Psicología Social y de las Organizaciones Curso 2009-2010 DESINDIVIDUALIZACIÓN Y AUTOCONSCIENCIA No tan buenos... Como hemos visto en el tema anterior, la presencia de otras personas reduce nuestra disponibilidad para prestar ayuda. Es decir, estar en un grupo puede hacernos “no tan buenos”. La influencia de los demás no se queda ahí. A continuación veremos cómo en muchos casos la presencia de los demás nos lleva a dar un paso más allá, hasta llegar a la violencia. Excitabilidad Muchos estudios (véase el Módulo 17 de Myers) muestran que la presencia de multitudes es un factor excitante. En medio de una gran masa de gente estamos más activados fisiológicamente: sudamos más, respiramos más deprisa, aumenta la presión sanguínea y el ritmo cardíaco... Además, al estar entre una multitud se intensifican las emociones, tanto positivas como negativas (las personas con amistad se gustan más, las personas que se llevan mal se gustan aún menos...). Está comprobado que bajo estas situaciones (excitación e intensificación de emociones) es más probable que se muestren respuestas de carácter automático. Difusión de la responsabilidad Además los experimentos sobre escaqueo social (véase el Módulo 18 de Myers) y sobre la disponibilidad para prestar ayuda (Módulo 30) muestran que la compañía de otras personas producen una difusión de la responsabilidad. Cuando estamos solos nos sentimos responsables de nuestros actos y del bienestar de los demás. Pero este sentido de la responsabilidad se desvanece cuando estamos en presencia de otras personas. Violencia generada por el grupo La acción combinada de estos dos factores (excitabilidad y difusión de la responsabilidad) puede hacer que las personas hagan en compañía de los demás, lo que nunca harían solas. Es frecuente ver en la televisión situaciones en las que arrastradas por el grupo las personas se comportan de forma violenta: Violencia en los partidos de fútbol Ataques a indigentes Espectadores de un suicidio Violencia policial Probablemente, la mayor parte de estas personas sería incapaz de realizar estos actos si no fuera por la presencia de otras personas. Desindividualización Cuando las personas se encuentran en un grupo pueden perder el sentido de la identidad personal y dejarse llevar por las normas del grupo. A este proceso se le conoce con el nombre de desindividualización. El grado de desindividualización que produce un grupo depende, entre otras cosas, de los siguientes factores: Del tamaño del grupo Del anonimato físico De lo excitantes que sean las actividades que se realizan en ese grupo Tamaño del grupo Los grupos grandes hacen que sea más difícil identificar a cada miembro. A mayor tamaño del grupo, más difícil es identificar a cada uno de sus miembros. Una vez que las personas sienten que el anonimato está garantizado pueden hacer cosas que nunca harían si supieran que les pueden identificar. En general, es más probable que se den actos violentos o inmorales cuando el grupo es grande. Por ejemplo, es más fácil que haya linchamientos, que la multitud le diga a un suicida que se tire del puente... Parece que el tamaño de las ciudades y la densidad de población influyen en la tasa de delincuencia por este mecanismo. Por ejemplo, es difícil que te roben la cartera en el bar de un pueblo pero es fácil que lo hagan en un bar de Bilbao. Tamaño del grupo Zimbardo (1970): abandonó dos coches con el capó levantado en dos ciudades con diferente número de habitantes. En NY, donde la elevada densidad de población hace difícil la identificación de los delincuentes, el coche fue “asaltado” a los diez minutos de haber sido abandonado (robaron inmediatamente la batería y el radiador). En Palo Alto, nadie toco el coche en más de una semana y la primera persona que lo tocó lo hizo sólo para cerrar el capó porque estaba lloviendo. Anonimato Muchos experimentos muestran que es más probable que se haga daño a otra persona si se garantiza el anonimato. Es más difícil que las personas violen una norma si se les pide información personal (nombre, residencia...). Por esta razón, muchos grupos violentos instan a sus miembros a llevar atuendos que fomentan el anonimato (uniformes, llevar la cara tapada...). Anonimato Zimbardo (1970): pidió a un grupo de “ayudantes” que dieran descargas a una persona como parte de un experimento. La mitad de estos “ayudantes” hacían su tarea encapuchadas y la otra mitad con la cara al descubierto y con un cartelito en el que ponía su nombre. Las que iban cubiertas, pulsaron el botón de las descargas el doble de tiempo en cada ocasión. Diener (1976): en la noche de Halloween el investigador decía a los niños que cogieran sólo un caramelo de la bandeja y después se iba dejándolos solos delante de la bandeja. Los niños que iban en grupo tenían el doble de probabilidades de coger algún otro caramelo en ausencia del investigador. Además, los niños a los que no se preguntaba su nombre tenían el doble de probabilidades de coger otro caramelo que los niños a los que no se preguntaba su nombre. Actividades excitantes La agresividad del grupo también es mayor si el grupo realiza actividades excitantes. Entre otras razones, por eso es más fácil que haya violencia entre los espectadores de un partido de fútbol que entre los espectadores de una partida de ajedrez. Además cuando estamos excitados y vemos que los demás también lo están es más fácil que nuestras emociones nos distraigan y no nos paremos a pensar si lo que hacemos está bien o está mal. Por eso mucha gente se arrepiente después de lo que ha hecho bajo la influencia del grupo. No se trata de que sean mala gente, sino de que el grupo les ha hecho actuar sin pensar antes. Autoconsciencia Lo contrario de la desindividualización es la autoconsciencia. Mientras que la desindividualización incita a perder el control, la autoconsciencia favorece el autocontrol, la coherencia... Si se hace que las personas sean más autoconscientes (por ejemplo, haciendo que se vean en un espejo), es más fácil que se comporten de forma responsable (que no hagan trampas en un juego, que no coman cosas que engordan...). Cualquier cosa que reduzca la autoconsciencia (por ejemplo, el consumo de alcohol) incrementa la desindividualización, lo que muestra que son polos opuestos de un mismo continuo.