Moniciones Domingo IV del Tiempo Ordinario 1 de Febrero 2015 Monición de entrada Nos reúne el Señor para escuchar su palabra y participar de la Eucaristía, en este cuarto domingo del Tiempo Ordinario, en que contemplaremos a Jesús en la sinagoga de Cafarnaún, enseñando con autoridad propia y expulsando a los demonios, provocando la admiración de su pueblo. Participemos, pues, de esta celebración, con alegría y esperanza. Iniciemos, pues, la Eucaristía con el canto de entrada. Monición general a la Palabra de Dios (a todas las lecturas) La Palabra de Dios en esta celebración dominical, nos invita a descubrir al Hijo de Dios como auténtico profeta, que anuncia el Evangelio, que sana y enseña con autoridad propia, pues así cumple las esperanzas de Israel y de la Iglesia. O también a cada una de las lecturas: Monición a la Primera Lectura (Dt 18,15-20) El texto de la primera lectura que escucharemos, anuncia la llegada de un profeta, prometido por Dios a su pueblo. Los cristianos sabemos que este anuncio se cumple plenamente con Jesucristo, el mensajero del Padre a quien debemos escuchar. Monición al Salmo Responsorial 94 ¡Ojalá que escuchemos la voz del Señor!, invita el salmista, para que podamos, como Israel, no solamente obedecer a Dios sin ponerle pruebas, sino también disfrutar, desde ahora, del descanso en su Reino. Monición a la Segunda Lectura (1 Cor 7,32-35) San Pablo invita a los cristianos, en cualquier estado que sea, a vivir de cara a Dios sin preocupaciones, sirviéndolo con sinceridad en su Iglesia. Monición al Evangelio (Mc 1,21-28) Jesús, el profeta anunciado por Moisés, llega a la sinagoga de Cafarnaún, a enseñar y sanar con autoridad propia. Demostrando que Él es el auténtico heraldo del Reino de Dios, en medio de su pueblo. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús, que ha venido a este mundo como profeta del Reino de Dios, diciendo: ¡Escúchanos, Señor! Por la Iglesia extendida por el mundo entero, para que, como Jesús, sea mensajera de la Buena Nueva de la salvación. Oremos. Por los gobernantes y los que ejercen la autoridad como servicio, para que promuevan la paz, la justicia y la caridad entre los pueblos. Oremos. Por los enfermos, los pobres, los que sufren y viven tristes, para que, al recibir la buena nueva de la salvación, experimenten que también ellos son sanados y evangelizados. Oremos. Para que, cada uno de nosotros, en la vocación a la que Dios nos ha llamado, vivamos sin preocupaciones, al servicio del Señor y de la Iglesia. Oremos. Por todos nosotros, que hemos venido a celebrar la Eucaristía, para que experimentemos la salud y la vida que nos trae el Señor en este banquete. Oremos. Por nuestros difuntos, en especial, los que estamos recordando y encomendando en esta Eucaristía, para que gocen ya de la paz definitiva, en el Reino de los cielos. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta, para que nunca dejes de atenderlas. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Pongamos en el altar nuestras preocupaciones y esperanzas, para que unidas al sacrificio de Cristo, sean transformadas por su gracia, en ofrenda agradable al Padre. Monición a la Comunión Acerquémonos con alegría y confianza, a recibir la Eucaristía, con la esperanza de que el Pan de la Vida que recibimos, nos alimente en nuestro caminar pascual hacia el Padre. Monición de despedida (optativa) Habiendo participado de la Eucaristía, que la palabra y mensaje de Cristo, nos ayude en nuestra propia vocación de servicio al Reino de Dios, siguiendo el ejemplo del Señor y amándolo con un corazón indiviso. Moniciones Fiesta de la Presentación del Señor 2 de Febrero 2015 Monición de entrada Nos reúne el Señor para escuchar su palabra y participar de la Eucaristía, en este día en que celebramos la fiesta de la Presentación del Señor Jesús en el templo de Jerusalén, que es ofrecido a Dios como hijo primogénito por sus padres José y María, y proclamado por el anciano Simeón como luz de los pueblos y gloria del pueblo de Israel. Participemos con alegría y fe en esta Eucaristía. Monición general a todas las lecturas bíblicas: El misterio de la vida del Señor, que hoy celebra la Iglesia, lo tenemos anticipado en el primer testamento, del cual escucharemos al profeta Malaquías. La Carta a los Hebreos y el Evangelio de San Lucas, nos lo presenta en toda su realidad, al contemplar a Cristo Niño, que entra a su templo. O bien, para cada una de las lecturas: Monición a la Primera Lectura (Mal 3,1-3) El profeta Malaquías anuncia la venida del Señor a su templo, para purificar a su pueblo. Profecía que se ha cumplido en plenitud, al ser llevado el Niño Jesús al santuario, en brazos de sus padres. Monición al Salmo Responsorial 23 El Señor entra en su santuario, siendo el Rey de la gloria. Aclamémosle con entusiasmo, quienes con Él deseamos un día entrar en los cielos. Monición a la Segunda Lectura (Heb 2,14-18) “De nuestra carne y sangre participó Jesús”, no enseña la Carta a los Hebreos, es decir, que Cristo se encarnó de María y se hizo hombre, para aniquilar el pecado y la muerte. Monición al Evangelio (Lc 2,22-40) El niño Jesús es presentado en el templo de Jerusalén y ofrecido a Dios por sus padres, María y José. Él ha querido encontrarse con su pueblo Israel, siendo especialmente acogido por los ancianos Simeón y Ana, que han sabido descubrirlo y proclamarlo como Salvador y luz del mundo. Acojámoslo también nosotros en su Palabra. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús, presentado en templo de Dios, nuestra plegarias diciendo: ¡Cristo, luz de los pueblos, escúchanos! Por la Iglesia extendida por el mundo entero, para que anuncie a Cristo como Salvador del mundo y luz de los pueblos. Oremos. Por el Papa Francisco, los obispos y sacerdotes, para que, con su vida y su ministerio, edifiquen la Iglesia de Dios. Oremos. Por los enfermos, los pobres, los que sufren y los que viven tristes, para que, al recibir la buena nueva de la salvación, experimenten que también ellos son evangelizados. Oremos. Para que nuestra vida de cada día y nuestro servicio a la Iglesia, sea una auténtica ofrenda de amor a Dios y a los hermanos. Oremos. Para que el ejemplo de la Sagrada Familia, ayude a las nuestras a cumplir con el deber de transmitir la fe a los suyos, especialmente a los niños y a los jóvenes, en la catequesis familiar. Oremos. Por todos nosotros, que hemos venido a celebrar la Eucaristía, para que vivamos como hijos de la luz (significada en los cirios que llevamos en nuestras manos*), ejerciendo nuestra vocación bautismal. Oremos. *La frase que está encuadrada en amarillo, se omite si en esta celebración eucarística, no se realiza la procesión y bendición de las candelas. Por nuestros difuntos, en especial, los que estamos encomendando, para que como Simeón, que contempló a Cristo Niño en sus brazos, ya estén contemplando en el cielo a Jesús Resucitado, Luz de luz. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta, para que nunca dejes de atenderlas. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas La ofrenda de pan y de vino, nos recuerda que nuestra vida, como la de Cristo, ha de ser una verdadera ofrenda al Padre, por medio del sacrificio del Redentor. Monición a la Comunión Acerquémonos recibir la Eucaristía, en este día en que la Iglesia, nos presenta el misterio de la ofrenda anticipada de Cristo, al ser llevado por sus padres a Jerusalén, el que es la luz del mundo. Monición de despedida (optativa) Habiendo participado de la Eucaristía, pidamos a Dios que Jesús, el Salvador del mundo y luz de las naciones, nos anime a vivir las excelencias de nuestra vocación cristiana. Que cada día, como Jesús, seamos ofrenda agradable al Padre. Moniciones Domingo V del Tiempo Ordinario Domingo 8 de febrero 2014 Monición de entrada Una vez más nos reunimos en este V Domingo del Tiempo Ordinario, para celebrar la Eucaristía, hoy que Jesús es presentado por el evangelista San Marcos, en una intensa jornada de evangelización, curación y oración, en la sinagoga y pueblo de Cafarnaún. Pues él ha venido a redimirnos, sanarnos y hacer posible entre nosotros el Reino de Dios. Iniciemos con alegría nuestra celebración. De pie, cantamos todos: Monición general a la Palabra de Dios (a todas las lecturas) La Palabra de Dios en esta celebración dominical, nos invita a descubrir al Hijo de Dios como el evangelizador y redentor por excelencia, que ha venido a dar vida y salud a todos los que sufren. Y que el ejemplo de Pablo, al tener por lema el trabajo del Evangelio, sea estímulo para nuestro quehacer evangelizador en la Iglesia. O también a cada una de las lecturas: Monición a la Primera Lectura- Job 7,1-4.6-7 Job, aquel hombre justo y temeroso de Dios, se siente abatido y enfermo. Ve que su vida se debate entre el dolor, los días grises y noches sin dormir, una vida que transcurre como lanzadera. Monición al salmo responsorial 146 ¡Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados! A esto hoy nos invita el salmista, pues Dios merece una alabanza armoniosa. Él ha enviado a Jesucristo, a sanar los corazones destrozados y vendar las heridas de la humanidad enferma. Monición a la Segunda Lectura- 1 Cor 9,16-19.22-23 ¡Ay de mi si no anuncio el Evangelio!, nos dice San Pablo, pues esa es la razón de su ministerio, como también la motivación y la razón de la Iglesia, que existe para evangelizar. Monición al Evangelio- Mc 1,29-39 En la sinagoga y el pueblo de Cafarnaún, Jesús dedica toda una jornada a evangelizar, sanar y orar. Es allí donde ejerce su ministerio de salvación y donde todos los pobres y enfermos, reciben de sus manos la salud y la vida. Oración de los fieles A Cristo el Señor, que ha venido a evangelizarnos y a sanar nuestras enfermedades, digámosle con fe: Escucha, Señor y ten piedad. Para que la Iglesia, con ilusión, fe y alegría, pueda seguir llevando la buena nueva de Jesucristo al mundo. ROGUEMOS AL SEÑOR. Por el Papa Francisco, por nuestros obispos y sacerdotes, para que anuncien a Cristo, el médico de los cuerpos y de las almas, llevando a todos una palabra de consuelo y esperanza. ROGUEMOS AL SEÑOR. Por nuestros gobernantes y por los responsables de todas las naciones del mundo, para que actúen con justicia y honradez y fomenten la paz y la prosperidad de nuestros pueblos. ROGUEMOS AL SEÑOR. Para que la razón de nuestra fe, sea el llevar a los hermanos el Evangelio de Cristo, siguiendo el ejemplo de San Pablo. ROGUEMOS AL SEÑOR. Por los enfermos y los que sufren, por todos los que están a su cuidado, para que experimenten la fuerza curativa de Cristo y la caridad de todos sus hermanos. ROGUEMOS AL SEÑOR. Por nuestro difuntos, para que, habiendo cruzado el umbral de esta vida al cielo, ya estén gozando de las delicias del Reino, su verdadero hogar. ROGUEMOS AL SEÑOR. Celebrante: Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo, para que nunca dejes de atenderlas. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos al Señor, junto con el pan y el vino de nuestros campos, nuestros sinceros deseos de llevar la Palabra de Cristo y su enseñanza a los demás. Monición a la Comunión Acerquémonos con alegría y confianza, a recibir la Eucaristía, para que vivamos verdaderamente como comunidad eucarística, recibiendo siempre al Señor, toda vez que participamos de la mesa de los hermanos. Monición de despedida (optativa) Que la Palabra de Dios y la Eucaristía que hemos celebrado, nos ayuden a seguir los pasos de Cristo, que anuncia el Evangelio y sana a los enfermos, llevando a todos su mensaje evangelizador. Moniciones Domingo VI del Tiempo Ordinario 15 de febrero 2014 Monición de entrada Nos reunimos hoy para celebrar la Eucaristía. La Palabra de Dios nos invita a seguir el ejemplo de Jesús, al que seguimos contemplando en estos domingos, sanando y evangelizando a los pobres. Hoy cura a un enfermo de lepra, para enseñarnos a servir a los más pobres, enfermos y necesitados. Vivamos con alegría esta celebración de hermanos. Monición general a la Palabra de Dios (a todas las lecturas) La Palabra de Dios en esta celebración dominical, nos presenta, por una parte, la condición terrible de los enfermos de lepra, en los tiempos de Jesús y cómo Jesús, movido a compasión, los sana y los libera. También nos enseña que todo lo que hacemos es susceptible de ser utilizado para glorificar a Dios. O también a cada una de las lecturas: Monición a la Primera lectura – Lev 13 En la primera lectura, escucharemos cómo vivían en Israel los enfermos de lepra y qué se debía hacer, para prevenir o detectar esta enfermedad. Monición al salmo responsorial- 31 ¡Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación! Así clama el salmista y hoy la Iglesia, reconociendo que, en su aflicción o sufrimiento, puede acogerse al Dios justo y bueno, manifestado en Cristo. Monición a la Segunda Lectura- 1 Cor 10,31-11,1 San Pablo nos invita a glorificar a Dios, en lo ordinario y común de la vida diaria, siguiendo su ejemplo. Monición al Evangelio- Mc 1,40-45 “Quiero, queda limpio”. Le dice Jesús al enfermo de lepra, curándolo con sus manos y su palabra poderosa. Que el gesto del Señor, nos mueva a ser compasivos y atentos a las necesidades de los hermanos más pobres y enfermos. Oración de los fieles Celebrante. A Cristo el Señor, que hoy se presenta sanando a los enfermos, en especial, al leproso de Cafarnaún, digamos todos: ¡Señor, escucha nuestra oración! Para que la Iglesia confíe hoy siempre, en la Palabra de Dios y en su fuerza liberadora y sanadora. Roguemos al Señor. Por el Santo Padre Francisco, nuestro Obispo (nombre del obispo de la diócesis), los sacerdotes y diáconos, para que el Señor los colme con su gracia y santidad. Roguemos al Señor. Por el aumento de las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa, para que el Señor escuche la oración de su Iglesia. Roguemos al Señor. Para que el ejemplo de Jesús, al curar al leproso, nos ayude a ser compasivos y cercanos con aquellos que sufren, en especial, con los más abandonados y marginados. Roguemos al Señor. Por quienes sufren las tribulaciones, las pruebas y las dificultades de cada día, para que poniendo su fe en Jesucristo, logren vencerlas y salir adelante. Roguemos al Señor. Para que lo hagamos cada día, lo realicemos para glorificar al Señor con nuestras vidas, siendo ejemplo para los demás. Roguemos al Señor Para que nuestros difuntos que hoy recordamos y encomendamos, hayan llegado al cielo y estén ya disfrutando de las alegrías eternas. Roguemos al Señor. Celebrante: Porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Con los dones de pan y vino para la Eucaristía, presentemos al Señor nuestro deseo de vivir la enseñanza de Cristo, cercano y compasivo con los pobres y enfermos. Monición a la comunión Los que nos acercamos a comulgar, necesitamos del alimento y de la vida que nos da el Señor. Con estos deseo, participemos con alegría y fe, de este banquete de salvación. Monición de despedida Hoy Jesús se presenta como el Salvador de la humanidad enferma y dolida, al sanar al leproso de su enfermedad. Somos llamados, después de celebrar la santa misa, de salir al encuentro de los que sufren, de los marginados y enfermos, a tenderles la mano y a ser solidarios con ellos. Celebración del Miércoles de Ceniza 18 de febrero 2015 Monición de entrada: Hermanos. Hoy la Iglesia comienza el gran tiempo de gracia, la Cuaresma, como preparación a la Pascua. El tiempo de Cuaresma nos invita a renovar nuestro compromiso bautismal por medio de la oración, la conversión individual y social, el ayuno y arrepentimiento por nuestros pecados. Con espíritu humilde, empecemos nuestra celebración de la Eucaristía, cantando el canto de entrada. Monición general a la Palabra de Dios (a todas las lecturas) La Palabra de Dios, en esta celebración con la que comenzamos la Cuaresma, nos invita a la conversión, a dejarnos amar por Dios, a reconciliarnos con Él y con los hermanos, viviendo los gestos penitenciales del ayuno, la oración, la limosna, la caridad y la ceniza impuesta sobre nuestras cabezas, con auténtico espíritu de renovación interior. O también a cada una de las lecturas: Primera lectura: Joel 2, 12-18 (Conviértanse al Señor, su Dios) En la primera lectura que escucharemos hoy, el profeta Joel nos hace una intensa llamada a la conversión. Es un movimiento de retorno al Dios Salvador por medio de la oración, el ayuno y los actos de penitencia. Escuchemos. Salmo responsorial 51 Con David, el salmista, que imploró el perdón al Señor de la misericordia, hagamos nosotros otro tanto, aclamando a Aquel que es rico en bondad y piedad. Segunda lectura: 2 Cor 5, 20-6,2 (Ahora es tiempo de gracia y salvación) En el siguiente texto, San Pablo nos enseña que Cristo no cometió pecado, pero por nosotros cargó con todos los pecados de la humanidad, invitándonos a la reconciliación: “Déjense reconciliar con Dios”. También Él dice que “ahora es el tiempo de gracia”. Aprovechemos, pues, este tiempo de salvación. Evangelio: Mt 6,16.16-18 (Limosna, oración y ayuno) El Evangelio de hoy nos enseña que el sentido de la verdadera religiosidad, el nuevo espíritu que debe animar al cristiano, es la autenticidad. Cristo nos insiste en la interioridad de espíritu cuando practiquemos el ayuno, la oración y la limosna, que lo hagamos de corazón, en estos días de Cuaresma. Oración de los fieles Celebrante. Al comenzar el tiempo de Cuaresma, que nos prepara a las fiestas pascuales, presentemos a Dios padre nuestras oraciones, diciendo: Escucha, Señor y ten piedad Para que el rito de la ceniza, que inaugura el camino cuaresmal, nos recuerde a todos que formamos parte de la Iglesia, que somos santos y necesitados de conversión. Roguemos al Señor. Para que los enfermos y los que sufren se sientan, más que nunca, en el centro de la comunidad que ora y lucha contra el mal, y se encaminen en la esperanza hacia la victoria pascual. Roguemos al Señor. Para que los discípulos del Señor, iluminados por la Sagrada Escritura, purificados por el sacramento del perdón y fortalecidos con el pan de la vida, den testimonio de que el reino de Dios es alegría y paz en el Espíritu. Roguemos al Señor. Para que los gobernantes de las naciones trabajen siempre por la paz, la fraternidad, la justicia y el progreso de todos los pueblos. Roguemos al Señor. Para que quienes buscamos el rostro de Dios, recibamos la plenitud de su perdón. Roguemos al Señor. Para que haya un resurgir vocacional de los jóvenes de nuestra comunidad parroquial. Roguemos al Señor. Para que este tiempo de Cuaresma sea un tiempo de renovación de nuestra vida personal, familiar y social, en la medida en que nos dejemos reconciliar con Cristo. Roguemos al Señor. Celebrante: Escucha Señor, las plegarias de tu pueblo penitente, que hoy ha comenzado su camino cuaresmal hacia la Pascua. Por Jesucristo nuestro Señor. Monición a las Ofrendas En espíritu de humildad y entrega, presentemos al Señor, los dones de pan y de vino, que anticipa el sacrificio supremo de Jesucristo por nuestra salvación, al comenzar la Cuaresma. Monición a la Comunión Al recibir la Eucaristía, que la comunión con Jesucristo, sea comunión con su vida, sus sentimientos y su entrega a la muerte por nosotros, en este sacramento que hace presente su pasión redentora y resurrección. Recibámoslo con fe y amor. Monición de despedida Hemos comenzado la Cuaresma, con el gesto de la ceniza, en señal de conversión. Habiendo, pues, celebrado la Eucaristía en este día especial, que la liturgia celebrada y compartida, nos ayude a empezar esta bella cuarentena con corazón contrito y esperanzado, para que celebremos la Pascua en frutos de conversión y de justicia. Moniciones Domingo I de Cuaresma 22 de febrero 2015 Monición de entrada Hermanos. Sean bienvenidos a participar en esta Eucaristía dominical, en este primer domingo de Cuaresma, que comenzamos desde el anterior miércoles de Ceniza, con un gesto de humildad, con una cruz de ceniza en nuestra frente y con una llamada a creer en la Buena noticia de Cristo. Hoy queremos dar los primeros pasos de preparación a las fiestas de Pascua, pasos de arrepentimiento, conversión y de amor fiel al Señor y a los hermanos. Comencemos nuestra celebración con el canto de entrada. Se ponen todos de pie, por favor. Monición general a la Palabra de Dios (a todas las lecturas) La Palabra de Dios, en este primer domingo de Cuaresma, nos presenta la alianza de Dios con la nueva humanidad surgida del diluvio y significada en el arco iris; a Cristo siendo tentado por Satanás, el nuevo Adán y el Redentor inocente que muere por nuestros pecados. O también a cada una de las lecturas: Monición a la Primera Lectura (Gén 9,8-15) Hoy se nos narra la alianza de Dios con Noé y el pueblo elegido. Noé escapó del diluvio por su justicia y comenzó una historia nueva. El arco iris es la promesa de Dios, es la unión del cielo con la tierra purificada y renovada. Monición al Salmo Responsorial 24 Aclamemos a Dios Padre, con la fe del salmista, pidiéndole que nos muestre sus caminos y nos guíe por sus sendas. Monición a la Segunda Lectura (1 Ped 3,18-22) San Pedro nos recuerda a todos los cristianos el origen de nuestra salvación: nuestro bautismo. La Cuaresma es tiempo bautismal y a la fuente bautismal debemos de acudir a renovar nuestro nuevo ser cristiano. Monición al Evangelio (Mc 1,12-15) Cuarenta días vivió Jesús en el desierto, días de soledad y de prueba, preparándose para comenzar el anuncio del Reino de Dios a Israel y al mundo. Hoy la Iglesia nos lo anuncia a nosotros en este Evangelio que escucharemos. Oración de los fieles Celebrante: En este primer domingo de Cuaresma, presentemos a Dios Padre Celestial, nuestras peticiones diciendo: Escúchanos Señor. Por la Iglesia, para que se prepare a celebrar la Pascua, con frutos de justicia, de caridad y de amor. Oremos Por nuestros pastores, para que anuncien la llegada del Reino de Dios, a las comunidades cristianas a ellos encomendadas. Oremos. Para que la Iglesia, empujada como Cristo al desierto de la Cuaresma, se vea fortalecida en la lucha contra las fuerzas del mal. Oremos. Para que quienes nos gobiernan, se descubran humildes y pecadores, y se animen a convertir sus corazones y trabajen por los pobres y marginados. Oremos. Por quienes pasan por diversas necesidades materiales, para que se vean aliviados por nuestra generosidad cuaresmal. Oremos. Para que todos nosotros vivamos el espíritu de conversión mediante la oración, la penitencia y la caridad con los hermanos más pobres. Oremos. Por nuestros difuntos, para que, al término de su propia Cuaresma en esta vida, haya encontrado la luz pascual, en Cristo muerto y resucitado. Oremos. Celebrante: Te pedimos, Padre Bueno, que atiendas todas aquellas peticiones, que se han quedado en nuestros corazón. Por Jesucristo nuestro Señor. Monición a la presentación de las ofrendas Con los dones de pan y vino para la Eucaristía, presentemos al Señor nuestro deseo de vivir esta Cuaresma que hemos comenzado, con un verdadero espíritu de conversión. Cantamos: Monición a la comunión Decía el Papa emérito Benedicto XVI: “La Comunión me hace salir de mí mismo para ir hacia Cristo y por tanto, también hacia la unidad con todos los cristianos. Nos hacemos “un cuerpo”, aunados en una única existencia.”. Que esta bella posibilidad sea posible, al comulgar a Jesús en este banquete de hermanos. Monición de despedida Al comenzar la Cuaresma y al celebrar los misterios de la Eucaristía en este primer domingo cuaresmal hacia la Pascua, que el ejemplo de Jesús tentado en el desierto, nos ayude a sofocar la fuerza del pecado y a encaminarnos en espíritu de conversión, hacia las fiestas de nuestra salvación. Vivamos con fe y devoción, en cada una de nuestra vida, lo que hoy hemos vivido y celebrado en esta santa misa.