DISCURSO DE GRADUACIÓN Bienvenidos a la noche entre las noches. La noche con la que tanto soñábamos, pero que no significa más que el final de un sueño. Un sueño que se llama generación 27 y que se ha convertido en fantasía durante 14 años de nuestras vidas. Estamos aquí para hablar superficialmente de las sonrisas que ha conseguido este sueño, los quebraderos de cabeza que ha causado y por supuesto los buenos recuerdos que dejará atrás. Más que un sueño podemos referirnos a este como un camino que por fin esta noche llega a su meta. Un camino que comienza con tres sendas diferentes (una amarilla, una roja y otra azul) Este tramo nos sabe a leche fría, a cojines de colores a la hora de la siesta, a cuentos de brujas, lágrimas por un Nikolaus muy real y por supuesto al sueño conjunto de llegar a ser de “los del patio de arriba”. Seguimos creciendo, seguimos soñando en primaria, acercándonos a esta meta, pero juntos, siempre juntos, muy juntos. Aquí aprendimos a defender tus estampas como a tu vida, a ser tan felices que contar el número de destacas en las notas era diversión de un solo día. Aprendimos que una bolsa de boliches rota en mitad del patio suponía el mayor tesoro para el resto, tuvimos miedo al señor Pérez para después descubrir que era un cacho de pan, las historietas de Don Pablo consiguieron sacarnos una sonrisa cada viernes mientras sonaba de fondo algún doremi de la flauta de Elena. Días de Carnaval que daban sentido al resto. Pasabas el año esperando ponerte tu mejor disfraz, comerte un menú especial con clíper y que nunca acabase el día, para rematarlo con la pelea interminable sobre el ganador de la murga. Primaria fue la sonrisa eterna que empezó con esta y terminó con la elección de compañeros para la ESO. Que duro es elegir y más cuando lo que está en juego son tus amigos. Pero nosotros seguimos juntos, aún más, esto se empezaba a parecer a una familia y la ESO llegó con más madurez, más amores y las primeras preocupaciones, los primeros obstáculos que costó superar. Eran tiempos de aprender a base de notitas para casa y gritos de Zoraida y Arístides. Estornudos de Mate que todavía hoy nos hacen recordar las capitales de Europa. Grandes influencias que marcaran nuestro futuro. Agradecer a muchos otros por haber sido algo más que profesores y haber conseguido que nuestra sonrisa continuara también durante esta etapa del camino ya fuese con un simple “was passiert?” de Héctor o con la energía y alegría que nos transmitía Regina. Secundaria pasó entre peleas en las máquinas, 24 horas y la unión por un futuro en común. José Luis nos enseñó a amar la biología y la vida en sí misma, a la cual Alberto ponía y sigue poniendo su toque de gracia. Seguimos caminando, riendo a carcajadas, cayendo y volando juntos hasta que por fin podíamos ver la meta. Y es que estos dos últimos años han sido duros, muy duros, pero ya esto hacía tiempo que era una familia y el camino de unos era el camino de todos. Un último tramo que empezó con un chiste de José Manuel, el impulso que nos dio la sonrisa de Susanne, una carcajada en clase de lengua y algún examen imposible de los que le gustan a Santi. El curso pasó y nos dimos cuenta de que Connie en el fondo nos quería. Entre disertaciones de Toni y exámenes de Masole acabó primero y nosotros seguíamos sin creernos donde estábamos. Llego ya por fin el último, el más corto, tanto como un suspiro y sentados en nuestro sitio vimos a Don Fernando dejar sus tizas atrás y apostar por las nuevas tecnologías en las que Juan Antonio es todo un maestro. Raúl, siempre estresado seguía soñando con Britney Spears y Soraya se convirtió en periodista del Newsademic. Rosa entró y salió un millón de veces con sus bártulos mientras ni ella ni Dani se aclaraban con el examen. Don Guillermo se quedo sin escondite para las tizas y mientras todo esto pasaba, durante todos estos 14 años que llevamos entre las paredes blancas con círculos de este colegio todavía seguimos sin saber donde se mete Juanma. Y aquí estamos ya por fin terminando esto, cuantas veces lo hemos deseado y ahora nos aferramos al recuerdo. Desear de paso la pronta recuperación de Concha y desearle mucha suerte a Himar con lo que le viene encima. Agradecer a las tres personas que nos han dirigido en el camino (Don Miguel Solaesa, Don Guillermo Escalza, Don Miguel Ángel Montenegro). Bueno y cómo olvidarnos de esa pregunta de los días de examen, el ¿Cómo te salió?, Nuestros padres, ¿Quién si no? Por su cariño, apoyo y comprensión. No podemos acabar sin mencionar a las otras personas que nos han allanado el camino, como son el personal de limpieza, de administración y de comedor. Como decía, estamos aquí ya, en la meta, porque todo lo que empieza tiene que acabar al igual que este discurso. Pero nos queda el consuelo de que cuando una puerta se cierra otra se abre, y esto no es más que un nuevo comienzo y deseamos a todos un futuro tan bueno como el pasado que nos han dado. También añadir, que todavía queda y la verdad es que lo más duro, pero sinceramente y creo que estarán de acuerdo conmigo si digo que la promoción número 27 ya ha llegado a su meta, ya son todos personas increíbles y que harán de tu vida una sonrisa. Por todo esto, odio tener que haber escrito esto, odio tener que estar leyéndolo aquí, con manos temblorosas, con un nudo en la garganta y no me refiero al de mi corbata, y con mi vida puesta en esas sillas de madera. Lo esperábamos tanto y ahora lo odio, y lo odio porque míralos, Mari, Ana, Luis, Javi, Rodolfo, Diamar, Sara… míralos y créeme, créeme si te digo de primera mano que lo tienen todo, que no les falta nada, que son las alas que necesitas, son la sonrisa que te despierta, es la mano que te toca la barriga para que te animes o algo tan simple como el rostro que ves una y otra vez. Ahora me gustaría que se mirasen los unos a los otros, mira al que tienes al lado, y date cuenta de que de cualquiera de ellos tienes algún momento en la mente, algún momento en que hayas sonreído por su culpa o gracias a él y recuérdalo así con una sonrisa en la boca, y recuérdalo así siempre, recuerda que esas personas que están a tu lado han caminado contigo y bueno lo importante no es llegar sino como has llegado y ellos han sido tus ruedas, tu gasolina, tu motor en el camino y gracias a ellos estas aquí. Pero qué quieren que les cuente si creo que ya lo saben, seguro que han podido disfrutar como yo del sonido de sus risas, de la complicidad de sus miradas y de las grandezas de cada uno, y que me pueden contar ustedes a mí, si el significado de vivir me lo enseñaron ellos. No caben los recuerdos, no caben en todo este escrito, en todo el colegio, ni siquiera en toda la ciudad. Estas, sí estas personas que ven ahí con sus más, con sus menos, con sus gritos y risas, sus partidas de cartas, sus “quiero que acabe ya”, estas personas han sido y son lo que pueden ver aquí, yo, son las que me han dado la mano y me han permitido llegar a donde estoy y ser tal y como soy, y la verdad es que no puedo pensar en nadie mejor. Es la generación 27, mi generación, la hemos visto volar por encima de barreras que nadie creía que superaría, la hemos visto caer y levantarse y llegar año tras año a su meta. Bueno ahora diremos promesas que muchas quedaran en vano, el nada cambiará, el te llamo una vez en semana, o cosas por el estilo, y tristemente las cosas cambian, siguen su curso, pero lo que sí puedo decir y prometer es que cuando dentro de unos años me encuentre a una persona casi irreconocible por la calle y sea uno de ellos, no podre evitar una sonrisa y pensar, mira él o ella, estuvo conmigo 14 años de mi vida, me ayudó, me vio bostezar a las 8.30 y pedir bocadillo en el recreo, ella o él, me hizo feliz, me hizo llorar, y parte de él, o de ella, soy yo. Acabar con gracias, que se los debo, se los debe mi sonrisa y mi futuro, por la fuerza y la confianza. Gracias a cada uno…