Retratos y desnudos: fotografía estenopeka de Javier Pudietta » Alfredo Ayala La obra artística de Javier Puchetta (Coatepec, 1954) es de carácter multidisciplinario desde antes que se acuñara el término en el glo­ sario del arte contemporáneo. La pintura, la serigrafia, la fotografía y el diseño gráfico son sus principales medios visuales. Alfredo Ayala (X alap a. V i . , 1971) es fo tó g rafo de fo rm ació n . L icen ciad o en A rtes Plásticas (t'v ), ha sido profesor en la-facultad del m ism o nom bre e investigador en el Institu to de A rtes Plásticas de la iív . Ha expu esto en M éxico y Estados Latidos. A ctu alm en te se d esem peñ a com o au to r e investigad or in d ep en d ien te. Provisto del o jo robad o, fran q u e an d o el esp acio h acia atrás rem on tan d o el cu rso de la m irad a de M edusa, P erseo se cru za en su cam in o con tod o tip o de figuras, hom bres y bestias, fijadas, inm ovilizadas, m om ificad as, tran sform ad as en figu ras, en m áscaras, en estatu as, “p etrificad o s p o r h a b e r sido vistos”. P erseo, pues, atraviesa im p u n em en te el cam p o de la m u erte en la re ­ p resen tació n , sem brad o de cu erp o s m arm olizados, de restos y de ru in as hu m anas. P h i i .i p p e D u b o i s esde siem pre, la foto g rafía m e ha causado una doble sensación al observarla. Por u na parte, existe esta cautivadora representación de for­ mas, que genera una suerte de sim patía casi instantá­ nea en la que se reco n o cen los objetos, los sujetos o las situaciones. Sin lugar a dudas, es esa característica la que nos hace no d esconfiar de la calidad representati­ va de la técn ica fotográfica; de esta m anera, el acto de reco n o cer las im ágenes nos afecta de form a adhesiva con los objetos que se significan. Por o tra parte, hay sim ultáneam ente una sensación repulsiva, m on stru o­ sa, causada por la exagerad a perp etu ación del corte en el tiem po que el propio acto de fotografiar im pli­ ca; es una form a enferm iza y desproporcionada en el sentido del “quedarse qu ieto” (stand still). E n ella los D 72 • OTOÑO, 2012 objetos son, por así decirlo, “m ás o b jeto s”; y los sujetos de la escena, en su necesidad de quietud, devienen en objetos, son “o bjetu alizad os”, deben quedarse quietos por com pleto, rígidos, m om ificados, hechizados por u na m irada de M edusa. L a obra artística de Jav ier P u ch etta (C oatepec, 1954) es de ca rá cter m u ltid isciplinario desde antes que se acu ñ ara el térm in o en el glosario del arte co n ­ tem poráneo. L a p in tu ra, la serig rafía, la foto grafía y el diseño g ráfico son sus principales m edios visuales; a través de ellos se ha expresad o desde los años setenta m ediante trabajos que se realizaron b ajo la tutela del m aestro Carlos Ju ra d o . Tal es la m aleabilidad en la producción de P u ch etta, que incluso d en tro de la pro­ pia disciplina foto gráfica ha incursionad o en diversas técn icas, m uchas de ellas en form a exp erim en tal: im ­ presiones de cianotipia, gom a bicrom atad a y cám ara estenopeica. Esas cám aras oscuras, m uchas veces h e­ chas de cartó n , están desprovistas de cu alq u ier artifi­ cio tecn o lóg ico salvo un sen cillo y p equ eñ o ag u jero en un extrem o de la caja, en el cu al convergen los puntos lum inosos; al proyectarse la luz en el otro extrem o, se form a una im agen en u na superficie sensible foto ­ g ráfica, sea papel o p elícu la, cuya cap tu ra requiere, por lo g eneral, largos tiem pos de exposición. L a fo­ to g rafía esten op eica redu ce el proceso tecn ológico a su m ín im a necesidad, m ientras que, por el con trario, exige u na mayor destreza del autor, obligad o a cu id ar desde el en cu ad re m ism o de la tom a -q u e , sin posibi­ lidad de ser previsualizado, d ebe ser ca lcu la d o -, hasta el m an ejo del proceso fotoquím ico. “Retratos y desnudos: fotografía estenopeica de J a ­ vier Puchetta” es una selección que tuve el privilegio de realizar, a partir de un conjunto considerablem ente mayor de im ágenes cuya producción abarca los años ochenta y noventa. Es en los desnudos donde la aproxi­ mación entre el autor y el cuerpo del sujeto nos resul­ ta íntim a y provocadora gracias a elem entos com o la cercanía del prim er plano, propia del encuadre de un gran angular, la pronunciación de las líneas de la pers­ pectiva a un punto de fuga próxim o, y la m áscara cir­ cular de la toma. Los escenarios, casi siempre paisajes naturales, cobran una presencia, digamos, con el nivel de otro personaje en las im ágenes. Paradójicam ente, los propios cuerpos se perciben “degradados”, com o objetos que unas veces lucen pertenecientes al lugar, cam uflados; otras tantas, com o si los cuerpos quisieran ocultarse, en búsqueda de una integración con el en­ torno; y otras más com o si los cuerpos hubieran sido desechados. La ilum inación contrastada, en ocasiones viciada por “parásitos de luz”, nos induce a im aginar situaciones dram áticas e irreales. Una historia muy distinta es la que cuentan los re­ tratos de esta serie, im ágenes de artistas y colegas de Javier. Dos de estas im ágenes son del m aestro Carlos jurado; en la prim era vemos a Ju rad o sentado en los peldaños de una escalera; se percibe una dinám ica in ­ tensa entre los elem entos geom étricos de las ventanas y sus barrotes, con los ángulos de los escalones y el ba­ randal. Si bien el blanco es el tono predom inante de la escena, hay un fuerte contraste con el verde del helé­ cho ubicado junto a Carlos Jurado. La segunda im agen es la de Jurado sentado justo al lado de una ventana, que sirve com o ú nica fuente de ilum inación y provoca un acentuado claroscuro; cabe destacar la deform ación de la ventana, pues muchas líneas, que sabemos que en la realidad son rectas, en esta fotografía se aprecian totalm ente curvas; por o tra parte, los mosaicos decora­ dos del piso em ergen en u na lum inosidad destacada y nos remiten a “florecillas de un prado”. O tras im ágenes son de los colegas artistas de Puchetta. Q uisiera al m enos m encionarlos y apuntar al­ gún elem ento que me motivó a seleccionarlos: R obin Matus, con un efecto de “cascad a” en el fondo, que no es sino un lienzo de plástico generado por cierta luz; M iguel Fem att, en un paisaje de pasto y m usgos verdes que contrasta con el m uro blanco del fondo en u na si­ tuación p oco reco n o cible, com o si fuera la m uralla de una presa; Fernand o Meza y A ntonio G alindo, en el altar de X allitic (son notorias la sencillez de la escena un tanto costum brista, lo sereno de las posturas, los ritm os de los elem entos y en especial lo rem arcado de la som bra de la cruz); H ilda Aldape en u na m áscara pequeña de im agen, un claroscu ro con elem entos su­ m am ente sencillos; M iguel A ngel Acosta con una ca­ m isa a cuadros y un som brero de gam uza que lo hacen [avier Puchctta: Autorretrato p arecer un vaquero u rban o; Iris A burto, quien posa elegante en la fach ad a de u na casa con u na atm ósfera m isteriosa, com o si de u na foto fija de thriller se tra­ tara; R aúl M artínez y su alego ría de atuendo que él mism o sugirió para ser retratado; la toalla rayada que hace las veces de un sarape veteado, el som brero de paja, las bugam bilias a sus pies y las lín eas dram áticas de las ram as de los árboles. Para finalizar, qu iero h ab lar del ú n ico au to rretra­ to de esta serie, fo to g ra fía en una azotea, un paisaje que resulta abstracto, lineal, casi m inim alista, un fon­ do m ajestuoso de un cielo azul con grandes nubes. Javier se m uestra a sí m ism o “p lan tad o” al cen tro de la im agen, con u na ap arien cia casual de la que destaco su actitud, con un cierto aire arro g an te (quizá por los lentes oscuros). El juego de m anos da un doble discur­ so: su m ano d erech a va con los dedos h acia d entro del bolsillo del pantalón y el pulgar fuera, m ientras que la izquierda lo h ace a la inversa, una suerte de gesto incon scien te que evoca un m u dra del bien y del mal. Sin em bargo, en m i opin ión , el avioncito es el d eta­ lle más d esco n certan te e irru p to r de la im agen; es el punctum , com o h ab ría d icho Roland B a rth es, apenas un detalle: algo ín tim o y a m enudo in n om brable. J» IA PALABRA Y EL HOMBRE 73