Lic. María Gabriela Vasquez Versión electrónica exclusiva para su publicación en el sitio web de Fundación Auge Mendoza – Argentina - Julio de 2007 Cuadernos del Centro de Graduados N° 6 Mendoza, Ex-Libris, Set. 2004. pp. 139-149. ISSN N° 1515-5609 UN ESTUDIO SOBRE EL HOLOCAUSTO A TRAVÉS DE LAS MUJERES Lic. María Gabriela Vasquez Introducción A pesar de los numerosos trabajos que existen hasta el momento, todavía queda mucho por investigar sobre el Holocausto. Así, por ejemplo, las experiencias femeninas permanecen todavía cubiertas por un velo de silencio. En esta oportunidad, nos proponemos estudiarlo a través de ellas debido a que consideramos que la Historia de las Mujeres, lejos de ser una estudio excluyente y aislado, ayuda a comprender mejor y de manera integral lo acontecido. Así, abordar el Holocausto a través de las víctimas, las perpetradoras y las salvadoras, nos muestra tres caras femeninas distintas de aquel siniestro acontecimiento. La bibliografía sobre esta temática no es muy abundante, por ello, ha sido fundamental para esta investigación recurrir a los testimonios tanto orales como escritos de aquellas que lograron sobrevivir para reconstruir el pasado y para rescatar, a su vez, las historias personales y, de ese modo, comprender íntimamente lo que fue aquel infierno. Estos testimonios, entonces, tienen un valor único debido a que provienen de las protagonistas, de aquellas mujeres que padecieron el Holocausto y nos brindan información de primera mano que no siempre aparece en los libros. En otras palabras, sus referencias a olores, colores, paisajes, anécdotas, vivencias familiares y dolorosas situaciones nos ilustran desde lo personal lo que fueron aquellos años. Las Mujeres y la Shoá (1) Como señalamos más arriba, las experiencias de las mujeres fueron distintas. En este trabajo nos ocuparemos de las víctimas judías, de las mujeres nazis y también de las salvadoras a través de casos concretos porque creemos que de este modo identificamos con nombre y apellido a quienes durante tanto tiempo estuvieron silenciadas, o fueron simples números o no se supo nunca de sus acciones. Un Estudio Sobre El Holocausto… - Todos los derechos reservados - Artículo publicado - ISSN N° 1515-5609 1 Lic. María Gabriela Vasquez Versión electrónica exclusiva para su publicación en el sitio web de Fundación Auge Mendoza – Argentina - Julio de 2007 - Las Víctimas. El caso de Eugenia Unger La Shoá ha sido un proceso amplio que comenzó con las primeras persecuciones sufridas por los judíos, aún antes de comenzada la guerra, que abarcó las dolorosas y extremas experiencias sufridas durante la misma y que ha llegado prácticamente hasta nuestros días en la vida de cada uno de los que lograron sobrevivir. Las mujeres, por su propia condición de mujeres, por su relación con la maternidad y la intimidad padecieron de forma diferente la Shoá. Veamos el caso particular de Eugenia Unger, sobreviviente radicada actualmente en Buenos Aires. Nació en Varsovia en 1926 en el seno de una familia judía. “Hasta el advenimiento del nazismo, todo era felicidad en mi infancia.” (2) Sin embargo, la guerra lo cambió todo para ella y para todos los suyos. “Llegó el año 1939 (...) el miedo se apoderó de todos e invadió mi casa también.” (3) Los judíos fueron obligados a abandonar sus viviendas, pertenencias y recuerdos para marchar a los ghettos que les habían sido previamente asignados. “Crearon [los nazis] el ghetto, donde confinaron a todos los judíos para que no se mezclaran con la raza aria.” (4) En aquellos lugares, las mujeres desempeñaron un papel muy importante (5). Muchas veces tuvieron que hacerse cargo de sus familias debido a que los hombres ya habían sido deportados a los campos de trabajo o se encontraban escondidos, para evitar ser trasladados. De esta manera, eran ellas las que debían buscar a diario el alimento para todos; eran ellas las que con una sonrisa trataban hacer más llevaderos aquellos largos días. Las que por aquel entonces eran adolescentes, como fue el caso de Eugenia, crecieron de golpe y a los golpes. “Nos acostumbramos a convivir con la muerte –recuerda-. La sensibilidad llegó a ser un sentimiento del pasado.” (6) También muchas mujeres se involucraron en la lucha clandestina junto a los hombres, llevaron información, contrabandearon publicaciones y hasta fabricaron granadas y participaron en revueltas y levantamientos. Debido a que los ghettos no constituían la “solución al problema judío” fueron cerrados y todos sus habitantes trasladados en trenes a los campos de concentración. “Eran vagones para transportar animales u otro tipo de carga. No tenían ventilación, tampoco retretes. En esas cárceles sobre ruedas metían más gente de la que cabía.”(7) Al llegar, se realizaba la selección. En general, las ancianas, enfermas y madres con sus bebés eran conducidas directamente a las cámaras de gas debido a que no servían para trabajar. Sólo eran dejadas con vida las jóvenes sanas, fuertes y sin hijos. “Me quitaron mis Un Estudio Sobre El Holocausto… - Todos los derechos reservados - Artículo publicado - ISSN N° 1515-5609 2 Lic. María Gabriela Vasquez Versión electrónica exclusiva para su publicación en el sitio web de Fundación Auge Mendoza – Argentina - Julio de 2007 pertenencias, me cortaron el pelo, me marcaron el brazo. Me pusieron unos zuecos.”(8) La humillación de ser rapadas, marcadas con un número y vestidas todas iguales las hacía sentir degradadas, consideradas como cosas indiferenciadas. Por otro lado, el ciclo menstrual cesaba pronto debido a la desnutrición. Tal hecho las llevaba también a perder la noción del tiempo y, por sobre todo, sentir que ya no eran nada, que lo habían perdido todo, hasta la condición misma de mujeres (9). Eugenia estuvo en distintos campos de concentración y sus experiencias fueron todas traumáticas y dolorosas. Aquellos años la marcaron para siempre y aun hoy aquel pasado sigue presente. Tras la guerra logró rehacer su vida junto a David Unger, también sobreviviente, y se afincó aquí, en la Argentina. “Logramos formar un hogar con dos hijos médicos para quienes fueron todos nuestros desvelos. Cada uno de ellos tiene una hermosa familia y me enriquecieron con cinco nietos que me enorgullecen. “(...) Ellos son la recompensa que me dio la vida.” (10) - Las mujeres nazis. El caso de Irma Grese En general, la mayoría de las guardianas eran mujeres que provenían de los estratos sociales más bajos y se habían ofrecido voluntariamente para el trabajo, con la esperanza de un ascenso social (11). Eran personas mediocres que cumplían una función y en ellas residía tanto la piedad como la brutalidad. Sólo una minoría puede ser tildada de sádica y fanática (12). Veamos en primer lugar a la gran mayoría de las perpetradoras para luego ocuparnos de los casos extremos. “Como mujeres –recuerda una sobreviviente-, [las celadoras] conocían bien nuestras debilidades, sabían herir donde más nos dolía y no permitían que se les engañara, como a los hombres, o se las comprara con una sonrisa o una buena cara.” (13) En efecto, son numerosos los testimonios que hacen referencia a la crueldad de las mujeres nazis, muchas veces superior a la de los hombres. Estas guardianas gozaban del poder que tenían sobre los demás y del hecho de sentir que otros dependían de ellas. Este es el goce que abundaba en los campos y no el sadismo, tal como se lo entiende actualmente (14). “(...) me viene a la memoria una capo nazi de nombre María Dreksler, me pasa un escalofrío y la maldigo desde el fondo de mi alma. Siempre estaba armada con un palo y un rebenque, con los que golpeaba con un salvajismo que daba pavor. Un Estudio Sobre El Holocausto… - Todos los derechos reservados - Artículo publicado - ISSN N° 1515-5609 3 Lic. María Gabriela Vasquez Versión electrónica exclusiva para su publicación en el sitio web de Fundación Auge Mendoza – Argentina - Julio de 2007 “Otras nazis, rondaban como cuervos con sus capas negras y birretes, montadas en caballos, también sorprendían a su paso descargando palazos y rebencazos a diestra y siniestra. Más de una vez le partían la cabeza a una interna desprevenida – vuelve a contarnos Eugenia Unger.”(15) Otro rasgo común entre las perpetradoras era la incoherencia de sus actos. Es decir, podían emocionarse con la música y al poco tiempo torturar a las detenidas. María Mandel, por ejemplo, la vigilante en jefe de Birkenau, podía escuchar un aria de Madama Butterfly y luego mandar golpear a las prisioneras. Sin embargo, en una ocasión salvó a un niño polaco de la cámara de gas y lo llenó de caricias y regalos (16). En otras palabras, había una fragmentación, una división profunda entre sus actos de la vida privada y los de la profesional. Como bien anotó otra sobreviviente: “(...) su cerebro [el de María Mandel], como el de todos los alemanes, está compartimentado como un submarino, formado por compartimentos estancos, de manera que pueda el agua invadir uno sin que los demás sean puestos en peligro.”(17) Pero como dijimos más arriba, existió una minoría sádica y fanática. El nacionalsocialismo contaba entre sus filas a un gran número de hombres pero también de mujeres que se convirtieron en verdaderas fervientes del régimen. Entre ellas podemos hacer referencia a Irma Grese nacida en 1923. Esta joven alemana quería ser enfermera pero pronto se vio fascinada por la oratoria de Hitler. A los 19 años ya se encontraba como supervisora en el campo de concentración para mujeres de Ravensbruck y luego fue transferida a Auschwitz donde fue conocida por su crueldad y llamada irónicamente “el ángel de Auschwitz”. Tenía a su cargo 30000 prisioneras judías, en su mayoría polacas y húngaras. Grese pertenecía, sin duda alguna, a ese grupo de pervertidos que necesitaba torturar y matar. Al finalizar la guerra en 1945 fue arrestada y se la acusó de asesinato y tratamiento enfermo para con las prisioneras. Se declaró inocente de los cargos pero muchos testigos refirieron sus golpes, malos tratos y torturas, los disparos arbitrarios a sangre fría, la selección de prisioneras al azar para la cámara de gas y también destacaron el placer que sentía ante tales actos de crueldad. Se la encontró culpable de los cargos y fue sentenciada a la pena de muerte en la horca. Al oír la sentencia no se inmutó. Irma Grese fue una de las pocas mujeres nazis en ser ejecutadas y una de las más jóvenes. Contaba con sólo 21 años (18). Un Estudio Sobre El Holocausto… - Todos los derechos reservados - Artículo publicado - ISSN N° 1515-5609 4 Lic. María Gabriela Vasquez Versión electrónica exclusiva para su publicación en el sitio web de Fundación Auge Mendoza – Argentina - Julio de 2007 - Las Justas entre las Naciones. El caso de Marion Pritchard En el Memorial del Holocausto de Israel hay una avenida bordeada de árboles plantados en nombre de cada uno de los aproximadamente 15000 gentiles que salvaron judíos durante la guerra. Estos salvadores o también conocidos como “Justos entre las Naciones”, de diferentes nacionalidades y credos, arriesgaron sus propias vidas, y aun la de sus familiares, para salvar judíos, algunas veces amigos pero otras muchas, personas totalmente desconocidas. Las salvadoras, entonces, eran mujeres no judías que ayudaron a los judíos en situaciones en las que se encontraban indefensos y bajo amenaza de muerte. Ellas sabían que corrían grandes peligros pero aún así se arriesgaron y siguieron adelante sin exigir ningún tipo de recompensa. Muchas los escondieron, alimentaron y cuidaron en sus propios hogares o en escondites cercanos o, en otros casos, los ayudaron a salir secretamente de Europa. A veces actuaron en parejas donde los roles del hombre y la mujer estaban bien diferenciados. Dicho de otro modo, mientras que el varón, habituado a la esfera pública, se ocupaba de la organización y planificación de la llegada de las personas, la mujer, en la intimidad del hogar, los alimentaba y cuidaba (19). Para ejemplificar, podemos mencionar al matrimonio Trocmé que organizó el salvamento de una gran cantidad de judíos en el pueblo francés de Chambon-sur-Lignon y sin cuya actuación varios millares habrían muerto. También se puede recordar a Miep Gies y Elisabeth “Bep” Voskuijl, quienes, junto a sus esposos, protegieron y asistieron a la familia de Ana Frank durante más de dos años. “(...) la realidad es que tendremos que quedarnos aquí [en la Casa de atrás] hasta que termine la guerra –anota Ana en su diario-. Nunca podemos salir fuera, y tan sólo podemos recibir la visita de Miep, su marido Jan, Bep Voskuijl, el señor Voskuijl (...).”(20) Otro caso que vale la pena mencionar es el de Marion Pritchard, también holandesa, que a sus 22 años mantuvo escondidos a una familia judía con tres pequeños durante casi tres años en su propia casa. “Para mi padre, justicia era todo -recuerda.” Y fueron estos valores familiares y la educación recibida los que llevaron a Marion a actuar como lo hizo durante la guerra. También trató de ayudar a otros judíos a buscar escondites o transportes hacia lugares seguros pero dijo más tarde: “Traté, pero muchos estuvieron a salvo sólo temporalmente.” En una oportunidad, un nazi entró en la casa buscando judíos para transportarlos a los campos de concentración. Fue un momento de gran tensión para la joven. “Era él o los niños, entonces le disparé.” Marion guardaba un arma para casos de emergencia y la usó contra el oficial nazi para salvar a los pequeños. Hoy, con sus más de 80 años sigue recordando aquellos tiempos y Un Estudio Sobre El Holocausto… - Todos los derechos reservados - Artículo publicado - ISSN N° 1515-5609 5 Lic. María Gabriela Vasquez Versión electrónica exclusiva para su publicación en el sitio web de Fundación Auge Mendoza – Argentina - Julio de 2007 afirma que nunca hubo cuestionamientos o dudas, porque tuvo la certeza de haber actuado correctamente (21). El tema de las salvadoras todavía no ha sido del todo investigado pero vale la pena rescatar a estas mujeres que han sido verdaderos ejemplos de valor y generosidad ya que dejaron de lado la tranquilidad y comodidad de su propia familia y hogar para ocuparse de personas que no conocían, pero terminaron conociendo y estimando. En general, a ellas no les han gustado nunca los elogios porque consideraron siempre que lo que hicieron no tuvo nada de excepcional sino que fue lo más natural del mundo (22). Sin embargo, aunque tuvieron la certeza de haber actuado bien, no todas retomaron sus vidas anteriores después de la guerra, muchas cayeron en profundas depresiones o desarrollaron reacciones parecidas a las de las sobrevivientes: de culpabilidad o vergüenza (23). Palabras finales La Shoá señaló un antes y un después en la vida de las mujeres que la padecieron. Ni las víctimas, ni las salvadoras y guardianas volvieron a ser las mismas después de haber pasado por situaciones extremas que las marcaron para siempre. Aunque la guerra terminó hace más de cincuenta años, sus secuelas han llegado hasta la actualidad en la vida de cada una de las sobrevivientes. Algunas contaron lo sufrido y padecido al poco tiempo y otras lo hicieron después de pasadas largas décadas, pero otras muchas guardaron silencio por vergüenza, temor o por no encontrar palabras para describir tamaña atrocidad. Las víctimas han dejado una enseñanza a todas las mujeres del mundo, una lección de vida ante la muerte, de fortaleza ante la adversidad y de libertad aun en situaciones de esclavitud y sometimiento. Las salvadoras también han sido un ejemplo de coraje y valor, generosidad y entrega al prójimo. Las guardianas, en cambio, han mostrado el lado oscuro de las mujeres, la deshumanización y la conversión en máquinas asesinas bajo el sistema totalitario. Por ello, conocer la Shoá a través de la voz misma de sus protagonistas, a través de sus relatos y experiencias personales, permite conocer a las mujeres íntimamente en situaciones extremas y también ayuda a comprender en mayor profundidad uno de los acontecimientos más siniestros de todos los tiempos. Un Estudio Sobre El Holocausto… - Todos los derechos reservados - Artículo publicado - ISSN N° 1515-5609 6 Lic. María Gabriela Vasquez Versión electrónica exclusiva para su publicación en el sitio web de Fundación Auge Mendoza – Argentina - Julio de 2007 Notas (1) Shoá en hebreo significa devastación, desastre. Aunque no es sinónimo de Holocausto, en este trabajo ambos términos serán utilizados como tales. (2) Unger, Eugenia. Holocausto: Lo que el tiempo no borró. Buenos Aires, Distal, 1996, p. 29. (3) Ibídem, p. 33. (4) Ibídem, p. 37. (5) Vasquez, María Gabriela. “El papel protagónico de las mujeres en los ghettos.” En: Nuestra Memoria. Buenos Aires, Fundación Memoria del Holocausto, año X, n° 21, abril de 2003. (6) Unger, Eugenia. op. cit., p. 40. (7) Ibídem, p. 55. (8) Testimonio de Eugenia Unger, en la película SHOÁ Memoria para el futuro. Buenos Aires, Fundación Memoria del Holocausto, 2001. (9) Hodara, Raquel. “La deshumanización en los campos de trabajo y de exterminio”. Conferencia pronunciada en Yad Vashem, Jerusalén, enero de 1999. (10) Unger, Eugenia. op. cit., p. 138. (11) Bock, Gisela. “Políticas sexuales nacionalsocialistas e historia de las mujeres”. En: Duby, Georges y Perrot, Michelle. Historia de las mujeres. Tomo IX, p. 179. (12) Todorov, Tzvetan. Frente al límite. México, Siglo XXI, 1993. (13) Nelken, Halina. “Las celadoras”. En: Hablan los sobrevivientes. Buenos Aires, Mendel Meiern Laser Ed., 1949, p. 39. (14) Todorov, Tzvetan. op. cit., p. 209. (15) Unger, Eugenia. op. cit., p. 69. (16) Todorov, Tzvetan. op. cit. (17) Fénelon, Fania. Ibídem, p. 173. (18) Irma Grese en pág. web: www.richard.clark32.btinternet.co.uk/irma.html (19) Todorov, Tzvetan. op. cit., p. 254. (20) Frank, Ana. Diario. Barcelona, Plaza & Janés, 1999, p. 32. (21) Levine, Samantha. “Heroes: Marion Pritchard: She shot a Nazi to save Jewish children.” En: www.usnews.com/usnews/doubleissue/heroes/pritchard.htm (22) Todorov, Tzvetan. op. cit., p. 251. Un Estudio Sobre El Holocausto… - Todos los derechos reservados - Artículo publicado - ISSN N° 1515-5609 7 Lic. María Gabriela Vasquez Versión electrónica exclusiva para su publicación en el sitio web de Fundación Auge Mendoza – Argentina - Julio de 2007 (23) Ibídem, p. 256. Fuentes - escritas FRANK, Ana. Diario. Barcelona, Plaza & Janés, 1999. Hablan los sobrevivientes. Buenos Aires, Mendel Meiern Laser Ed., 1949. Nosotros. Buenos Aires, Centro de Estudios Judaicos y Sionistas, 1989. UNGER, Eugenia. Holocausto: lo que el tiempo no borró. Buenos Aires, Distal, 1996. - visuales SHOÁ Memoria para el futuro. Buenos Aires, Fundación Memoria del Holocausto, 2001. -orales Sra. Eugenia Unger. Buenos Aires, mayo de 2002. Bibliografía ANDERSON, Bonnie y ZINSSER, Judith. Historia de las mujeres: una historia propia. Barcelona, Crítica, 1992. Vol. I y II. BOCK, Gisela. “Políticas sexuales nacionalsocialistas e historia de las mujeres”. En: DUBY, Georges y PERROT, Michelle. Historia de las mujeres. Madrid, Taurus, 1994. Tomo IX. COHEN, Asher. La Shoah. Bilbao, Desclée de Brouwer, 1992. 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