Cuerpo diplomático acreditado en Uruguay, representantes de Organismos Internacionales, hermanos compatriotas bolivianos, hermanos uruguayos sensibilizados por el injusto enclaustramiento que vive el pueblo de Bolivia, muchas gracias por venir a esta conmemoración del día del mar. Antes de iniciar con la proyección de la película Amargo Mar quiero dar unas palabras para transmitirles el espíritu de resistencia del pueblo Boliviano, que durante más de un siglo no renunció ni renunciará a la paz, a la integración y al retorno soberano a las costas del Océano Pacífico. Así como el contenido del mensaje que dio el presidente Evo al pueblo boliviano en conmemoración del 23 de marzo, mensaje de paz y de esperanza entre pueblos que saben reconocer sus temas pendientes pero que respetan y someten sus diferencias a espacios de justicia internacional. Bolivia nació a la vida independiente con un Litoral sobre el océano Pacífico de 400 kilómetros de costa. En 1825 año en el que mi país adopto oficialmente el nombre de República de Bolivia, Perú no tenía límites fronterizos con Chile, la constitución chilena establecía como frontera territorial entre ambos países el paralelo 24. Los intereses de las grandes empresas inglesas en las costas del Litoral boliviano se despertaron cuando se descubrieron los ricos depósitos de guano y salitre en nuestro litoral, desencadenando la invasión del 14 de febrero de 1879, por tropas chilenas al puerto boliviano de Antofagasta, encontrando la primera resistencia boliviana un 23 de marzo en Calama, donde un grupo de 135 valientes bolivianos armados con 34 rifles y algunas carabinas se organizó para detener el avance de las fuerzas invasoras de más de 1.500 hombres, entre estos bolivianos se encontraba nuestro mártir del mar Eduardo Abaroa, quien tiene un busto construido en la Rambla en Montevideo símbolo de la solidaridad del pueblo uruguayo con Bolivia. Durante el siglo XIX los actores y culpables de las guerras fueron las ambiciones colonialistas y expansionistas, la codicia capitalista de unas pocas empresas, en este caso el capitalismo inglés que llevó a la invasión de Chile a Bolivia, invasión que cobro con vidas de miles y miles de hombres de países hermanos. Durante el siglo XX los actores de las grandes guerras fueron los Estados, que no representaban los auténticos intereses de los pueblos, estas guerras se daban impulsadas por planes expansivitas de una élite que manejaban el poder, decidiendo alianzas entre Estados para atacar a otros Estados. Ahora en el siglo XXI, nuestros pueblos han decidido regir las relaciones con el mundo a través de la diplomacia de los pueblos. La Constitución boliviana no solo reconoce a los Estados y a los Organismos Internacionales como sujetos de derecho internacional sino también reconoce como sujetos de derecho internacional a los pueblos. Bolivia llama a construir la integración latinoamericana del siglo XXI a partir de los pueblos, como actores fundamentales, porque son los pueblos los que han rechazado al capitalismo, los que han expulsado a poderes transnacionales y han recuperado sus Estados. El presidente Evo en su mensaje del 23 de marzo nos decía que América Latina y el Caribe han sido declarados como zonas de paz gracias a la voluntad de sus autoridades que han decidido escribir su historia sin tutelaje. Mecanismos de integración regional como el ALBA, la UNASUR o el MERCOSUR han evitado golpes de Estado y conflictos de distinta índole, mientras que la OTAN interviene militarmente a países soberanos. Bolivia confía en los esquemas de integración regional como organismos que promueven la convivencia pacífica, la soberanía y autodeterminación de los pueblos y el desarrollo en armonía con la madre tierra. En el espíritu de la diplomacia de los pueblos, Bolivia busca la solución pacífica a esta injusticia histórica, que nos ha llevado al enclaustramiento, la diplomacia de los pueblos defiende la vida en todas sus expresiones, es por esto que el Gobierno del Presidente Evo Morales, ha reconducido la historia del centenario diferendo marítimo boliviano, presentando ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya nuestra demanda, confiados de que este es un escenario pacífico y efectivo establecido por la comunidad internacional para restituir los derechos históricos de los pueblos. Quiero resaltar el agradecimiento del presidente Evo al pueblo chileno, quien recibió el 11 de marzo las manifestaciones de acompañamiento de autoridades parlamentarias, artistas, académicos, intelectuales y movimientos sociales de Chile para devolver a Bolivia una salida soberana al océano Pacífico, para lograr una verdadera integración de dos pueblos hermanos que siempre han compartido tradiciones, historia, cultura, hermandad y complementariedad. Es necesario curar heridas causadas por intereses de empresas extranjeras en contra de los dos pueblos hermanos. Si bien la película que vamos a ver ahora, es una obra de ficción, la película es producto de cinco años de investigación de esta guerra que enfrento a Chile, Bolivia y Perú, esta película cuestiona algunas versiones oficiales y muestra los intereses económicos que surgieron en el litoral boliviano del siglo XIX. La película además intenta reflejar cual fue el contexto político, económico y social que se vivía en los tres países hermanos antes de estallar el conflicto. La lucha de Bolivia es para que ningún país del mundo este condenado a vivir sin un acceso soberano al Mar, el Mar boliviano será un mar de los pueblos y no un botín de guerra o una razón para hacer crecer las armas de los ejércitos. Bolivia quiere que los mares pertenezcan a los pueblos, al pueblo chileno, al pueblo boliviano, al pueblo peruano, que el mar sea de acceso soberano a todos los pueblos del mundo. Agradezco nuevamente a todos por su presencia y por las muestras de solidaridad con Bolivia, Muchas Gracias,