Medias tintas, medias negras

Carlos de la Fé ©
Esto no es una elegía
Esto no es no una elegía
…ni es un romance, ni un verso,
Más bien una acción de gracias
Por darle a mis ansias
Razón para un beso.
Silvio.
Guiarnos por nuestros instintos básicos, con los sentidos bien despiertos,
alerta, expectantes. El camino está marcado, es cuestión de tomar todas y cada
una de sus bifurcaciones.
Unirnos, despacito, de a poquito, tantito, lenta y cotidianamente pero sin
horarios ni costumbres atávicas. Ahora, ya, pero ya.
Imaginarnos con los ojos abiertos de par en par, con los poros, las
bocas, el corazón; con la vida y el futuro como único escudo. Peleando, juntos
y por separado, pero sin distancias.
Omitir pasados excepto para sacar las conclusiones que nos permitan
besarnos con labios nuevos, húmedos y salados, ávidos. Recuerdos afectados
por la reconversión sentimental de los años.
Mirarnos a los ojos como si fuera la primera vez, con la misma ilusión y
las mismas ganas reservadas. Y que la última sólo sea cada noche, y la primera
visión.
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Carlos de la Fé ©
Esto no es una elegía
Amarnos, así, tan simple, tan llana, tan increíblemente. Nadie podrá
quitarnos los derechos porque las obligaciones las sabemos, y ojalá nos
manden vivir así, desde ya y hasta siempre.
Rodearnos, pasearnos las pieles como las calles de la ciudad, palmo a
palmo, pies por pies, con los cítricos de tu piel y la madera de mis huesos.
Y…
Compartir canciones tristes, y disfrutarlas, sin temores, con las mismas
ansias que las otras. Como los días, semanas, meses y años que han de llegar,
sumando, multiplicándonos.
Apostar siempre al doble, sabiendo que la mitad colmaría cualquier vida.
Y respetar cada regla del juego, sin trampas, sin engaños, sin máscaras.
Rodearnos de brazos y piernas, de cabellos y manos, de pechos y
espaldas, de palabras y risas, de caricias, de cuentos e imágenes especialmente
diseñadas.
Liarnos la manta a la cabeza y perderla, y jugárnosla, y recuperarla y
volverla a perder, como en un orgasmo múltiple y continuo, repetitivo,
inacabable.
Olvidar escenas inútiles, frases hechas, palabras gastadas, fechas
absurdamente señaladas, papeles gastados, pertenencias, posesiones, cosas.
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Carlos de la Fé ©
Esto no es una elegía
Saborear todos y cada uno de los días y noches, alegrías y tristezas,
dolores y colores, aromas y sudores, penas, llantos, risas y cada respiración,
cada cosa, cada casa, nuestra.
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