llamado granuloma eosinofílico, representa de 10 a 20% de los tumores de parrilla costal; afecta las costillas de un 9 a 15%. Se trata de un proceso infiltrativo difuso. La relación H:M es de 5:1. Puede ser monostótico o polióstico; el monostótico afecta a menores de 15 años de edad. El cuadro clínico es dolor localizado en pared torácica, acompañado de malestar general y fiebre. En radiografía se encuentran lesiones expansivas de costilla con destrucción irregular de la corteza y con formación de hueso subperiosteal, similar al sarcoma de Ewing. La resección ofrece diagnóstico y cura; en caso de lesiones múltiples se puede ofrecer radioterapia a bajas dosis. El diagnóstico diferencial se hace con lesiones malignas y osteomielitis. Osteoma osteoide Tumor óseo benigno más frecuente de todo el cuerpo. Es poco frecuente en las costillas (1%), caracterizado por nidos de tejido osteoide rodeado por hueso esclerótico reactivo, posterior por lo general. El dolor se da más por las noches. En el gammagrama óseo se encuentra con un signo de doble densidad. Osteoblastoma También llamado osteoma osteoide gigante es más grande y no forma nidos; agresivo de forma local y recurrente. El tratamiento es la resección. Tumor de células gigantes Poco frecuente en las costillas. Su pico de incidencia es en el tercer y cuarto decenio de vida. Aunque son tumores benignos, son agresivos. El tratamiento es a partir de excisión. Lipomas Difíciles de diferenciar de los liposarcomas al momento de la exploración física. En la tomografía, los liposarcomas se observan heterogéneos, con realce con medio de contraste intravenoso. Los lipomas por lo general son homogéneos, ambos tendrán una aumento en la intensidad en la RM en T2. Elastofibroma dorsi En 1961 se describió como una lesión mesenquimatosa benigna de lento crecimiento, producto de la proliferación de elastina, estroma de colágeno y tejido graso. En un 99% se localiza en región infraescapular, sólo 10% es bilateral. Se ha relacionado su génesis con personas que tienen actividades de esfuerzo en las extremidades superiores, que les condicione inflamación crónica. De predominio en mujeres, relación 5:1, con un pico de incidencia de los 40 a 70 años. La sintomatología es mínima, puede ocasionar dolor, sobre todo al mover la extremidad. Los diagnósticos diferenciales son lipoma, liposarcoma, neurofibroma o tumores desmoides. El mejor método diagnóstico es la resonancia magnética, en donde se observa lesión de densidades semejantes a músculo con áreas hipodensas por su componente graso mal delimitada. La excisión es curativa, la resección inicia en la punta de la escápula y se extiende hasta la parrilla costal, liberando el músculo serrato y se coloca drenaje percutáneo en promedio de 3 a 4 semanas, pues se ha observado que antes de este tiempo predispone a dehiscencia e infección de herida quirúrgica. Los pacientes asintomáticos se pueden mantener en vigilancia. Tumor desmoide Los tumores desmoides se originan de las fascias musculares y aponeuróticas. El término fue acuñado por Mullen en 1838 (desmos: tendón), la tendencia clínica difiere de la histológica, al comportarse como una neoplasia infiltrante con tasas de recurrencia local alta con tratamiento quirúrgico. Puede originarse de cicatrices quirúrgicas o después de la sobredistensión de los músculos rectos abdominales. Se considera que el miofibroblasto es la célula que genera la lesión, como parte de una reparación anómala en los sitios lesionados. El síndrome de Gardner o la poliposis adenomatosa familiar son factores de riesgo para la presentación de esta neoplasia. Ocurre en 10% de los pacientes con PAF. Las lesiones torácicas representan 20% de todas las fibromatosis extra abdominales, con más frecuencia en la cintura escapular. El pico de incidencia se da en el segundo y tercer decenio de vida. Es más frecuente la localización en pared abdominal que en pared costal. En este sitio, la tasa de recurrencia es mayor de un 35%, asociado con la dificultad de obtener un margen negativo. La radioterapia adyuvante ha tenido tasas de control de 50%. Se ha descubierto que este tipo de neoplasias expresan receptores estrogénicos, por lo que en pacientes no candidatos a resección quirúrgica se puede dar tratamiento con tamoxifeno, con respuestas de hasta 50%; si se com- © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. 4 Tumores de la parrilla costal bina con los AINE se han reportado respuestas de 70%. Otros tratamientos con respuestas variables son: AINE (sulindaco, indometacina, celecoxib); quimioterapia: doxorrubicina-dacarbazina, vinblastina, carboplatino, vincristina, vinorelbina, ciclofosfamida, metotrexate; interferón y mesilato de imatinib. © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. TUMORES MALIGNOS 5 pulmonares tempranas. En imágenes de tomografía se encuentran lesiones heterogéneas con áreas de destrucción ósea con zonas de necrosis, hemorragia y osificación; en radiografías se observa el signo del sol naciente. El tratamiento es multimodal con base en quimioterapia neoadyuvante seguido de cirugía. Aunque no es un tumor radiosensible, la radioterapia se ha usado en tumores con resecciones inadecuadas. La supervivencia a cinco años es de 65 a 75% en el tratamiento multimodal. Condrosarcoma Tumor de Askin-Rosai Tumor maligno más frecuente de la pared torácica (35%), por lo general en los arcos costocondrales (75%) o esternón. Puede originarse de un condroma. La edad de presentación tiene dos picos de incidencia: en el segundo y quinto decenio de vida, con ligero predominio en varones. Es una neoplasia con una evolución rápida, expansiva y que llega a invadir con facilidad el mediastino. La diferenciación histopatológica entre un condrosarcoma y un condroma es muy difícil, por lo que el tratamiento es la resección; la biopsia por punción no tiene un impacto diagnóstico prequirúrgico. Por tomografía se observan áreas de calcificación de matriz condroide. La presentación clínica es un tumor doloroso de lento crecimiento; 10% con metástasis pulmonares al momento del diagnóstico. El tratamiento es la resección amplia. El objetivo de la cirugía es brindar un adecuado margen quirúrgico, que garantice control local. Deben obtenerse por lo menos 3 cm de límite quirúrgico, para garantizar un bajo índice de recurrencia; en caso de márgenes estrechos o tumores irresecables, está indicada la radioterapia, pero la radiación sola o junto con quimioterapia no ha dado resultados satisfactorios. La supervivencia a cinco años es de 70 a 90%, la cual disminuye a 47% en caso de una resección incompleta. Las tasas de recurrencia local son de 4 a 10% (resección completa) y 73% (incompleta). La quimioterapia no ha demostrado beneficio, excepto en los subtipos mesenquimal y desdiferenciado. Considerado parte de la familia de sarcoma de Ewing/ tumores primitivos neuroectodérmicos periféricos (PNET, por sus siglas en inglés), que comparten la translocación (t11; 22) (q24; q12). Los originados en la pared torácica reciben el nombre de tumores de Askin. Descrito en 1979 por Askin y Rosai, es un tumor de células pequeñas, redondas y azules (argentafines), con un índice mitótico alto y formación de pseudorosetas que se origina de los tejidos blandos de la parrilla costal. La inmunohistoquímica demuestra tinción positiva para enolasa neuronal específica y vimentina. Es un tumor agresivo que tiene tendencia temprana a dar micrometástasis sistémicas al momento del diagnóstico e invasión extensa por crecimiento acelerado, condicionando compresión, disnea, diaforesis, pérdida de peso. El pico de incidencia es en los primeros dos decenios de vida. Es más común en fémur que en pared torácica; en este último se presenta en un 6 a 15%, escápula. En el tórax es más común en costillas y región paravertebral. En lo clínico, el paciente puede tener aumento de volumen no doloroso en un 49%, o tumor doloroso en un 43%, disnea 17%, y dolor sin tumor en un 6%. Hasta un 25% de metástasis al momento del diagnóstico. En las radiografías de tórax se pueden hallar lesiones óseas destructivas líticas o blásticas, con elevación del periostio con múltiples láminas de formación de hueso subperiosteal, a lo que se conoce como signo de “piel de cebolla”; en tomografía se encuentran grandes tumores definidos con degeneración quística y extensión a tejido blando. Se debe diferenciar de un cuadro de osteomielitis. El tratamiento es multimodal, con esquema de múltiples agentes de quimioterapia, resección amplia y radioterapia externa. La radioterapia mejora el control local cuando la resección no fue completa, sin embargo a costa de toxicidad cardiopulmonar y con un potencial oncogénico en población joven. En caso de tumores irresecables. el tratamiento es radioterapia seguido de quimioterapia. La recurrencia ocurre en un 20% de los pacientes y alrede- Osteosarcoma Tumor óseo maligno más frecuente en el cuerpo, sin embargo es raro en la pared torácica (1-3%), representa de 10 a 15% de los tumores de la parrilla costal. El pico de incidencia es en el segundo decenio de vida. Puede surgir de novo o bien de lesiones óseas preexistentes como enfermedad de Paget o zonas radiadas. De manera clínica es un tumor que evoluciona rápido. Por lo general es doloroso y produce metástasis 6 Diagnóstico y tratamiento en neumología dor de 25% tiene metástasis al momento del diagnóstico. El factor más importante de recurrencia es la respuesta de la quimioterapia. La supervivencia a cinco años es mayor que 60%; en enfermedad metastásica es cercana al 30% y 100% en enfermedad local. Plasmocitoma solitario y mieloma múltiple Los plasmocitomas son tumores de células plasmáticas, idénticos en lo histológico al mieloma múltiple. Si afecta el hueso se denomina plasmocitoma óseo solitario, y si afecta a tejidos blandos, plasmocitoma extramedular. Es la lesión maligna primaria más frecuente de las costillas. Ambas lesiones son manifestaciones de una misma enfermedad. El plasmocitoma es una lesión localizada por lo regular en el esternón. Debe ser única para considerarse plasmocitoma el mieloma múltiple es la manifestación sistémica. Se presenta entre los 40 y 60 años de edad. La característica es una lesión de las costillas de crecimiento lento, dependiente de un arco costal, expansiva con imágenes de sacabocado, con límites imprecisos y que no presentan esclerosis marginal. La radioterapia ofrece control local, sin embargo se debe continuar con vigilancia por el riesgo (45 a 75%) de presentar mieloma múltiple sistémico. La supervivencia a cinco años es de 40 a 60%. Representa 6.2% de los tumores primarios malignos del hueso. El 30% son secundarios a la transformación maligna de lesiones benignas preexistentes (fibrosarcoma secundario), como displasia fibrosa, enfermedad de Paget ósea, infarto o quiste óseo aneurismático y osteomielitis; también pueden generarse como sarcomas radioinducidos. Su pico de incidencia es de los 30 a 60 años de edad. Son agresivos y producen metástasis en 50% de los casos, sobre todo en hueso y pulmón. La supervivencia a 10 años es de 28%. El tratamiento es la resección amplia. En casos irresecables se da quimioterapia y radioterapia neoadyuvante, con respuestas bajas de 15 a 20%; en caso de márgenes estrechos (menores de 2 cm), se indica radioterapia adyuvante. Histiocitoma fibroso maligno pleomórfico/ sarcoma pleomórfico indiferenciado Común en pacientes del sexto y séptimo decenio de vida. Se trata de tumores con un crecimiento acelerado, pero indoloros por lo general. En tomografía aparecen como lesiones heterogéneas, con realce y calcificaciones. El tratamiento es la resección amplia. Hasta 30% recurre. De 30 a 50% tiene metástasis al momento del diagnóstico y la supervivencia a cinco años es de 38%. Se asocian con radiación previa. Sarcomas de tejidos blandos Fibrosarcoma Se origina del tejido fibroso que mantiene fijo a los huesos, músculos y, en general, a todos los órganos. Liposarcomas Pico de incidencia de 40 a 60 años. El tratamiento es la resecciòn amplia y la supervivencia a cinco años es de 60%. Angiosarcomas Relacionados con linfedema crónico, radiación (más frecuente por cáncer de mama) y exposición química. El periodo de latencia después de la radiación es de 5 a 10 años. El tratamiento es quirúrgico. Rabdomiosarcoma Sarcoma más frecuente de niños y adolescentes. Los hombres son más afectados. Se presenta con lesiones con un crecimiento rápido. El compromiso óseo se da en > 20% de los pacientes. Los tipos histológicos más frecuentes son embrional, alveolar y pleomórfico. El tratamiento incluye la resección amplia, seguida de radiación y quimioterapia multidroga. La supervivencia a cinco años es de 60 a 75%. © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. Representan 45% de los tumores de la pared costal y 6% de todos los sarcomas en general. Al igual que en otros sitios, hay diferentes tipos histológicos de sarcomas. Entre los más frecuentes se tienen los fibrosarcomas (52%), liposarcoma (14%), sarcoma neurogénico (9.2%), dermatofibrosarcoma (7.5%) e histiocitoma fibroso maligno (5.5%). Pueden originarse de novo o en el contexto de radiación previa. En la tomografía son heterogéneos, con distintos grados de diferenciación. El tratamiento es partir de resección, con margen mínimo de 2 cm. El estado de los márgenes, grado e histología se asocian con la supervivencia. Las metástasis se desarrollan en 10% en tumores de bajo grado comparado con 50% en los de alto grado; 20% se presenta con metástasis al momento del diagnóstico y 35% lo desarrollará en el transcurso de la enfermedad. La supervivencia a cinco años es de 63 a 89%. Tumores de la parrilla costal 7 TRATAMIENTO © Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito. RECONSTRUCCIÓN La cirugía de la parrilla costal ha tenido cambios significativos a través del tiempo y los cirujanos han adquirido diversas habilidades para el manejo de estas lesiones neoplásicas complejas. A inicios de 1930, Graham y Singer realizaron con éxito la primera neumonectomía por cáncer de pulmón. En los decenios subsecuentes inició la cirugía de la parrilla costal, al llegar la intubación selectiva, drenajes pleurales cerrados y antibióticos. En 1940 se comenzaron a utilizar los colgajos de fascia lata para el manejo de los defectos de la pared; Swenson utilizó costillas traslapadas y giradas a la línea media para el manejo de los defectos del esternón; Pickrell inició la era de resección de la parrilla costal en el manejo local/regional de cáncer de mama avanzado. Los colgajos de dorsal ancho se empezaron a emplear en 1950 para la reconstrucción de áreas amplias. Dicha técnica, ya descrita en 1906 por Tasini, sólo tuvo auge 40 años después. Este tipo de avances musculares se siguen usando. En 1963, Kiricuta describió el uso del omento para sellar y reparar defectos extensos de la parrilla costal tras la resección de lesiones neoplásicas. Durante los pasados 50 años, diversos autores han tenido avances significativos en las técnicas de reconstrucción de la parrilla costal. Se han utilizado para la reconstrucción colgajos musculares o miocutáneos de dorsal ancho, recto abdominal, serrato, pectoral mayor y menor. De manera reciente se han aplicado técnicas de transferencia microvascular para el cierre de defectos que no son posibles reparar con técnicas diferentes. La reconstrucción puede ser compleja, y requiere de un equipo quirúrgico con experiencia. El objetivo es la protección de las vísceras torácicas y la preservación de la mecánica respiratoria, con un resultado cosmético aceptable. Para defectos posteriores, la escápula provee adecuada cobertura y estabilización; en el caso de los defectos anteriores, si éstos son mayores de 5 cm de diámetro, se usan mallas de material sintético (polipropileno y politetrafluoroetileno) y se cubren con tejido vascularizado. En caso de requerirse rigidez para la estabilización de la parrilla costal, antes se usaba una técnica en sándwich con metil metacrilato entre dos piezas de malla de Marlex. En la actualidad, los implantes de titanio, en combinación con mallas sintéticas o biológicas, ofrecen una mejor alternativa en la reconstrucción de grandes defectos (figura 2). Se ha descrito una variedad de colgajos para la reconstrucción de la pared torácica (de piel, músculo, mio- Figura 2. Reconstrucción de pared costal posterior a restricción de sarcoma de costillas con material de titaneo (STRATOS/STRACOS) cutáneos, libres o pediculados), así como los colgajos de omento, que sin embargo requieren laparotomía. Los principios generales de la reconstrucción de la parrilla costal son: ● ● ● ● ● Desbridación del sitio quirúrgico. Estabilidad de la caja torácica. Cobertura del defecto con tejidos de calidad y volumen adecuados. Obliteración de los espacios muertos. Disminución de las secuelas estéticas. Las complicaciones de la reconstrucción se presentan de 21 a 36%, las más frecuentes son las siguientes: dehiscencias, infecciones, sangrado del sitio quirúrgico o de los colgajos utilizados en la reconstrucción y pulmonares, por lo que se hace énfasis en el manejo pre y posquirúrgico. El paciente debe hacer ejercicio moderado antes de la cirugía, rehabilitación pulmonar en quienes sea meritorio y terapia física respiratoria. BIBLIOGRAFÍA Abbas AE, Deschamps C, Cassivi SD et al.: Chest-wall desmoid tumors: results of surgical intervention. Ann. Thorac. Surg. 2004;78:1219. Diagnóstico y tratamiento en neumología Carvajal R, Meyers P: Ewing’s sarcoma and primitive neuroectodermal family of tumors. Hematol. Oncol. Clin. North. Am. 2005;19:501. Dinauer PA, Brixey CJ, Moncur JT et al.: Pathologic and MR imaging features of benign fibrous soft-tissue tumors in adults. Radiographics 2007;27:173-187. 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