El fantasma de Patricio Rey

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El fantasma de Patricio Rey
Escrito por Iván Gallo
Viernes 22 de Octubre de 2010 16:31
Acá en la Plata no pueden volver a tocar. La última vez la turba arrasó con todo. El Indio arriba
del escenario deja de ser un cantante para convertirse en Lenin, si parara en seco su canción y
dijera que fueran todos en masa a tomarse el palacio donde viven los poderosos la multitud
como una sola persona los aniquilaría. Lo ha pensado pero se arrepiente. Los vientos ya no
agitan como antes, además es demasiada responsabilidad. Patricio Rey es la utopía de la
revolución y los tiempos de cambio ya no existen en esta Argentina post-apocalíptica. Hubo un
tiempo en que todo era posible, hubo un tiempo en que las canciones no cambiaban el mundo
pero cambiaron la manera de pensar de muchos argentinos. Es más fácil resistir los infaustos
recuerdos sumergido en el riff demoledor de Vencedores Vencidos.
Los redonditos de ricota nacieron pocos días después de que Isabelita Perón tuvo que tomar
ese helicoptero y desde las alturas escuchaba como las señoras emperifolladas de la Recoleta
le gritaban "Fuera yegua asquerosa". No podían tener otra opción que atrincherarse dentro de
su música, dentro de sus letras confusas, llenas de metáforas y de odio hacia una sociedad
que se fragmentaba en mil pedazos. "Ahora se habla con mucha liviandad de el movimiento
Hippie en la Argentina- Dice El indio en una de las pocas entrevistas radiales que ha dadoPero lo que se les olvida a esos detractores es que muchos de esos jóvenes fueron
consecuentes y algunos llegaron a empuñar las armas tratando de sacar al país de la pesadilla
que estabamos soñando".
Sobrevivieron a todo, incluso a las paredes en las que ellos mismos se habían encerrado. Al
principio fueron un colectivo creativo donde artistas plásticos como Rocambole se preocupaban
por montar sus escenarios y crear el arte de sus discos y gente como Enrique Symms escribía
unos monólogos delirantes, esquizoides que servían de introducción a sus conciertos "Pero
todo eso lo fuimos quitando porque la gente se impacientaba y entendimos que lo mas
importante era la música. La gente venía por eso" Para Symms el escritor maldito por
excelencia esto fue considerado como una traición por parte de Solari y de Skay. A los
redondos les han dado con todo, dicen de ellos que se aburguesaron, que el sueño
underground naufragó por completo que ahora viven en grandes mansiones en countries
electrificados y rigurosamente vigilados. Pueden decir lo que sea, un poco de confort ayuda,
pero nadie puede decir nunca de ellos que tranzaron con un sello discográfico o que se hayan
presentado en un asqueroso programa de televisión.
Patricio Rey es un organismo etéreo compuesto de dos partes, por una parte está Skay
Bellinson, el hombre que cree en la vida ultraterrena, en el poder del espíritu. El tipo sencillo
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Escrito por Iván Gallo
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que todavía recorre lentamente las calles de Palermo viejo y que cuando le da la gana va a
tomarse unos tintos en la centenaria tanguería de Roberto ubicada en Bulnes y Perón. El otro
lado es más aspero, mas rocoso, el Indio Solari, una entidad demoniaca a la cual le está
prohibido a nosotros, pobres mortales a mirarlo a los ojos, el que ose incumplir este precepto
lloverán sobre el maldiciones y agua mierda. El Indio da declaraciones cada lustre , vive metido
en su casa y cuando se cansa de ver fútbol y de trabajar en su novela la eternamente
inconclusa Homicidio Americano se mete al estudio de grabación y compone el solo canciones
que huelen todavía a ciudad, a wisky y falopa.
Al lado de los redondos Soda Stereo es una banda de gomelos con inquietudes
seudoexistencialistas. Los redondos son la banda de los que tienen que levantarse a las cinco
de la mañana en una puta y escarchosa mañana de invierno, hacer una fila con cientos de
personas para apeñuscarse en un cochambroso vagón de tren, atestado de gente maloliente y
recorrer las catorce estaciones que separan Berazategui de Constitución. Por eso me chupa un
guevo si ella usó mi cabeza como un revolver lo que me importa es salir corriendo a ver que
escribe en mi pared la tribu de mi calle.
Suciedad, crueldad, ciudad, puticlubs, conurbano, arrabal, sudor, frío, cafishios, dealers, Los
redondos son ¿Porque no? Esos angeles solitarios que ahora escriben las canciones que los
viejos tangueros dejaron de cantar.
El señor que me vende el choripan en la esquina al enterarse que andaba azotando mi
anatomía con Patricio Rey me regaló un mp3 con las canciones de los Redondos. Patricio Rey
es un fantasma, no es que vayas a una disqueria y pidas sus exitos, nada de eso, hace año no
les da la puta gana de reeditar nada. Entre menos se escuchen, entre mas se hagan esperar el
mito crece, la idolatría aumenta. A Patricio Rey le importa una mierda todo eso, el solo quiere
que lo dejen en paz.
En Colombia, tierra alegre como pocas, no tenemos una banda de culto, un banda que genere
la incendiaria pasión de destruir un pueblo con la furia de sus canciones. Lo más cerca que
tenemos serían las Farc, pero definitivamente bombardear con pipetas de gas a una población
no es Rock. Allá lo que importa es que un artista tenga proyección internacional, si pega en
Miami no importa que pegue en Bogotá. De tanto cacarear con nuestro folclor se nos olvidó esa
música de cloaca que puede generarse en una ciudad de ocho millones de habitantes. Música
pulida, correctita, eficaz, hecha para gustar a la gente. País de caretas. Los argentinos pueden
ser un manojo de hijos de puta como lo somos nosotros pero al menos a ellos les tiene sin
cuidado la proyección internacional, por eso mañana se podrá morir Ceratti y lo llorarán cuatro
chetos borrachos de Belgrano y por cierto las miles de niñas colombianas bien que asisten
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puntual y enguayabadamente a sus clases de cine en la Universidad de Palermo.
Cuando muera Patricio Rey ninguna fanfarria sonará. No habrá tiempos de ataudes, las
cenizas del monstruo flotarán en el riachuelo infecto que amenaza Avellaneda. Como un rumor
los fieles que reparen su ausencia dejarán de llorar al escuchar pausadamente que Patricio
está bien, no hay nada de que preocuparse porque con su presencia el infierno estará
encantador esa noche.
3/3
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