CONCEPTO DE ADOLESCENCIA.Adolescencia es una etapa de transición que no tiene límites temporales fijos. Ahora bien, los cambios que ocurren en este momento son tan significativos que resulta útil hablar de la adolescencia como un periodo diferenciado del ciclo vital humano. Este periodo abarca desde cambios biológicos hasta cambios de conducta y status social, dificultando de esta manera precisar sus limites de manera exacta. (Hamel y Cols. 1985) La adolescencia comienza con la pubertad, es decir, con una serie de cambios fisiológicos que desembocan en plena maduración de los órganos sexuales, y la capacidad para reproducirse y relacionarse sexualmente. El intervalo temporal en que transcurre comienza a los 11-12 años y se extiende hasta los 18-20. Sin embargo no podemos equiparar a un niño de 13 con uno de 18 años; por ello hablaremos de “adolescencia temprana” entre los 11-14 años (que coincide con la pubertad), y luego de un segundo periodo de “juventud” o “adolescencia tardía” entre los 15-20 años; su prolongación hasta llegar a la adultez, dependerá de factores sociales, culturales, ambientales, así como de la adaptación personal.( Marquez L., Phillippi A. 1995) En la adolescencia temprana, el individuo continúa la búsqueda de independencia pero con nuevo vigor y en nuevas áreas. Desea mas privilegios y libertades, como también, menos supervisión adulta. Se preocupa principalmente de su "status" con sus pares inmediatos, quiere parecerse a los otros por la sensación de encontrarse fuera de lugar con respecto a ellos. Sus diferencias individuales son más marcadas, pero su calidad de individuo único todavía no es completamente entendida ni aceptada. El adolescente mayor comparte muchas de las preocupaciones del adolescente temprano, pero además tiene el problema de hacerse un lugar en la sociedad adulta, siente la obligación de encontrar una identidad propia. En resumen, se puede afirmar que el joven adolescente se preocupa de quién y qué es, y el adolescente mayor, de qué hacer con eso. (Hamel y Cols. 1985) TEORÍAS SOBRE LA ADOLESCENCIA Para la teoría psicoanalítica, en concreto Freud, la adolescencia es un estudio del desarrollo en el que, debido en gran parte a los cambios fisiológicos que acompañan a la pubertad, brotan los impulsos sexuales y se produce una primacía del erotismo genital. Esta fase del desarrollo, la fase genital, supone, por un lado, revivir los conflictos edípicos infantiles y, por otro, la necesidad de resolverlos con una mayor independencia que los progenitores y un cambio en los lazos afectivos hacia nuevos objetos amorosos. La fuerza de las pulsiones que surgen durante la pubertad hace que se produzca una vulnerabilidad acentuada de la personalidad. Esta debilidad de la personalidad requiere el empleo de diferentes mecanismos de defensa, entre ellos la intelectualización y la sublimación, para enfrentarse con la ansiedad y la inseguridad. La inadecuación de estas defensas psicológicas a la intensidad de los conflictos puede ser el origen de un comportamiento mal adaptado. Por esta razón, el psicoanálisis mantiene una concepción de la adolescencia como una etapa en la que se produce una mayor proclividad hacia los fenómenos psicopatológicos. Sin embargo, esta opinión no es compartida por otros autores psicoanalíticos. Para Erikson, la adolescencia «no constituye una dolencia, sino una crisis normativa, es decir: una fase normal de incrementado conflicto, caracterizada por una aparente fluctuación de la energía del ego y asimismo por un elevado potencial de crecimiento». La tarea más importante del adolescente, según este autor, es construir una identidad coherente y evitar la confusión de papeles. La difusión de la identidad puede llevar al aislamiento del joven, su incapacidad para planear el futuro, a una escasa concentración en el estudio, o a la adopción de papeles negativos por simple oposición a la autoridad. Como hemos visto, los análisis psicoanalíticos se han centrado en la influencia de los factores internos en el desarrollo de la personalidad. Por su parte, la visión psicosociológica de la adolescencia subrayará la influencia de los factores externos. Así, la adolescencia, en el sentido sociológico, se refiere a la experiencia de pasar a través de una fase que enlaza la niñez con la vida adulta. En este paso, el adolescente, teniendo en cuenta los cambios de todo tipo que se producen en su persona y las nuevas demandas de la sociedad hacia él, debe desarrollar nuevos papeles sociales. La chica de 13 ó 15 años no es una niña, pero tampoco es una mujer adulta. Su estatus social es difuso y sin etiquetas claras. Las expectativas sociales sobre su papel son ambiguas y puede que, en determinadas situaciones, encuentre dificultades al tener que decidir si se comporta como una niña o una adulta. Los adolescentes de las sociedades industriales occidentales no cuentan con ritos de paso que les sirvan de guía para integrarse en la vida adulta. Esta falta de expectativas y guías claras por parte de los adultos puede resultar problemática para el joven a la hora de adaptarse a las nuevas exigencias y responsabilidades. Al mismo tiempo que desarrolla un nuevo papel social, el adolescente debe buscar la independencia frente a sus padres. Esta búsqueda de una nueva situación social genera también ansiedad e inseguridad, y, frente a los deseos de independencia, se crea contradictoriamente una necesidad mayor de dependencia de los demás y de que éstos apoyen la visión que está creando sobre sí mismo. Esto significa que, el paso del individuo por la adolescencia, estará afectado por las expectativas mantenidas por las personas de su entorno inmediato que él considera importantes. Las dos concepciones anteriores subrayan los componentes afectivos y sociales. A su vez la posición piagetiana señalará la importancia del cambio cognitivo y su relación con la afectividad. Las nuevas capacidades intelectuales, que se desarrollan durante el período de las operaciones formales, abren la posibilidad de elaborar teorías basadas en una reflexión no sólo sobre lo concreto real sino sobre lo abstracto posible, y capacitan al adolescente para planificar su programa de vida y presentar alternativas a la sociedad actual. En este momento, surgen, con mayor ímpetu que nunca, las críticas y las reflexiones sobre la religión, las ideologías políticas o los sistemas de autoridad vividos en la familia y la escuela. Este recién estrenado poder del pensamiento hace que el adolescente caiga a veces en un nuevo egocentrismo intelectual, es decir, que confíe excesivamente en el poder de la ideas. Para el adolescente, pensar en cambiar algo es ya cambiarlo, teorizar es aplicar ya esas ideas a la sociedad. La dificultad de las transformaciones sociales la encontrará el adolescente cuando se integre realmente en la sociedad adulta y cuando los avances en su desarrollo le permitan buscar una coordinación mejor entre teorías y hechos. Elkind, autor de orientación piagetiana que ha realizado relevantes estudios sobre este período, ha formulado otros dos aspectos de este egocentrismo adolescente: la audiencia imaginaria y la fábula personal. La audiencia imaginaria supone la obsesión del adolescente por la imagen que los demás poseen de él, la creencia de que todo el mundo le está observando. La fábula personal se refiere a la tendencia de los adolescentes a considerar sus experiencias como únicas e incomprensibles por otras personas. CONDUCTA SOCIAL DEL ADOLECENTE EN LA FAMILIA.El ambiente familiar, independientemente de cómo esté conformado este núcleo, es fundamental para el joven en esta etapa de su vida. De ahí la importancia de que los padres fortalezcan el locus interno de sus hijos, es decir, la creencia acerca de los refuerzos positivos o negativos de su comportamiento. Es a través de los patrones de crianza como los progenitores pueden incrementarlo, señaló Patricia Andrade Palos, jefa de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM. De ahí la importancia de que la familia de los adolescentes acreciente este rasgo de la personalidad en el joven, ya que si él cree que tiene poco control respecto de las recompensas o castigos que recibe, no encontrará razón suficiente para modificar su conducta, dado que no considera poder influir en la posibilidad de que tales eventos se presenten, aseveró. Indicó que el locus de control es un concepto teórico que se empezó a estudiar desde los años sesenta, desarrollado para explicar las creencias características del sujeto, a partir de las cuales éste establece el núcleo o la fuente de comprobación de los eventos cotidianos y, por ende, de su propio comportamiento. Es un rasgo de personalidad que tiene efectos en muchas de nuestras conductas. Hasta qué tanto el individuo piensa que lo que él hace se debe a sus capacidades, habilidades o fuerzas exteriores. Por ello se habla de un locus interno o externo, abundó. La adolescencia es una etapa difícil por los cambios que el joven experimenta. Por ello, enfatizó, es fundamental el apoyo, cariño, aceptación que reciba de la familia, ya que ésta es el agente de socialización má importante en la mayoría de las culturas. Es la primera fuente con la que tiene contacto. La psicóloga señaló que "infancia no es destino?, es decir, a pesar de que un individuo haya crecido en un ambiente no favorable, éste puede salir adelante y ser exitoso; sin embargo, un entorno adecuado es de suma importancia en el desarrollo de su personalidad, pues se lo facilita. CONDUCTA DESAFIANTE Y OPOSICIONISTA trastorno de conducta oposicionista y desafiante son actitudes aprendidas que reflejan los efectos de las tecnicas de refuerzo negativo empleadas por los padres y figuras de autoridad”. la utilizacion de refuerzos negativos por parte de los padres o maestros, por ejemplo, como figuras de autoridad mas destacadas, provoca un incremento en la frecuencia y la intensidad de este tipo de conducta en el adolescente, ya que con ello lo que hace es reclamar de una forma directa una mayor atencion y una mayor preocupacion por parte de de esas personas.los trastornos del comportamiento, como categoría, son sin duda la causa mas comun de remision a los servicios de salud mental para ninos y adolescentes. este trastorno en particular es mas frecuente en los ninos que en las ninas. síntomas del trastornolas principales características vienen determinadas por una serie de situaciones caracterizadas por una falta evidente de cooperacion, desafío y comportamiento hostil hacia todo aquello que indique autoridad. las formas mas frecuentes de manifestarse son las siguientes: - se enfadan con relativa frecuencia, se encolerizan. es muy habitual en ellos las rabietas de todo tipo, ya que pierden con facilidad la paciencia. - discuten continuamente con los adultos. - desafían las reglas de los adultos. son provocadores. - son ninos que intentan en todo momento molestar y fastidiar de una manera deliberada a las personas que les rodean. - culpan y reprochan a los demas de sus propios errores. - suelen estar colericos y resentidos con todo lo que les rodea. se molestan con facilidad y son quisquillosos e irritables. actitud de enojo frecuente. - utilizan un lenguaje obsceno. - es rencoroso y reivindicativo. cuando se enfadan utilizan palabras hirientes, con la intencion de hacer dano. - suelen tener problemas academicos.