4 No podemos pretender en nuestro contexto actual el mismo modo de comportamiento apostólico en nuestro adolescentes y jóvenes. Pero sí hay algunas estrategias que Domingo fue aprendiendo, guiado por su gran maestro Don Bosco, que sí podemos trasladar a nuestra práctica. Pero lo más importante, acompañar a los animadores que se inician en el aprendizaje y desarrollo de un corazón apostólico, convencido, fecundo y lleno de Dios. Sería interesante, conversar con los jóvenes el texto anterior y analizar las “estrategias pastorales” de Domingo. Acompañar en las actividades apostólicas .¿QUE ESTRATEGIAS USABA DOMINGO SAVIO ENTRE SUS COMPAÑEROS? El tenía iniciativa. Va al encuentro. El no dejaba pasar mucho tiempo para dar un buen consejo. El hacerse simpático a las personas Mantener el ánimo sereno. Su edad fue una de sus mejores herramientas para poder acercarse a sus compañeros. El leía mucho, se preparaba mucho. Estar siempre ubicado donde está. Buscaba como motivar a sus compañeros (premios, incentivos) Insistencia en los sacramentos. El era muy práctico. Es parte de la tradición educativa salesiana la “pedagogía de la acción”, aquella incorporación de los jóvenes a ser apóstoles entre sus pares. En nuestras casas es muy habitual que en los grupos de adolescentes y jóvenes haya experiencias apostólicas, y en muchas ocasiones jóvenes de 15 o 16 años ya se integran a animar en forma habitual a un grupo. Sin duda esto tiene sus riquezas. Don Bosco lo hacía en su Oratorio, lo hizo con los primeros salesianos (que con poca edad y menos experiencia aun eran encargados de dar clases y catequesis), lo hizo con Domingo Savio. Por otra parte tenemo jóvenes que con poca experiencia de fe, se integran (o son integrados) en actividades de animación, en un admirable movimiento de solidaridad. En ambos casos es fundamental que los jóvenes sean acompañados, y no se los deje a la deriva en su fe y en su acción pastoral. A la larga, si no, pueden perder su fundamento y desgastarse. A animar se aprende animando. Esto es clarísimo. Es una característica de la educación salesiana, es uno de los rasgos de la Espiritualidad Juvenil Salesiana (servir a los demás) y es uno de los mayores atractivos para los jóvenes. Por supuesto que para crecer en el “corazón animador”se precisa un buen tutor. Y es reponsabilidad de los “mayores” guiar y acompañar a los “menores” para que no desfallezcan por el camino porque han perdido aquello que los alimenta. AMBIENTE EDUCATIVO ACOMPAÑAMIENTO Aunque suene un poco grandilocuente, la integración de un “adolescente grande” o “joven chico” a la animación persigue un objetivo único que es ayudarlo a descubrir y/o profundizar su vocación cristiana, destacando el rol del servicio al mundo y a la Iglesia. Por eso, el comienzo de su historia como animador cristiano implica cuatro tipos de acción: 1. Seguir el camino de la vida con fe en Dios y dedicación a la misión de Jesús. 2. Crear intencionalmente una manera cristiana de vivir que deje huellas que otros puedan seguir. 3. Tomar decisiones que impacten positivamente nuestra vida personal y la de la sociedad. 4. Mostrar, con el testimonio de vida, ideales significativos en los que vale la pena invertir nuestro afecto, tiempo, recursos y esfuerzos. 1 Tareas de los “animadores grandes” Nuestros modelos de jóvenes animadores. Quien tiene como responsabilidad acompañar a jóvenes animadores (el encargado del grupo, el animador referente) que se inician en las tareas apostólicas debería tener presente un conjunto de acciones propias de un maestro. Tenemos en la Familia Salesiana muchos ejemplos de adolescentes y jóvenes que desempeñaron un activo rol apostólico en edades muy tempranas, encontrando en ello un camino de santidad. Pensemos en Domingo Savio (15 años). Repasaremos algunos hechos para ver cómo integró la dimensión apostólica a su vida. CAMINAR junto a los jóvenes animadores (reunirse, preparar encuentros, planificar, evaluar, sugerir...) ESCUCHAR sus dudas y reclamos (preguntas, necesidades prácticas, sugerencias al grupo, deseos espirituales...) CONFRONTAR los ideales con la realidad pastoral (evaluar al final del día, conversar las expectativas, animar ante los fracasos, exigir de acuerdo a las posibilidades...) SER PRESENCIA activa pero no invasiva (estar en las actividades, apoyar, dar espacio, dejar hacer, proponer mejoras) CONTEMPLAR el apostolado con ojos de fe (invitar a rezar, enseñar a rezar, proponer caminos de acompañamiento espiritual, mostrar la animación/educación como una vocación...) Y como en todo proceso de acompañamiento hay cuestiones que deben dialogarse con cierta frecuencia. • La vida interior • La integración a la comunidad • Las alegrías y dificultades pastorales • La vida familiar • El estudio, trabajo, afectos. 2 Estos aspectos pueden desarrollarse a partir de las propuestas presentadas en el librillo “Acompañamiento”, que se distribuyó en el Animando 2011. Cuenta Don Bosco: La primera cosa que se le aconsejó para hacerse santo fue que se dedicase a ganar almas para Dios, puesto que no hay nada más santo en el mundo que cooperar al bien de las almas [...]. Domingo descubrió la importancia de esta práctica y se le oyó decir más de una vez: - ¡Qué feliz sería si pudiese ganar para Dios a todos mis compañeros! Entretanto no dejaba pasar una ocasión para dar buenos consejos y avisar a quien hubiese dicho o hecho algo contrario a Dios. [...] Cuando llegaba a su pueblo en las vacaciones, se veía inmediatamente rodeado de niños de su edad, más pequeños o incluso mayores, que encontraban verdadero placer entreteniéndose con él. Distribuyendo sus regalos en el momento oportuno, les animaba a estar atentos a las preguntas que les hacía o sobre el catecismo o sobre sus deberes. Con tan buenos modales, conseguía llevar a muchos consigo al catecismo, a la misa y a otras prácticas de piedad. Vida del jovencito Domingo Savio (1878), capítulo 12 3