De esta planta tan pequeña, y apenas perceptible en su estado

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DE
LA
AURÍCULA.
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D e esta p l a n t a tan p e q u e ñ a , y apenas p e r c e p t i b l e en su
estado s i l v e s t r e , se han conseguido por el c u l t i v o m u c h a s
hermosas variedades j a r d i n e r a s , y sus flores han a d q u i r i d o
un tamaño tan c r e c i d o , una forma tan bella , y unos c o l o r e s
tan vivos y v a r i o s , que la oreja de oso es en el dia uno de
los grandes adornos en los anfiteatros de los floristas e x t r a n geros. T o d a s las especies jardineras se colocan p o r clases en
los catálogos de los floristas extrangeros con arreglo al c o l o r
de sus flores; l l a m a n d o puras á las de un c o l o r , y de mezcla
á las que se hallan a b i g a r r a d a s , d i s c i p l i n a d a s , ó manchadas'
con l í n e a s , rayas ó puntos de diferentes colores. E s t a s se
prefieren á las de un solo c o l o r , y se dividen en dos s e c c i o nes con respecto al fondo blanco ó a m a r i l l o . D e l m i s m o m o do que d e j o y a advertido en este tratado con otras flores, asi
t a m b i é n señalan los floristas á cada casta ó variedad con n o m bres c a p r i c h o s o s , y faltos de toda significación particular.
P o r esta razón omitiré el dar un catálogo o lista de las m a s
e s p e c i a l e s ; pues me parece que de nada aprovechará á los
lectores el saber que h a y algunas variedades de esta planta,
á las que dan el n o m b r e de Telemaco , Néstor ,
Motezuma,
Hamilcar y otros de este j a e z . Cada variación en el color de
la flor y figura de las hojas por leve que sea c o n s t i t u y e una
nueva v a r i e d a d , que aprecian los floristas no con p r o p o r c i ó n
á su intrínseco valor tí verdadero m é r i t o , sino con respecto
á su novedad y r a r e z a ; y asi v e m o s desterradas de los j a r d i nes las castas antiguas, aun cuando tengan real y verdadera
h e r m o s u r a , para que ocupen su lugar las de nueva a d q u i s i c i ó n . H a habido gustos diferentes, y ha establecido la m o d a
r e g l a s opuestas en épocas distintas para señalar arbitrariam e n t e el primor de estas flores; pretendiendo los que se d i cen inteligentes abrogarse el derecho de sujetar á su c a p r i c h o
la elección de todos los c u r i o s o s , siendo bastante causa para
dudar del conocimiento práctico de un florista i n t e l i g e n t e , y
para la irrisión de las d e m á s , el que coloque una clase a n t i gua de aurícula en su anfiteatro, tí alguna planta que carezca
de los caracteres de pura convención que •estableció la fantasía. E n unas ocasiones se han reputado p o r mas perfectas
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