Apuntes para leer y rezar con los textos del domingo 4to de Adviento – ciclo A Is 7,10-14 . Este texto está en el corazón del llamado “libro del Emanuel”, el centro de la primera parte del libro del profeta Isaías. El reino del Sur, Judá, vivía una situación de grave amenaza. El reino de Damasco (Siria) y el reino de Israel (al norte de Judá) habían formado una coalición, con la esperanza de vencer al poderoso imperio de Babilonia. Querían obligar a Judá a formar parte de la coalición, y por eso buscan vencer a Judá y derrocar a su rey, poniendo en su lugar un rey que los acompañara en su guerra contra Babilonia. El rey Ajaz está desconcertado. Dios, a través del profeta Isaías, quiere convencerlo de serenarse y confiar en la fuerza del mismo Dios. Otros le dicen que debe negociar para salvar su reino. Finalmente, Ajaz desconfía de Dios y hace un pacto con los babilonios, que a partir de entonces someterán a Judá a fuertes tributos. . Dios no pone límites al signo que ofrece a Ajaz. Con tal de que crea y confíe le da a elegir el signo que quiere. Pero Ajaz no le entrega su fe al Señor. Interesante la respuesta de Dios a través del profeta: - El pueblo está ya cansado de sus gobernantes. El Señor está también “cansado” de la iniquidad y la desconfianza de Ajaz y de su corte. La “casa de David” era la familia de los descendientes de David, los reyes en el reino del Sur-Judá. - Ya que Ajaz no pide el signo, no acepta la invitación de Dios, Dios toma la iniciativa. Dará un signo especial de que acompaña a su pueblo, de que pueden confiar en Él. Ese signo es un niño, que ya se está gestando en el seno de la que puede haber sido la esposa del rey Ajaz. Este niño será especial, traerá algo nuevo al pueblo, encarnará las expectativas de su gente. Por eso será llamado “Emanuel”, “Dios con nosotros”, será el signo de la Providencia fiel y bondadosa del Señor. - El nombre refleja, por un lado, lo que significa el nacimiento del niño para el reino y su gente. Por otro, habla también de su misión, de lo que realizará en su vida: su gobierno representará la misma presencia de Dios en medio de su pueblo. Gobernará de acuerdo al corazón de Dios. Esto, en el Antiguo Testamento, significa que honrará al verdadero Dios, actuará con justicia y equidad, dando paz a su pueblo; y tendrá una solicitud especial con los más pobres y necesitados. Mt 1,18-24 . Los únicos dos Evangelios que hablan del nacimiento y la infancia de Jesús son Mateo y Lucas. Los acentos de los dos Evangelios son distintos. Lucas subraya el tema de la historia de la salvación, con toda la narración sobre Juan el Bautista y los distintos himnos; y la salvación universal, abierta a todos los pueblos. Mateo manifiesta que Jesús es verdaderamente el Mesías esperado. Por eso la figura de José tiene es especialmente importante, ya que a través de José, Jesús es de la descendencia del rey David, y por lo tanto el verdadero Mesías, el que debía salvar a su pueblo con el poder de Dios. José recibe el anuncio del ángel, que responde a la inquietud de José. Frente a una situación muy difícil (María, su esposa, aunque todavía no convivían, estaba embarazada, esto era considerado una falta gravísima según la Ley, que debía castigarse con la muerte), José debía tomar una decisión. La intervención del ángel hace que pueda comprender el plan de Dios y colaborar con la Salvación, ocupando un rol muy importante. . “Lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo”: José no tiene intervención en la concepción de Jesús. Pero se comportará como un padre para Jesús, lo protegerá, lo acompañará en su infancia y juventud. Por eso la Iglesia contempla a San José como protector, ya que recibió en su vida y cuidó con amor a Jesús, sigue cuidando y acompañando a sus discípulos. . El nombre de Jesús: “Dios salva”, “Jesús” o “Josué”, era un nombre conocido en Israel. Josué había sido el conductor del pueblo para ocupar la Tierra prometida, el líder que había guiado a la comunidad en sus primeros pasos en el nuevo territorio. Jesús también es el líder de su pueblo, que lo conduce con seguridad a la paz y la vida plena. . Al terminar el mensaje del ángel, entra en escena nuevamente el narrador. La concepción de Jesús en el seno de María por obra del Espíritu Santo, para salvar al pueblo, viene a cumplir las profecías. Como Isaías en el siglo VIII a.C. había anunciado el nacimiento de un niño en la casa real que sería un signo particular de la presencia de Dios en medio de su pueblo, ahora se cumple plenamente la profecía. El niño que María dará a luz y que José cuidará y acompañará será llamado “Dios con nosotros”, el Emanuel, ya que a lo largo de toda su vida y su misterio de entrega y resurrección revelará la especial cercanía de Dios junto con su pueblo. Al final del Evangelio, en el capítulo 28, Jesús prometerá su presencia junto con los discípulos “todos los días hasta el fin del mundo”. . José es modelo de obediencia a la Palabra de Dios, un hombre de profunda fe. Por eso no duda cuando recibe el anuncio del ángel, y actúa tal como Dios le había pedido. Desde la espiritualidad Redentorista . Jesús (=Dios Salva), el Emanuel: Sabemos que San Alfonso quería llamar a la nueva Congregación “del Santísimo Salvador”, y así se llamó el grupo hasta que logró su aprobación pontificia. Luego fue imposible conservarlo, dado que ya había una Congregación con ese nombre. La noción bíblica de salvación implica un sentido de “liberación”, de “romper ataduras”, de poder superar las consecuencias del pecado. Pero también tiene un sentido profundamente positivo. La noción de salvación, en su origen, tiene que ver con “ensanchar la tienda”, “agrandar el espacio”. Es la experiencia de la libertad gozosa, de la transformación del corazón del hombre. Los Padres de la Iglesia llamaban a este sentido de la salvación “divinización”, “admirable intercambio”. Dios se hace hombre para que el hombre pueda participar de la vida plena, el amor y la felicidad de Dios. . Santa María – San José: Los estatutos generales de la Congregación (n° 05) expresan que los redentoristas veneran: “al Santísimo Redentor, como titular del Instituto; a la Bienaventurada Virgen María bajo el título de Inmaculada Concepción, como patrona oficial de la Congregación y bajo la advocación de Madre del Perpetuo Socorro,... a san José”. San José es uno de los patronos de nuestra Familia misionera. . Las “Visitas al Santísimo Sacramento” de San Alfonso, incluyen una oración especial pidiendo la intercesión de San José: “Acuérdate, purísimo Esposo de la Santísima Virgen María, dulce protector mío San José, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección y reclamando tu auxilio, haya quedado sin consuelo. Con esta confianza vengo a tu presencia y me encomiendo fervorosamente a vos. No desprecies mi súplica, ¡Oh Padre adoptivo del Redentor!, antes bien, acógela benignamente. Amén”. . Dice San Alfonso en la Novena de Navidad: “Muchos cristianos suelen preparar con un largo tiempo de anticipación en sus casas el pesebre, para representar el nacimiento de Jesucristo. Pero pocos piensan en preparar sus corazones, para que pueda nacer en ellos y reposar Jesús niño. Estos pocos queremos ser nosotros... Consideremos en este primer día que el Verbo Eterno se hizo para esto hombre, siendo Dios, para inflamarnos en su amor divino” (traducción propia).