EJERCICIO 2: Emociones y Sentimientos Bárbara Escalante Hace unos años comenzó a producirse en mi interior una serie de cambios que no lograba identificar, era una especie de movimiento enérgico hacia algo que aún no podía ser desvelado y sin saber muy bien hacia donde me conducía esa extraña voluntad, me deje llevar. Resultó ser la rebelión inesperada de un deseo inactivado y creían que controlado, mis antiguos impuestos o apropiados deseos, y que hasta ese momento no se había manifestado a causa de la contradicción que suponía frente a lo que hasta entonces había sido mi lógica trayectoria de vida. Al ver la punta del iceberg fue como si emergiese todo de golpe y pudiese contemplarlo en toda su magnificencia. Ahora se me revelaba todo, comenzaba a entenderlo y aquellas actitudes, acciones y reacciones incontrolables que se generaban en mí y que me desequilibraban al no entenderlas, sólo eran síntomas de escape que producían los sentimientos y emociones al haber bloqueado el deseo. Una vez identificado el deseo, ser periodista científica, comenzó a desarrollarse a evolucionar en mis pensamientos, la carrera de ciencias ya casi la tenía acabada, unos meses más y habría conseguido el primer paso (segundo paso de mi antiguo deseo) de la nueva ruta que había tomado mi vida. Pero esto no había hecho más que empezar, ya no me conformaba con licenciarme puesto que más que un paso en esta nueva etapa era un residuo de la anterior que podía ser aprovechado. Quería más, quería implicarme, hurgar en lo más profundo del deseo y descubrir si era verdadero. Sin darme cuenta, me vi en el tren con destino a Madrid con la intención de recoger la máxima información posible acerca de la posibilidad de acceder a un segundo ciclo de periodismo. Fue entonces cuando aparecieron los miedos. Pero… ¿Miedo a que?, ¿A la posibilidad de alcanzarlo?, ¿A no ser capaz de lograrlo?, tal vez fuese sólo una fantasía o un deseo creado para taponar otras cosas y al mismo tiempo sabia que era mi primer deseo propio. No tenía lógica y estos pensamientos contradictorios, estos sentimientos y emociones regenerados me habían vuelto a bloquear. Tanto tiempo anulado por imposición y ahora que comenzaba a manifestarse se auto-bloqueaba, no podía entender nada. Pensé que las emociones y sentimientos presentes no podían ser las misma que las de unos meses atrás, sin embargo, lo que mi ser experimentaba era lo mismo. Decidí entonces abandonar el camino teóricamente anhelado, por lo menos temporalmente, hasta que lograse entender que ocurría dentro de mi cuerpo y de mi mente. Y con el tren detenido en cualquier estación del trayecto, sentada en un banco del andén, miré el reloj, -¡se había parado!- Entonces comprendí que en la búsqueda del entendimiento la vida no tiene prisa, puesto que enriquecerse es su mayor placer. Y a ello me puse, recabe toda la información posible y una vez alcanzados los conceptos básicos sobre la mente, el cuerpo y su interrelación me dispuse a destejer la trama de mis bloqueos. Comprendí que el deseo, mi deseo, era un sentimiento de fondo que va asociado a la conciencia, que como deseo puede cumplirse o no cumplirse y que ambas posibilidades producen diferentes reacciones en el sistema cuerpo-mente, que generan tanto emociones primarias como secundarias y que una emoción es un estado corporal que puede ser positivo o negativo. Cuando quise elegir un plan de acción, es decir, llevar a cabo mi deseo o no, la conciencia que es la parte de la mente que crea y clasifica los argumentos, perturbó mi cuerpo de manera precisa (eran aquellos estados que no entendía), ya que me encontraba ante una circunstancia cambiante al hallarme ante la respuesta a la oportunidad. Y todos aquellos interrogantes no eran más que argumentos planteando planes de futuro alternativos. La toma de decisión entre continuar con mi antiguo deseo o cambiar implicó una selección competitiva entre ambos argumentos, esto provocó una especie de tormenta interna que yo traduje como bloqueo y no era más que actividades fisiológicas que hacían pasar mi actividad cuerpo-mente a niveles superiores e inferiores. Todas las piezas encajaban, solamente tenia que ser capaz de hacer frente al desafío, me subí al tren de las oportunidades, de los deseo, de las emociones, de la conciencia, en definitiva al tren de la vida sin saber cual sería mi próxima estación, aunque eso ya no importaba, porque me había dado cuenta que en el camino recorrido planté cara a muchos desafíos, sólo que esta vez lo iba a hacer de forma consciente y que aunque ahora supiese lo que ocurría en mi, no implicaba que pudiese controlarlo ¿Y por que iba a querer controlarlo? Siempre me había funcionado bien sin necesidad de hacerlo… No lo hice y funcionó, porque aquí me encuentro enriqueciéndome en otra estación, con un deseo que salió ganador y que va evolucionando, estableciendo el tipo y la intensidad de mis emociones.