La Liturgia de las Horas

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La liturgia de las horas es la oración oficial de nuestra iglesia, antes del Concilio Vaticano II, la liturgia de las
horas era exclusiva de los sacerdotes hoy en día participan todos los laicos.
La liturgia de las horas está compuesta por siete momentos de oración que son: Laudes, tercia, sexta, nona,
vísperas, completas y Oficio de Lectura. Son siete momentos de oración durante el día como veremos en el
siguiente cuadro.
Laudes, vísperas y completas contienen mas elementos que las demás horas por eso se les denominan
horas mayores y a tercia, sexta y nona se le denominan horas menores.
Elementos que componen las horas litúrgicas
Laudes y
Vísperas
Tercia, sexta y
nona
Completas
Invocación Inicial Invocación Inicial Invocación Inicial
Oficio de lectura
Invocación Inicial
Gloria
Aleluya
Himno
Himno
Himno
Himno
Salmodia
Salmodia
Salmodia
Salmodia
Lectura Breve
Lectura Breve
Lectura Breve
Primera y segunda
lectura
Responsorio
Responsorio
Responsorio
Cántico
Evangélico
Cántico
Evangélico
Preces
Padre Nuestro
Oración Final
Oración Final
Oración Final
Oración Final
Conclusión
Conclusión
Conclusión
Conclusión
La salmodia es un conjunto de salmos seleccionados, la lectura breve se toma de algún pasaje de la Biblia y
las Preces son peticiones que se le hacen a Dios.
Laudes: Oración de la mañana...
Toda su temática alude al despertar y a su equivalencia simbólica con la resurrección. El
horario habitual en las comunidades religiosas es las 7 de la mañana, aunque,
naturalmente, se debe adaptar al propio ritmo de vida: lo normal es entre 6 y 10 hs.
Cuando Laudes es la primera oración litúrgica de la mañana se puede agregar el salmo
Invitatorio antes del himno.
Oficio de Lecturas: Oración durante el día...
Antiguamente llamada "Maitines", su centro es la meditación en un tema bíblico y
teológico, que se refleja en la lectura bíblica larga (que se desarrolla a lo largo de varios
días) y en la lectura patrística, hagiográfica o teológica. Puede realizarse en cualquier
momento del día, pero es muy frecuente unirlo a las Laudes o las Vísperas (en cuyo caso
se omite el saludo final de una y el inicial e himno de la otra).
Cuando Oficio es la primera oración litúrgica de la mañana se debe agregar el salmo
Invitatorio antes del himno.
Hora Intermedia: Oración breve, durante el día...
Se puede rezar entre las 9 y las 12, o entre las 12 y las 15, o entre las 15 y las 18,
recibiendo respectivamente el nombre de Tercia, Sexta y Nona. Normalmente se reza en
el día una sola de ellas, pero puede rezarse más de una, en cuyo caso en la primera que
se rece se utilizan los salmos que figuran, y en las otras la "Salmodia Complementaria"
correspondiente. La Hora Intermedia de las memorias son siempre de la feria del día, y no
hacen alusión al santo que se conmemora.
Vísperas: Oración del atardecer...
Sus motivos aluden al fin del trabajo y del día activo, y la equivalencia simbólica con la
Venida del Señor. Un horario entre las 7 y las 10 de la noche es adecuado. Los días que
preceden a una Solemnidad no tienen Vísperas.
Las «Primeras Vísperas» son la misma oración que Vísperas, pero para los domingos y
solemnidades, que comienzan la tarde anterior y por lo tanto tienen dos vísperas: las
«primeras», que son la tarde anterior (la del sábado, en el caso de un domingo), y las
«segundas», que son las de la propia tarde cronológica (la tarde del domingo, siguiendo
el mismo caso). Evidentemente, el día anterior cede parte de su tiempo al domingo o
solemnidad y no tiene vísperas.
Completas: Oración de antes de dormir...
Sus textos aluden al sueño, y a su equivalencia simbólica con la muerte. El mejor horario
es
aquel
en
que
efectivamente
vayamos
a
dormir
enseguida.
Aunque hay una Completas para cada día de la semana, es costumbre -aceptada en las
rúbricas- que quienes desean rezarlas de memoria, lo hagan siempre con una de las dos
Completas de domingo, ya sea la de después de Primeras Vísperas o la de después de
Segundas Vísperas.
Las Completas no tienen vinculación estrecha con el desarrollo del calendario litúrgico,
excepto el «aleluya» al final de las antífonas e invocaciones en tiempo pascual.
¿Cómo se reza la Liturgia de las Horas?
Es una pregunta que se repite una y otra vez, en todos aquellos que desearían
comprometerse más a fondo en la oración de la Iglesia, pero que al mismo tiempo se sienten
confundidos y como rechazados por una serie de textos y de conceptos que a simple vista
parece que requiriesen saber demasiado para poder comprenderlos...
Las cuatro semanas del Salterio
Además del ritmo anual de los tiempos, la Liturgia de las Horas contiene un ritmo mensual de
cuatro semanas, que se llaman las "cuatro semanas del Salterio", porque a lo largo de ellas se
utilizan todos los salmos (excepto tres y algunos pocos fragmentos), pero que no afecta sólo a
los salmos sino a todos los textos: en las cuatro semanas se suceden antífonas, lecturas,
preces, etc, que se volverán a repetir cuatro semanas más tarde.
Entonces, cada día será la conjunción de los textos del salterio en cuatro semanas, con los
textos del «propio del tiempo», es decir, de los textos que varían a lo largo del año.
El calendario santoral
Junto con el año litúrgico y el salterio mensual, la Liturgia comprende el recuerdo de los santos
y de los hechos memorables de la vida del Señor, o de la Virgen, o de la Iglesia.
Estas celebraciones intermedias están siempre sujetas a ser combinadas con el año litúrgico,
que es mucho más importante que cualquier otra celebración. Las celebraciones que tienen
que ver con el año litúrgico, son las Solemnidades del Señor, mientras que las celebraciones
del año santoral sólo excepcionalmente son solemnidades, en general suelen ser fiestas
(cuando son muy importantes), memorias obligatorias, memorias libres o simples
conmemoraciones.
La memorias (ya sean obligatorias, libres o conmemoriales) son lo más abundante del
calendario santoral, su texto principal es la oración final, que recuerda al santo o hecho que se
celebra. Los demás textos pueden ser, generalmente, del día que toque en el salterio. La
diferencia entre una y otra clase de memoria no está en los textos, sino en que:
-las memorias obligatorias se celebran siempre (¡pero no en los tiempos fuertes, en los que no
hay memorias ni obligatorias ni libres!)
-las memorias libres pueden ser rezadas o no, e incluso en un mismo día puede haber para
elegir varias memorias libres. Si no se celebra ninguna memoria, se reza el día que toca según
el salterio en cuatro semanas y el propio, es decir, la "Feria".
-Las conmemoraciones es un recuerdo de un santo que se hace al final de una celebración de
tiempo fuerte, en el que no puede haber memorias, es simplemente el añadido de la oración
del santo al final de la Hora.
Resumiendo:
Solemnidades: las celebraciones más importantes, generalmente propias de los tiempos del
año litúrgico, que recuerdan los hechos centrales de la Historia de la Salvación.
Fiestas: celebraciones también importantes pero más vinculadas al ritmo del calendario
santoral (es decir que coinciden con el año civil).
Memorias (obligatorias y libres): recuerdo de un santo.
Conmemoraciones: lo mismo que lo anterior, pero en tiempos fuertes.
Feria: lo que toca cada día según el salterio en cuatro semanas.
Rezar la "feria del martes de la tercera semana", por ejemplo, significa simplemente que se
rezarán los textos correspondientes al martes de la tercera semana del salterio, sin ninguna
otra celebración añadida.
La semana litúrgica
Los textos de dentro de cada semana también tienen su propio ritmo, que va de domingo a
sábado (todo tiempo en la liturgia comienza en domingo), así que tendremos:
Domingo: de carácter glorioso siempre, incluso en Cuaresma, en recuerdo de la Santa
Resurrección, recuerdo que no debe empañarse con ninguna penitencia ni dolor.
Lunes: los salmos aluden generalmente a las contrariedades de la vida, la persecusión, las
dificultades.
Martes: los salmos "responden" con acción de gracias al día anterior por la salvación
providencial que Dios nos ofrece.
Miércoles: de carácter semipenitencial.
Jueves: los salmos recuerdan la gloria que nos espera, generalmente aludiendo a Sión,
Jerusalén, el Templo, etc.
Viernes: de carácter fuertemente penitencial, aunque a la noche culminan en acción de
gracias por el perdón recibido.
Sábado: de espera y silencio, y simultáneamente marianos (lo propio de la Virgen es
precisamente su silencio expectante y esperanzado)
Como vemos, recorre esta semana el triple acento en el dolor del pecado, el silencio de la
espera y la alegría de la salvación.
Estos caracteres son generales, y no significa que todos los textos hagan inmediata -ni mucho
menos exclusiva- mención de cada uno de ellos. En cada día se alude a todo junto, sólo que
con un mayor acento en uno u otro aspecto.
Quien comienza a rezar las Horas...
Lo primero que debe tener presente el que quiere introducirse en el rezo de las Horas, es que
no hará una oración surgida de su propio corazón sino del corazón de toda la Iglesia, menos en
sintonía con nuestros sentimientos pasajeros, pero un corazón más sutil y sabio que el nuestro
personal, aquilatado y amasado en el lenguaje del propio Dios: la Biblia.
Las Horas son oración bíblica por excelencia, en ella todos los textos son o directamente
bíblicos o inspirados en textos bíblicos, por lo que a la vez son una escuela de Biblia para quien
se deja guiar por sus resonancias y sus ritmos.
Las Horas son también oración muy estructurada, y en donde cada parte está puesta en
fuerte relación con los demás textos. Es una experiencia muy bella ir percibiendo esas
relaciones y ritmos, cómo va resonando una acción de gracias junto a un pedido de perdón,
cómo se superpone al ruego personal el recuerdo de la Jerusalén que nos espera, etc...
El peligro de esa estructuración, y quien acometa el rezo de las Horas debe evitarlo, es
convertirla en una estructura externa, y farisea en definitiva. Por el contrario: el ritmo de las
Horas debe impregnar nuestro corazón, pero que sea verdaderamnte el ritmo de las horas el
que lo impregne, y no las rúbricas y pequeños "preceptos" de cómo celebrarlas.
Por eso es preferible a quien comienza, ajustarse al ciclo de cuatro semanas hasta haberse
empapado de su sentido. Durante un primer tiempo es mejor obviar las memorias, así sean
obligatorias, para que lleguemos a sintonizar con la progresión de salmos y otros textos.
Lo mismo, no conviene proponerse en principio más que el rezo de una de las Horas Mayores,
y seguir esa Hora hasta que hayamos incorporado su movimiento a nuestra vida cotidiana.
A lo sumo complementar con alguna hora menor si se desea, pero tratando de que el peso de
la liturgia lo lleve la Hora Mayor, a la que es bueno dedicarle un tiempo y un espacio propios
en nuestro día.
Sólo de a poco ir comenzando a atender al calendario santoral, pero tampoco a todas sus
variantes, sino que, cuando toque, rescatar de la memoria de los santos lo esencial: la oración
final de las horas.
Sólo cuando ya se maneja bien el rezo de la Liturgia, correspondería ir incorporando las
variantes de oración que los diversos calendarios superpuestos aportan.
Quienes tienen la edición manual, verán que a cada santo corresponde un "común" (de la
Virgen, de un mártir, de varios mártires, de pastores, de doctores, etc): esos textos
complementan los textos propios del santo, y pueden en principio obviarse.
Si queremos rezar las Horas con provecho espiritual, deberíamos comenzar recordando que
nuestro Señor dice: "detesto falsedad y solemnidad". Que las Horas no sean nunca una
ocasión de sobreponer nuestra palabra a la de Dios, sino, por el contrario, de dirigirnos a él
con sus propias palabras.
Todo requiere tiempo, también el comenzar a hacer nuestro un lenguaje que está ajeno a las
tensiones y apuros de la vida cotidiana.
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