[5] Grandes preparativos se hacen en Palermo para la conmemoración de las Vísperas Sicilianas, el 31 de marzo de 1882. El programa de las fiestas, que durarán tres días, se resume de esta manera.—Apertura de la iglesia de las Vísperas, inauguración de una lápida conmemorativa, gran peregrinación a dicha iglesia, iluminación de la ciudad, función de gala en el teatro, representándose las Vísperas Sicilianas; gran baile.— Carrera en la Favorita, gran misa fúnebre, inauguración del tiro nacional, iluminación fantástica de la iglesia de las Vísperas, función de gala en el teatro. Distribución de una medalla conmemorativa a los representantes de los municipios, iluminaciones y fuegos artificiales con trasparentes históricos, análogos a la iglesia de las Vísperas. La municipalidad de Palermo hace gestiones para que el maestro Verdi asista. Buenos Aires debe gran parte de su prosperidad a la gran suma de inmigrantes italianos que hallan patria amante y próvida en sus playas. Los gobiernos del Plata y de Italia se dan prendas incesantes de afecto vivo y sincero, y hay entre ambos pueblos un verdadero comercio de cosas y de espíritus. Edmundo de Amicis y Giosué Carducci son tan conocidos y celebrados entre los argentinos, como el poderoso Olegario Andrade, y el elegante Guido Spano, en los círculos literarios de Italia. Una compañía dramática italiana, cuando no dos, trabaja constantemente en Buenos Aires, y del español al italiano, y de este a aquel se vienen allí con frecuencia obras dramáticas. Recientemente, un hombre de letras nuevo, Scotti, tradujo al italiano el drama de una afamada poetisa del Plata, la señora Eduarda Mansilla de García. Llámase el drama La marquesa de Altamira, y es su asunto poner en lucha las ásperas convenciones sociales de las clases aristocráticas y las leyes niveladoras y justas de la naturaleza, y hacer triunfar los afectos que esta inspira de las convenciones que aquella les impone. Pero se dice que la señora Mansilla encarnó en cada uno de los personajes de su drama, con arte feliz, una preocupación, una virtud o un vicio, de modo que al mismo tiempo que caracteres de una obra escénica, los personajes eran como datos vivientes de un problema, manejados de manera que llegaban a una solución natural y necesaria: y el traductor italiano, atendiendo más al efecto escénico que a la idea germinadora, ha despojado al drama de esas sutiles bellezas de pensamiento que palpitan en todo él, y le dan especial mérito. Acaba de publicarse en Francia un libro notable, de M. Albert de La Berge, sobre la expedición francesa a Túnez. El libro compara la vasta región de Magreb, que se extiende al sur del Mediterráneo, de Tánger al golfo de Hammamet, a un gigante de piedra y tierra fecunda, cuya cabeza acariciase el Atlántico, y cuyos pies bañase el mar de Grecia. Junto al Atlántico tiene los picos nevados de Marruecos, y junto al Cabo Bon tiene las colinas tunecinas, sembradas de olivares y laureles. En ese golfo de Túnez estuvo Cartago la famosa, de la que no quedan hoy más que unas doce cisternas, arcos rotos y trozos de columnas. De Cartago dijo Gustave Flaubert, aquel cincelador del lenguaje, que era como galera anclada en la arena líbica. Alzábase en anfiteatro a lo largo de la costa, y vigilaba el angosto paso del Mar Mediterráneo entre África y Sicilia. Hoy viven en miseria aquellas costas llenas un tiempo de ricas factorías; y están abandonados junto a la capital de la Regencia los campos en que crecían antes la vid frondosa y el jugoso olivo, y de donde exportaba Italia la cosecha abundantísima de los trigales. No habría más que regar un poco aquella tierra entumecida, y como hecha a no producir, para volverle su primitiva fecundidad. Aún se hallan por el Sur de Túnez ruinas de antiguas calzadas romanas, lo que muestra que Roma invadió de lleno la comarca de su odiada rival. Hoy vagan árabes nómades donde hubo magníficas ciudades, y están tan solitarios como los ricos valles del Medjerdah y el Sahel que se extienden al Norte de la Tunicia. ¡Parece que un soplo helado ha detenido la vida en aquellas regiones fertilísimas! Los bosques han sido talados. Nadie cuida las riquezas naturales. Todo el libro va encaminado a demostrar cuán fácil y meritoria sería la tarea de Francia, si se diese al cultivo y aprovechamiento de esta hermosa región, perdida hoy para los hombres. 3 700 inmigrantes italianos desembarcaron en el Plata durante la primera quincena de diciembre, y en la segunda esperaban 4 210 más. Comienzan a venderse en Inglaterra fotografías fosforescentes, y en Alemania y en Austria. Se las prepara con facilidad extrema. Se baña una prueba positiva en aceite de higuereta, lo que la hace trasparente, se echa en el respaldo de la prueba una camada de materia fosforescente, que solo obra sobre los puntos luminosos. Y así se tiene un cuadro de hermoso efecto. Fotografías de la luna muy curiosas se logran por este sencillo medio. La Opinión Nacional. Caracas, 10 de febrero de 1882 [Mf. en CEM]