GIPUZKOA SOCIEDAD 9 Noticias de Gipuzkoa Sábado, 25 de septiembre de 2010 JORGE PLA VIDAL DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO DE PSIQUIATRÍA Y PSICOLOGÍA MÉDICA DE LA CLÍNICA UNIVERSITARIA DE PAMPLONA “Si se sospecha que un anciano quiere suicidarse, hay que preguntárselo y no por eso se le dan ideas” “Hay tratamiento y se pueden recuperar”, afirma el psiquiatra Jorge Pla sobre los ancianos que, a raíz de sufrir una depresión, muestran actitudes suicidas. Así lo hizo saber en la IX Reunión Anual de la Sociedad VascoNavarra de Psiquiatría celebrada ayer en Hondarribia ANA ÚRSULA SOTO ¿Son tantos los casos de ancianos que se suicidan como para investigar ese aspecto? DONOSTIA. En principio, en números absolutos no son tantos, pero en números relativos, por la cantidad de ancianos que hay y la tasa de suicido por anciano, sí son más. En el caso de los varones ancianos, el suicidio consumado es muy elevado. Los jóvenes suelen protagonizar más intentos de suicidio, pero pocos son los que se materializan. Los ancianos tienen menos intentos, pero, habitualmente, consiguen terminar el suicidio, porque son personas más frágiles y los intentos los realizan con medios más letales. Uno de cuatro que lo intenta lo consigue. ¿A qué se refiere con medios más letales? Un gesto de suicidio puede ser tomarse varias pastillas o hacerse un corte en la muñeca. Pero medios más letales quiere decir ahorcamiento, arma de fuego o defenestración. ¿Cómo llega un anciano a una situación en la que decide terminar con su vida a pesar de haber sobrevivido más de 60 años? Hasta en el 85% de los casos –y, según algunas publicaciones, hasta en el 97% de los casos–, a través de una enfermedad que es la depresión y que en el anciano afecta al 13,5% de los casos. Con esa enfermedad uno pierde la esperanza. Si le añades que eres mayor, te quedan no muchos años de vida, has sufrido muchos acontecimientos de pérdida..., la situación no te deja ver otra salida. El psiquiatra Jorge Pla posa, ayer, durante la IX Reunión Anual de la Sociedad Vasco-Navarra de Psiquiatría. FOTO: IKER AZURMENDI hay que preguntárselo. Y no por preguntar se dan ideas, lo que haces es aliviar una tensión que uno lleva dentro. ¿Cómo se puede prevenir que un anciano caiga en una depresión que le lleve a esa conducta? ¿Si no va al médico, cómo se puede detectar en el ambiente familiar? Es difícil. Normalmente, esas personas han hecho alguna consulta en el mes anterior al médico de atención primaria o algún otro especialista, pero probablemente no han hablado de suicidio, sino que le han preguntado por alguna otra cuestión. Lo primero que hay que hacer es preguntarlo en cuanto se tenga una mínima sospecha. Hay que tenerlo en mente si se ve a una persona que está más triste, que ha dejado de comer, que quizás ha querido hablar con una serie de familiares para despedirse o que ha querido poner todos los papeles en regla. Aunque puede ser una normalidad que no tenga ninguna implicación con el suicidio, no hay que bajar la guardia, porque, si eso se asocia a sintomatología depresiva, a estado de malestar o a enfermedades crónicas, sobre todo dolorosas, todo eso aumenta el riesgo de suicidio. Al final, de todas maneras, no hay una situación de que uno esté determinado al suicidio, sino que tiene mayor riesgo de cometerlo o no. Pero, ¿cómo se puede relacionar que el anciano haga una consulta en el médico con el suicidio? Si un familiar sospecha que puede surgir esa tendencia suicida en el anciano, ¿qué debe hacer? Cuando tienes un paciente anciano, tú tienes que tener en la cabeza la posibilidad de que los síntomas que te está contando, que no tienen por qué ser exactamente tristeza, tengan que ver con una depresión. Si te parece que sí, que efectivamente puede corresponderse con una depresión porque, por ejemplo, ha dejado de comer, ha perdido peso, está durmiendo mal, está preocupado o se concentra peor, Si fuera posible, intentar acudir al médico de atención primaria y comentarlo. Si no, hablar con algún otro familiar para que le ayude y plantearlo con la persona implicada. Sin culpabilizar, preguntarle directamente si se quiere suicidar. No por preguntar uno da ideas. Lo que ocurre es que estos ancianos, por no preocupar a la familia, lo ocultan, pero, aún y todo, hay que intentarlo, hablar directamente con ¿Cómo se puede detectar? la persona anciana, sin generar una tensión innecesaria, pero sí de una forma directa. SUS FRASES “Detrás del 85% de los casos de suicidio en los ancianos hay una enfermedad que se llama depresión” “Quienes se recuperan de un episodio depresivo, ya no quieren suicidarse, quieren seguir viviendo” Ahí, en realidad, lo que hay que hacer es actuar sobre distintos factores, porque no hay una cosa única que podamos hacer para evitar la depresión. Los factores de tipo social que se asocian a la depresión son la soledad y la falta de apoyo social. Por eso, debemos intentar que los ancianos no estén solos, que tengan los recursos que necesiten, y si no tienen familia, hacerles una visita, al menos una vez a la semana. Desde el punto de vista psicológico, a esa edad se producen muchos acontecimientos de pérdidas: familiares, trabajo, estatus social, económico... En el caso de la sensación de pérdida, hay que intentar vivirla sin una tristeza desmesurada, asumiéndola y previéndola. Desde el punto de vista de la personalidad, las personas que tienen una visión de la vida más festiva, que les gusta participar e intervenir en distintas actividades y que sufren menos estrés están más protegidas. Deben ser conscientes de que han vivido una vida larga llena de cosas positivas y recordarlas. También ayuda vivir en casa con niños o tener una visión religiosa de la vida. Desde el punto de vista biológico, contribuye a prevenir la aparición de la depresión hacer más ejercicio físi- co o evitar los factores de riesgo cerebrovascular. ¿Cómo viven los propios ancianos todo el proceso de la enfermedad? En muchos casos no consultan al médico para saber si sufren una depresión por vergüenza. Porque todavía la enfermedad psiquiátrica está estigmatizada, y muchos ancianos se sienten culpables, incluso de tener un cuadro depresivo. Una primera vivencia muy frecuente que les lleva a no consultar y, por tanto, a no conseguir ayuda es la vergüenza. Otra que puede estar presente, aunque es falsa, es el tópico de que como uno es viejo, tiene que estar depresivo. No por tener más edad uno tiene que sufrir una depresión. Y luego hay otros ancianos que ven que les pasa algo y que no disfrutan como antes. Todo eso son los síntomas de la enfermedad y lo que hay que hacer es consultar. Una vez detectada, ¿hasta qué punto puede recobrarse de la depresión? Hay tratamientos eficaces. Uno acude al médico, le ponen un tratamiento y un alto porcentaje, un 80-90%, mejora y, en muchos de esos casos, se logra la curación del cuadro depresivo. Con lo cual merece la pena porque hay esperanza. Normalmente, en estudios que se han hecho, una vez que se han recuperado del episodio depresivo, esas personas ya no quieren suicidarse, quieren seguir viviendo, aunque tengan 85 ó 103 años.