Conferencia de prensa del ministro de Economía Celestino Rodrigo

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Conferencia de prensa del ministro de
Economía Celestino Rodrigo, donde defiende
las medidas económicas tomadas por el
gobierno de María Estela Martínez de Perón en
1975
30 de junio de 1975
Celestino Rodrigo
Fuente
Centro de Documentación e Información del Ministerio de Economía y Finanzas Pública de la
República Argentina.
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Señoras y señores: Hoy hace 28 días asumí la cartera de Ministro de
Enconomía de la Nación Argentina. Han sido 28 días plenos de frustración y
desazón al hacer inventario de la situación económico-social. Han sido 28
días plenos de acción al tratar de introducir un cambio de rumbo
fundamental en la marcha hacia el desastre que llevaba el país. Han sido 28
días plenos de lucha, de lucha patriótica tratando de convencer a los
sectores que integran el quehacer económico-social de la Nación, de la
necesidad de una toma de conciencia, y de un sacrificio en pos de la
Argentina Potencia que es nuestra meta.
Durante este lapso, que es breve en la historia de las naciones y que parece
una eternidad en la expectativa especulativa de algunos argentinos, se me
ha mostrado no haber explicitado previamente el plan que iba a gobernar
nuestra acción.
Quienes me acusan no son ajenos a la especulación que ha ensuciado y
empobrecido el país. Conocer las acciones de los gobernantes antes de su
puesta en vigor otorga a los más audaces y más poderosos, ventajas que
pagan los menos pudientes y más honrados.
Por otra parte nuestro pueblo está cansado, está hastiado de planes y
objetivos altisonantes que no se concretan o de largos períodos de meras
declaraciones sin acción alguna.
Dijo nuestro Líder: “Mejor que decir, es hacer”. Así hemos actuado. Creo,
estoy convencido, que las medidas decididas y puestas en vigencia en el
mes de junio han contribuido, en forma fundamental, al cambio de rumbo
propuesto. Así mismo, han dado lugar a la toma de conciencia, por parte de
los argentinos, de la situación en que nos hallamos: no es posible destruir
los ingresos del mañana para mantener una situación ilusoria en el hoy.
[…] La efectivización del plan de acción económico se halla lo
suficientemente avanzada como para que se pueda explicitar el mismo
como un todo y anunciar, en términos generales, el resto de las medidas
que contribuirán definitivamente a este cambio de rumbo que el país
necesita.
El día sábado el Poder Ejecutivo ha cerrado, mediante un acto de
confirmación de su poder y de su autoridad, el proceso inesperado y fuera
de cauce que habían adquirido las convenciones paritarias. Ello significa el
definitivo, expreso y formal respaldo a la política de realismo económico. Ha
llegado el momento de explicar al pueblo la situación lamentable en que se
encuentra la hacienda del país.
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A partir de Noviembre de 1973 las naciones desarrolladas entran en un
proceso de crisis económica originado, aparentemente, por el embargo
petrolero de los países árabes y realmente por su ambición de vivir todos
los días en una sociedad de creciente derroche.
La Argentina como país de desarrollo medio y con un comercio exterior que
la interrelaciona con el mundo entero, no puede dejar de sentir los impactos
de esta crisis. No obstante, los argentinos no tomamos conciencia de esta
circunstancia y seguimos un camino dislocado y distorsionado de irrealismo
continuando en una ilusión enfermiza de prosperidad creciente.
[…]
Tratando de mantener bajos los precios para contribuir al mantenimiento
del salario real, se generaron una cantidad de precios relativos totalmente
irreales que alentaban a los factores de la economía a trabajar contra el
país.
Es así que se desincentiva la producción y se desalienta la exportación. Es
así que promueve el contrabando de importación y de exportación de
frontera. Se alienta la inversión en el extranjero y no hay inversión en el
país. Se premia a la especulación y se castiga a la industria.
Al superar la inflación el ritmo de 100% anual, parece que la única
posibilidad que existía era tratar de restringir el crédito a la actividad
privada, ya que no era posible limitar el déficit monstruoso que acumulaba
el sector público. A su vez este déficit generaba tal emisión monetaria que
significaba un nuevo aliento para la inflación desenfrenada.
El déficit energético sigue cubriéndose con importaciones de petróleo y
nuestros ríos fluyen hacia el mar sin ser aprovechada su potencia
hidroeléctrica, de la cual solo utilizamos el 3,2%.
Prácticamente no hay inversión privada. Por otra parte, las empresas de
capital extranjero y las multinacionales que trabajan en el país, estaban
razonando al 31 de mayo el abandono de sus actividades y han pedido ya,
en cierta medida, la repatriación de sus capitales.
[…]
No es posible que firmas argentinas se vean obligadas a no cumplir
contratos de exportación porque les cambiamos la regla de juego
conscientemente y los costos resultan mayores que el precio convenido. El
desprestigio que ello nos causa es un daño irreparable al país. Todo
mercado que se gane para productos argentinos debe permanecer abierto a
cualquier costo para nuestras exportaciones.
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Tampoco es posible que negocios pactados libremente con empresas
extranjeras hace más de un decenio aun no hayan sido terminados, y que
por lo tanto, la contraparte extranjera no conozca la situación jurídica en
que se halla.
Una nación con tanta riqueza y con interrelaciones comerciales e
industriales con el mundo entero, no puede razonar un cierre total de sus
fronteras sin bajar necesaria y drásticamente el producto total presente y
futuro del país y el total de bienes a disposición de sus habitantes.
Los ejemplos más o menos recientes, aun en países de menor desarrollo
relativo, han significado retrocesos de decenas de años en el nivel de vida
de sus habitantes.
El salario real cuyo crecimiento es el objetivo fundamental del justicialismo,
se deterioró progresivamente y requirió ajustes periódicos cada vez más
frecuentes y más importantes del salario nominal.
El ajuste inicial de 1973 tuvo vigencia durante 9 meses. El de marzo de
1974 sirvió durante 6 meses, el de octubre de 1974 sirvió durante 4 meses,
el de febrero de 1975 ya se agotó en abril de 1975, la espiral inflacionaria
se come todo ajuste del salario nominal en un tiempo cada vez menor. No
se concibe una carrera más ridícula y absurda que la descripta. En la
Argentina de 1975 todos saben, como lo dijo Perón, que con productividad
estancada o decreciente no hay ninguna posibilidad de crecimiento del
salario real.
Se pueden lograr mediante políticas adecuadas transferencias en la
distribución del ingreso, siempre que ellas no afecten la productividad total
y la capacidad de inversión de la economía. En caso contrario, la
distribución forzada de ingresos genera espirales inflacionarias. Esta es una
ley fundamental del sistema económico.
Durante este periodo se agrandan las distancias entre los propios
asalariados: los mismos oficios en distintos gremios perciben salarios que
tienen diferencias de hasta el 100%.
Es doloroso para un peronista asistir a tales diferencias.
Siempre existen sectores dinámicos que puedan pagar salarios mayores que
otros, la gran empresa también puede hacerlo en mayor medida que la
pequeña. Pero diferencias del 100% entre salarios para una misma
ocupación, generan una carrera por el ingreso que exacerba aún más la
inflación frustrando inexorablemente las expectativas iniciales.
[…]
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A todo ello, se agrega la imposibilidad de pensar en grandes proyectos
nacionales de crecimiento. En las palabras que pronuncié el 2 de junio,
afirmé que el país real argentino era un país sano y potente y que el país
formal, al que me he referido en todo mi diagnóstico, se hallaba enfermo y
desordenado.
Ahora bien, al país real le falta vocación de crecimiento. Los grandes
proyectos nacionales que cambiarán definitivamente el nivel de vida de los
habitantes, no se realizan ni es convocado el pueblo a su realización.
Algunos de ellos, iniciados en el pasado, se encuentran con un sinnúmero
de dificultades y atrasos crónicos. Es así como el Polo Petroquímico en Bahía
Blanca, tiene ahora dos años de atraso irreparable y en lugar de entrar en
funcionamiento en 1976, lo hará en 1978.
El país debe saber que sin una vocación real de crecimiento económico se
auto condena a una lucha estéril por la división de una miseria heredada.
Cuando la Excelentísima señora Presidente el 15 de mayo de 1975, me
ofreció el cargo de Ministro de Economía solicité respetuosamente que se
difiriera la concreción de dicho ofrecimiento hasta que la conducción
anterior terminara la negociación de las convenciones paritarias, cuyo plazo
de negociación vencía el 31 de mayo.
[…]
Los fundamentos del plan del Ministro de Economía son:
-Precios realistas en todos los sectores económicos que incentiven la
producción y alienten la inversión reproductiva.
-Aumento de la productividad de toda la economía; productividad del capital
y productividad del trabajo.
-Política flexible en materia de tipo de cambio que mantenga la capacidad
competitiva del país en toda circunstancia.
-Devolución a las provincias del precio pleno de sus productos que hoy son
devorados por el intermediario y el gran consumidor nacional que es Buenos
Aires.
-Saneamiento del sector público a través de una política de austeridad en el
gasto, una recaudación impositiva simple y eficiente y una política realista
de tarifas para los servicios públicos.
-Reorientación de las pautas de consumo, comprimiendo el consumo
excesivo y suntuario de los privilegiados.
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-Persecución sin piedad del delito económico.
[…]
En materia de tarifas se procedió y procederá a ajustar las mismas a un
nivel tal que permita, en el sector energético, el mantenimiento de los
planes y obras fundamentales sin incidir en el déficit del Tesoro.
En empresas dinámicas como ENTel las tarifas financiarán el gasto total de
la empresa y sus inversiones. En otras como Ferrocarriles y Correos se
seguirá subvencionando las mismas mediante aportes del Tesoro por no ser
posible transferir a las mismas el total de los gastos y la inversión. En todos
los casos se mantendrán tarifas lo más elevadas posibles en función social y
comercial. En todos los casos se mantendrán tarifas bajas para servicios
públicos utilizados por las clases menos pudientes y se cargará al máximo a
aquellas que significan gasto prescindible. El mejor ejemplo de esto ha sido
la fijación del precio de la nafta a varias veces por encima del precio del gas
oil. Las tarifas, al igual que la paridad cambiaría serán ajustadas
periódicamente en función de costos, con el objeto de mantener y recuperar
la capacidad de inversión del sector público.
Prácticamente todas estas medidas ya han sido tomadas en estos 27 días.
El nuevo sistema de precios
También en materia de precios se ha avanzado fundamentalmente en la
concreción de una nueva política que significa la sinceración de los precios
reales que estaba pagando la economía y que alentaban un mercado negro
crecientemente dañino y perjudicial para los intereses del país.
Se ha definido una canasta de alimentos fundamentales sobre los cuales se
impondrá un sistema de control lo más eficiente posible.
En el resto de los artículos se permitirá que se expliciten los precios reales,
reservándose el Estado el derecho a controlar directamente los costos de
producción, de distribución y márgenes de ganancias a través de auditorías
de costos a las empresas líderes de cada sector. Al concentrar la atención
en menos artículos y menos precios estaremos en condiciones de efectuar
un control realmente efectivo.
Estamos conscientes que el mes de junio, al amparo de expectativas
especulativas se alcanzaron niveles de precios en muchos productos
básicos, que exceden todo justificativo de costos. Eliminado el factor
generador de expectativas, que eran las paritarias, los precios deben
reducirse inmediatamente a sus niveles normales.
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[…]
La obligación de aumentar la productividad correrá por igual para el
empresario que para el obrero. No es posible que se utilicen dos agentes
para realizar el trabajo de uno. No es una conquista social el pasarse 8
horas ganando un sueldo sin trabajar; esta seudo conquista la paga el
propio obrero al compartir su sueldo con otro. En toda actividad en que hay
personal sin utilidad baja el nivel de ingreso de todos. El mantenimiento de
"fuentes de trabajo" que no producen perjudica a los propios obreros.
En muchos casos la baja productividad de una sola sección de una fábrica
reduce la producción de la totalidad de ella.
Todo esto ha llevado a que para producir artículos que en 1973 se
producían con 60 horas hombre hoy se requieren 80. Esto no puede seguir
así. Se buscarán soluciones a estos problemas sin que se afecte el nivel de
vida del trabajador.
Las medidas a adoptarse en el sector financiero contribuirán
inevitablemente a mejorar el uso de los fondos disponibles para inversión y,
consecuentemente, a aumentar la productividad total del stock de capital. El
aumento de productividad que se logre, será trasladado directamente al
salario real, incrementando de esta forma la participación de los
trabajadores en el ingreso real total.
[…]
En materia de inversión extranjera se ha iniciado hace pocos días una
política consciente y madura e relaciones con el capital multinacional y
extranjero.
Trataremos a la empresa extranjera como todo empresario nacional
mientras que cumpla con la ley.
Se propondrá la eliminación de los defectos de la ley de inversiones
extranjeras que hacen imposible su actuación en el país, sobre todo la
discriminación sobre los capitales ya radicados. Se tratará de promover la
inversión extranjera dentro de reglas de juego razonables.
Naturalmente la inversión extranjera totalmente nueva deberá realizarse en
áreas de estricta necesidad para el país, y en proyectos cuya magnitud lo
justifiquen. Serán regulados y negociados por un Gobierno que se siente
fuerte para mantener un diálogo a nivel internacional con la dignidad que
exige el respaldo del pueblo argentino.
[…]
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La política de austeridad que seguirá el Estado deberá ser también un
ejemplo para la comunidad. Hace escasamente 22 días pedí al pueblo un
esfuerzo en materia de disminución de consumo y aumento del ahorro.
Ahora lo reitero. Se tratará que la población reoriente su gasto, una vez
cubiertas las necesidades básicas, hacia actividades recreativas, sanas y
hacia inversiones que contribuyan al crecimiento del país y a la creación del
capital de la comunidad. Para ello se seguirán creando instrumentos de
ahorro que hagan accesible a todo el mundo esta posibilidad, si temor a la
descapitalización ocasionada por la inflación. Los impuestos al consumo
suntuario, las tarifas de servicios públicos progresivas, el precio de la nafta,
el tipo de cambio para turismo y los estímulos al ahorro y la inversión,
configuran una política clara de restricción al consumo de los más
pudientes. Entiéndase bien: disminuir ciertos tipos de consumo y el
consumo excesivo de ciertos grupos sociales es muy diferente a disminuir
su nivel de ingresos.
Nuestra política de ingresos es peronista y porque es peronista tiene por
objetivo prioritario incrementar la participación de la clase trabajadora en el
ingreso nacional. Por ello nos apresuramos a incrementar el salario mínimo
y salario familiar y hemos de solicitar al Congreso la eliminación del
impuesto a las Ganancias para las rentas del trabajo personal. Repito, no
nos hemos propuesto disminuir los ingresos de ningún grupo social, pero sí
nos hemos propuesto disminuir ciertos tipos de consumo prescindibles.
Las empresas estatales
Para las empresas privadas deficitarias que han pasado a la órbita del
Estado deberá encontrarse una solución que haga desaparecer la carga
fiscal que ellas significan. Esta solución no deberá recaer sobre el nivel de
ingreso de los trabajadores que ellas ocupan. Nadie razona la privatización
de los servicios fundamentales que han sido nacionalizados o que siempre
han estado en manos del Estado.
La banca oficial seguirá siendo oficial y las empresas de la Corporación
Nacional de Empresas del Estado y de la órbita del Ministerio de Defensa
Nacional, seguirán siendo de la órbita oficial.
[…]
Todo el encuadre del plan fue puesto en peligro por la marcha de las
convenciones paritarias que fijaron en forma inesperada salarios que
superaron en muchos casos en más del 150% los niveles vigentes en el mes
de mayo. En una economía cuya productividad no crece, el simple
incremento de los salarios nominales, lo único que hace es incrementar el
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ritmo de la inflación y achicar el periodo en que esta absorbe la mejora
obtenida.
Es así como a los 27 días después del plazo original para terminar las
negociaciones paritarias existían aún gremios que no habían terminado con
esta negociación. Existían otros que al haber sido los primeros en terminar
consideraban tener derecho a reabrir las negociaciones pues sus conquistas
numéricas habían sido superadas por las de trabajadores cuyas
convenciones terminaron después.
El país estaba convulsionado por una carrera de los salarios entre sí, y por
la carrera de los precios por alcanzar los salarios.
En este estado de distorsión la pequeña empresa, que tiene una relación de
mayor mano de obra frente al capital, era la que más se perjudicaba. Ella
enfrentaba a breves días la cesación de pagos por no poder pagar los
nuevos niveles salariales antes de transferir los incrementos de costos a los
precios. Por su parte el fisco que enfrentaba un déficit de 80.000 millones
de pesos antes de las medidas de la nueva conducción económica que
lograban rebajarlo a una cifra suficientemente menor, volvía a enfrentar, de
aceptar este incremento salarial, cifras que superarían los 100.000 millones
de pesos. Esta magnitud representaría aproximadamente el 10% del
producto bruto nacional y nos colocaría directamente en el disloque
económico. Limitando el incremento en el sector público a solo el 80%,
comparado con cifras del 130% o más en el sector privado, el déficit se
incrementaba en pesos argentinos 40.000 millones.
Hubiéramos sufrido la peor de las crisis económicas que es inflación con
recesión. Aquellas empresas que no pueden seguir el ritmo de la inflación se
verían devoradas por sí misma y los auxilios crediticios que el Estado le
quiera dar no llegarían a tiempo. Corríamos el riesgo de aumentar el
número de empresas enfermas en manos del Estado. Teníamos a las
puertas el fantasma de la desocupación.
En este estado de cosas la Excelentísima señora Presidente, en reunión de
Gabinete, decidió tomar a su cargo la definición de una política salarial
coherente que terminará con este estado de confusión.
El Poder Ejecutivo toma a su cargo la fijación del incremento salarial que
regirá a partir del 1º de junio así como una definición clara de política
salarial para los próximos 12 meses.
El Poder Ejecutivo seguirá de cerca la relación precios-salarios y realizará,
dentro de la política ya enunciada, todos los actos necesarios para proteger
el salario real.
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[…]
En el día de la fecha la Excma. Señora Presidente ha convocado a dirigentes
de la C.G.T., para conversar con ellos sobre diversos puntos que hacen a la
conducción del proceso político y económico del país.
En lo que nos atañe en el área de nuestra acción resulta fundamental la
participación que la Excma. Señora Presidente el día sábado 28 de junio, se
ampliará la participación a otros sectores del quehacer nacional.
Terminado el difícil proceso de la fijación de pautas salariales, convoco al
pueblo que a partir de hoy, cada uno en su puesto de trabajo, contribuya al
engrandecimiento de la Nación poniendo toda su inteligencia y esfuerzo en
aumentar la productividad nacional.
Necesitamos más horas laborables y más eficiencia en las horas laborables;
necesitamos empresarios que crean en el país, que inviertan en el país y
realmente dirijan sus empresas en beneficio del país.
Tenemos que terminar esta loca carrera por el lucro diario y empezar una
armónica, pausada y progresiva acción por el engrandecimiento de la
Nación y por el mejoramiento moral de los hombres que la forman.
El 2 de junio afirmé que seguiría la política del diálogo y la concertación con
todos aquellos que tuvieran: representatividad, poder y responsabilidad.
Hoy, es oportuno reiterar este concepto fundamental. El diálogo con el
Ministerio de Economía está abierto siempre a condición que los interesados
no se marginen al carecer, de alguno o varios, de estos atributos
esenciales.
Es con profunda fe en nuestro pueblo, que termino estas palabras en la
convicción de que las medidas económicas adoptadas y a adoptar significan,
prácticamente, la única posibilidad concreta de evitar males mayores a
corto plazo, y poner definitivamente el país en marcha hacia su destino de
grandeza moral y material.
Señores: por esta dilatada exposición que la creí indispensable, les
agradezco la atención dispensada. Por ello, a todos Uds. les digo: Muchas
gracias.
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