Tema 143 TROMBOFLEBITIS Dres. J.L. Rodríguez Peralto, J. Salamanca y A. Segurado DEFINICIÓN Tromboflebitis es la respuesta inflamatoria que ocurre tras la oclusión por un trombo de una vena superficial o profunda. ETIOLOGÍA En la mayoría de los casos, la etiología es desconocida pero guarda relación con tres factores: estasis sanguíneo, daño endotelial e hipercoagulabilidad; que de forma aislada o asociadas, intervienen en el desarrollo de un trombo. Así, las causas conocidas más frecuentes de tromboflebitis son las fracturas, traumatismos (inyecciones, catéteres, punciones, etc.), cirugía mayor, inmovilización prolongada, venas varicosas, insuficiencia cardiaca congestiva, embarazo, toma de anticonceptivos orales y las enfermedades malignas, pues todas ellas facilitan la formación de trombos. La tromboflebitis de las piernas, tras reposo prolongado, es el cuadro más frecuente de tromboflebitis, ya que aúna factores de alteración del flujo vascular por válvulas incompetentes, con una mayor susceptibilidad de sufrir traumatismos que dañen la pared vascular. CLÍNICA Clínicamente se manifiesta por dolor, hiperalgia y edema local y en muchas ocasiones, la palpación demuestra un cordón doloroso que corresponde a la vena trombosada. La lesión es a veces segmentaria y múltiple, lo que explica el nombre antiguo de tromboflebitis migratoria. Además la flexión dorsal del pie está limitada y produce dolor (signo de Homan). Según la profundidad de la vena afectada se distinguen dos tipos clínicos: - Trombosis venosa superficial: cursa con induración, enrojecimiento y aumento de la temperatura local dibujando el trayecto de la vena lesionada. 594 - Trombosis venosa profunda: produce sin embargo una tumefacción de todo el miembro afecto, mientras que la circulación venosa colateral aparece prominente. Una vez que el trombo se ha establecido, sobre todo en las formas profundas, puede ir aumentando de tamaño con el consiguiente riesgo de que se fragmente y ocasione una embolia pulmonar. El diagnóstico se confirma mediante pruebas de imagen (ecografía Doppler, ganmagrafía con fibrinógeno, pletismografía, flebografía...) que revelan la falta de flujo venoso a ese nivel. El cuadro de tromboflebitis suele ceder en unos 10 a 15 días dejando con frecuencia una serie de secuelas, lo que se denomina síndrome post-flebítico. El trombo comienza a organizarse provocando daño de la pared vascular. Las venas se vuelven incompetentes y varicosas (Fig. 1), la extremidad afecta se edematiza, se enrojece, la piel se descama y aparecen zonas eccematosas (eccema de estasis), hiperpigmentación por depósitos de hemosiderina e incluso úlceras varicosas, fibrosis dérmica y elefantiasis. Formas especiales son la enfermedad de Mondor, que es una tromboflebitis de las venas subcutáneas del tórax secundaria a traumatismos, intervenciones quirúrgicas p.e. por cáncer de mama, enfermedades del tejido conectivo, etc. La linfangitis esclerosante del pene (flebitis de Mondor del pene), que a pesar de su nombre, el vaso lesionado es probablemente una vena y se piensa que se produce a consecuencia de traumatismos durante el coito o por agentes infecciosos como virus o clamidias. HISTOPATOLOGÍA En las lesiones iniciales se observa un infiltrado inflamatorio neutrofílico que afecta a la pared de una vena del tejido celular subcutáneo superficial. En estadios más evolucionados también hay linfocitos y ocasionales células gigantes multinucleadas. Tromboflebitis Figura 1. Venas varicosas en extremidad inferior después de episodios repetidos de tromboflebitis. Figura 2. Tromboflebitis evolucionada: Imagen panorámica de una vena superficial dilatada y ocupada por material hemático trombosado. No obstante, la mayoría de las biopsias corresponden a lesiones establecidas y revelan venas subcutáneas con trombos organizados (Fig. 2) y paredes fibrosas engrosadas con aspecto de cordón (Fig. 3). Pueden observarse imágenes de recanalización (Fig. 4). En la tromboflebitis asociada a la enfermedad de Buerger (tromboangeítis obliterante) con frecuencia se observan microabscesos intramurales en las venas, aunque no está claro si son específicos de esta entidad o no. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Histológicamente, el diagnóstico diferencial de la tromboflebitis superficial debe realizarse con la vasculitis nodular y la poliarteritis nudosa cutánea. La primera afecta a las arterias musculares más que a las venas y se asocia a una paniculitis lobulillar extensa, mientras que en la tromboflebitis superficial, la inflamación habitualmente se limita a la grasa inmediatamente adyacente a la vena lesionada. 595 Dermatología: Correlación clínico-patológica Figura 3. Tromboflebitis evolucionada: Aproximación en la que se advierte la oclusión parcial de la luz de la vena por un trombo recanalizado. Obsérvese que en este caso predomina el componente trombótico sobre el inflamatorio. Figura 4. Tromboflebitis evolucionada: Trombo que ocupa masivamente la luz del vaso. En la periferia se reconoce la pared muscular de la vena. La poliarteritis nudosa es una arteritis, no una flebitis, con necrosis fibrinoide de la pared de la arteria. TRATAMIENTO Va encaminado a eliminar, si es posible, la causa desencadenante además de instaurar la anticoagulación, con el fin de reducir el riesgo de hemo596 rragia y de embolia pulmonar. Se instaura con heparina intravenosa o subcutánea para sustituirla al cabo de unos días por warfarina oral que debe mantenerse durante al menos tres meses. Junto al tratamiento farmacológico son necesarias unas medidas de soporte que incluyen el reposo con la pierna en alto durante el episodio agudo, la movilización precoz y el uso de vendajes compresivos o medias elásticas de compresión gradual.