PROCESO DE DESAMORTIZACIÓN Y CAMBIOS AGRARIOS I.-INTRODUCCIÓN La agricultura era la actividad económica más importante de España debido al volumen de población activa que empleaba, 2/3 del total. Hasta el siglo XIX soportó una permanente situación de atraso, consecuencia del desigual distribución de la tierra, de la ausencia de innovaciones tecnológicas y de los bajos rendimientos. En el momento de iniciarse la implantación del liberalismo, en España se mantenía la estructura agraria heredada del Antiguo Régimen y arrastraba graves problemas debido a tres factores fundamentales: a).- La escasa fertilidad de muchas tierras cultivadas y su bajo rendimiento, debido al atraso técnico. Los pequeños y medianos agricultores tenían muy poco capital para mejorar su equipo y contaban con escasos medios auxiliares, por otro lado, los grandes propietarios, cuyas tierras eran cultivadas por arrendatarios, eran rentistas y estaban poco preocupados por modernizar sus explotaciones mediante inversiones que trajeran consigo mejoras técnicas, introducción de nuevos cultivos o búsqueda de nuevos mercados. Aún se trabajaba la tierra con el árado romano, el barbecho era el sistema de cultivo más utilizado... los rendimientos eran muy escasos, consecuencia de todo lo anterior. Los arrendatarios, sólo se quedaban con una mínima parte de la cosecha y además tenían que pagar los impuestos al Estado y a la Iglesia (diezmos). b).- La estructura de la propiedad, con un contraste entre el minifundismo, que predominaba en la Meseta Norte y Galicia, y el latifundismo, característico del sur peninsular, y por lo tanto, la escasez de la mediana propiedad. Esto traía consigo que la mayoría de las explotaciones eran poco productivas. Además gran parte de las tierras estaban vinculadas o amortizadas. Las propiedades vinculadas se agrupaban en tres categorías: • Las de la nobleza. Tradicionalmente la nobleza había constituido un patrimonio de bienes rústicos y urbanos fuera del libre comercio, puesto que el Mayorazgo no permitía a los nobles vender sus propiedades, ni tampoco dividirlas, sino transmitirlas integras al primogénito. • Las de la Iglesia, que también había sido propietaria de grandes extensiones de tierras como consecuencia, sobre todo, de numerosas donaciones. • Las tierras de los municipios. Los municipios eran propietarios de tierras que tenían su origen en concesiones reales durante la Reconquista, eran las tierras comunales. Solían consistir en bosques o terrenos áridos (montes y terrenos baldíos), según su utilización se dividían en: • Tierras de aprovechamiento colectivo, que constituían un complemento económico indispensable para los campesinos, eran los bienes comunes. • Tierras, que aún siendo comunales, el ayuntamiento las arrendaba a los particulares. Eran los bienes de propios, y los ingresos de los arrendamientos ingresaban en las arcas del ayuntamiento. Todas estas tierras amortizadas suponían un lastre para la economía nacional: por ellas no se pagaban impuestos, y además, se explotaban con técnicas de cultivo tradicionales, por lo que eran poco productivas. c).- El tercer problema era que el campo español aparecía vacío y con una escasa perspectiva de progreso. La despoblación tenía su origen en la dureza de la vida del campesino, mucho trabajo, poco salario y no siempre fijo, ya que la climatología era siempre un factor a tener en cuenta. A todos los problemas anteriores había que sumarle las trabas que la ganadería trashumante ejercía sobre la agricultura. Aún pervivían las antiguas leyes que prohibían roturar las tierras de los pastos o cercar las fincas. Con esta situación, ya los políticos ilustrados del siglo XVIII se preocuparon por modernizar la agricultura, con críticas a los bienes raíces amortizados de la nobleza y del clero, así como contra las propiedades comunales de los municipios. Los políticos liberales del siglo XIX conscientes de que los cambios en la estructura de la propiedad de la tierra había favorecido en otros países una gran expansión de la producción agrícola y un aumento de la productividad propugnaban la liquidación de las formas propias del A.R (señoríos y mayorazgos...) para poder vender las tierras. Estos políticos entendían que los nuevos propietarios se preocuparían por aumentar la productividad de las tierras y de la modernización del campo. Todo esto implicarían un beneficio para el Estado por un doble motivo: • Si aumentaba la producción, aumentaría la recaudación de impuestos de la Hacienda pública. • Si aumentaba la producción, la población aumentaría sus ingresos y con ellos su poder adquisitivo y podrían actuar como un revulsivo para la economía del país. La desamortización va a resultar clave en el cambio del Antiguo al Nuevo Régimen. Para que se produzca una verdadera transformación o revolución agrícola. II.- CONCEPTO Y MECANISMO DEL PROCESO La desamortización se define como el paso de la propiedad institucional a la individual. También como el paso de la propiedad vinculada, amortizada a la propiedad privada. Los señoríos, los mayorazgos, los bienes de propios y comunes pasaron de estar vinculados a instituciones a ser propiedades individuales, pertenecientes a personas que controlaban su gestión. Los bienes de la nobleza son desvinculados y desamortizados los bienes de los municipios y de la Iglesia. Ambas acciones pretendían lo mismo, sacar al mercado libre los bienes que el Antiguo Régimen había dejado fuera del mismo. La palabra desvinculación se emplea a los bienes de los seglares, y la de desamortización, a los bienes eclesiásticos y municipales. En todas las desamortizaciones hay dos pasos: • Nacionalización de los bienes amortizados y de manos muertas, unas veces con indemnizaciones y otras veces sin ellas. • En un segundo momento, esos bienes se venden a propietarios privados. III.- OBJETIVOS El objetivo principal de todas las medidas desamortizadoras del siglo XIX v a ser recaudar fondos para solucionar los problemas de la Hacienda Pública, bien para hacer frente a los gastos ocasionados por la guerra (Godoy y Mendizábal) o para hacer inversiones públicas (Mádoz y el ferrocarril). Políticamente, se trataba de crear una masa de propietarios que ligara sus intereses al liberalismo o nuevo régimen. Esto se va a conseguir, pero a cambio se enturbiaron las relaciones con la Iglesia católica. El apoyo del clero a la causa carlista, también, influyó en la desamortización. Otro de los objetivos que se pretendía conseguir era el desarrollo industrial y económico, y para conseguir ambos objetivos, era un paso obligado cambiar la estructura de la propiedad de la tierra. Desgraciadamente este objetivo no se consiguió porque la propiedad se concentró. Se pretendía al transformar la estructura de la propiedad de la tierra,que apareciera una clase media de campesinos propietarios, pero esto no ocurrió, porque fue la propia nobleza quien de nuevo se hizo con el control de las tierras. IV.- PROCESO CRONOLÓGICO La desamortización no es un acto aislado, sino un proceso histórico que va a abarcar gran parte del siglo XIX. Por una parte se producían en distintos momentos las medidas legislativas y posteriormente el grueso de las ventas se producían en los años siguientes. Las medidas legislativas desamortizadoras coinciden con gobiernos progresistas, que se caracterizan por sus reformas económicas (Cortes de Cádiz, Trienio liberal, Mendizabal o Madoz) mientras que los conservadores se caracterizan por sus reformas administrativas y estatales. El precedente fue la desamortización de Godoy, Jovellanos con Carlos III ya la planteó, pero va a ser Godoy, al frente del gobierno de Carlos IV quien desamortiza ¼ de la propiedad eclesiástica cuya motivación principal fue la necesidad de ingresos para costear las guerras. Jose I lo intentó pero no lo llevo a cabo por la Guerra de la Independencia, aunque intentó expropiar los bienes de los aristócratas que no estaban de acuerdo con la dominación francesa. Uno de los decretos más importantes de las Cortes de Cádiz fue el que eliminaba los señoríos jurisdiccionales y que convertía a los señoríos territoriales en propiedad individual. Gran parte de la nobleza se acogió a esta opción, bien aportando los títulos de propiedad o a través de los tribunales. La desvinculación de las tierras se atacó por una doble vía: aboliendo los señoríos y suprimiendo los mayorazagos. En contraste con la desamortización, la desvinculación no implicaba un cambio de propietario, sino la transformación de los antiguos señores en propietarios privados, con una titularidad plena y libre de sus tierras. Además se preveía la nacionalización de los bienes de los afrancesados, jesuitas, conventos, órdenes militares..... Con la llegada de Fernando VII se paralizó este intento. Durante el Trienio Liberal, se permite la venta de las tierras baldías y el cercamiento de las tierras comunales. A partir de 1833, con la muerte de Fernando VII, en el reinado de Isabel II, con los gobiernos progresistas, cuando el proceso de desamortización se vuelve más intenso. Durante la Regencia de Mª Cristina (1833-1840), esposa de Fernando VII y madre de la futura Isabel II, los liberales al dar el apoyo a ésta en el pleito dinástico que le enfrentaba, en una guerra civil (guerra carlista 1833-1840), con el hermano de Fernando, Carlos Mª Isidro, fueron poniendo los cimientos de la construcción del edificio liberal. Primero los moderados (1833-1836), con algunas incursiones de miembros progresistas como Mendizábal, y luego los progresistas, en su amplia expresión, (1836-1837 y 1841-43) fueron socavando las viejas estructuras del A. Régimen. Aunque progresistas y moderados pertenecían a la familia liberal, tenían sensibles diferencias acerca de cómo construir el Nuevo Régimen político. Así los moderados, pensaban que las reformas tenían que hacerse sin poner en peligro sus propiedades y sustentadas en el orden y en una autoridad fuerte, por ello fortalecerán las atribuciones de la Corona y limitarán al máximo la participación política. Los progresistas en cambio, serán partidarios de acometer reformas profundas y radicales, limitando el papel político de la Corona y ampliando la base electoral. Por tanto serán estos últimos, los progresistas, llamados a gobernar a finales de 1835 y que accederán al poder en su conjunto en 1836, por la presión de un pronunciamiento militar (sublevación de los sargentos de la Granja de S. Ildefonso, agosto de 1836), los que verdaderamente inicien la revolución liberal. Concretamente su hombre fuerte Mendizábal, que emprendió reformas fundamentales, para lo cual asumió personalmente las carteras de Estado, Guerra, Marina y Hacienda. Su programa incluía la reforma de la Ley electoral de 1834, muy restrictiva ya que sólo afectaba a los muy poderosos económicamente, por otra más amplia; el restablecimiento de la libertad de imprenta y otros derechos fundamentales; la reforma a fondo de la Hacienda y sobre todo fue el principal responsable de la ley de desamortización eclesiástica más importante aprobada en España, indispensable marco jurídico para acometer la “reforma agraria” que querían los liberales. La desamortización de Mendizabal (1836)fue la más importante de todas, no sólo por su volumen y la rapidez con la que se llevó a cabo, sino también porque a partir de ese momento la desamortización fue un proceso irreversible. Afectó a los bienes eclesiásticos. La desamortización se plasmó en dos disposiciones: • La primera suprimía las órdenes religiosas y nacionalizaba sus bienes. • La segunda determinaba el sistema de venta, que se haría en pública subasta y se podía pagar o en efectivo o mediante Deuda Pública. Sus motivaciones fueron: • Políticas, para atraerse al liberalismo a toda la gran masa de compradores. • Económicas, paliar la crisis de la Hacienda pública, debido a la guerra carlista. Financiación de las guerras carlistas. La recuperación de la confianza en la economía del país, que podría permitir la concesión de créditos en un futuro. Los ingresos aumentarían, gracias al cobro de los impuestos de los bienes desamortizados. Como la división de los lotes se encomendó a comisiones municipales, estas comisiones se aprovecharon de su poder para hacer manipulaciones y configurar grandes lotes inasequibles a los pequeños propietarios pero, que las oligarquías adineradas podían comprar, tanto en grandes lotes como en pequeños. Los pequeños labradores no pudieron entrar en las pujas y las tierras fueron compradas por nobles y burgueses urbanos adinerados. Desgraciadamente, no pudo crearse una verdadera burguesía o clase media en España. Los terrenos desamortizados fueron sólo los pertenecientes al clero regular. La Iglesia tomó la decisión de excomulgar tanto a los expropiadores como a los compradores de las tierras. Esto hizo que muchos no se atrevieran a comparar directamente las tierras y lo hicieron a través de intermediarios. La desamortización de Madoz en 1855, durante el bienio progresista, consistió en la venta forzosa, aunque con indemnización, de la totalidad de los bienes pertenecientes a los municipios, estado y otras instituciones. Su objetivo principal siguió siendo fiscal pero ahora dirigido a hacer inversiones públicas (ferrocarriles). Fue la desamortización que alcanzó un mayor volumen de ventas y tuvo una importancia superior a todas las anteriores. Tradicionalmente se le ha llamado desamortización civil, pero este término es inexacto, ya que si es cierto que se subastaron un gran número de fincas que habían sido propiedad comunal de los pueblos, lo que era una novedad, también se vendieron muchos bienes hasta entonces pertenecientes a la Iglesia, sobre todo las que estaban en posesión del clero secular. De todo lo desamortizado, el 30% pertenecía a la iglesia, el 20% a la beneficiencia y el 50% a las propiedades municipales, fundamentalmente de los pueblos. El procedimiento utilizado fue una copia de la de Mendizabal; sin embargo había dos diferencias claras: • Una se refería al destino del dinero obtenido, ya que sin los anteriores apuros de la Hacienda, fue dedicado a fomentar el desarrollo económico invirtiendo en obras públicas, especialmente en la expansión del ferrocarril. • La otra diferencia es que sólo se admitieron pagos en metálico y el proceso de tasación y venta fue realizado por los funcionarios de los ayuntamientos, por lo que no supuso ningún gasto para el Estado. En esta desamortización se duplicó el volumen de las tierras afectadas. V.- CONSECUENCIAS Y RESULTADOS Las consecuencias del proceso desamortizador fueron importantes, pero no todas las esperadas. La desamortización produjo una radical transformación de la regulación de la propiedad. La propiedad fue liberal capitalista, desaparecieron el mayorazgo y los señoríos jurisdiccionales. Desaparecieron los privilegios medievales. Aumentó la concentración de la propiedad, no se fomentó la mediana propiedad. a).- Desde el punto de vista político: • Se creó una masa de propietarios adictos al régimen liberal. • La separación de la Iglesia – Estado se hizo más grande y desde octubre de 1836 se produjo una ruptura entre el Estado y la Iglesia hasta que se firmó en Concordato con la Santa Sede en 1851, por la que el Estado sufragaba los gastos de la Iglesia. El liberalismo español, a partir de entonces tomó un tono anticlerical. b).- Desde el punto de vista económico: • Aumentó la superficie cultivada y la producción agraria. El aumento de la producción se debió al aumento de superficie cultivada y no al aumento de la mecanización, ni del uso de abonos. • La expansión del terreno cultivado estuvo acompañada de un efecto negativo: la deforestación. Muchos compradores compraron lotes de monte para convertirlos en tierras de labor u obtener un beneficio inmediato con la venta de leña y madera, para ello talaron los árboles de forma indiscriminada. • Aumentó la concentración de la tierra en pocas manos, porque las familias más poderosas conservaron intactos sus patrimonios, sus tierras fueron desvinculadas, no expropiadas, con lo que se mantuvieron los grandes latifundios en Andalucía, La Mancha y Extremadura. • No se obtuvieron los resultados financieros esperados; la Hacienda pública mejoró su situación pero los fondos tardaron en llegar, tanto en metálico como en bonos de Deuda Pública y se desvalorizaron; además el proceso fue largo y costoso porque hubo que pagar a los funcionarios. • Desaparecieron las formas de propiedad compartida, incompatibles con el desarrollo económico moderno de tipo capitalista. c).- Desde el punto de vista social: • Los campesinos no pudieron adquirir las propiedades desamortizadas y muchos empeoraron su situación, ya que la mano de obra agrícola se proletarizó, ya que las tierras de los señoritos pasaron a ser propiedad plena de la nobleza. Los campesinos no tenían documentos que acreditases sus derechos sobre la tierra, aunque llevaban cultivándola durante mucho tiempo, y se vieron convertidos en jornaleros. • Al desaparecer las tierras comunales, los campesinos más pobres se vieron privados de los pocos beneficios que obtenían tradicionalmente de estas tierras (bienes comunes) y de los escasos servicios sociales ofrecidos por los Ayuntamientos (orfanatos, sanidad, educación...) que se empobrecieron y perdieron su autonomía económica al desamortizarse también los bienes de proios. • No se consiguió crear una amplia clase media agraria, aunque si contribuyó a sustituir la estructura social señorial, heredada del Antiguo Régimen, por una estructura capitalista. • Los principales beneficiarios no fueron los antiguos trabajadores de la tierra, aunque hubo pequeños y medianos compradores locales que formaron una clase media de propietarios rurales, aunque no era una clase fuerte en número. Si sirvió para consolidar la clase media urbana, que fueron las principales compradoras de las fincas rústicas, que se enriquecieron y diversificaron sus patrimonios. d).- Desde el punto de vista cultural Provocó la destrucción o el abandono de un importante patrimonio y la pérdida de numerosas obras de arte. En conclusión, no se aprovechó la ocasión para crear una clase media agraria que hubiera podido ser un factor de equilibrio en la nueva sociedad. Al no consolidarse esta clase media, falló también la posibilidad de que surgiera un colectivo ahorrativo, que estimulara la demanda del mercado e impulsara las inversiones tanto en la agricultura como en otros sectores económicos. La desamortización se convirtió en una frustrada reforma agraria que hizo más miserable, aún, la condición del campesinado. La cuestión agraria no resuelta será fuente de graves conflictos en el futuro al ser causa de importantes problemas económicos sociales y políticos que pasarán al siglo siguiente. VI.- CAMBIOS AGRARIOS Respecto a los cambios agrarios, tras los intentos de Reforma Agraria, el panorama general de la agricultura española del periodo se caracterizó por el estancamiento. Los niveles de productividad aún estaban por debajo de los europeos, esto era debido el atraso técnico, pues no se introdujeron la mayoría de las novedades puestas en práctica en otras zonas (fertilizantes, mecanización, selección de semillas...) de Europa, y pervivía la conflictividad social. Se mantiene una agricultura basada en la tradicional trilogía mediterránea, complementada con frutales, hortícolas y plantas forrajeras. El mapa productivo español mostraba que en la Submeseta norte y Galicia la mala calidad de la tierra y el minifundismo limitaba la capacidad de ahorro de los agricultores para modernizar sus propiedades y limitaba los efectos de las inversiones en tecnología, lo que obligó a muchos a emigrar. En la Submeseta sur y Andalucía, el latifundismo provocaba unas pésimas condicines de vida, que habían pasado de ser trabajadores del campo, a ser jornaleros del campo con las desamortizaciones. Esto hizo que las protestas en el campo fueran algo habitual, junto con la reivindicacines de tierras. El principal cultivo del campo seguía siendo el cereal. El comportamiento rentista de la mayor parte de los agricultores dedicados al cereal, impidió la modernización de las explotaciones y la bajada de los precios del trigo que ésta hubiese permitido. La zona mediterránea presentó un gran dinamismo debido ala gran fertilidad de las tierras y a la proximidad de las ciudades y la mayor preparación de los campesinos. En La Rioja y Cataluña aparecieron bodegas destinadas a la producción de vinos de calidad, aunque todo se perdió con la llegada de la plaga de filoxera a finales de siglo. En el caso del aceite de oliva, la producción cayó en manos italianas por la imposibilidad para crear una estructura comercial propia y una imagen de marca. Podemos decir que en el campo español hubo factores que impulsaron la modernización, pero también hubo factores que obstaculizaron la modernización. Factores que impulsaban la modernización Factores que obstaculizaban la modernización La desamortización supuso un impulso para la producción. Estancamiento tecnológico, aún se usaba el arado romano y el abono natural o biológico. El proteccionismo comercial Existencia de grandes latifundios y minifundios, que implicaba la existencia de campesinos con un muy bajo nivel de vida. Cierto crecimiento demográfico que estimuló la El mercado no se desarrolló cualitativamente demanda. Existía un sector exportador moderno, el dedicado al olivo, la vid y los cítricos Existencia de un sector agrario en el que aún predominaba la agricultura de subsistencia. VII.- CONCLUSIÓN La desamortización fue la medida más revolucionaria de todas las que adoptaron los gobiernos liberales. Se abolió el régimen señorial, se habían suprimido los mayorazgos y se habían desamortizado. Esto trajo consigo una liberalización de la tierra. Todo esto no fue suficiente y la agricultura española continuaba estando muy atrasada y no fue el motor que trajera consigo la revolución industrial. El fracaso de la revolución industrial está ligado al fracaso de las desamortizaciones. A pesar de todo, el hecho de que se liberalizara el sector agrario, a pesar de todos los problemas y las insuficiencias del propio sector, pusieron la base para el desarrollo posterior del país, aunque para disfrutar de este desarrollo tengamos que irnos a épocas recientes. Asimismo, el fracaso de las desamortizaciones hicieron que el campo español y su problemática siempre haya sido un tema de actualidad en nuestro país, desde entonces hasta ahora. Las transformaciones agrarias llevadas a cabo durante el reinado de Isabel II dieron resultados aunque no fueron satisfactorios en todos los ámbitos. A pesar de los intentos progresistas la corona interrumpió la reforma agraria al colocar en el gobierno a los moderados, cuyas ideas eran reticentes a la liberalización de la economía. En el último período del reinado de Isabel II(bajo mandato de los moderados) se produjeron una serie de crisis económicas y políticas que mostraron por una parte, las deficiencias del sistema liberal y, por otra, la debilidad de la economía capitalista en España. La situación desemboca en un pacto entre los partidos progresistas apoyados por los demócratas-Pacto de Ostende- para acabar con el moderantismo en el poder y con el fin de la monarquía isabelina. El 19 de septiembre de 1868 se produjo un alzamiento militar contra el gobierno de Isabel II, ante el que el gobierno no tuvo más remedio que dimitir y la reina se vio forzada a exiliarse. El gobierno de la nación quedaba en manos de Serrano como regente y Prim como presidente de un gobierno integrado por progresistas y unionistas que marginaba al resto de fuerzas políticas. DOCUMENTOS DOCUMENTO 1 Exposición de Mendizábal a la Regente en la que explica los objetivos del decreto de desamortización. “Señora: Vender la masa de bienes que han venido a ser propiedad del Estado, no es tan solo cumplir una promesa solemne y dar garantía positiva a la deuda nacional por medio de una amortización exactamente igual al producto de las ventas, es abrir un fuente abundantísima de felicidad pública, vivificar una riqueza muerta (…) El decreto que voy a tener la honra de someter a la augusta aprobación de V.M. sobre la venta de esos bienes adquiridos ya para la nación, así como en su resultado material ha de producir el beneficio de minorar la fuerte suma de la deuda pública, es necesario que (…)se funda en la alta idea de crear una copiosa familia de propietarios, cuyos goces y cuya existencia se apoye principalmente en el triunfo completo de nuestras actuales instituciones…” Juan Álvarez y Mendizábal DOCUMENTO 2 Atendiendo a la necesidad y conveniencia de disminuir la deuda pública (…)conformándose con lo propuesto por el Consejo de Ministros, en nombre de mi excelsa hija la reina doña Isabel II, he venido en decretar los siguientes: Artículo 1º Quedan declarados en venta desde ahora todos los bienes raíces de cualquier clase que hubiesen pertenecido a las comunidades y corporaciones religiosas extinguidas y los demás que hayan sido adjudicados a la Nación por cualquier otro motivo Artículo 2º Se exceptúan de esta medida general los edificios que el gobierno destine para el servicio públicos o para conservar monumentos de las artes, o para honrar la memoria de hazañas nacionales. El mismo gobierno publicará la lista de los edificios que con este objeto deben quedar excluidos de la venta pública En el Pardo a 19 de febrero de 1836. D. Juan Álvarez Mendizábal DOCUMENTO 3 DESAMORTIZACIÓN DE MADOZ Se declaran en estado de venta, con arreglo a las prescripciones de la presente ley, y sin perjuicio de cargas y servidumbres a que legítimamente estén sujetos, todos los predios rústicos y urbanos, censos y foros pertenecientes :al Estado, al clero, a las órdenes militares..., a cofradías, obras pías y santuarios, al secuestro del exinfante Don Carlos, a los propios y comunes de los pueblos, a la beneficencia, a la instrucción pública. Y cualesquiera otros pertenecientes a manos muertas, ya estén o no mandados vender por leyes anteriores... Se procederá a la enajenación -expropiación- de todos y cada uno de los bienes mandados vender por esta ley, sacando a pública licitación las fincasa medida que lo reclamen sus compradores... Los compradores de las fincas quedan obligados al pago, en metálico de la suma que se les adjudique... Ley de Desamortización. (1 de mayo de 1855) DOCUMENTO 4 MAPA DE LA DESAMORTIZACIÓN DE MADOZ