Durante el interrogatorio el Capitán González Flores dijo: “… Yo quiero un careo con Ortigoza, quiero verle la cara”, yo sabía lo que estaba pasando. Ahí sale y dice Duarte Vera, “traigan a Ortigoza”, viene Ortigoza y no quería hacer el careo, porque yo era inocente y él también, a lo mejor iba a decir, “me van a pegar en vano” y nosotros inocentes. Entonces le llevan y le garrotean otra vez, porque no quiso hacer el careo, ahí se levanta el General Colmán y me dice, “Capitán González Flores epifanista y todos los González son todos comunistas y lo único que quieren es plata”. Ahí le dije, “mi General, yo soy Capitán, estuve siete años en Escolta y no tengo una bicicleta, no tengo casa, auto no tengo nada, de manera que eso que quiero, plata no existe para mí” salí y dije ahí el único que puede hablar es Fretes Dávalos, que me conoce muy bien. Sale Fretes Dávalos y dice, “yo no creo”, ¿para qué? dijo, viene Colman y le dice, “pero que vas a decir y andas emborrachándote con éstos” era por la fiesta que hicimos…”. Juan Bautista González Flores Asunción; 1962. Algunos Casos Paradigm·ticos Cuando le llevaron al Capitán González Flores al Departamento de Investigaciones, se le estaba torturando al Capitán Hilario Ortellado quien era: 104 “…Un tipo duro, y se le sonreía a los tipos y no podía equilibrarse bien, ¡porque tenía los pies todo machucados!, eso me consta porque he visto, y había sido él todavía no dijo el “sí”. Entonces estaban todavía los otros, ya dijeron “sí” pero el estaba todavía “no”, Taponier me trató bien también y me dice, “mi capitán dice que si por qué éstas torturas nadie aguanta […] Ahí le pregunto, ¿por qué me van a torturar? y me dice, usted va a ser torturado mi capitán, decí nomás que “si”, ahí está Ortigoza, ¡nosotros le tenemos! lastima aquí nadie aguanta, decí nomás que “si”. Enseguida suena el teléfono, ¿si ya se me torturo o no?, me atan el tobillo, una faja de cuatro o cinco centímetros para que no quede muy fuerte, porque a uno con los movimientos le entra hasta los huesos si es piola, me ponen dorsal en la pileta y dos personas me atajan la parte del tobillo, otro me pareció que era el pecho y uno en la cabeza y te zambullía. Yo era joven atleta, pensé un poco ahí en el agua, después de repente hice un movimiento muy fuerte y a todos le saque de encima mío, ahí entendí por qué había tanta seguridad, ahí te manejaban del cabello y la oreja. Continúo hasta que me doblegaron, y dije yo, “si voy a hablar”, me sienta