Grafía árabe de Al-Andalus. Fuente Wikimedia Commons, dominio público. • • • • • • Entre el 711 y el 756 Al-Andalus fue una provincia del Califato Omeya de Damasco. En esta época se afianza el control de la Península Ibérica y se procede a la instalación de nuevos pobladores musulmanes de distinto origen: árabes, sirios, jordanos, beréberes… Pronto surgen descontentos entre ellos por el reparto de tierras efectuado. En esta época Córdoba se convierte ya en la sede del poder político, siendo elegida como residencia de los walíes. Aunque los walíes de Al-Andalus intentan continuar la expansión por Francia, son frenados y se repliegan a la Península Ibérica. La zona montañosa del Norte escapa al control de los gobernadores de Al-Andalus y allí surgen los primeros focos de resistencia cristiana en Hispania. El califato de Damasco en torno al 750. Imagen de André Koehne , dominio público Máxima extensión de Al-Andalus en la época de dependencia del Califato Omeya. Imagen de Phirosiberia , licencia Creative Commons. 2. • • • En el terreno religioso se seguía reconociendo la autoridad de los califas asentados en Bagdad. El territorio de Al-Andalus se redujo por la expansión del reino de León en el valle del Duero y del Imperio Carolingio en la zona pirenaica. En este período se produjeron algunas novedades importantes: – – – – Al-Andalus se afianzó como un estado centralizado, donde el emir asumió un poder absoluto y creó una administración compleja y jerarquizada, encabezada por un visir. El territorio se dividió en provincias, llamadas coras, para su mejor gestión. La población fue asumiendo mayoritariamente la religión islámica y el árabe terminó imponiéndose como lengua cotidiana. Sin embargo, las tendencias disgregadoras continuaban existiendo, y se produjeron rebeliones de familias nobiliarias de la frontera y de la población hispana convertida al islam (muladíes). Monumento a Abderramán I en Almuñécar (Granada). Fotografía de Bonas, licencia Creative Commons. El emirato de Córdoba hacia el 929. Imagen de Te y Kriptonita, licencia GNU. • • • • • • En plena crisis de Al-Andalus, Abderramán III consiguió restaurar la unidad territorial y se proclamó Califa en el año 929, rompiendo así el último vínculo de dependencia con Bagad. Abderramán III y sus sucesores frenaron la presión de los reinos cristianos. El gobierno de Al-Andalus se hizo más centralizado,. Hacia el final del califato el poder político y militar de Al-Andalus acabó controlado por los primeros ministros. Almanzor fue el hayib más famoso y el que llevó al califato a su máximo poder. A la muerte de Almanzor las tendencias separatistas en las provincias fronterizas y las rebeliones estallaron de nuevo. Finalmente el califato fue suprimido. El emirato de Córdoba hacia el 929. Imagen de Te y Kriptonita, licencia GNU. • • Esta es la fragmentación que sufrió Al-Andalus al disolverse el califato de Córdoba en el 1031, después de un proceso de luchas internas entre distintas familias que se disputaban el poder. Las fronteras y el número de los llamados reinos de taifas variaron continuamente, debido a la inestabilidad política. Los reinos de taifas hacia 1080. Imagen de Te y Kriptonita, licencia GNU. • Entre 1086 y 1145 Al-Andalus es reunificado y convertido en provincia del Imperio almorávide. • Por un tiempo se logra frenar el avance cristiano hacia el sur, pero tampoco se consiguen recuperar los territorios perdidos anteriormente. • El fanatismo religioso de los almorávides fomentó el descontento de los musulmanes andalusíes, y se provocaron rebeliones que volvieron a escindir Al-Andalus en reinos de taifas. El Imperio almorávide hacia el 1100. Imagen de Stourson, licencia GNU. • Entre 1147 y 1226 el imperio almohade sustituye al almorávide en el norte de África y en Al-Andalus. • Los almohades son vistos por gran parte de la población de Al-Andalus más como unos invasores que como unos salvadores, lo que explica su derrota en el año 1212 por una coalación de tropas cristianas en las Navas de Tolosa. • Al disgregarse el poder almohade surgirán nuevos reinos de taifas, pero todos, excepto el de Granada, terminarán cayendo en poder de los cristianos. • • El último reducto de Al-Andalus, el reino de Granada, fue el que gozó de mayor estabilidad política, ya que mantuvo un territorio y un gobierno estable más de 250 años. La supervivencia del reino nazarí se debió en gran parte a que aceptó la tutela de Castilla, que lo respetó a cambio del pago de fuertes sumas en metálico. • El fin de Al-Andalus se inició cuando Castilla decidió acometer su conquista final. • La campaña en 10 años acabó con la rendición de Granada y, por tanto, con la existencia de Al-Andalus como realidad política en la península. Créditos: Texto y Composición: Juan Miguel Mendoza Garrido Imágenes: Autoría y licencia al pie de cada una. Evolución política de Al-Andalus is licensed under: Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Compartir bajo la misma licencia 3.0 España License. Based on a work at juanmimen.wordpress.com